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El Mercurio y la Dictadura

El Mercurio y la Dictadura

La historia de una colusión

Daniela Estrada

IPS

La cobertura y el tratamiento dado por el poderoso y conservador diario El Mercurio a los casos de violaciones a los derechos humanos en los 17 años de dictadura en Chile es tema de una acuciosa investigación realizada por cinco jóvenes periodistas.

El libro, presentado el 18 de este mes, "otorga muchísimos ejemplos concretos de lo que significó la colusión entre El Mercurio y la dictadura, informaciones que avergüenzan al ejercicio del periodismo", resumió para IPS Juan Pablo Cárdenas, premio Nacional de Periodismo 2005 y fundador de la desaparecida Revista Análisis.

Cárdenas fue uno de los entrevistados para el libro "El Diario de Agustín. Cinco estudios de casos sobre El Mercurio y los derechos humanos (1973-1990)", publicado por el Instituto de la Comunicación e Imagen de la estatal Universidad de Chile (ICEI) y editorial LOM.

En 2006 y comienzos de 2007, seis egresados de periodismo de esa casa de estudios fueron convocados por el director de cine Ignacio Agüero, el productor y periodista Fernando Villagrán y los directivos del ICEI para que realizaran en conjunto sus memorias de titulación sobre un tema específico: la forma en que El Mercurio informó sobre los atropellos a los derechos humanos cometidos por la dictadura de Augusto Pinochet.

Todo el proceso de investigación fue registrado por Agüero y Villagrán, quienes dieron vida al galardonado documental "El Diario de Agustín", un filme de 80 minutos estrenado con gran éxito en Buenos Aires en octubre pasado y hasta hace poco exhibido en las salas chilenas.

La segunda parte del proyecto fue la publicación del libro homónimo de 378 páginas, cuyos siete capítulos analizan casos como el "Plan Z", el crimen del diplomático chileno-español Carmelo Soria, la "Operación Colombo", los desaparecidos de la localidad de Lonquén y las diferencias de cobertura de El Mercurio en la década del 70 y 80.

"Como somos jóvenes que no vivimos el golpe de Estado no estábamos tan prejuiciados" para llevar a cabo esta investigación sobre el diario más poderoso e influyente del país, comentó a IPS Paulette Dougnac, una de las autoras del texto junto a Elizabeth Harries, Claudio Salinas, Hans Stange y María José Vilches.

Todos periodistas que asumen que tienen las puertas cerradas para trabajar en la Empresa Periodística El Mercurio S.A.P, propietaria de El Mercurio de Valparaíso (fundado en 1827), El Mercurio de Santiago, La Segunda, Las Últimas Noticias y 21 diarios regionales, más la red de radios FM Digital.

"Vimos que el fondo era bastante más complejo de lo que uno podía esperar, porque hay muchos matices. Por un lado estaba la autocensura del diario y por el otro la de los periodistas. Y encima la censura que imponía el gobierno", observó Dougnac.

La metodología de trabajo fue colectiva y cooperativa, explica la editora del libro, Claudia Lagos. Esto permitió producir, preparar y compartir más de 100 entrevistas y generar información propia, como el listado completo de colaboradores, periodistas, fotógrafos, editores, corresponsales y responsables editoriales del diario entre 1973 y 1990.

"En estas casi 400 páginas que hoy presentamos no sólo están el rigor y la acuciosidad investigativa de sus autores y autoras, también están las páginas más negras del periodismo chileno que sistemáticamente violó cada uno de los preceptos que hacen de la ética periodística la esencia de nuestra profesión", señaló en la presentación del texto la directora del ICEI, Faride Zerán.

El libro no es "una caza de brujas", observó el periodista chileno Cristóbal Peña, del Centro de Investigaciones Periodísticas (CIPER), quien fue invitado a comentarlo, sino que se trata de un esfuerzo por entender la mecánica que operó en esa época, indicó.

"La falta de autorización por parte del diario para reportear ciertos temas, la autocensura de los propios periodistas por temor a represalias --ya sea del gobierno o por parte del mismo diario-- y la ignorancia del tema por falta de interés son los tres factores que explican el silencio" sobre las violaciones a los derechos humanos, se enfatiza en el libro.

PROMOTOR DEL GOLPE

El 11 de septiembre de 1973, el hoy fallecido general Augusto Pinochet (1915-2006) encabezó el sangriento golpe militar perpetrado contra el gobierno democrático del socialista Salvador Allende (1970-1973), quien era apoyado por la Unidad Popular (UP), un conglomerado de fuerzas de izquierda.

Hasta ahora, los informes de la verdad promovidos por los gobiernos de la centroizquierda Concertación de Partidos por la Democracia, que se sucedieron desde la recuperación de la democracia en 1990, han consignado más de 3.000 opositores ejecutados y detenidos- desaparecidos y cerca de 35.000 torturados por el régimen de Pinochet.

"Hay suficiente información desclasificada que confirma las gestiones de (Agustín) Edwards (Eastman, todavía presidente de El Mercurio) en Estados Unidos ante el gobierno de (Richard) Nixon (1969-1974) para apoyar y promover un golpe de Estado contra el gobierno de la UP", asegura el libro.

"Él (Allende) pataleaba, contestaba, hacía cualquier cosa, pero respetaba la libertad de prensa, con lo cual nosotros pudimos hacer toda la campaña", reconoció en una entrevista con los autores el ex subdirector y director del diario Arturo Fontaine Aldunate.

Tres son los principios que siempre han sustentando la línea editorial de El Mercurio: la defensa de la propiedad privada, el respeto al libre mercado y el rol subsidiario del Estado, declaró por su parte el gerente general del diario, Jonny Kulka. Esto explica porqué El Mercurio vio en el proyecto socialista de Allende una amenaza, reflexionan los jóvenes profesionales en el texto. "Hablar de El Mercurio es hablar más que de un diario, de una institución nacional", señala el libro. La familia Edwards compró El Mercurio de Valparaíso en 1879 y fundó el de Santiago en 1900. Por su presidencia han pasado cinco generaciones de "Agustines Edwards", como indica la investigación.

"Es difícil entender la historia de Chile sin El Mercurio", declaró en la celebración del centenario del matutino en 2000 el entonces presidente Ricardo Lagos (2000-2006). Por su amplia influencia social, juega el papel de un partido político, observa el texto.

Es el diario preferido de los sectores más acomodados del país, por lo cual acapara el mayor porcentaje de inversión publicitaria. También se lleva gran parte de la estatal.

OPERACIÓN DE DESINFORMACIÓN

"No había mucho que censurar, pues los medios se autocensuraban suficientemente. Tampoco los ‘pauteabamos', aunque se entregaban 'orientaciones' para el buen uso de ciertas informaciones", dijo a los autores de "El Diario de Agustín..." Federico Willoughby, quien fue asesor en comunicaciones de Pinochet.

En sus ejemplares, El Mercurio construyó el "mito fundacional" de la dictadura, como lo llama Claudio Salinas. Se trata del supuesto "Plan Z" atribuido al gobierno de Allende para eliminar a la cúpula de las Fuerzas Armadas el 11 de septiembre de 1973 y dar un autogolpe que lo perpetuara en el poder. Esto justificaba el golpe militar, según Pinochet y El Mercurio.

Este medio de prensa, junto a otros diarios nacionales, también participó en el montaje de comunicaciones conocido como "Operación Colombo", que enmascaró el asesinato de 119 opositores de izquierda como una purga interna ocurrida en Argentina y Brasil.

Ese montaje informativo fue concebido en el marco del Plan Cóndor, la coordinación represiva de las dictaduras de Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay en las décadas del 70 y del 80, con la anuencia de Estados Unidos, y cuyo propósito era perseguir, secuestrar, asesinar y hacer desaparecer a opositores de izquierda y activistas sociales.

Por su parte, el crimen del diplomático chileno-español Carmelo Soria, perpetrado en 1976 por agentes de la dictadura, fue informado por El Mercurio como un accidente automovilístico. La botella de pisco y la carta encontradas en el vehículo siniestrado hablaban, según difundió el diario, de un hombre borracho afectado por una supuesta infidelidad de su esposa.

"En el caso de Carmelo Soria se pone en marcha una de las estrategias estrella del régimen militar: el encubrimiento de las violaciones a los derechos humanos como casos propios de la crónica roja", dice la autora del capítulo, María José Vilches.

El caso de los "desaparecidos de Lonquén", una localidad ubicada a 50 kilómetros al sudoeste de Santiago, también fue cubierto en un principio como una noticia policial.

Pero a medida de que fue avanzando la investigación judicial, El Mercurio se sumó a la teoría esgrimida por la dictadura de que tal vez los 15 cuerpos de opositores hallados en diciembre de 1978 en dos hornos abandonados de Lonquén eran "consecuencias de la guerra civil iniciada en 1973 por lo marxistas", como apunta Hans Stange.

La justicia determinó que estas personas fueron arrestadas por efectivos de carabineros (policía uniformada) en octubre de 1973. Y aunque sus familiares acudieron a todas las instancias denunciando los hechos, prácticamente fueron inexistentes para El Mercurio.

El libro termina con el capítulo escrito por Dougnac: "Yo hice una comparación de la cobertura noticiosa en los años 70 y 80 y vi que en la parte informativa hubo una apertura bien grande en los años 80, sin embargo constaté que en la parte editorial seguía la línea dura de negación de las violaciones a los derechos humanos", comentó a IPS.

