IMPRESIONES CHILENAS
El día 11 de noviembre volvía a Chile. Atrás habían quedado las peripecias de la obtención de mi nuevo pasaporte en el Consulado de Chile en Berna.
Llegaba al mediodía de ese jueves radiante de sol, anunciando una estival primavera.
Volver al país es algo muy especial. Ya en el aeropuerto quedé sorprendido.
Por vez primera no recibí ninguna pregunta, ni tampoco esas miradas extrañas cuando te ven y registran el pasaporte. Lo mismo en la aduana, pese a mi pequeño contrabando de chocolates. Presentes para familiares, compañeros y amigos.
La salida al exterior fue tan rápida, que en un cerrar de ojos estaba en territorio chileno. En Pudahuel. En Chile.
Me vino en el recuerdo aquel día a finales de septiembre de 1977, cuando entre mis contradicciones personales, deseaba volver al país. Me encontré que tenía prohibición de ingreso y en el mismo avión, me encontré horas después en las calles limeñas. Expulsado del país.
Ahora era diferente. Ni Chile, ni yo, somos los mismos. Habíamos cambiado.
En mi equipaje emocional estaba y perdura aquella nación que vimos amanecer en un día de septiembre de 1970. Estaba aún el recuerdo de aquel otro septiembre, mil días después, cuando nuestro país se dividió en mil fronteras.
Chile es otro...se ha hecho otro. Diferente. En treinta y dos años, entre ausencias, lejanías, exilios y reexilios ya no era el mismo. Ni yo tampoco igual.
Me sorprendió ver juventudes ondeando banderas de múltiples colores por las calles y avenidas de cada ciudad, anunciando próxima elecciones. En las veredas, los paseos. plazas y por todos lugares miles de fotos de candidatos a la presidencia, al senado y a diputados. Junto a ellos juventud, mucha juventud... juventud chilena.
Lo extraño y lo sorprendente que el día 11 de diciembre, día de las elecciones. esa juventud, esa misma juventud, estaba ausente , no se veía en los locales electorales, donde los chilenos elegían y ejercían el derecho de elegir a sus representante y a su nuevo gobernante.
En los locales de voto gente mayor, compatriotas que se encaraman sobre la treintena de años. Entre ellos muy poca gente joven. Algo más en los locales de votación para mujeres. Muy poco para un día de elección importante, como es y era la elección presidencial.
Me sorprendió también que aún en Chile se vota como hace una cincuentena de años. Las mismas papeletas, las mismas urnas. Lo único que la diferencia, es el sistema de elección. Algo demasiado antidemocrático, como para decir ,que todavía están y existen las raíces dejadas por el pinochetismo y por esa derecha pura y dura que sigue representándoles, que hoy se llaman UDI y Renovación Nacional, Lavínes y Piñeras, en conjunto.
Quizás, por ello comprendo esa juventud que no participa ni está inscrita en los registros electorales.
El mismo tipo de registros que hace cinco décadas...y éso, que nos decimos ser un país moderno. Hombres y mujeres votando en lugares diferentes. Las mismas colas, las mismas demoras, las mismas formas de constitución de mesas electorales...y la misma tinta en el dedo gordo de la mano derecha.
Son impresiones de una jornada electoral. Como la de ver a Chile fraccionado en dos tendencias. Por ahí si uno ve y analiza la historia, seguimos casi igual. Un 50 % y algo más para la concertación, un 5 a 6 % para Juntos Podemos y el 44 % para esa derecha tan aferrada en seguir siendo ama y propietaria de nuestro país. Casi el mismo porcentaje en todas las elecciones realizadas desde ese histórico plebiscitó de octubre de 1988... y también de mucho antes.
No hay que dejar pasar por alto que más de un 10 % de los chilenos votaron en blanco y anularon su voto. Más del 10 %, se imaginan...
Y ahora la segunda pata para la elección presidencial y para un período de 4 años y sin derecho a reelección. Creo que es en el único país del mundo que esto sucede. Somos únicos. Pinochet era único y nuestro actual sistema democrático también lo es. Cosas de chilenos y de una transición que nos sorprende casa vez más.
Una transición que tiene atado el destino de nuestro país. No todos los chilenos estamos representados ni tenemos derechos de ser ciudadanos. Entre septiembre de 1973 y 1990 ninguna investigación se ha hecho en lo referente a como esa derecha y los grupos económicis se apropiaron del país, de sus industrias, de sus riquezas naturales, de sus minerales, etc., etc..y la familia Piñera de LAN Chile entre otras cosas.
