Ricardo Lagos defiende su administración frente a los duros ataques de la derecha
Opinó que la postergación de algunos de sus planes estrella es señal de “madurez” y no de “fracaso”
El ex Presidente aprovechó una instancia académica en la jesuita Universidad Alberto Hurtado para refutar los cuestionamientos que ha hecho la oposición conservadora a las políticas públicas impulsadas por su Gobierno y de paso refuerza vínculos con quienes fueron sus colaboradores.
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Por Rodrigo Durán
Los cuestionamientos de la derecha a la nula proyección que tendrían algunas políticas públicas iniciadas durante el Gobierno de Ricardo Lagos fueron refutadas indirectamente por el ex Mandatario durante una charla dictada ayer en la jesuita Universidad Alberto Hurtado (UAH). En este escenario, y rodeado de buena parte de quienes fueron sus colaboradores más estrechos, Lagos hizo una cerrada defensa de su mandato y las decisiones tomadas en materias como educación, salud y vivienda. No obstante, tras su alocución declinó emitir opiniones sobre la contingencia.
La plataforma utilizada por Lagos para enfrentar las críticas opositoras fue simple, pero efectiva: la inauguración de la Escuela de Gobierno de dicha casa de estudios dirigida por su ex ministro portavoz Francisco Vidal. En las primeras filas del auditorio estaban otros reconocidos funcionarios de su administración, como los ex secretarios de Estado Jaime Estévez, Álvaro García, Eduardo Dockendorff, Jorge Rodríguez Grossi, Pedro García y Javier Etcheberry, además de los antiguos habitantes del “segundo piso” Ernesto Ottone y Carlos Vergara.
La presencia de los dirigentes fortalece la imagen recurrente desde hace algunas semanas de cierta rearticulación del “laguismo” en dos líneas de acción: una de ellas es ayudar desde las sombras al trabajo aún zigzagueante de la actual administración bacheletista y la otra -no reconocida- es la de llevar al propio Lagos como aspirante a La Moneda en 2009.
Esta sensación se ha visto reforzada por encuentros informales entre actuales miembros del gabinete y ex ministros laguistas, además de las citas “casuales” entre Lagos y la Presidenta Michelle Bachelet en el Museo de la Solidaridad Salvador Allende y en la Universidad Católica. Sin embargo, ayer la Jefa de Estado declinó asistir y mandó una carta con sus excusas.
Con la ausencia de su sucesora, Lagos comenzó su discurso, de casi una hora de duración, en que se refirió ampliamente a la formulación de políticas públicas y al rol que a la sociedad le cabe -bajo el paraguas del Estado- en proporcionar a todos los ciudadanos ciertos bienes y servicios necesarios. En esa línea defendió la “dinámica de los acuerdos” como una necesidad para alcanzar que determinadas acciones públicas se proyecten en el largo plazo.
Además, el ex Presidente puso énfasis en que el paradigma de que el libre mercado resuelve todos los problemas es falso y que esto se hace manifiesto cuando la consolidación democrática y el desarrollo de una nación dan cuenta de nuevos desafíos. “A medida que profundizamos los sistemas democráticos, hay demandas mayores y las políticas para resolverlas se vuelven infinitamente más complejas”, agregó.
En esta línea argumentativa, defendió a su Gobierno de las críticas de la oposición derechista, sector que ha cuestionado en las últimas semanas algunas de las iniciativas que heredó la Presidenta Bachelet en temas como la postergación del Transantiago, la puesta en marcha de la jornada escolar completa y la nueva ley de responsabilidad penal juvenil.
“Es mejor decir me equivoqué y este programa se va a atrasar dos años, a tratar de sacarlo con rapidez antes”, comenzó diciendo. Añadió que debía verse la postergación como un signo de “madurez” y no de “fracaso”, y que esta sensación de frustración de algunos de los llamados “planes estrella” se origina en que la mayoría de la población se informa por la televisión, medio donde no es posible profundizar en políticas públicas porque se cuenta con escasos 30 segundos. “Uno echa de menos cuando el debate se podía hacer por medios escritos, donde la posibilidad de debatir es mucho mayor a la de hoy”, comentó.
También criticó “el populismo de creer que hay atajos para alcanzar determinados resultados” y apoyó la necesidad de un Gobierno ciudadano -modelo que ha impulsado Bachelet- cuyo mayor desafío sea generar modalidades concretas de participación.
Finalmente reiteró sus descargos, esta vez frente a las críticas por la calidad de las viviendas entregadas durante su gestión. “Es fácil caricaturizar cuando no lo colocamos en el contexto adecuado. Durante un siglo en Chile la demanda fue la cobertura, y cuando se concluye eso, recién empieza la discusión de la calidad. Eso es así”. LN
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UDI califica de “chanta” al ex Gobierno
La aparición del ex Presidente Ricardo Lagos -a quien la Alianza percibe como el rival más fuerte para los comicios 2009- en la inauguración de la Escuela de Gobierno de la Universidad Alberto Hurtado, provocó una airada reacción en el gremialismo que calificó como una “ironía” que el ex Mandatario dé clases de gobernabilidad. El portavoz de la UDI, Darío Paya, explicó que el otrora Jefe de Estado “le dejó al actual Gobierno una mochila con una bomba de tiempo” en tópicos como educación, vivienda y obras públicas y afirmó que “el vértigo por cortar cintas lo vamos a estar pagando muchos años”.
El parlamentario manifestó que, con este tipo de antecedentes, “es refácil dar lecciones de gobernabilidad: escondamos los problemas debajo de la alfombra y dejémoselos al próximo Gobierno”.
Según Paya, La Moneda trata de esconder los equívocos del predecesor de la Presidenta Michelle Bachelet, estrategia que afirma no compartir porque “a los actores políticos hay que hacerlos responsables de sus errores, de sus omisiones y de sus mentiras también”. Recalcó en este aspecto que “hay una imagen que no se condice con la realidad” en lo que al mandato de Lagos se refiere. “La verdad es que da la impresión que el último período del Presidente Lagos fue bastante chanta y esos problemas son los que han estado flotando estos meses y los que ha estado viendo la gente en materia de educación, de seguridad y de vivienda”, aseveró el portavoz de la colectividad de la derecha.
El timonel UDI, Hernán Larraín, respaldó este duro juicio. Aseguró que “el Gobierno pasado dejó una herencia muy delicada (…) porque la improvisación y el afán electoralista hicieron que se aprobaran innumerables obras que se han demostrado, con el tiempo, que no han dado la altura”. Postuló que “efectivamente no se ha desmoronado todo, pero se ha desmoronado una parte importante, sobre todo en la gestión del último año” y que a eso hizo alusión la feroz crítica de Paya.
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