Además de "documentar y difundir algunas verdades, que de alguna manera eran sentido común para el mundo del periodismo", el libro "se plantea legítimamente, a partir de casos específicos de un momento determinado de la historia de Chile, la pregunta sobre qué es hacer periodismo", explicó a IPS la editora Claudia Lagos.

Esto lleva a pensar críticamente el actual ejercicio del periodismo chileno. En estos momentos, "hay esfuerzos de periodistas por hacer bien su trabajo, pero también es cierto que todos los días nos indignamos con pequeños errores o con grandes desastres en términos de la cobertura y del tratamiento de los más pobres, los mapuches, las mujeres, las minorías sexuales y de una larga lista", apuntó.

El documental de Agüero, que se ha conocido más masivamente, ya ha abierto espacios de diálogo sobre estos temas, sostuvo Lagos.

A la presentación del libro también estuvo invitado el periodista argentino y presidente del humanista Centro de Estudios Legales y Sociales de ese país, Horacio Verbitsky, quien calificó de "serio y riguroso" el trabajo de los jóvenes profesionales.

"Que periodistas investiguen el medio de comunicación más significativo del país es muy estimulante y no ocurre en otras naciones", indicó. "Se trata de una investigación ejemplar porque contribuye a crear ciudadanía en una sociedad más libre e informada", concluyó.

Pese a las acusaciones y constataciones que pesan sobre él, El Mercurio nunca ha hecho un "mea culpa" sobre su actuación durante el gobierno de Allende y los 17 años de dictadura militar, como sí lo han intentado hacer otros medios de comunicación.

Sólo una periodista que trabajó en el diario en los años 80, María Angélica de Luigi, pidió perdón a través de una carta publicada en el periódico The Clinic, en 2000.

http://www.ipsnoticias.net/print.asp?idnews=92191

 

 

 

Censuran “El diario de Agustín” en el Duoc UC de Concepción

Censuran “El diario de Agustín” en el Duoc UC de Concepción

Sábado 15 de noviembre de 2008   

 La Nación 

En último minuto autoridades del instituto profesional se negaron a exhibir en sus aulas la película que era parte de un ciclo de cine documental.

En una sorpresiva medida, este jueves fue bajada de su programación la película documental "El diario de Agustín" en el DuocUC de Concepción. A través de una llamada telefónica, Claudio Palacios, director de la carrera Audiovisual de la casa de estudios, le informó a Ignacio Agüero, codirector de la obra, que la película no sería exhibida. La obra está firmada también por el periodista Fernando Villagrán.

"Me dijo que la película era muy controversial. Nada más, yo no lo entiendo aún", dice Agüero desde Concepción donde trata de sortear la situación y explicarle a la comunidad que esperaba ver la película ayer a las 18 horas en uno de los salones del Duoc de Concepción. Finalmente será en el aula principal de la Alianza Francesa de Concepción donde se mostrará la película a quienes se quedaron ayer con las ganas de ver la cinta que registra la responsabilidad del diario El Mercurio en montajes periodísticos para avalar y encubrir crímenes contra los derechos humanos durante las últimas décadas.

Por su parte, en un breve comunicado de prensa, la sede San Andrés del Instituto profesional DuocUC de Concepción, dio a conocer que no se exhibiría la película en sus dependencias señalando que "los contenidos del documental no representan el pensamiento institucional" y que por ello decidieron no hacerse parte del lanzamiento del mismo.

"Yo creo que lo que pasó en el Duoc fue un error del señor a quien noté atemorizado. Bueno, y también se lee como que El Mercurio sigue provocando ese temor en algunas personas. Aún, al parecer", agrega Agüero, también director del premiado documental "Cien niños esperando un tren".

La exhibición de "El diario de Agustín" formaba parte de una retrospectiva sobre la obra fílmica del director de la película, Ignacio Agüero, organizada por la productora cultural Carnaval en los Cerros.

La principal inquietud del director radica en que la película tuvo su estreno precisamente en el Salón Fresno de la casa central de la Pontificia Universidad Católica de Chile donde no hubo mayores inconvenientes para convertirla en el plato fuerte del pasado Festival Internacional de Documentales de Santiago.

Finalmente, "El diario de Agustín", se estrenará para el público el próximo jueves 20 de noviembre en el cine Arte Normandie y el viernes 21 en Cine Arte Alameda.

 

 

Entrevista con la documentalista Elena Varela

Entrevista con la documentalista Elena Varela

"En Chile existe una manipulación total de los medios"

Hernán Scandizzo

Azkintuwe

Fue detenida, torturada y encarcelada, mientras realizaba un documental sobre la lucha mapuche en Chile. Tras meses en prisión, quedó en libertad vigilada. Recientemente fue autorizada a viajar a Argentina para participar de la muestra de cine documental "DOCA 2008 - Ocupar el lenguaje", realizada en Buenos Aires. Elena pudo salir de prisión y cruzar la frontera, pero sus filmaciones permanecen en poder de la policía chilena. La entrevistamos en la capital trasandina.

Foto: Elena Varela, cinesta chilena. Foto de Rulo / Subcoop

Mujer, chilena, cineasta, productora, guionista, compositora, directora de Ojo Film, fundadora de la Escuela de Todas las Artes y de la Orquesta Sinfónica de Niños de Panguipulli; Elena Varela es todo eso y seguramente más. El 7 de mayo fue detenida en su casa de Licanray, en el sur del país. Por esos días trabajaba en dos documentales: Los sueños del Comandante -sobre la experiencia del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) en las décadas del '70 y ‘80- y Newen Mapuche -sobre las actuales reivindicaciones de ese pueblo.

Aquel día se realizaron múltiples allanamientos que culminaron con el encarcelamiento de otras cuatro personas, ella está acusada de ser la autora intelectual de dos robos con violencia cometidos por una fracción del MIR en 2004 y 2005. Según la Policía de Investigaciones el objetivo de esa organización es confluir con otras estructuras de izquierda y mapuche radicalizados para desarrollar una lucha insurreccional en esas tierras australes.

A mediados de agosto el tribunal de garantía de Rancagua decretó su libertad vigilada, con arresto domiciliario nocturno, mientras espera que se defina su situación procesal: la justicia debe resolver si elevaba la causa a juicio, la desestima o prolongaba el período de instrucción). Recientemente fue autorizada a viajar a Argentina para participar de la muestra de cine documental DOCA 2008 - Ocupar el lenguaje, realizada en Buenos Aires. Elena pudo salir de prisión y cruzar la frontera, pero las filmaciones e investigaciones que dan sustento a ambos trabajos permanecen en poder de la Policía de Investigaciones.

- Pocos días antes de tu detención fueron expulsados dos documentalistas italianos que registraban movilizaciones mapuche, también en marzo un equipo francés denunció hostigamiento policial. ¿Por qué en Chile una cámara molesta tanto?

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"Hay un retroceso de todos los procesos históricos que se han dado después de la dictadura, en la cual se luchó tanto, y no hay conciencia. Se ha perdido la conciencia de lo que significa principalmente respetar derechos, lo que significan muchas cosas que se lucharon, la igualdad y la libertad, por ejemplo. Pienso que el problema fundamental está en la conducción del país".

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Porque en Chile están pasando muchas cosas, como en muchos lugares, pero se quiere tener una imagen linda. Siempre van a existir conflictos, problemas sociales y eso es lo que se trata de ocultar. Se trata de tener a las personas anestesiadas con los medios oficiales, donde ves puros programas divertidos, o dramáticos, o donde valoran la persecución de la policía [a ‘delincuentes'] en los barrios, donde hablas de que existe mucha droga, y finalmente no hay trabajo social que pueda apoyar los problemas humanos que hay. Hay un retroceso de todos los procesos históricos que se han dado después de la dictadura, en la cual se luchó tanto, y no hay conciencia. Se ha perdido la conciencia de lo que significa principalmente respetar derechos, lo que significan muchas cosas que se lucharon, la igualdad y la libertad, por ejemplo. Pienso que el problema fundamental está en la conducción del país, en la constitución política, y un montón de cosas que van haciendo de Chile un país injusto, un país cruel.

Un país con mucho progreso en términos de tecnología, de transportes... Económicamente ha progresado bastante, pero a costa del pueblo, a costa de un montón de cosas que nos han llevado a peder en el doble lenguaje, porque casi toda la comunidad piensa que eso es el progreso, y los que no: son terroristas, son indios. Confirma mi tesis de cuando empiezo el trabajo, la tesis del racismo que me planteó en Alemania una antropóloga. Me dijo: "En Chile hay racismo", y yo le contesté: "¡Cómo va a haber racismo!". Entramos en discusión y me dijo: "Ándate al sur y ve". Yo trabajaba la parte de etno-musicología, había estudiado la cultura mapuche como cultura: la música, los instrumentos, lo cíclico.

- Como un objeto y no como un sujeto.

Claro. En realidad uno no se da la molestia de ir al campo, de involucrarse. He visto que se ha hecho mucho trabajo pasando con la cámara por el lugar. Lo que a mí me pasa, mi situación, confirma lo que me dijeron en Alemania. ¡Y sabes que el racismo no sólo tiene que ver con el gobierno, ni los militares, ni con echarle la culpa a todo el mundo, sino que también el chileno es racista! Porque si el chileno fuera tocado como es tocado el mapuche no estaríamos con [la aplicación de] estas leyes antiterroristas. Porque han sido educados pensando que uno es ‘persona' y el otro es ‘indio', eso es parte de un legado histórico que hay.