Es cierto que se ha investigado la violación de los DDHH y se ha tratado de buscar una "solución" a ese problema. También es cierto, que nada se ha hecho para investigar la cara oculta de la dictadura, aquella de los grandes negociados, de la corrupción y de todo aquello que representó . Allí no solo estaban los militares, sino que todos aquellos personeros que hoy forman y son representados por la UDI y la R.N.
Que precio ha pagado Chile y su protegida democracia en esa transición que aún no termina ?
Ah ! Que impresión es la de saber que uno de los arquitectos de esa transición y la cara civil de la dictadura, como lo es el tristísimo Ministro del Interior de Pinochet, Don Sergio Fernández cayó en su juego y se perdió entre las frías aguas del Estrecho de Magallanes.
Y la de Lavín...arquitecto de esa constitución que rige los destinos de nuestro país.
Chile y muchos chilenos aún tienen miedo, mucho miedo. Esta transición ha mantenido en muchos de nuestros compatriotas esa sensación. Mucha gente tiene miedo de hablar y de manifestar. Y es una amarga verdad tan cotidiana como la vida misma. Ese miedo perdura y está lejos de olvidarse.
Muchos chilenos esperan saber una verdad que nunca se ha dicho. Saber lo que realmente pasó y ha pasado en nuestro país. Esperan que se diga la verdad y que se haga por fin una verdadera justicia. Mientras éso no suceda el miedo seguirá rondando en las calles de Chile.
Espero que el 15 de enero no tengamos miedo y vayamos a votar porque tenemos mucho que decirle a Piñera y a la derecha chilena. Tenemos mucho que decir, a mucha gente. Si vamos a votar significa no olvidar. No olvidamos esa historia que ha pasado en Chile y que aún no se ha contado.
Nuestro voto debe ser el voto de la verdad...de la verdad histórica para hacer nuestro país más libre y más democrático. Entonces y tan solo entonces ,podremos sentirnos libre y construír ese nuevo Chile.
Chile me impresiona. Me ha impresionado y me seguirá impresionando...De ello no tengo duda alguna.
Llegaba al mediodía de ese jueves radiante de sol, anunciando una estival primavera.
Volver al país es algo muy especial. Ya en el aeropuerto quedé sorprendido.
Por vez primera no recibí ninguna pregunta, ni tampoco esas miradas extrañas cuando te ven y registran el pasaporte. Lo mismo en la aduana, pese a mi pequeño contrabando de chocolates. Presentes para familiares, compañeros y amigos.
La salida al exterior fue tan rápida, que en un cerrar de ojos estaba en territorio chileno. En Pudahuel. En Chile.
Me vino en el recuerdo aquel día a finales de septiembre de 1977, cuando entre mis contradicciones personales, deseaba volver al país. Me encontré que tenía prohibición de ingreso y en el mismo avión, me encontré horas después en las calles limeñas. Expulsado del país.
Ahora era diferente. Ni Chile, ni yo, somos los mismos. Habíamos cambiado.
En mi equipaje emocional estaba y perdura aquella nación que vimos amanecer en un día de septiembre de 1970. Estaba aún el recuerdo de aquel otro septiembre, mil días después, cuando nuestro país se dividió en mil fronteras.
Chile es otro...se ha hecho otro. Diferente. En treinta y dos años, entre ausencias, lejanías, exilios y reexilios ya no era el mismo. Ni yo tampoco igual.
Me sorprendió ver juventudes ondeando banderas de múltiples colores por las calles y avenidas de cada ciudad, anunciando próxima elecciones. En las veredas, los paseos. plazas y por todos lugares miles de fotos de candidatos a la presidencia, al senado y a diputados. Junto a ellos juventud, mucha juventud... juventud chilena.
Lo extraño y lo sorprendente que el día 11 de diciembre, día de las elecciones. esa juventud, esa misma juventud, estaba ausente , no se veía en los locales electorales, donde los chilenos elegían y ejercían el derecho de elegir a sus representante y a su nuevo gobernante.
En los locales de voto gente mayor, compatriotas que se encaraman sobre la treintena de años. Entre ellos muy poca gente joven. Algo más en los locales de votación para mujeres. Muy poco para un día de elección importante, como es y era la elección presidencial.
