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Los guerreros de Arauco

<strong>Los guerreros de Arauco</strong>

Los guerreros de Arauco

Caupolicán y Lautaro

La Guerra de Arauco, cantada por Alonso de Ercilla, tiene a dos protagonistas insignes de la lucha mapuche: los toquis Caupolicán y Lautaro.

Señala Ercilla que Lautaro era: "Industrioso, sabio, presto,/ de gran consejo, término y cordura,/ manso de condición y hermoso jesto,/ ni grande ni pequeño de estatura." (La Araucana, Canto III).

En tanto, la figura de Caupolicán, aparece disminuida en el relato de los historiadores. Aunque es bastante probable que su existencia sólo se deba a la pluma de Ercilla, habría sido cacique de Paimaiquén.

Según el autor de La Araucana, era: "Noble mozo de alto hecho,/ varón de autoridad, grave y severo,/ amigo de guardar todo derecho, áspero y riguroso, justiciero;/ de cuerpo grande y relevado pecho,/ hábil, diestro, fortísimo y ligero,/ sabio, astuto, sagaz, determinado,/ y en casos de repente reportado".

De Felipe a aguerrido Toqui

Según Benjamín Vicuña Mackenna, Lautaro era indígena por su infancia, por su sangre y su tradición, y español por su aprendizaje entre los conquistadores. Fue caballerizo de Pedro de Valdivia, a quien habría servido desde los 16 ó 17 años, y su verdadero nombre era Luan-taro. El Conquistador, a quien acompañó en sus campañas en el Sur, lo llamó Felipe.

No se puede determinar la fecha en que decidió unirse a su gente y participar en la guerra contra los españoles, pero sí se sabe que lideró a sus hermanos en Tucapel el 24 de diciembre de 1553, cuando Valdivia fue capturado.

En febrero de 1554, Lautaro también derrotó a los españoles en Marigueñu. Fue muerto en 1557 por las tropas de Villagra en Mataquito.

Captura en la cordillera

Curiosamente, el episodio más conocido de la vida de Caupolicán es su muerte. En los inicios del invierno de 1558, el capitán Alonso de Reinoso se encontraba a cargo de la defensa del fuerte de Cañete, y decidió enviar al capitán Pedro de Velasco y Avendaño tras el araucano, quien fue capturado en la zona de la Cordillera de la Costa.

Cuenta Ercilla que Fresia, su mujer, viéndolo capturado, habría arrojado hacia él al pequeño hijo de ambos diciendo: "Que yo no quiero título de madre/ del hijo infame del infame padre", aludiendo a su rendición. Este relato del poeta no puede tenerse por completamente cierto.

Amarrado junto a otros, Caupolicán fue trasladado a Cañete. Murió empalado, es decir, sentado en un palo aguzado que le desgarró las entrañas, en un lento sufrimiento.

Señala Ercilla al respecto: "No el aguzado palo penetrante,/ por más que las entrañas le rompiese/ barrenándole el cuerpo, fue bastante/ a que al dolor intenso se rindiese:/ que con sereno término y semblante,/ sin que labio ni ceja retorciese,/ sosegado quedó de la manera/ que si asentado en tálamo estuviera."

FUENTE: ICATITO.CL

 

3 comentarios

Arístides -

Está claro que la amiga Claudi Negrón sabe muy poco de historia de chile.

nicolas flores -

meguso tuaccion eres muy respetado

claudia negron -

viejo feo y tonto