Newen Mapuche en el fondo es mi mirada respecto de lo que estoy viendo, en la medida que soy una persona que ha estudiado mucho los temas de cultura en general -música, cultura mapuche...- y quiero del cerco policial que hay. Yo hago el papel del personaje típico -que puede tener un grado de conocimiento universitario, tal vez-, y parto de ahí para ir a conocer qué pasa en el sur. Ahí voy conociendo que existen radios de resistencia y que existe gente que está presa, y es mi mirada con respecto al conflicto. Y yo creo que es la mirada que a lo mejor que quisiera que le pasara a mucha gente. Es decir, yo soy cualquier chilena, por eso Newen Mapuche es así, y es para familiarizar a la sociedad chilena, que en el fondo es la responsable que pasen estas cosas, porque uno no le puede echar toda la culpa a la policía. Si nosotros nos quedamos callados qué podemos esperar... que se siga oprimiendo.

- Asumir la responsabilidad colectiva. ¿Esa idea tiene arraigo en la sociedad chilena?

No, en estos últimos años, desde que quedó la escoba en la supuesta democracia. Es decir, la sociedad ha dejado que algunos gobiernen y no ha asumido la responsabilidad de lo que está viviendo, de los procesos históricos y sociales no ha participado. ¿Y por qué no participa? Porque al Estado, al gobierno, no le interesa que participen todos, le interesa que participen los que van a estar para el lado de ellos. Entonces hay como un descuido, una dejación de parte de la sociedad chilena en la cual: "Ia, si no tengo nada, si no tengo a nadie, ¿para qué?", "Si a mí no me pasa, ¿para qué?", "Si no tengo que verlo, ¿para qué? Me conformo con la tele".

Lo que te decía de responsabilidad significa que todos somos responsables, todos, de lo que estamos viviendo. El problema es que cuando es muy poca la gente que realmente asume que las cosas están mal y hay injusticia, pasan estas cosas, pero si todo el mundo asumiera conciencia, despertara de su ritmo de dejación o de estar dormido, podríamos construir algo distinto, podría cambiar la situación. Yo apelo a esa idea al involucrarme con ese grupo de gente: Era una simple persona que llega al sur y ahí cambia mi historia. ¡Y cambia a tal punto que he estado presa! Entonces yo ya ahí le demuestro a la gente: "¡Mira cómo estamos! ¡Mira a lo que podí llegar! Lo que me pasó a mí le puede pasar a ti, aquí hay un problema de injusticia".

- Formalmente te detienen por "asociación ilícita" y "robo con violencia", no por la película.

Supuestamente, claro, no me detienen por el material. Bueno, no era la única película que yo estaba haciendo, también gané un subsidio CORFO [Corporación de Fomento de la Producción] del Fomento del Cine y la Industria Audiovisual por una película del MIR en el sur [Los sueños del comandante], también zona mapuche, que corresponde a otra época pero que la llevo hasta el día de hoy la historia. El fiscal decía: "No, si ella se esconde detrás de las películas". "A nosotros no nos interesan las películas", pero sucede que las películas se quedaron en la Novena Región un buen tiempo, fueron clonadas. Al equipo de cine que detuvieron en la casa productora, donde hay tres mapuches trabajando -que habían sido acusados en un momento de asociación ilícita-, fueron detenidos como extremistas y llevados a Temuko para ser interrogados, pero no le preguntaron ni por mí ni le preguntaron por el robo, sino que le preguntaron por los incendios que habían habido en la Novena Región. Si conocían gente, si ellos eran parte... Eso te va demostrando que para ellos era importante el tema.

- Aunque la Justicia no relacionó tu detención con el 'conflicto mapuche', la asociación fue inmediata, incluso fue el eje de la campaña por tu liberación. ¿Cómo repercutió en la sociedad chilena?

Causó miedo, terror en el sur, porque hay nuevas luchas contra las hidroeléctricas [que se quieren construir] en Panguipulli, donde yo trabajaba, donde se están instalando capitales con mucho poder. Allá los mapuche se están organizando para no permitir que se instalen las hidroeléctricas. Mucha gente que ha sido de izquierda es parte del movimiento natural que se va formando en rebelión de todo este proceso que se está viviendo y la tesis que tiene el Estado chileno es que los mapuches esconden miristas, frentistas y lautaristas [MIR, Frente Patriótico Manuel Rodríguez, Movimiento Juvenil Lautaro y del Mapu-Lautaro] dentro de sus comunidades. Esa construcción hace que yo, que por un lado hacía la película del MIR y por otro lado la película mapuche, sea el pollón de oro, que ellos digan: "Aquí tenemos toda la información, tenemos todo en esta persona, captamos todas las cintas, quizás que más".

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"Hay como dos realidades en la prensa, existe una explotación de las personas, una manipulación total de la gente que labora dentro del área audiovisual de los medios -y probablemente puede que no estén nunca de acuerdo-, pero la información que ellos recogen es utilizada para fines determinados. Tú te preguntas: "¿Por qué la prensa años antes de arrestar a un mapuche lo han tratado como terrorista?".

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 - Pero a la persona que cree en el Chile "moderno y económicamete próspero", ¿le generó alguna de inquietud tu detención?

No, fue una noticia grande para toda la gente que trabaja en cultura, que denuncia por lo general, los periodistas. Muchos periodistas tuvieron que ubicarse en su lugar, "aquí se está reprimiendo por libertad de expresión", dijeron. Muchos periodistas se pusieron la bandera de lucha: "Si a ella la están reprimiendo por hacer un documental, estamos mal, despertemos de esto". En el fondo fue un remezón para mucha gente, darse cuenta que antes eran los mapuches, antes eran esto y lo otro, y ahora es una documentalista por filmar, familiarizarse con el movimiento [mapuche]. "Es que a ella la van a tomar detenida y finalmente va a llegar a cualquiera de nosotros". Yo creo que los estremeció bastante la noticia de que hubieran detenido una documentalista y que fuera acusada de tan graves causas. El hecho de que tu estás siempre grabando los sucesos que van pasando... me encontraba con los reporteros de la prensa y sucede que a casi todos los conozco. De hecho hace poco anduve en la Novena Región y eran feroces abrazos de solidaridad de los mismos reporteros de la misma prensa que publica cosas atroces, te fijai.

"Hay como dos realidades en la prensa, existe una explotación de las personas, una manipulación total de la gente que labora dentro del área audiovisual de los medios -y probablemente puede que no estén nunca de acuerdo-, pero la información que ellos recogen es utilizada para fines determinados. Tú te preguntas: "¿Por qué la prensa años antes de arrestar a un mapuche lo han tratado como terrorista?". Hace todo un trabajo de terrorismo mediático a un personaje determinado, y es porque la prensa tiene una relación estrecha con las forestales, con las empresas y con el Estado chileno. Más bien con las forestales, porque son los mismos dueños de las forestales los dueños de los medios principales. Y en el fondo el gobierno no hace nada respecto de eso, o sea, deja hacer lo que hacen.

- ¿La Concertación avaló públicamente el accionar judicial o tomó distancia diciendo: "La justicia es independiente"?

La Concertación es una manera de decir que hay democracia pero no la hay. Dentro de la Concertación hay muchas visiones que se han discutido en el último tiempo de cómo relacionar el tema mapuche con el Estado, de manera de tener una vida más pacífica en el sur de Chile o en general. Hay gente que no está de acuerdo con lo que se está haciendo, estoy clara con eso, pero hay una política que impera y es la que ha transado con los grandes poderes económicos, que es la derecha. Entonces, lo que correspondía hace tiempo es que la Concertación dividiera, pero el poder es tan fuerte... Viven engañados de que la democracia debe ser así, y prefieren el silencio, quedarse callados, porque así van dando la imagen de que Chile es pacífico, no hay problemas, no hay conflictos. Hay una auto-mentira, hay un autoengaño de la gente que está gobernando.

- ¿Pero el gobierno tuvo que pagar algún costo por las repercusiones de tu caso? ¿Se dañó su imagen?

 Sé es que al ministro de Relaciones Exteriores [Alejandro Foxley Rioseco] se le colapsó su sistema de computación de todas las cartas del mundo que le llegaron, y se preocuparon. Llegó la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, pusieron una demanda contra el Estado por las películas que habían sido sacadas del lugar. También la Organización Mundial contra la Tortura hizo una denuncia. Todo eso está en trámite. Esa imagen de que en Chile no hay problemas, que estamos en forma pacífica, todo el mundo vive feliz, que ya la democracia llegó a su cúspide, se le fue a la punta del cerro al ver que toda la opinión internacional estaba diciendo: "Oye, no. Era verdad entonces que estabas reprimiendo a mapuches, que estabas reprimiendo a la gente. Ahora estás reprimiendo a una documentalistas, ¿cómo es posible?". Cartas de todas partes, solidaridad por todas partes, compañeros que han sido destacados a nivel nacional después de la dictadura militar también llamaron la atención al Estado chileno, al gobierno, para que parara la intervención que estaba realizando. Los documentalistas se unieron, hicieron una carta.

