Blogia
Centros Chilenos en el Exterior

La militarización de Chile

www.latercera.cl/Opinión

Por Juan Pablo Rosso, historiador y analista de defensa.
Juan Pablo Rosso
Fecha edición: 23-01-2006
    
Durante los próximos meses, comenzarán a arribar a Chile 10 nuevos cazas F-16 y las primeras dos fragatas de un total de cuatro adquiridas a Holanda. A éstos se sumarán en el corto plazo -entre otros sistemas- un segundo submarino Scorpene, 20 misiles crucero Harpoon y varias decenas de tanques Leopard II. El alto valor político que estas nuevas capacidades pueden reportarle a Chile justifica plenamente la inversión hecha en ellas. Sin embargo, no les es fácil a los chilenos apreciarlo debido a la falta de coherencia de nuestra política de defensa con nuestra estrategia de desarrollo nacional.
Nuestra opción por desarrollarnos sobre la base de una integración cada vez mayor con la comunidad internacional en el plano económico y político nos ha hecho, al mismo tiempo, cada vez más vulnerables a los vaivenes del escenario estratégico mundial. En consecuencia, la variedad y origen de las amenazas militares que enfrentamos hoy es mucho mayor. Pero la planificación de nuestra defensa parece no reconocer esta nueva realidad al seguir fundada en una apreciación estratégica limitada, más bien, al entorno vecinal y centrada en el resguardo de fronteras.
Una planificación más acorde a nuestra estrategia de desarrollo debería fundarse en la defensa de intereses vitales más que de fronteras específicamente y en la identificación de las amenazas que enfrentan según su ubicación. A partir de este nuevo enfoque, las hipótesis de conflicto vecinal darían paso a hipótesis de conflicto basadas en las amenazas más probables que enfrentarían esos intereses claves en determinadas zonas de inestabilidad.
Coincidentemente, en las regiones donde nos es más fácil mantener una presencia militar disuasiva y desplegarnos rápidamente están las dos zonas de inestabilidad a las que más atención hay que prestar en los próximos años. En ellas se concentran numerosas colonias chilenas, nuestros socios comerciales y militares claves, principales líneas de comunicación marítimas y rutas aéreas y la gran mayoría de nuestros suministros energéticos e inversiones externas. Una se extiende desde Caracas a lo largo de la región Andina hasta La Paz y en ella predominan sistemas políticos impredecibles y permeables a ideologías anacrónicas. La segunda comprende un Océano Pacífico donde los intereses estratégicos de China, Corea del Norte y Rusia se contraponen peligrosamente a los de países como Corea, Australia, Estados Unidos, Canadá y Japón.
Pero ampliar el enfoque estratégico de la defensa también conlleva la necesidad de apreciar el valor de nuestras fuerzas, no sólo en función de su capacidad de combate en una guerra convencional en una frontera, sino por su capacidad para ejecutar -en forma unilateral o multilateral- diversos tipos de misiones en nuevos teatros de operaciones, como el de vigilar una zona de prohibición de vuelos, destruir en forma preventiva un objetivo específico en tierra o mar, proveer una escolta aérea o naval, establecer un bloqueo naval, efectuar un rápido despliegue preventivo en una zona de conflicto o tensión o tender un puente aéreo hacia un aliado aislado.
Finalmente, ante el hecho de que ningún país cuenta con los medios para enfrentar simultáneamente todas las amenazas a su seguridad, la participación de Chile en operaciones militares en el exterior no debe percibirse como un acto de agresividad, altruismo o el pago de favores políticos, sino como una responsabilidad ineludible para consigo mismo y sus aliados.
La solidez de nuestra democracia y el predominio en ella de fuerzas políticas moderadas se sustentan sobre factores culturales que difícilmente se revertirán a futuro y que nos llevarán a una comunión de intereses cada vez más estrecha con países con características políticas y prioridades similares a las nuestras. Junto con ellos, continuaremos conformando la principal línea de contención ante regímenes que podrían amenazar las condiciones de seguridad internacional que estimamos indispensables conservar.

0 comentarios