¿Un portaaviones para China?
Marina del país asiático estaría próxima a poner en operatividad uno de estos poderosos buques
¿Un portaaviones para China?
Analistas navales sospechan que las FFAA de Beijing estarían llevando a cabo un trabajo de gran alcance con una embarcación adquirida en Ucrania, actualmente anclada en el puerto de Dalian. Especulan que el navío Varyag podría ser usado para entrenamiento o ser modernizado para que entre en funcionamiento pleno a mediano plazo.
www.lanación.cl - Por David Lague
A medida que China desarrolla su poder militar con el fin de igualar su creciente poderío económico, sus vecinos y potenciales rivales, incluido Estados Unidos, se hacen una pregunta clave: ¿cuándo inaugurará la armada China un portaaviones?
Inicialmente, el principal obstáculo que entorpece esta ambición es el hecho de que los portaaviones son extremadamente costosos. Se calcula que el costo de cada uno de los dos portaaviones de 50 mil toneladas que actualmente están siendo construidos para la Armada de Gran Bretaña será de un mínimo de 2,5 mil millones de dólares.
Además, los portaaviones no operan solos. Requieren de una flota de buques de guerra, submarinos y naves de abastecimiento con sistemas avanzados de vigilancia electrónica que proveen apoyo y protección.
Debido a estas razones, la mayoría de los expertos suponían que faltaban décadas antes de que se viera la construcción de un portaaviones chino. No obstante, tras los aumentos de dos dígitos en la inversión en defensa durante gran parte de los últimos 15 años, está emergiendo evidencia que señala que China cuenta con una agenda más ambiciosa.
“Estoy convencido que antes del fin de esta década, veremos a China preparándose para construir su primer portaaviones”, dice Rick Fisher, vicepresidente del Centro Internacional Estratégico y de Asesoría y experto en los militares chinos.
Fisher y otros analistas señalan que al parecer se está llevando a cabo un trabajo de gran alcance con un portaaviones adquirido en Ucrania, actualmente anclado en el puerto de Dalian, al norte de China. Especulan que el Varyag podría ser usado para entrenamiento e incluso podría ser modernizado para que entre en funcionamiento pleno.
Tal como es de esperar, los militares taiwaneses también han estado monitoreando la actividad en torno al Varyag. Un portavoz taiwanés, Liu Chih-chien, exhibió fotografías vía satélite del portaaviones varado en Dalian, donde, dijo, estaba siendo reparado.
“Aunque China afirmó que el Varyag será utilizado como una atracción turística, el portaaviones será usado como un buque para entrenamiento previo a la construcción de un grupo de combate de portaaviones”, señaló Liu.
De la misma forma que lo hizo con los reportes anteriores que señalaban que la armada china pensaba adquirir portaaviones, Beijing negó las afirmaciones de Taiwán.
Independientemente de cuál sea su agenda, la mayoría de los expertos navales concuerdan que es casi una certeza que China construirá o comprará portaaviones.
Sam Bateman, un experto en seguridad marítima del Instituto de Defensa y Estudios Estratégicos de Singapur, señaló que, al igual que para EEUU, la idea de portaaviones para la flota china genera ansiedad en India y Japón, dos vecinos de China.
Lo que está claro, es que China ha invertido décadas de trabajo en un intento por adquirir la tecnología y habilidades necesarias para construir y operar estos buques de guerra.
PRECURSOR
El almirante Liu Huaqing, vicepresidente de la Comisión Central Militar de China previo a su jubilación en 1997, es universalmente considerado como el progenitor del programa de portaaviones de la armada. Fuertemente influenciado por los expertos navales rusos que conoció durante sus estudios en la Unión Soviética, Liu opinaba que China debería poseer portaaviones que formarían la columna vertebral de una armada de “alta mar”, capaz de desplegar sus fuerzas más allá de las cercanías de la costa del país.
Escribió en publicaciones militares de los años noventa que los portaaviones asegurarían el control de China sobre Taiwán y territorios que reclamaba al sur del Mar de China e igualarían el creciente poder militar de sus vecinos, incluidos Japón e India.