- De las filmaciones, ¿el Estado está obligado a devolvértelas en algún plazo?

La Comisión Interamericana de Derechos Humanos exigió al gobierno que respondiera por el trabajo audiovisual de Los Sueños del Comandante y Newen Mapuche a fecha del 15 de octubre como plazo máximo. Respondió después.

Recuerdos de Chile sin tiempo

Me estaba duchando cuando llegaron. Había un colega de fotografía que me estaba esperando y me dice: "Te buscan abajo", yo estaba en un segundo piso. Bajé la escalera y todos encima mío, nadie se identificó. Desde ese instante se me vino a la mente la CNI [Central Nacional de Inteligencia, activa durante la dictadura pinochetista], porque me dicen: "Usted está detenida, tiene que acompañarnos", y aparecieron armas por todos lados, y hombres de civil por todas partes -aproximadamente 40 personas. Me suben al tiro a un auto, para llevarme se suponía, pero no me llevan. Me retienen tres o cuatro horas ahí, interrogándome adentro del auto con vidrios polarizados. Me preguntaban por un montón de gente que no conozco y me preguntaban también por un montón de cosas, hechos, situaciones. Y trabajaron la parte psicológica conmigo: se subía un tipo de civil adelante, con un archivo de fotos, y era muy simpático, muy amable; después se subía otro, y era muy pesado conmigo. Y así, un juego, era un espectáculo.

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"Desde ese instante se me vino a la mente la CNI [Central Nacional de Inteligencia, activa durante la dictadura pinochetista], porque me dicen: "Usted está detenida, tiene que acompañarnos", y aparecieron armas por todos lados, y hombres de civil por todas partes -aproximadamente 40 personas. Me suben al tiro a un auto, para llevarme se suponía, pero no me llevan", relata Elena".

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 Y todo lo que allanaron yo no tuve acceso a ver ni a firmar nada. Hicieron firmar a la señora que estaba trabajando dentro de la productora, que es analfabeta y que la amenazaron con llevársela presa si no firmaba el documento que dice que apenas hay unas cuantas cintas y unas cuantas cosas, y se llevaron casi toda la productora. Entonces, "¿De qué estamos hablando?", dices tú, porque el trato es igual o peor, quizá, no sé [que en tiempos de dictadura]. La parte de la tortura es la misma que han aplicado durante años, la única diferencia que yo tuve es que no nos aplicaron corriente.

Después me llevaron para Panguipulli con la amenaza de que allí me iba a encontrar con gente que no iba a poder negar que la conocía. Cuando iba llegando a Panguipulli me dijeron: "Aquí estamos donde tu ensayas con la orquesta". Y cuando ya estaba ahí, en el lugar, me dicen que me baje para declarar y para mostrar los instrumentos de música que yo guardaba ahí -que escondía las armas, fusiles y no sé qué más. Entonces dije que no me iba a bajar porque yo había dejado mi corazón en Panguipulli con los niños, que había puros niños [allí], que no iba a hacer esa estupidez. Me empezaron a empujar y finalmente los niños se dan cuenta que estoy dentro de ese auto, que me están prácticamente torturando. Me hacen bajar del auto y yo me tiro debajo, y les dije: "Bueno, pásenme por encima si quieren que entre, pero yo no voy a entrar". Me puse a llorar, de todo un poco, y al final el jefe de todo dijo: "Iá, ingrésenla al auto y enciérrenla". Me encerraron adentro del auto y ellos ingresaron. Después me llevaron a Temuko y quedé incomunicada, totalmente incomunicada. Pedí teléfono para llamar a mi hija, a mi familia, nadie me dio un teléfono. Decían que volvería si colaboraba... volvería a la casa a la tarde y así iba a ver a mi hija.

-El 'colaboraba', ¿qué implicaba?

La gente [de las fotos] dónde la había visto, quiénes eran.

- ¿Eran fotos de comuneros y dirigentes mapuche lo que te mostraban?

No, de todo. Era gente que no se veía mapuche, que eran dirigentes, muchos eran miristas, habían otros que eran mapuches. Hacían dibujos ellos de una futura rebelión en el sur de Chile, esa es más o menos la visión que hay. Entonces yo dije [pensé]: "No, estos tipos están más locos que... ¿Qué es lo que se están imaginando?". "Oye, si yo soy documentalista", le explicaba. Y me decían: "No, si nosotros sabemos todo lo que tu hací, nosotros te venimos investigando hace dos años. Sabemos con quién te juntai, quién es tu pareja, con quién te veí, cuáles son tus amigos. Pa dónde viajai allí te seguimos nosotros. Ayer estuviste allá en la montaña, ¿cierto? Buscando una locación supuestamente", decía uno. "Si sabemos todo de ti. Tomaste ron ayer. Tomaste ron ¿sí o no?" Ahí pensé: "¿Habrán puesto micrófonos en mi casa? ¿Quizá cuándo?". Y empecé a recordar que dos meses atrás se quedó el sonidista a dormir ahí, abrió la ventana y cayó intacta. No tenía bisagra, no tenía nada. "Sí, pusieron micrófonos. No hay otra manera." Sabían todo lo que estaba pasando dentro de la casa, todo lo que allá se hablaba, los que llamaban, la gente que interactuaba dentro de la productora / AZ

* Gentileza www.argentina.indymedia.org

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LA ILUSIÓN DE LA LIBERTAD DE INFORMACIÓN Y DE PRENSA EN CHILE

LA ILUSIÓN DE LA LIBERTAD DE INFORMACIÓN Y DE PRENSA EN CHILE

1. El periodismo objetivo no existe. Desde la madrugada del periodismo moderno –asociado a la Revolución Francesa, la Norteamericana, la fundación de los Estados Nacionales y las luchas independentistas en América Latina- el ejercicio informativo oculta resortes corporativos, políticos, ideológicos, y, en último término, de intereses de clase. El recorte discrecional de hechos que ocurren, son siempre digitados por la función de construir realidad, influir en el mundo lector, auditor o televidente desde motivaciones altamente tendenciosas y editorializadas. Es por ello que las clases y sus organizaciones, instituciones civiles y militares, corporaciones, partidos políticos y corrientes de pensamiento de toda índole precisan siempre de medios de comunicación que propalen su visión de las cosas desde un ángulo particular. El contexto de producción del texto periodístico –independientemente de su formato- determina las maneras y los contenidos del mensaje periodístico. Y en general, son los dueños de los medios quienes enmarcan el horizonte de sentido del instrumento comunicacional. Los periodistas, al respecto, son meros obreros de la escritura cuyas jefaturas editoriales los condena por opción o autocensura a producir de una manera determinada y no otra. El texto periodístico, desde sus orígenes, con la hegemonía de la burguesía y el modo de producción capitalista, tiene dos alternativas: reproducir la visión de mundo dominante o jugársela por colaborar con la hegemonía de los de abajo.

2. Idealmente, las escuelas de periodismo enseñan que la labor profesional debe fundarse sobre tres ejes: comunicar, informar y edificar. A ello se agrega una ética ligada a “la verdad”, que, en los hechos, opera como pura verosimilitud, o texto creíble. En la vida real, en el Chile del siglo XXI, la libertad de opinión, información y de prensa está extraordinariamente constreñida, maniatada, casi no existe. Los diarios de papel son de propiedad de dos grandes consorcios, El Mercurio de Edwards y Copesa, que copan más del 90 % de la oferta, concentran la publicidad, reproducen ideológicamente los intereses de la clase en el poder y pautean a las radios y a los informativos televisivos. Las emisoras de masas más escuchadas se alimentan de las agencias UPI y ORBE –la primera es una transnacional ligada a los intereses corporativos del Estado norteamericano y la segunda, a la derecha política histórica del país-. Y los canales de televisión abierta pertenecen a empresarios como Sebastián Piñera, y al Grupo Claro. TVN, por su parte, es conducida por un directorio que refleja las relaciones de fuerza por arriba de la clase política que, a su vez, expresa distintas fracciones de la burguesía. Marginalmente, las voces ciudadanas, las miradas correspondientes a los intereses de los trabajadores y el pueblo, cuentan con contados medios en Internet, limitadas radios y canales televisivos locales, de muy bajo impacto y precaria legalidad, y algunas aventuras de papel que sobreviven dificultosamente en los kioscos. Los dos modos fundamentales de destrucción de posibilidades para la existencia de medios no dominantes respecto del poder están asociados a la discriminación del avisaje comercial y el castigo ideológico desde arriba. Considerando los elementos expuestos, se puede afirmar que en Chile no existe pluralismo informativo, y los empeños independientes, alternativos o que presentan la realidad informativa desde abajo sufren condiciones estratégicamente asimétricas, desiguales en relación al monopolio medial de los que ostentan el control de la sociedad en todos sus ámbitos. Más claramente, el derecho de la ciudadanía, de las mayorías nacionales a escoger entre un conjunto de medios no monocordes o diversos, está determinado por las relaciones de fuerza realmente existentes entre la contradicción capita/trabajo.

