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LA ENTREVISTA QUE LE COSTO LA BAJA AL GENERAL HARGREAVES

LA ENTREVISTA QUE LE COSTO LA BAJA AL GENERAL HARGREAVES

GENERAL HARGREAVES TRAS ASISTIR A MISA CASTRENSE
“Yo fui partícipe de la causa de Pinochet y la sigo compartiendo” 
 

Por Poly Raín
prayn@laprensaaustral.cl

El general de División, Ricardo Hargreaves Butrón, estaba visiblemente golpeado con la muerte del general Pinochet. Y no es para menos. Nació a la vida militar siendo el ex uniformado jefe de Estado Mayor del Ejército. Es lo que explica su sentimiento de más profunda admiración y lealtad por un hombre a quien, dice, “le debemos muchas cosas, no solamente como Ejército, sino como país”.
El comandante en jefe de la Quinta División de Ejército se refirió a la figura de Augusto Pinochet tras presidir la misa oficiada por el obispo de Punta Arenas, Bernardo Bastres, en la iglesia Nuestra Señora de Loreto.
Sobre el significado del acto litúrgico, Hargreaves en primer término comenzó valorando el gesto que tuvo el obispo Bastres al acompañarlo en este momento. “Estamos realmente conmovidos, apesadumbrados, tristes, por la partida del general Pinochet. El fue nuestro líder indiscutido durante mucho tiempo. Y a él le debemos muchas cosas, no solamente como Ejército, sino como país. Por eso me alegro mucho que haya sido monseñor quien nos acompañara en esta oportunidad”.

- ¿Qué sentimientos tiene el Ejército frente al deceso de su ex comandante en jefe?
- “Los sentimientos son de reconocimiento a un hombre que fue capaz de asumir una gran responsabilidad en un momento cuando el país estaba absolutamente convulsionado y colapsado. El asumió esa responsabilidad. El luchó por lo que creyó era importante para Chile. Yo fui partícipe de esa causa. La compartí plenamente y la sigo compartiendo y creo que lo que hizo el general Pinochet es el fruto de lo que hoy día está disfrutando el país, de un tremendo bienestar y un empuje, gracias, sin duda, a la obra del general Pinochet”.
- ¿Pero por qué cree Ud. que no fue reconocida su obra?
- “Es una pregunta muy compleja. Yo no soy nadie para juzgar. Sí, creo que se fue tremendamente injusto con su labor. Creo que se fue absolutamente parcial en ver la figura de él, respecto de otras figuras, que todos conocemos”.

- ¿Cómo se explica el hecho que mientras un sector se muestra profundamente desconsolado, otro en tanto, festeja en las calles con champaña?
- “Lo último me pareció algo de un pésimo mal gusto. Creo que por mucho que exista una situación de rencor, la muerte de una persona no merece ser celebrada con champaña. Para mí, es lo más de mal gusto que he visto en mi vida. Me dolió mucho y me produjo la sensación que en el país hemos aprendido poco en este asunto”.

- En el plano personal, ¿cómo fue su cercanía con el general Pinochet?.
- “Yo, prácticamente, hice mi carrera con él. Nací a la vida institucional siendo él general de Ejército y mientras era Jefe del Estado Mayor y comandante de la Guarnición de Santiago. Posteriormente, cuando salí convertido en oficial, asume como comandante en jefe. Tuve la oportunidad de estar con él muchas veces, de estrechar su mano y de estar a su lado en momentos buenos y malos. Era un personaje que a mí realmente me llamaba mucho la atención, por su carisma, liderazgo, su forma de ver las cosas, por su visión y por sus ganas de sacar el país adelante y hacer de este país una gran nación. Esa era su lucha y creyó y luchó por eso. Creo que todo ser humano tiene la necesidad del respeto a las ideas. Pero, como Ejército, creemos que fue un gran comandante y cumplió con el deber que le tocó asumir en un momento determinado”.

- ¿Usted viaja a las exequias de Pinochet?.
- “Sí, viajo. Tengo una obligación moral de hacerlo”.

Obispo instó a la reconciliación

A partir de las 8,30 horas de ayer y por espacio de 45 minutos, se llevó a cabo -en la iglesia Nuestra Señora de Loreto- la misa castrense con motivo del fallecimiento del capitán general Augusto Pinochet Ugarte. El acto litúrgico estuvo a cargo del obispo de la Diócesis de Magallanes, monseñor Bernardo Bastres, quien rogó por el descanso eterno de quien fuera comandante en jefe del Ejército.
“No estamos en este lugar, dedicado a Dios, la oración y a los hermanos, para hacer algún juicio histórico o moral, sobre el general Pinochet, sino para expresar nuestra actitud de cristianos, que ante la majestad de la muerte, se convierte en caridad para elevar nuestra oración al Padre Dios y pedirle: que no tenga en cuenta sus pecados, sino de acuerdo a su misericordia y bondad le otorgue su gracia y perdón”, destacó en su homilía.
A días de vivir la Navidad, el prelado señaló que “esperamos que el Señor nos pueda ayudar a construir nuestra convivencia nacional”, añadiendo que la muerte del general Pinochet debe servir para sacar lecciones suficientes, que “nos ayuden a construir una gran nación de hermanos, donde cada uno tenga, pan, trabajo, respeto y alegría”.
En su mensaje indicó que “tenemos la gran tarea de trabajar por Chile y su gente, de acoger el llamado de la reconciliación entre todos, teniendo la capacidad de saber acoger y pedir perdón”.
Hasta el templo de Avenida España se hicieron presentes los comandantes en jefe de las distintas ramas de las Fuerzas Armadas y de Orden, y delegaciones del Ejército, Armada, Fuerza Aérea, Carabineros e Investigaciones

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