Me sorprendió también que aún en Chile se vota como hace una cincuentena de años. Las mismas papeletas, las mismas urnas. Lo único que la diferencia, es el sistema de elección. Algo demasiado antidemocrático, como para decir ,que todavía están y existen las raíces dejadas por el pinochetismo y por esa derecha pura y dura que sigue representándoles, que hoy se llaman UDI y Renovación Nacional, Lavínes y Piñeras, en conjunto.
Quizás, por ello comprendo esa juventud que no participa ni está inscrita en los registros electorales.
El mismo tipo de registros que hace cinco décadas...y éso, que nos decimos ser un país moderno. Hombres y mujeres votando en lugares diferentes. Las mismas colas, las mismas demoras, las mismas formas de constitución de mesas electorales...y la misma tinta en el dedo gordo de la mano derecha.
Son impresiones de una jornada electoral. Como la de ver a Chile fraccionado en dos tendencias. Por ahí si uno ve y analiza la historia, seguimos casi igual. Un 50 % y algo más para la concertación, un 5 a 6 % para Juntos Podemos y el 44 % para esa derecha tan aferrada en seguir siendo ama y propietaria de nuestro país. Casi el mismo porcentaje en todas las elecciones realizadas desde ese histórico plebiscitó de octubre de 1988... y también de mucho antes.
No hay que dejar pasar por alto que más de un 10 % de los chilenos votaron en blanco y anularon su voto. Más del 10 %, se imaginan...
Y ahora la segunda pata para la elección presidencial y para un período de 4 años y sin derecho a reelección. Creo que es en el único país del mundo que esto sucede. Somos únicos. Pinochet era único y nuestro actual sistema democrático también lo es. Cosas de chilenos y de una transición que nos sorprende casa vez más.
Una transición que tiene atado el destino de nuestro país. No todos los chilenos estamos representados ni tenemos derechos de ser ciudadanos. Entre septiembre de 1973 y 1990 ninguna investigación se ha hecho en lo referente a como esa derecha y los grupos económicis se apropiaron del país, de sus industrias, de sus riquezas naturales, de sus minerales, etc., etc..y la familia Piñera de LAN Chile entre otras cosas.
Es cierto que se ha investigado la violación de los DDHH y se ha tratado de buscar una "solución" a ese problema. También es cierto, que nada se ha hecho para investigar la cara oculta de la dictadura, aquella de los grandes negociados, de la corrupción y de todo aquello que representó . Allí no solo estaban los militares, sino que todos aquellos personeros que hoy forman y son representados por la UDI y la R.N.
Que precio ha pagado Chile y su protegida democracia en esa transición que aún no termina ?
Ah ! Que impresión es la de saber que uno de los arquitectos de esa transición y la cara civil de la dictadura, como lo es el tristísimo Ministro del Interior de Pinochet, Don Sergio Fernández cayó en su juego y se perdió entre las frías aguas del Estrecho de Magallanes.
Y la de Lavín...arquitecto de esa constitución que rige los destinos de nuestro país.
Chile y muchos chilenos aún tienen miedo, mucho miedo. Esta transición ha mantenido en muchos de nuestros compatriotas esa sensación. Mucha gente tiene miedo de hablar y de manifestar. Y es una amarga verdad tan cotidiana como la vida misma. Ese miedo perdura y está lejos de olvidarse.
Muchos chilenos esperan saber una verdad que nunca se ha dicho. Saber lo que realmente pasó y ha pasado en nuestro país. Esperan que se diga la verdad y que se haga por fin una verdadera justicia. Mientras éso no suceda el miedo seguirá rondando en las calles de Chile.
Espero que el 15 de enero no tengamos miedo y vayamos a votar porque tenemos mucho que decirle a Piñera y a la derecha chilena. Tenemos mucho que decir, a mucha gente. Si vamos a votar significa no olvidar. No olvidamos esa historia que ha pasado en Chile y que aún no se ha contado.
Nuestro voto debe ser el voto de la verdad...de la verdad histórica para hacer nuestro país más libre y más democrático. Entonces y tan solo entonces ,podremos sentirnos libre y construír ese nuevo Chile.
Chile me impresiona. Me ha impresionado y me seguirá impresionando...De ello no tengo duda alguna.
Mario González V. Ginebra.
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