3. La necesaria construcción de la hegemonía de los intereses de las grandes mayorías en Chile pasa también por la libertad de expresión e información. Es por ello que las múltiples expresiones organizadas de los trabajadores y el pueblo en clave plural y contra dominante, deben contar con urgencia prioritaria con medios propios, altamente éticos, atractivos, apostando a la creatividad, la responsabilidad, y a través de formatos amigables y atractivos. La reconstrucción del llamado “intelectual orgánico”, es decir, de los militantes sociales y políticos de las clases subalternas, tiene una relación dialéctica con el ritmo, los modos y el tonelaje que adquiera mediante la lucha y el protagonismo, el campo popular. Lo cierto es que mientras más medios de comunicación no reproductores de los intereses dominantes existan, en una relación dinámica, Chile puede acercarse al derecho humano fundamental de la libertad de opinión e información que debería ser una de las matrices rectoras de una auténtica democracia que todavía no existe, que es un desafío en ciernes, que palpita como necesidad aún encorsetada por la minoría que manda y es dueña de todo. Por lo pronto, ya está en las calles el periódico quincenal MARCHA, dirigido por sus propios trabajadores.

Es una nueva molécula que busca aportar a la conquista de una sociedad de libres e iguales.

Andrés Figueroa Cornejo

Noviembre 10 de 2008

 

Documental se exhibe desde el 8 de noviembre

Documental se exhibe desde el 8 de noviembre

05 de Noviembre de 2008

El lado B de El Mercurio llega a la pantalla grande

Sin las figuras estelares de la Concertación, los líderes del progresismo que celebraron el centenario del periódico en CasaPiedra, se estrenó El diario de Agustín, el documental en que un grupo de tesistas desmonta las mentiras y omisiones más brutales del poderoso decano de la prensa en ciertos casos de violaciones a los Derechos Humanos. Y muestra cómo, 40 años después, cuesta encontrar a alguien que se haga cargo.

Por Felipe Saleh

Tratando de sintonizar con las palabras que impregnan El Diario de Agustín, se puede decir que el día del estreno estaba lleno de "subversivos". Algunos incluso quedaron fuera de la sala repleta en el centro de extensión de la Universidad Católica, donde la película abrió el Festival Internacional de Documentales de Santiago (FIDOCS).

El público estaba dividido en dos: los "subversivos" literalmente más golpeados durante la dictadura: la familia de los derechos humanos a la que pertenecen los realizadores Ignacio Agüero y Fernando Villagrán. Acompañados entre otros por José Zalaquett, Carmen Soria, Guillermo Teillier , Faride Zerán, otros menos reconocibles y los verdaderos protagonistas, que tienen un aire menos glamoroso: Iván Barra, victima del montaje en el Parque O`Higgins, y las hermanas de la dirigente comunista Marta Ugarte, cuyo caso arma uno de los seis segmentos en que se divide la película. Esta sección de los espectadores aplaudió cada vez que aparecían en las primeras secuencias del documental algunos íconos de su época como Jaime Castillo Velasco, Raúl Silva Henríquez y Salvador Allende.

Manual de excusas

El resto del cine estaba lleno con "los amigos del audiovisual", como dijo Patricio Guzmán, director del festival, en un saludo grabado en video.  Una audiencia en su mayoría menor de treinta años, que miraba con el impacto de quien ve los combates de las milicias tribales en el Congo, algunas de las imágenes de los primeros días del Golpe, donde soldados les pegan a civiles contra una pared. Este público se rió con la estampa mediocre de Pinochet y con la definición de "guerrillas universitarias" que El Mercurio pone en una editorial para describir a  los estudiantes que se tomaron la PUC en 1967. Pero las carcajadas explotan con la declaración de principios de Álvaro Puga, dirigente de la ultra derecha: "Había que matar comunistas por una necesidad biológica, matar 800 comunistas por cumplir con el país no tiene importancia. Para mi se quedaron cortos".

Puga, asesor de Pinochet, es el único que al menos no esconde su verdadera naturaleza.  Todos los demás, desde los ex directores del decano Arturo Fontaine y Juan Pablo Illanes, hasta el gerente general y representante legal de la empresa Jhonny Kulka, pasando por la periodista Beatriz Undurraga, no reconocen su participación consciente en los montajes de prensa más burdos de los que se tenga memoria. Sobre ellos se construye la película.

Las coartadas de cada uno son para todos los gustos. Kulka se excusa diciendo que Agustín Edwards no habla porque es tímido  y se está quedando sordo, Fontaine Aldunate carga contra la UPI por la noticia de los miristas "exterminados como ratones" y cuando ya está acorralado se retira abruptamente porque la entrevista es "política" e "irrespetuosa".

Precisamente el "respeto" es la única cosa de la que El Mercurio puede afirmarse para justificar un trabajo tan indecente como el que describe la película, con cuatro ejemplos. Porque lo que dice Kulka de El Mercurio como "el diario de referencia" se ha ido desvirtuando cada vez más.

Es también el respeto, el temor a una institución tan poderosa, el que convierte a los dos públicos en un grupo de subversivos consciente de que está viendo un registro al borde de lo prohibido, molestando al dueño de una cadena de diarios capaz de desestabilizar a un gobierno y condicionar a otros -al menos en otra época-, y que fácilmente  podría hundir o hacer despegar sus carreras en el "mundo audiovisual".

Los besamanos

Asumiendo lo que significa "meterse con El Mercurio", como advierte  Juan Pablo Illanes todos los años en la primera charla con los estudiantes en práctica del diario, ninguna figura estelar de la Concertación apareció en el estreno. Salvo la ministra de Cultura Paulina Urrutia. Pero  gracias a una de las mejores secuencias del documental se ve a Ricardo Lagos, José Miguel Inzulza y Oscar Guillermo Garretón "besando" la mano de Agustín Edwards para el centenario de "El Decano", una escena que el director tuvo la piedad de poner al comienzo y no al final de los  80' minutos que dura el film, cuando  la sensación de asco hacia el estilo mercurial está instalada en el espectador.

"En democracia El Mercurio se ha instalado como un actor muy potente, sin que haya un reequilibrio de la prensa. Por eso, la clase política ha guardado silencio sobre el rol del diario en estos hechos, porque significa pelearse con El Mercurio", dice Fernando Villagrán.

 Antipanfleto

Por fortuna Agüero y Villagrán delegan la investigación que sustenta la película en un grupo de tesistas de periodismo en la Universidad de Chile, una generación que ha escuchado estas historias desde lejos, que no tiene miedo de enfrentar a las "vacas sagradas" y que según los directores está libre los prejuicios que tienen ellos a causa de su historia personal. "Ellos hicieron un desmontaje de la campaña de desinformación que instaló El Mercurio", dice Villagrán.

El resultado es una película sin pretensiones de ser una obra de arte, y menos un panfleto porque todo lo que anuncia lo contrasta empíricamente con hechos irredargüibles. Por el contrario, todo cuaja en un documental lo suficientemente didáctico en el que se explica el salvataje financiero de Washington al diario en plena UP y se entiende claramente  que el rigor y la seriedad de la que se jacta la cadena Edwards durmió una larga cuarentena, o que en ciertos casos "no tuvo información seria", como dice el propio don Agustín a Raquel Correa cuando le pregunta por su omisión de las violaciones a los derechos humanos.

Es cierto que la película muestra un periodo especialmente álgido donde las mentiras y omisiones determinaban la vida o muerte de una persona y la falta se ve más grotesca, pero los que satanizan a Edwards tampoco pueden dar pruebas de blancura. Basta ver la ciega reacción de cierta izquierda frente a cualquier nota que desmitifique a algunos de sus íconos como Chávez, o se atreva a bajar del altar al tirano Fidel Castro.

 

El Colegio de Periodistas de Chile pide disculpas por las mentiras de sus afiliados

Ernesto Carmona

El Colegio de Periodistas de Chile pedirá disculpas públicas por la conducta impropia de sus afiliados que en 1975 mintieron para coadyuvar al montaje de falsos “enfrentamientos” fraguados por la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA) para justificar la desaparición de 125 personas, en los casos conocidos como “Rinconada de Maipú” y el de “Los 119” u “Operación Colombo”, adscrita a la transnacional “Operación Condor”.

La decisión de honrar la memoria de las víctimas en presencia de sus familiares fue acordada como “un gesto pendiente” por la entidad profesional después que fracasara una impugnación del fallo de sus Tribunales de Ética y Disciplina introducida ante la Corte de Apelaciones de Santiago por Claudio Sánchez, uno de los periodistas sancionados. Todos los demás afectados acataron los fallos éticos de la entidad profesional.

En el acto, programado para el sábado 21 de junio, a las 11 horas, en la sede del Colegio –Amunátegui 31–, intervendrán Luis Conejeros, presidente del Colegio, quien explicará el sentido de este gesto; Juanita Rojas, presidenta del Tribunal Nacional de Ética y Disciplina (TRINED) y Alfredo Taborga, presidente del Tribunal Regional Metropolitano (TRED), correspondiente a Santiago, quienes se referirán al procedimiento ético-disciplinario. También hablarán Isabel Gallardo, familiar de tres de las seis víctimas del caso “Rinconada de Maipú” y Roberto D’Orival, del Colectivo de Familiares y Compañeros de Los 11 y hermano de una de las víctimas.

El encuentro concluirá con la entrega de un documento que formalizará simbólicamente la solicitud de disculpas institucionales en desagravio a la memoria de las víctimas por la participación de sus afiliados en la fabricación de acciones armadas que nunca existieron. Incluso hubo periodistas de TV que “reportearon desde el sitio del suceso” –Rinconada de Maipú– mostrando la locación donde supuestos terroristas ya asesinados por la DINA habrían enfrentado a las fuerzas represivas, exhibiendo casquillos vacíos de proyectiles, pero sin mostrar ningún cadáver. La revista Qué Pasa llegó a citar como “testigo presencial” a un niño de 8 años.