Liu también reconoció que China se estaba transformando en una importante potencia comercial y que dependería cada vez más de rutas marítimas seguras para transportar sus importaciones y sus exportaciones.
Otros analistas señalan que un portaaviones sería importante en términos simbólicos, ya que constituiría evidencia del poder chino, de la misma forma que los grupos de combate de portaaviones de la armada estadounidense sirven como recordatorio de su poderío global.
A comienzos de los ’80 se iniciaron en Shangai los primeros trabajos para medir la viabilidad de construir un portaaviones. No obstante, la primera señal clara de la ambición china ocurrió en 1985 cuando este país compró un portaaviones australiano dado de baja, al parecer con el fin de utilizarlo para chatarra. Sin embargo, antes de que fuera desguazado, los expertos chinos estudiaron el diseño del portaaviones y utilizaron la cubierta de aterrizaje para entrenar a sus pilotos.
La desintegración de la antiguamente poderosa armada soviética proporcionó más oportunidades para estudiar el diseño y construcción de los portaaviones modernos. Altos oficiales de defensa en Japón y Asia del Sudeste estaban intrigados cuando una empresa china compró dos portaaviones antisubmarinos rusos dados de baja, el Minsk y el Kiev, pero la especulación que señalaba que éstos desempeñarían algún rol militar en China resultó ser infundada.
El Minsk fue convertido en un museo flotante en Shenzhen, y el Kiev también está siendo modificado con el fin de ser utilizado como una atracción turística flotante en Tianjin.
Algunos expertos en las fuerzas armadas chinas dicen que los planes destinados a construir o comprar un portaaviones fueron abandonados después de 1997, una vez que jubilara Liu y se renovara la preocupación por las preparaciones militares para llevar a cabo una guerra por Taiwán si la isla declarara su independencia.
La cercanía de Taiwán al territorio chino significa que los aviones y misiles basados en tierra serían un blanco fácil en caso de que se desatara un conflicto.
Sólo en 2003, el Pentágono dijo que al parecer China habría “abandonado en forma indefinida” sus planes de adquirir un portaaviones.
De hecho, los militares chinos parecían más preocupados de desarrollar armas capaces de hundir portaaviones, una movida claramente destinada a disuadir a EEUU si éste decidiera intervenir en cualquier conflicto relativo a Taiwán.
PRINCIPAL ANTECEDENTE
Sin embargo, la adquisición en 1998 por 20 millones de dólares del Varyag, buque ucraniano de 67.500 toneladas, sugiere que Beijing aún albergaba un fuerte deseo por poseer portaaviones.
El Varyag aún estaba bajo construcción en un astillero de Ucrania cuando colapsó la Unión Soviética y ni Rusia ni Ucrania contaban con los recursos para finalizar el trabajo. Una empresa con sede en Macao y estrechamente ligada a las fuerzas armadas chinas compró el portaaviones sin motores, timones ni armamento, y dijo que sería varado en la ex colonia portuguesa para ser usado como un casino flotante.
En aquel momento, la mayoría de los analistas dijo que ésta no era una explicación muy creíble ya que el puerto de Macao no era lo suficientemente profundo como para albergar un buque de guerra de semejante tamaño.
Tras una larga demora originada por las autoridades turcas, que no permitían que el portaaviones fuera remolcado por el Bósforo, el Varyag fue entregado al astillero en Dalian en 2002. El hecho de que Beijing hiciera un gran esfuerzo diplomático para persuadir a Ankara sobre la necesidad de permitir el tránsito del portaaviones fue interpretado por algunos como evidencia adicional de la determinación china de profundizar su conocimiento de la tecnología en este ámbito.
El Varyag, anclado en el puerto de Dalian, está rodeado de un sólido sistema de seguridad, pero desde las carreteras cercanas es posible percibir el trabajo que se efectúa en el buque. Las fotografías recientes muestran extensos trabajos de reparación o manutención a la cubierta y superestructura del portaaviones.
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