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La inquieta prescindencia de La Moneda frente a las elecciones de partidos de la Concertación.

La inquieta prescindencia de La Moneda frente a las elecciones de partidos de la Concertación. EN PALACIO HAY PREOCUPACIÓN POR TONO BELIGERANTE DE “INTERNAS” EN LA COALICIÓN

La estrategia de acercamiento a las colectividades se ha acentuado en los últimos días. Las señales son varias y se producen en distintos ámbitos. La línea oficial es la institucional, área donde se fijó un canal de diálogo y negociación con las mesas partidarias en ejercicio, para evitar cualquier tentación de intromisión en las peleas entre las facciones que se disputan los liderazgos.

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La dureza y conflictividad se han instalado dentro de los tres principales partidos que dan forma a la Concertación. Y en el camino han salpicado al Gobierno, que pese al discurso público que reitera la “prescindencia” frente a los eventos internos de la DC, el PPD y el PS, el Ejecutivo ha debido incrementar sus contactos informales con los principales dirigentes de la coalición, para evitar que la fuerte competencia desatada entre las distintas listas que pugnan por el control termine por dañar el delicado proceso de instalación de la administración que encabeza Michelle Bachelet.

Así lo admiten dirigentes de partidos y funcionarios de palacio, que explican que los ministros del área política que representan además a los partidos en pugna, Andrés Zaldívar (DC), Ricardo Lagos Weber (PPD) y Paulina Veloso (PS), han servido de puentes para expresar, por distintos canales, la incomodidad gubernamental por el ambiente de virulencia que han adquirido las campañas en la DC, el PS y el PPD.

La recomposición de relaciones entre La Moneda y los partidos no ha sido fácil luego de las heridas heredadas de la no-consideración en los nombramientos de muchas figuras promovidas por los “aparatos”. De hecho, previendo las luchas internas que se desatarían después de la segunda vuelta y frente al riesgo de que los poderes internos cambiaran de tendencias, Bachelet apuntó a representar lo mejor posible las corrientes partidarias que se iban a enfrentar en las “internas”, aunque lo hizo con personas que tampoco están en la primera línea de sus “lotes”.

En el núcleo “duro” de su gestión, las tres carteras con asiento en La Moneda, más Hacienda, Cancillería y Defensa, es virtualmente imposible hablar de que sus inquilinos tengan dependencia de las mesas de sus colectividades; en rigor, son figuras de estricta confianza de la Presidenta. Con todo, quienes tienen una historia de mayor vida partidaria, que son los radicados en palacio (Andrés Zaldívar, Paulina Veloso y Ricardo Lagos Weber), han tenido que abrir vías y afinar la sintonía con sus colectividades.

ESTRATEGIA

La estrategia de acercamiento se ha acentuado en los últimos días. Las señales son varias y se producen en distintos ámbitos. La línea oficial es la institucional, área donde se fijó un canal de diálogo y negociación con las mesas partidarias en ejercicio, para evitar cualquier tentación de intromisión en las peleas entre las facciones que se disputan los liderazgos en los partidos. “Tengo mucho respeto por la autonomía, la independencia de los partidos políticos para su propio juego interno. Ahí no me voy a involucrar”, advirtió como línea maestra la propia Presidenta apenas un día después de su triunfo en las urnas.

De este modo se ha continuado con las habituales reuniones de los lunes en La Moneda entre el equipo político del Ejecutivo, comandado por Zaldívar, Veloso, Lagos, el ministro de Justicia, Isidro Solís, y el de Hacienda, Andrés Velasco, con participaciones ocasionales del subsecretario de la Presidencia Edgardo Riveros, con los presidentes de partidos, ahora encabezados por Ricardo Núñez (PS), Adolfo Zaldívar (DC), René Jofré (PPD) y José Antonio Gómez (PRSD). En citas distendidas se los informa sobre la marcha del Gobierno, los temas de la agenda nacional y legislativa y se intercambian opiniones sobre asuntos particulares y generales. En esta instancia el comité político ha recibido las quejas de las direcciones por cuestiones de fondo, por ejemplo la naturaleza del trabajo de las comisiones asesoras y su articulación con la función constitucional del Congreso de legislar, o formales, como el enojo de uno u otro timonel porque determinado secretario de Estado no responde el teléfono.

