Las movilizaciones estudiantiles por la defensa del derecho a la educación
Por María Eugenia Díaz M.
Directora Ejecutiva de Genera
07/06/2006
Las movilizaciones de los/as estudiantes secundarios iniciadas en abril han tomado un nuevo vuelco inesperado por la opinión pública y en particular por las autoridades gubernamentales y parlamentarias. El hecho que jóvenes, que aún no terminan su educación media, estén organizados en torno a un tema gravitante para nuestro país como es la educación, nos parece una expresión saludable para la democracia chilena y esperanzadora, ya que nos habla de una generación más activa y menos resignada a las reglas que rigen el crecimiento económico.
Son jóvenes que hasta el momento han demostrado madurez en sus planteamientos, que tienen propuestas, que tienen opinión de lo que ocurre con la educación en Chile y abiertos al diálogo en base a propuestas concretas y junto con ello, atreviéndose a soñar y creer que es posible un Chile más justo, más igualitario, más solidario.
Nos parece una buena señal para nuestra democracia y para nuestra cultura apática y desganada de la acción colectiva, que existan jóvenes conscientes de sus derechos y con disposición a promover y ejercerlos. De alguna manera, están rompiendo con las ideas de que “la juventud no está ni ahí”, demostrando que están aquí y están activos, propositivos, con ganas de ser parte de la construcción de un país que es de todos y todas.
Todas las personas tenemos derecho a manifestarnos de manera organizada y el gobierno, por su parte, tiene el deber de garantizar los derechos por los cuales los jóvenes están peleando que, por lo demás, no sólo son derechos de ellos, sino de muchos otros jóvenes de hoy y del futuro.
Es una expresión legítima, plausible porque habla de una ciudadanía que tiene que ser más activa; tema que estuvo presente en el debate de elecciones presidenciables durante el 2005, donde se hablaba de una ciudadanía muy pasiva y apática frente a los temas de nuestro país. Bueno, ahora hay una coyuntura que nos permite dialogar y a todos participar entorno al tema, teniendo claro que la participación no es sólo quejarse para que otros tomen las decisiones por uno, sino también es indispensable ejercer una ciudadanía activa y organizada con opinión y propuestas, como es el caso de los estudiantes secundarios.
Por ello, vemos una oportunidad muy importante para que el gobierno actual, pueda demostrar y concretar su afirmación de que este “es un gobierno ciudadano”. En donde el diálogo debe ser realmente para abrir espacios de participación de la ciudadanía en asuntos públicos. Esto es, entregar poder a la ciudadanía organizada escuchando e integrando sus propuestas en la solución de los problemas.
Este es uno de los temas pendientes de los gobiernos de la Concertación: dar un paso más adelante en participación, ya no sólo abriendo mesas de diálogo, comisiones, grupos consultivos, etc. Sino que esas instancias sean un real espacio deliberativos y de toma de decisiones de la ciudadanía en conjunto con las autoridades.
Creemos que los jóvenes están asentando un buen precedente. Nos están hablando a los adultos -en general- que de una manera organizada se puede influir en los espacios de poder y que es posible en base a la movilización colectiva y organizada cambiar las cosas que no nos gustan y mejorar este país que aún necesita avanzar en desarrollo.
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