SOBRE EVENTUAL ACTO DE DESAGRAVIO A BORDO DE LA "ESMERALDA"
¿A quiénes sería funcional un acto de desagravio a las víctimas de la "Esmeralda"?
La respuesta es obvia: tal acto sólo sería funcional a la impunidad y a los represores. De hecho, les permitiría a ellos y a la Armada decir públicamente y, muy principalmente, en el resto del mundo, que han cumplido con reconocer que las violaciones a los DD.HH. ocurridas a bordo en 1973 no se compadecen con el código ético de la institución, cerrando de esta manera el capítulo correspondiente, sin que se haya establecido la verdad de lo que ocurrió en todas sus dimensiones, aplicado los más mínimos estándares de justicia, ni castigado de ninguna manera a los culpables.
No cabe la menor duda de que el acto propuesto sería muy emotivo para algunos, cantando la Canción Nacional mientras el pabellón patrio se iza en los mástiles del buque y abrazan con las Autoridades Navales y, probablemente, hasta con el Presidente o la Presidenta de la República y varios Ministros de Estado, si es que no es con todo el Gabinete Presidencial, a la vez que las lágrimas se les saltan de los ojos.
Sin embargo, tampoco cabe ninguna duda de que terminado el acto, quienes lo ofrecieron se irían riendo a carcajadas a casa, mientras que quienes lo aceptaron, más tarde o más temprano, terminarían "con la cola entre las piernas" al darse cuenta de que sólo fueron utilizados para perpetuar la impunidad.
En este sentido cabe destacar que tal forma de perpetuación de la impunidad disfrazada bajo un acto de aparente "reconciliación", adquiriría un carácter emblemático a nivel nacional e internacional que sería comunicacionalmente explotado por la Armada de Chile respecto a todos los crímenes de sus efectivos, no sólo aquellos cometidos a bordo de la "Esmeralda".
En la medida que se potencie comunicacionalmente el carácter emblemático y paradigmático del acto --especialmente en un país en que la libertad de prensa es una quimera---, se lo aprovechará para ir sacando progresivamente de la opinión pública el tema de las violaciones de los DD.HH. con la ya recurrente cantinela de que hay que "reconciliarse" y "mirar al futuro y olvidarse del pasado..." A tales efectos, no habrá nada más potente que el mensaje de la "reconciliación" de la "Esmeralda", para goce y deleite de los criminales de todo rango y calaña que se pasean y seguirán paseando libremente por las calles de la patria.
Bajo estas circunstancias, el acto en cuestión tiene, potencialmente, consecuencias y repercusiones devastadoras para la causa de los DD.HH. en todo Chile y a todo nivel, y quienes se presten para el mismo sólo están destinados a convertirse, consciente o inconscientemente, en cómplices de la impunidad y enemigos de la verdad y la justicia.
Por Germán F. Westphal
Mucho se ha especulado sobre la conveniencia o inconveniencia del acto de desagravio a las víctimas de la "Esmeralda" que ha propuesto la Armada de Chile y endosado el Gobierno de turno. Sin embargo, pocos se han hecho de manera cabal y completa la siguiente pregunta: ¿A quiénes sería funcional un acto de desagravio a las víctimas de la "Esmeralda" sin verdad, justicia ni castigo a los culpables?
La respuesta es obvia: tal acto sólo sería funcional a la impunidad y a los represores. De hecho, les permitiría a ellos y a la Armada decir públicamente y, muy principalmente, en el resto del mundo, que han cumplido con reconocer que las violaciones a los DD.HH. ocurridas a bordo en 1973 no se compadecen con el código ético de la institución, cerrando de esta manera el capítulo correspondiente, sin que se haya establecido la verdad de lo que ocurrió en todas sus dimensiones, aplicado los más mínimos estándares de justicia, ni castigado de ninguna manera a los culpables.
No cabe la menor duda de que el acto propuesto sería muy emotivo para algunos, cantando la Canción Nacional mientras el pabellón patrio se iza en los mástiles del buque y abrazan con las Autoridades Navales y, probablemente, hasta con el Presidente o la Presidenta de la República y varios Ministros de Estado, si es que no es con todo el Gabinete Presidencial, a la vez que las lágrimas se les saltan de los ojos.
Sin embargo, tampoco cabe ninguna duda de que terminado el acto, quienes lo ofrecieron se irían riendo a carcajadas a casa, mientras que quienes lo aceptaron, más tarde o más temprano, terminarían "con la cola entre las piernas" al darse cuenta de que sólo fueron utilizados para perpetuar la impunidad.
En este sentido cabe destacar que tal forma de perpetuación de la impunidad disfrazada bajo un acto de aparente "reconciliación", adquiriría un carácter emblemático a nivel nacional e internacional que sería comunicacionalmente explotado por la Armada de Chile respecto a todos los crímenes de sus efectivos, no sólo aquellos cometidos a bordo de la "Esmeralda".
En la medida que se potencie comunicacionalmente el carácter emblemático y paradigmático del acto --especialmente en un país en que la libertad de prensa es una quimera---, se lo aprovechará para ir sacando progresivamente de la opinión pública el tema de las violaciones de los DD.HH. con la ya recurrente cantinela de que hay que "reconciliarse" y "mirar al futuro y olvidarse del pasado..." A tales efectos, no habrá nada más potente que el mensaje de la "reconciliación" de la "Esmeralda", para goce y deleite de los criminales de todo rango y calaña que se pasean y seguirán paseando libremente por las calles de la patria.
Bajo estas circunstancias, el acto en cuestión tiene, potencialmente, consecuencias y repercusiones devastadoras para la causa de los DD.HH. en todo Chile y a todo nivel, y quienes se presten para el mismo sólo están destinados a convertirse, consciente o inconscientemente, en cómplices de la impunidad y enemigos de la verdad y la justicia.
www.chile-esmeralda.com
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