Los sancionados

Los dos procedimientos ético-disciplinarios del Colegio acogieron denuncias de familiares de las víctimas de ambos casos presentadas en 2006 y 2007 contra los periodistas y los medios en que trabajaban, entre otros Canal 13 de la Universidad Católica, el estatal Canal 7 o Televisión Nacional (TVN), El Mercurio, La Segunda, Las Ultimas Noticias y La Tercera. Las empresas periodísticas jamás pidieron disculpas a sus lectores, por mentirles, ni a las víctimas, por deshonrar su memoria. Incluso tuve ocasión de presenciar en 2006

Por su participación en el montaje de Rinconada de Maipú, la entidad profesional sancionó con la expulsión a Roberto Araya Silva y suspendió la colegiatura, con censura pública, a Julio López Blanco, Vicente Pérez Zurita, Manfredo Mayol –todos de TVN-Canal 7 en 1975– y a Claudio Sánchez, entonces en Canal 13 UC.

En el Caso de Los 119 sufrieron suspensión y censura pública Fernando Díaz Palma, en 1975 director de Las Últimas Noticias, matutino de circulación nacional de la cadena El Mercurio; Alberto Guerrero Espinoza, entonces director de La Tercera, y Beatriz Undurraga Gómez, de El Mercurio.

Por fallecimiento, fueron declarados no imputables los entonces directores de El Mercurio, René Silva Espejo, y del vespertino La Segunda –también de El Mercurio–, Mario Carneyro. Todos esos medios también infringieron la ética profesional al difundir informaciones falsas respecto de los crímenes de la Operación Colombo.

El Tribunal de Ética determinó que quienes publicaron las informaciones sobre el caso Colombo "no cumplieron con su obligación de confrontar los hechos base de la noticia con otras fuentes que no fuera la oficial, con lo cual fallaron en entregar la verdad que la ciudadanía tenía el derecho a recibir". En este caso fue absuelta la periodista de El Mercurio Mercedes Garrido Garrido, porque "las acusaciones formuladas en su contra no fueron probadas".

Rinconada y Colombo

En el fallo de Rinconada de Maipú, el Tribunal de Ética estimó que Julio López y Claudio Sánchez tenían responsabilidades diferentes. Según el proceso, que es público, López admitió ante la fiscal Doris Jiménez haber mentido en su despacho porque agentes de la DINA le entregaron el libreto listo y lo llevaron hasta el lugar para filmar el falso enfrentamiento, con el propósito de justificar el asesinato de seis militantes del MIR y del PC, torturados y acribillados en Villa Grimaldi. López incluso se mostró arrepentido y manifestó su disposición a pedir disculpas públicas a los familiares de las víctimas.

Sánchez fue sancionado por negarse a concurrir a declarar, pero Canal 13 envió una carta al Colegio reconociendo que éste periodista efectivamente aparece en una cinta informando sobre el mismo suceso, pero se negó entregar el video por un juicio laboral con Sánchez, que a la postre el periodista también perdió. También recurrió ante la Corte de Apelaciones contra la sentencia del Tribunal de Ética, pero perdió por votación unánime.

En el caso Operación Colombo, también en 1975, la dictadura pretendió hacer creer que 119 presos políticos, habían huido a Argentina donde encontraron la muerte en un combate con fuerzas militares o matándose entre ellos mismos, en dos episodios ficticios distintos. Los medios citados en el juicio ético difundieron ampliamente la mentira y agregaron de su propia cosecha toda clase de injurias contra las víctimas.

Yo Claudio

Sánchez apeló ante la justicia ordinaria, reclamando –diccionario en mano– por el trato de “imputado” que le dio el lenguaje del Tribunal de Ética del Colegio de Periodistas, aunque en 1975 vilipendió a las víctimas de la Rinconada de Maipú. Hoy sólo aparece como “locutor en off “ del noticiario de Megavisión, después de haber sido el hombre ancla de esa estación del multi-millonario Ricardo Claro.

Al disparar en la Corte sus dardos contra el Tribunal de Ética de la Región Metropolitana del Colegio de Periodistas alegó que “además, ante esa instancia ética recibí un trato de "imputado" que es término propio y exclusivo de la jurisdicción penal y sólo atribuible respecto de quien quede sujeto a procedimiento, y existan presunciones fundadas que a él le ha cabido una participación de actor, cómplice o encubridor en los hechos que se investigan”.

Su apelación fue admitida –y finalmente el fallo le fue adverso, sin posibilidad de recurrir a la Corte Suprema– aunque uno de los ministros estimó que había apuntado mal sus dardos. En la página 8 de la causa 6455, el 21 de septiembre de 2007 quedo constancia de lo que sigue: “Para resolver sobre la admisibilidad del recurso, pídase informe al Tribunal de Ética Región Metropolitana del Colegio de Periodistas y la causa en cuestión. Ofíciese”.

Pero también se registró la disconformidad de uno de los dos ministros: “Se previene que el Ministro Sr. Pfeiffer estuvo por declarar inadmisible el recurso de apelación, desde luego, teniendo presente para ello que de conformidad con lo dispuesto en el Título XVIII de¡ Libro 1 del Código de Procedimiento Civil, la apelación –en su carácter de recurso ordinario que da origen a la segunda instancia– debe ser interpuesto ante el mismo Tribunal que dictó la resolución recorrida "para ante" el Tribunal Superior respectivo, dentro de los plazos y con las formalidades establecidas por el artículo 189 del citado Código, requisitos que, en la especie, no fueron observados por el apelante”. El otro ministro fue Juan Manuel Muñoz Pardo, más el abogado ntegrante Benito Mauriz Aymerich.

Pero al final, Sánchez perdió ante la unanimidad de los ministros de la novena sala de la Corte de Apelaciones, que el 2 de junio de 2008 fallaron así: “Teniendo presente que el fallo recurrido ha sido dictado conforme al mérito de los antecedentes de hecho existentes, en que se funda, y con arreglo a derecho, sin que en la tramitación de los autos aparezca infringida alguna garantía jurídica del recurrente, se confirma la sentencia apelada de veintiuno de agosto de dos mil siete, que se lee a fojas 66 y siguientes. Regístrese y devuélvase.

La Novena Sala de la Corte de Apelaciones de Santiago fue presidida por la ministro Dobra Lusic Nadal y conformada por el ministro Mario Rojas González y la abogado integrante Claudia Chaimovich Guralnik. Yo Claudio quedó oleado y sacramentado…

 

Colegio pidió perdón por periodistas que mintieron

Colegio pidió perdón por periodistas que mintieron

Lanacion.cl 

Sábado 21 de junio de 2008  | 16:44   

 Por Jorge Escalante

Fue difícil, hubo trabas, algunos optaron por mantener la defensa corporativa a pesar de que sabían que con ello se callaban crímenes de lesa humanidad, pero al final se hizo. Por primera vez, el Colegio de Periodistas pidió perdón a familiares de las víctimas de la dictadura por aquellos medios y colegiados que mintieron para servir al régimen opresor, disfrazando asesinatos con falsos enfrentamientos con fuerzas de seguridad.

 Su presidente nacional Luis Conejeros, lo hizo en la persona de Roberto D’orival e Isabel Gallardo, el primero representando a los familiares de los 119 desaparecidos en la Operación Colombo, y la segunda a nombre de las familias de seis asesinados por la DINA, ambos sucesos ocurridos en 1975 y disfrazados como falsos enfrentamientos en Argentina y Chile.

El Tribunal de Etica Metropolitano del Colegio inició hace unos años sendas investigaciones, y emitió sus fallos en 2006 y 2007 sancionando a ocho periodistas y exculpando a tres, aunque dos de ellos por fallecimiento.

Sin embargo, al interior del propio Colegio hubo quienes en su momento se opusieron a que estos fallos se publicaran por la prensa, como en los mejores tiempos del dictador Augusto Pinochet cuando se manipulaba la información y se intervenía directamente en las redacciones. O se asesinaba periodistas como José Carrasco.

La presidenta del Tribunal de Etica Nacional, Juanita Rojas, y el presidente de esta instancia a nivel metropolitano, Alfredo Taborga, también se sumaron a las excusas públicas y reconocieron el trabajo incansable de los familiares de las víctimas para buscar no sólo justicia y sanción en los tribunales ordinarios, sino también en la instancia que rige a los periodistas. Porque las investigaciones sumarias se iniciaron por petición de las familias.

El vocero de gobierno, Francisco Vidal, saludó la actitud del Colegio, aunque destacó que se hizo treinta y tres años después de ocurridos los crímenes en cuestión.

El caso de Rinconada de Maipú fue revelado públicamente por La Nación Domingo el 15 de junio de 2003, cuando el proceso judicial ya se encontraba en curso.

Los sancionados 

Los sancionados con suspensión temporal de la colegiatura y censura pública por el Tribunal de Etica metropolitano (ratificado por la instancia nacional) en el caso Rinconada de Maipú fueron: Claudio Sánchez (entonces en canal 13), Julio López Blanco, Roberto Araya (único expulsado del Colegio), Vicente Pérez Zurita y Manfredo Mayol, todos de canal 7 en 1975.