La otra cuerda, explorada con mayor fuerza y cuya utilidad seguirá subiendo en la escala de mecanismos de negociación, se da en los días de sesiones legislativa, espacio donde se intercambian puntos de vista con el conjunto de los congresistas de la coalición. Sin ir más lejos, el miércoles 12 el ministro portavoz, Ricardo Lagos Weber, sostuvo un almuerzo con la bancada de diputados del PPD en Valparaíso.

En la ocasión se habló de la fuerte disputa entre la dupla de Sergio Bitar y Pepe Auth frente al binomio Fernando Flores y Jorge Schaulsohn y Lagos tuvo que insistir en la voluntad gubernamental de mantenerse al margen de las “internas”. No era la primera vez que se lo decía a sus correligionarios, pero sí la primera en que encaraba las sospechas, divulgadas por Flores y Schaulsohn, de que hay altos cargos del Ejecutivo haciendo lobby por determinados postulantes vistos como más “oficialistas”.

Por lo mismo, el Gobierno hizo un esfuerzo -que hasta ahora parece revelarse exitoso- de distanciarse de la pretensión del diputado “colorín” Jaime Mulet de cimentar su campaña interna para la jefatura DC en una supuesta mayor proximidad y lealtad con la administración Bachelet.

Socialistas

Donde la situación resulta más compleja es en el propio partido de la Presidenta, ya que la lucha entre Isabel Allende y Camilo Escalona ha tenido como eje central de debate el modelo de relación, de lealtad “crítica” o de verticalismo, que el partido debe establecer con Bachelet. Si bien en la DC y el PPD gane quien gane ello no podría ser interpretado a la luz del tipo de respaldo a la Jefa de Estado, en el socialismo no ocurre así. Escalona ha hecho de la disciplina con Bachelet, también alineada en Nueva Izquierda, su plataforma de campaña, mientras Allende –quien encuadra detrás de sí una heterogénea masa de figuras de diversos orígenes unidas por una común percepción de “desplazamiento” del núcleo del poder- representa una visión algo más autónoma del partido en su vinculación con La Moneda. Por tanto, el resultado de la “interna” socialista será interpretada como señal del nivel de obediencia de la colectividad frente a una Presidenta de sus filas.

Aunque La Moneda está resignada al cuadro de competencia y a que sus partidos estén volcados hacia adentro, también espera que se respeten los plazos y las elecciones sean consideradas legítimas –en el PPD y en la DC se teme que haya problemas de reconocimiento de resultados, debido a diferencias en torno a los padrones de militantes-, para poder encarar en concordancia con los partidos la fase posterior al plan de 36 medidas en 100 días, que concluye el 20 de junio. A partir de esta fecha comenzará el debate de reformas estructurales, donde las diferencias con la oposición serán de fondo y no anecdóticas. LN


Lo que molesta a los parlamentarios

No han faltado las voces críticas de parlamentarios frente a lo que consideran una “interlocución insuficiente” entre el Gobierno y los partidos de la coalición. Algunos dirigentes aún sacan en cara los nombramientos y se valen de ello para descartar las listas que en las “internas” encarnan la continuidad, fenómeno que particularmente sucede en la DC y el PPD.

Otros critican la creación de comisiones asesoras, seguridad ciudadana, reforma previsional y sistema electoral, por considerar que tales discusiones pueden y deben darse en los hemiciclos del Congreso. El lunes pasado los presidentes de partidos volvieron a quejarse frente al titular de Interior, Andrés Zaldívar, por la comisión Boeninger que estudia las modificaciones al binominalismo.

Para los parlamentarios es clave saber qué diseño La Moneda imagina sobre nuevos distritos y asignación de escaños, porque si hay una materia donde las colectividades políticas son “incumbentes” es la composición del Congreso. Por ello la incomodidad que les causa el hecho de que el régimen electoral esté en manos de una comisión y no de “delegaciones” partidarias, como sí sucedería en el Congreso.

El presidente del Senado, Eduardo Frei, dijo el miércoles que si hay una materia donde el lugar natural de debate es el Parlamento, es la enmienda al sistema electoral, recogiendo de esta manera una sensación generalizada en la multipartidaria. Según Frei, la reforma debería ser enviada al Congreso y en éste se tendría que articular el análisis y la negociación.

 

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