Bachelet: La muerte de Nattino, Guerrero y Parada fue uno de los momentos más tristes de mi vida
LaTercera / Política
Saliéndose del protocolo, la Presidenta habló en un tono personal sobre los profesores degollados en 1985. "Aún recuerdo el profundo dolor que me provocaron esos crímenes", dijo.
Tomás Martínez del Río y Paulina Cabrera
Fecha edición: 29-03-2006
Foto: El memorial consiste en tres sillas escolares de diez metros de altura. |
En una emotiva ceremonia, la Presidenta Michelle Bachelet inauguró hoy el monumento Un lugar para la memoria, construido en recuerdo de Santiago Nattino, Manuel Guerrero y José Manuel Parada, los tres profesores de militancia comunista que fueron degollados hace 21 años.
La obra se levantó en el mismo lugar en que los cuerpos de los profesionales fueron arrojados el 30 de marzo de 1985 tras ser detenidos y degollados por agentes de la Dirección de Comunicaciones de Carabineros (Dicomcar).
Saliéndose del protocolo, la Presidenta habló en un tono personal sobre los profesores. "Aunque inicialmente no estaba en el programa que yo hablara, a veces la formalidad del protocolo esconde los sentimientos, pero yo creo que es sano para las democracias que los ciudadanos conozcan las tristezas, las alegrías, pero también las esperanzas de sus gobernantes", señaló Bachelet.
La muerte de Nattino, Guerrero y Parada fue "uno de los momentos más tristes de mi vida. Aún recuerdo el profundo dolor que me provocaron esos crímenes", agregó.
En la oportunidad, y con la presencia de varios de sus ministros, políticos y artistas, la gobernante subrayó su discurso de unidad poniendo énfasis en el respeto a los derechos humanos.
"Chile es hoy más libre y más justo" dijo, agregando que "el país del odio, la nación de enemigos ha quedado atrás, es una paz no fundada en el olvido sino en la memoria de los nuestros".
En ese sentido recalcó que la creación de un Instituto de Derechos Humanos y la figura de un defensor de la ciudadanía son acordes a esa política de respeto a los derechos fundamentales que construyen los pilares de un país mejor basado en su memoria.
Ahora "los derechos humanos se respetan sí o sí", enfatizó, añadiendo que hoy vivmos una patria nueva e inclusiva.
Tras su discurso vinieron las palabras de Manuel Guerrero hijo y del ministro de Obras Públicas Eduardo Bitrán. Luego se produjo el momento más emotivo: la puesta de una ofrenda floral en el lugar donde fueron encontrados los profesores.
En un gesto a los familiares de las víctimas y al mundo de los derechos humanos, Bachelet asistió junto a varios de sus ministros: Andrés Zaldívar (Interior), Ricardo Lagos Weber (Secretaría general de gobierno), Eduardo Bitrán (Obras Públicas) Paulina Veloso (Presidencia), Patricia Poblete (Vivienda) y Paulina Urrutia (Cultura).
Al acto también concurrieron el presidente del Partido Comunista, Guiller Teillier; el titular del Colegio de Profesores, Jorge Pavez y el senador Guido Girardi entre otros políticos y artistas.
CERCANIA DE BACHELET
La Presidenta Bachelet tiene una especial relación con el caso. No sólo porque integró la guardia de honor cuando los restos de Parada fueron velados en la Vicaría de la Solidaridad, sino también porque una de las más cercanas a la gobernante es su viuda, Estela Ortiz, a quien conoce desde la infancia.
Sus abuelos eran amigos -Máximo Jeria y el escritor Manuel Rojas, respectivamente-, trabajaron durante el régimen militar en la Fundación para la Protección de la Infancia Dañada por los Estados de Emergencia (Pidee), veranean juntas en el lago Caburgua y ahora Bachelet la nombró a cargo de la Junta de Jardines Infantiles (Junji).
La muerte de José Manuel Parada marcó a la Presidenta. Según relata el libro "Bachelet: la historia no oficial", de los periodistas Andrea Insunza y Javier Ortega, la Presidenta se enteró de la noticia a primera hora del viernes 29 de marzo de 1985, en el Hospital Roberto del Río. Estaba en su último año como becaria y escuchó la noticia del secuestro a través de un flash radial.
El texto dice que la tarde del sábado 30 ella llamó a su madre, Angela Jeria, para saber si había noticias de Parada. "Michi, Michi... encontraron los tres cuerpos camino a Quilicura. Están muertos. Parece que son ellos", le dijo. Años después, la hoy Presidenta declaró: "Fue tremendamente doloroso para todos nosotros. Era una brutalidad inexplicable".
LA INVESTIGACION DEL CASO Y LA RENUNCIA DE MENDOZA
La conmoción que generó el triple asesinato de estos militantes -que colaboraban en la recolección de información sobre los responsables de violaciones a los derechos humanos- llevó a la Corte Suprema a nombrar como ministro en visita del caso al magistrado José Cánovas Robles.
Si bien la primera versión oficial decía que se trataba de "un ajuste de cuentas entre comunistas", el resultado de las investigaciones arrojaron que los tres fueron secuestrados a plena luz del día -torturados- y sus cuerpos arrojados en la vía pública con la complicidad nocturna.
Por ello en un hecho, que fue considerado un gesto por las Fuerzas Armadas, el entonces director general de Carabineros, César Mendoza, presentó su renuncia el 2 de agosto de 1985.
En 1994, tras una larga investigación, el ministro en visita Milton Juica -quien reemplazó a Cánovas- dictó seis cadenas perpetuas, que el máximo tribunal dejó en cinco, las que recayeron en oficiales y suboficiales de Carabineros destinados a la Dicomcar.
Los tres profesoresA la fecha de sus muertes, Parada y Guerrero tenían poco más de 30 años y su actividad era pública. José Manuel Parada, hijo de los actores Roberto Parada y María Maluenda, cumplía funciones en la Vicaría de la Solidaridad y Guerrero -que acababa de volver de su segundo exilio- era dirigente del magisterio y profesor en el Colegio Latinoamericano, en Providencia, de cuyo acceso fue apañado junto con Parada en la mañana del 29 de marzo de 1985. Nattino hacía años que no tenía militancia activa y trabajaba en forma independiente. |
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