Por su culpabilidad en la difusión de falsas informaciones en la Operación Colombo fueron sentenciados con suspensión de colegiatura y censura pública a los ex directores de medios Fernando Díaz Palma (Las Últimas Noticias) y Alberto Guerrero Espinoza (La Tercera), y a la periodista de El Mercurio Beatriz Undurraga Gómez.

Fueron declarados inimputables por fallecimiento en este último caso los directores de El Mercurio, René Silva Espejo, y del vespertino La Segunda, Mario Carneyro. La solicitud de sanción de los familiares también se formuló en contra de la periodista de El Mercurio Mercedes Garrido Garrido, pero el tribunal no pudo probar su culpabilidad y la absolvió.

En la investigación Julio López admitió que al canal 7 llegaban agentes de la DINA a pautear a los editores y periodistas, y que estos entregaban incluso los libretos listos de las mentiras que había que difundir. Además, conducían a los reporteros y camarógrafos a los lugares donde había que filmar supuestos enfrentamientos para ocultar crímenes, como lo sucedido en Rinconada de Maipú.

Después, en 1987 Julio López fue contratado por el jefe del cuartel Borgoña de la CNI, Alvaro Corbalán, como “subdirector” de la revista A Fondo, publicación creada para la difusión del movimiento Avanzada Nacional, frustrado intento de Corbalán para convertirse en líder político.

La última cena

Pero el ex director de La Tercera, Alberto Guerrero, andaba también en otros pasos doce años después de Colombo y Rinconada. Horas antes de que la dictadura asesinara a doce militantes del FPMR entre los días 15 y 16 de junio de 1987 en la llamada Operación Albania, Guerrero asistía como uno de los 22 invitados a una cena de gala ofrecida el sábado 13 en su casa por el mayor Alvaro Corbalán.

“Alvarito” velaba sus armas junto a sus más amigos.

La asistencia de Guerrero quedó registrada en la hoja de la guardia de la CNI que Corbalán mantenía al ingreso, documento adjuntado al expediente (a fojas 5163) del proceso abierto por esta masacre.

El ingreso de los comensales quedó registrado de la siguiente manera:

“A esta hora (la hora aparece borrada) ingresan los siguientes invitados: Patricio Vildósola y señora, Carlos Portales y señora, Sergio Miranda y señora, Carlos Cruz Coke y señora, señorita Dennis, Benjamín Matte y señora, Miguel Ananías y señora, Guido Poli y señora, Alberto Guerrero y señora, René Sotomayor y señora, Juan Carlos R. y señora, Manfredo Mayol y Willy Bascuñán”.

 

 

Caso Clarín ahoga al duopolio binominal

Caso Clarín ahoga al duopolio binominal

Alianza y Concertación han llegado a extremos intentando que el diario Clarín no vuelva a ser publicado

Arturo Alejandro Muñoz

Kaos en la Red

Rebelión.org

Haste ayer el establishment respiraba tranquilo porque había sido capaz de asesinar a casi todos los medios escritos que no estaban bajo su absoluto control. Análisis, Apsi, Hoy, La Época, Fortín Mapocho, Cauce, Página Abierta, Los Tiempos, Siete más Siete, Diario Siete, Plan B, Rocinante, son algunos de los diarios y revistas que el duopolio binominal aniquiló por medio de la negación del avisaje estatal o, lisa y llanamente, mediante la persecución laboral y política desatada contra quienes dirigían y trabajaban en esos medios.

Pero, resurgió desde las cenizas el caso ‘Clarín' cual crónica de un renacimiento anunciado. A partir de ese momento, los socios de la dictadura perfecta (Alianza y Concertación) pusieron en marcha una maquinaria aceitada expresamente para degollar cualquier intento por restablecer la libertad de información y de expresión, aun si ello significara desmentir cínicamente el verbo principal del duopolio, convertido en mito, ese que dice: " Chile, paraíso latinoamericano de la libre empresa".

Hasta el mismo día martes 11 de septiembre de 1973, ‘Clarín' era el diario de mayor venta en Chile. Ni siquiera requería avisaje estatal, empresarial o comercial para mantenerse al tope de la circulación nacional con su tirada de doscientos mil ejemplares diarios, número que se duplicaba los domingo. Su eslogan "Firme junto al pueblo" constituyó un sello durante toda su existencia, y fue copiado después por el semanario ‘The Clinic", que trató de imitar al popular periódico, tal cual lo intentó fracasadamente el diario ‘La Cuarta', diario de farándula y crónica roja del grupo duopólico COPESA-La Tercera, perteneciente al empresario pinochetista Álvaro Saieh y su grupo CORPBANCA.

SAINTE MARIE, ‘VOLPONE'

‘Clarín' fue fundado en el año 1954 por Darío Sainte Marie, cuyo seudónimo periodístico era ‘Volpone', quien usó la ingeniosa frase "Cavernarios, el pensamiento no se multa ni se encarcela". Boliviano de nacimiento (Santa Cruz de la Sierra) y chileno por adopción, Sainte Marie levantó un verdadero imperio con el diario popular, que era temido, amado, envidiado y odiado por la clase política, pero esperado con ansias por sus lectores cada madrugada.

El periodismo como herramienta de poder lo capturó. Fue director de Zig Zag y en Estados Unidos ejerció como editor de Associated Press. Allí su círculo se amplió. Conoció a presidentes, dictadores y políticos de toda América Latina. De la mano de Carlos Ibáñez del Campo desembarcó nuevamente en el periodismo al ser nombrado director de La Nación. Diariamente se reunía con el presidente Ibáñez y luego hacía punzantes titulares que muy pronto lo harían famoso.

En 1954, siendo director de La Nación, Sainte Marie convenció a Ibáñez de crear un diario de la tarde al que llamaron Clarín. Fue un gran fracaso. Volpone finalmente logró que Ibáñez le vendiera Clarín en unos pocos pesos. Lo transformaron en matutino y en la campaña presidencial del ‘58, Ibáñez decide apoyar a Allende en contra de Alessandri y puso a La Nación, y en especial a Clarín, al servicio de Allende. Cuando asumió Alessandri, sacaron a patadas a la gente de Clarín del edificio de La Nación. Se refugiaron en un departamento que tenía uno de los directores de Clarín, Román Alegría Rodríguez. En calle Lira estaba la imprenta Horizonte, del Partido Comunista, y ahí se imprimía el diario.

Fue entonces que Volpone, llevó a su máxima expresión la capacidad de hacer portadas irónicas, hilarantes y tan destructivas para sus enemigos como favorables para sus amigos. Con el tiempo, ‘Clarín' se transformó en su más poderosa arma de influencia.

En la campaña presidencial de 1970, Sainte Marie decidió jugar sus cartas a favor de dos candidatos: Radomiro Tomic (PDC) y Salvador Allende (PS), con quien mantenía una larga y a veces conflictiva amistad.

VÍCTOR PEY LLEGA AL RESCATE DE ‘CLARÍN'

Sin embargo, el año 1972 Sainte Marie enfrentó dificultades económicas serias al mismo momento que su relación con el Presidente Allende experimentaba ciertos quiebres. Volpone recurre entonces a otro de sus amigos, Víctor Pey Casado, ingeniero español que había llegado a Chile a bordo del ‘Winnipeg' en 1939, luego de la guerra civil ibérica. Pey, un republicano que defendió la ciudad de Barcelona contra los ataques de las tropas fascistas de Franco, era también amigo de Allende y de otro español, Joan Garcés -abogado y cientista político de fuste- que asesoraba al Presidente socialista. Sainte Marie le pide a Pey que compre el diario.

Víctor Pey pagó un millón doscientos mil dólares (US$1.200.000) y adquirió el total accionario del ‘Consorcio Publicitario y Periodístico S.A.', al cual pertenecía ‘Clarín'...ello ocurrió en el mes de septiembre de 1972. Sainte Marie viajó a Europa a objeto de someterse a tratamientos médicos ya que su salud se encontraba seriamente deteriorada, y Víctor Pey asumió las riendas del diario popular, donde mantuvo al equipo periodístico -así como a la línea editorial- y al director, Alberto ‘Gato' Gamboa, quizá el mejor editor y titulador periodístico que haya existido en la prensa chilena.

Sainte Marie, en marzo de 1972 se fue a España y pidió a Pey formalizar en Madrid el asunto de la venta. Obviamente, Pey no deseaba regresar a España mientras estuviese Franco en el poder. Acordaron entonces reunirse en Estoril (Portugal), donde finalmente se firmó el contrato de venta. Pocos meses más tarde, en septiembre de 1972, volvieron a reunirse, esta vez en Suiza. El vendedor (Sainte Marie) entregó las acciones y los traspasos firmados en blanco. El comprador (Víctor Pey) pagó un millón doscientos mil dólares. Con ese dinero, Sainte Marie compró tres o más departamentos en el edificio Colón, en esa época uno de los más elegantes y caros de Madrid.

Consciente de que administrar una empresa como ‘Clarín' no sería tarea fácil en el futuro, Pey pactó - casi al finalizar el año 1972- la venta de una parte de las acciones a tres amigos: Emilio González (DC), Jorge Venegas (PS) y Ramón Carrasco, abogado del diario. Pero el mencionado pacto sólo indicaba que tanto el precio como la forma de pago se convendrían una vez que se estabilizara la economía chilena (que en ese momento atravesaba por una crisis severa). Sin embargo, llegó el golpe de estado y jamás hubo pago ni traspaso efectivo alguno de acciones.

