Mi madre decía que mi pelo negro era hermoso, porque era de india
MINISTRA DE EDUCACIÓN, YASNA PROVOSTE, CELEBRA RECONOCIMIENTO LEGAL A SU ETNIA DIAGUITA
Ayer el Parlamento aprobó la iniciativa legal que reconoce a los diaguitas en la Ley Indígena, una omisión que duró más de 13 años y que hoy permite por fin a sus integrantes participar de los beneficios estatales que se entregan a los pueblos reconocidos.
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Por Katerinne Pavez
Yo siempre he tenido el pelo muy negro y cuando era niña, mi madre me decía que ese era un pelo hermoso porque era de india”. Así recuerda Yasna Provoste Campillay, ministra de Educación, la forma en que su familia vivía con orgullo el hecho de ser diaguita. Mientras se desempeñaba como intendenta en la Tercera Región, fue una de las impulsoras del proyecto de ley, presentado en 2002 por Antonio Leal, que buscaba reparar la omisión de esta etnia en la Ley Indígena, de 1993.
Un postergación que hoy se espera subsanar con la aprobación de la normativa que los incluye en la categoría de etnia, iniciativa recién aprobada en el Congreso y que les permitirá obtener los beneficios sociales y económicos que hoy gozan los otros grupos indígenas. “Esta ley es una gran valoración a nuestros ancestros, una estimulación a reconocernos, a entender que Chile es multicultural. En algún momento reconocer que se era indígena tenía una connotación peyorativa, pero ahora es un orgullo. Cuando me tocó recorrer los valles, me di cuenta que los relatos que siempre me contaban desde pequeña eran los mismos de la gente que vivía allí y que es la memoria de un pueblo vivo”, sostiene la ministra.
Yasna Provoste comenta que desde pequeña se relacionó con su cultura, “a partir de relatos y la convicción y el orgullo de mi bisabuelo y de mi madre que siempre decían: somos indígenas. Siempre en mi casa vivimos nuestra identidad con un gran orgullo. Hubo un tiempo en que nos hicieron creer que esa diversidad no existía y que uno debía borrarlo para mantener la unidad nacional, pero yo creo que puede existir una base más sólida para esa unidad cuando hay un reconocimiento a culturas que afloran libre y creativamente, con respaldo técnico y oportunidades”.
Territorio indígena
“Este es un reconocimiento que las comunidades organizadas en Huasco y Copiapó aprecian, ya que significa la valoración de una cultura “que existe, pero que no se conoce”, según comenta Ana Huanchicay, presidenta del Centro Cultural Diaguita de Huasco, Tercera Región. Este grupo cuenta con más de 400 miembros, los que se dedican a difundir los valores y costumbres de su etnia, a través de muestras artesanales y celebraciones como el año nuevo indígena, la que el pasado 24 de junio “congregó a mucha gente joven interesada en conocer sus orígenes”.
La alegría de las comunidades se debe a que la incorporación de los diaguitas en la ley no fue tarea fácil. Incluso se cuestionó su existencia y se dijo que su lengua y costumbres habían desaparecido.
La explicación oficial de esta grave ausencia la entrega Jaime Andrade, director de Conadi, quien dice que la etnia diaguita no fue reconocida porque “cuando se dictó la ley se trabajó con la mayores organizaciones que había hasta el momento y en ese instante la presencia diaguita era escasa”. Este dato pareciera confirmarse con las cifras del Censo 2002, donde un 0,9% de la población se reconoce como diaguita. Sin embargo, en la pregunta no se incluía la etnia diaguita, sino que las personas debían agregarse en la categoría “otros”.
Para algunos de sus representantes, las razones son más bien ligadas a intereses económicos. “Los diaguitas estamos asentados en un territorio bajo el cual hay una gran riqueza mineral”, dice Sergio Campusano, presidente de la Comunidad Diaguita de los huascoaltinos. Para él, “el reconocimiento legal será importante siempre y cuando sea reconocido nuestro territorio como tierra indígena”. Campusano tiene experiencia en el tema. Los huascoaltinos mantienen aún un litigio con Barrick Gold por el acceso al agua y sus derechos ancestrales sobre las tierras. Para ellos, un reconocimiento que parece llegar justo a tiempo.
Con esta iniciativa, que incluye a los diaguitas en la categoría de pueblo originario, se da un paso importante, pero no el último. Aún quedan temas pendientes, tales como el reconocimiento constitucional de los pueblos indígenas y la ratificación del convenio 169 de la OIT, que significa dar potestad a las etnias sobre los recursos naturales en su territorio y que no ha sido firmado por Chile.
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