El martes 11 de septiembre de 1973 las fuerzas armadas golpistas irrumpieron violentamente en las instalaciones de ‘Clarín', destrozaron todo lo que se les cruzó en el camino y se robaron la nueva rotativa GOSS, cuyo destino hasta ahora sigue siendo un misterio. Además, la vieja rotativa en uso pasó a manos del Instituto Geográfico Militar. El local del diario fue utilizado por los golpistas como un centro de detención y tortura llamado ‘La Firma', que estuvo a cargo de Carabineros y sus organismos SICAR, DICOMCAR y Dirección de Inteligencia.

Ese mismo trágico día, 11 de septiembre, en La Moneda junto a Allende se encontraba Joan Garcés, mientras Víctor Pey se quedó en la residencia presidencial de Tomás Moro. El Presidente le solicitó a Garcés que se retirara del palacio de gobierno para que "contara al mundo lo que había sucedido en Chile". Pey se asiló en la embajada de Venezuela, pues las fuerzas golpistas habían dado orden de ‘eliminarlo en el acto no bien se le encuentre'.

LA MAFIA MILITAR GOLPISTA

De inmediato, la dictadura chilena puso en movimiento los mecanismos jurídicos a objeto de apoderarse legalmente del diario, aprovechando que manejaba a su antojo a un medroso y servil Poder Judicial.

Los militares allanaron la ex oficina de Víctor Pey, dinamitaron la caja fuerte y extrajeron los documentos firmados en Estoril. Allí estaban las acciones de ‘Clarín' y el contrato de venta firmado en Portugal. El subsecretario del interior, coronel Enrique Montero, junto con el Contralor General de la República, Lorenzo de la Maza, tuvieron que reconocer ante la prensa lo que era indesmentible: "de los antecedentes expuestos y considerando que se encontraron en poder de Víctor Pey Casado todos los títulos de las acciones y los traspasos en blanco de las personas a cuyo nombre figuran esos títulos (...) resulta que fue este quien compró el Consorcio Publicitario y Periodístico S.A. y la Empresa Periodística Clarín , efectuando los pagos correspondientes".

Entonces, en un acto desesperado, la Junta Militar decidió confiscar todos los bienes muebles e inmuebles, derechos y acciones, a través del decreto 580, mediante el cual expresamente se liberaba de ‘toda confiscación' a Emilio González y Jorge Venegas, los ‘supuestos' socios de Pey que, en rigor y jurídicamente, nunca pagaron a aquel lo acordado pero, que, extrañamente, contaban con el respeto de los tiranos.

El año 1975 falleció el dictador español Francisco Franco Bahamonde y los antiguos republicanos, como Víctor Pey y Joan Garcés, pudieron por fin regresar a su patria sin el temor de ser detenidos apenas pusiesen pie en tierra española. En Madrid, ambos amigos del fallecido mandatario chileno, formaron la Fundación Presidente Allende, a la que Víctor Pey traspasó legalmente el 90% de sus derechos accionarios de la empresa ‘Clarín'.

Al retornar la democracia el año 1990, Pey solicitó al gobierno de Patricio Aylwin la devolución y reparación de los bienes incautados ilegalmente por el Estado de Chile. El gobierno de Aylwin guardó silencio y no respondió al requerimiento. Lo mismo hicieron posteriormente los gobiernos de Eduardo Frei Ruiz Tagle y de Ricardo Lagos Escobar. Entonces, Pey recurrió a la instancia arbitral del Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones (CIADI), dependiente del Banco Mundial. El día 20 de abril de 1998 el CIADI aceptó tramitar lo solicitado.

LA NUEVA MAFFIA "DEMOCRÁTICA" 

El gobierno chileno, casi como reacción mecánica, solicitó al CIADI que se declarara incompetente en ese caso. Su tesis era que de acuerdo a la legislación vigente en Chile, todo ciudadano chileno estaba inhabilitado para litigar contra el Estado en una instancia reservada para arbitrajes internacionales.

Pero Joan Garcés negó en el proceso en el CIADI que Víctor Pey fuese ciudadano chileno, ya que la Junta Militar le había prohibido ingresar al país retirándole el pasaporte, con lo cual el Estado de Chile desconocía oficialmente los beneficios del Convenio de Doble Nacionalidad entre España y Chile, vigente desde 1958. Además, en el año 1996 Víctor Pey había renunciado a la nacionalidad chilena, lo que fue comunicado por España a Chile, cuyo gobierno (Frei Ruiz-Tagle) lo inscribió de inmediato como 'extranjero'.

Pese a ello, el año 1995 Pey ofreció al gobierno de Frei Ruiz-Tagle un acuerdo amistoso: que el Estado lo indemnizara por los bienes confiscados, y con ese dinero volver a editar Clarín. No obtuvo ninguna respuesta.

Tres años después (1998), el gobierno chileno, muy contrariado por el fracaso de sus intentos judiciales para destruir completamente la posible reedición del diario popular, inició los trámites para pagar indemnización a los ‘supuestos' co-propietarios del diario Clarín: Emilio González, Jorge Venegas y Ramón Carrasco, aquellos dudosos amigos de Pey que nunca pagaron el dinero pactado. Es en este punto donde entra en escena el abogado Enrique Testa, contratado por el Comité de Inversiones extranjeras (dependiente del Ministerio de Economía) para realizar un estudio externo del caso Clarín.

Testa había sido el primer interventor de un Banco en el gobierno de la Unidad Popular (Banco Israelita), y lo primero que hizo fue ofrecer comprarles los inexistentes derechos accionarios a González, Venegas y Carrasco a través de una recién formada sociedad anónima -ASINSA- cuyo capital era de tan sólo cien mil pesos ($100.000), la que logró adquirir los derechos hereditarios y gananciales de los parientes de la viuda de Emilio González que, supuestamente, habría sido socio de ‘Clarín'. La S.A. ASINSA pagó por esos derechos dos millones quinientos mil pesos ($2.500.000), pese a que su capital declarado era solamente de $100.000.

En esa Sociedad Anónima participaban Isidoro Gorodischer Rappaport (yerno del abogado Enrique Testa y ex concejal PPD por la comuna de Las Condes), y Ronald Youlton Vassen. Gorodischer había presidido el año 1999-2000 el ‘Comité Judío de apoyo a la candidatura presidencial de Ricardo Lagos', lo cual quedó registrado en una serie de nueve cartas enviadas al director del diario ‘El Mercurio', publicadas por ese matutino entre el 24 de diciembre de 1999 y el 11 de enero del 2000. Ese mismo ‘Comité' se entreveróen una dura polémica con judíos derechistas, como el rabino Ángel Kreiman Brill y su secretario John del Tránsito Campos Benavides, personaje cercano a la UDI y a Colonia Dignidad, el que además -según publicó el diario ‘La Firme' el 07 de enero de 2003-, fue también pareja o amante del rabino Kreiman Bill y habrían terminado su relación sentimental debido a un oscuro episodio que llegó incluso a Tribunales.

Aprovechando el apoyo oficial a su tentativa, ASINSA presentó ante el Ministerio de Bienes Nacionales una solicitud por quinientos millones de pesos ($500.000.000) en calidad de indemnización para los afectados por la confiscación de Clarín. De inmediato, el Colegio de Abogados sancionó al señor Enrique Testa por el uso indebido de información privilegiada que habría utilizado para obtener la indemnización. Pero el Ministro de Bienes Nacionales, Claudio Orrego, decidió -en abril del 2000- acoger la solicitud de ASINSA fijando la indemnización en seis mil trescientos millones de pesos ($6.300.000.000, equivalentes a diez millones de dólares). A fines de julio, el entonces Contralor, Arturo Aylwin, tomó razón de los decretos y ordenó pagar.

Rápidamente, en la ciudad de Washington, el gobierno chileno informó al CIADI que ya había decretado el pago de una indemnización a los supuestos dueños del diario Clarín. Sin embargo, esa leguleyada falsa fue detenida por Víctor Pey, quien solicitó a la Contraloría General de la República congelar el proceso porque al respecto del caso Clarín había dos juicios pendientes y en curso, uno en Chile y otro en el exterior. La Contraloría no tuvo otra salida que darle la razón a Pey.

LA PIEDRA EN EL ZAPATO

Ante el CIADI, la Fundación Presidente Allende solicitó que el Estado de Chile cancelara una indemnización cercana a los quinientos millones de dólares por la confiscación ilegal del diario Clarín.

Para la Derecha criolla el mayor prejuicio es que Pey y sus ‘socios' pueden haber actuado como testaferros del Presidente Allende, y como a este nunca le encontraron más bienes que su casa en Santiago y su casa en Algarrobo, los dirigentes de la UDI y RN infieren que los fondos le fueron regalados al fallecido mandatario por algún ‘amigo' del mundo socialita, como Fidel Castro, por ejemplo. Y además, para la prensa de derecha está en juego la posibilidad de tener que enfrentar una seria competencia, amén de la apertura de un interesante canal ideológico antineoliberalque preocupa en demasía al empresariado.

En tanto, en la Concertación campea el desconcierto y la desesperación, ya que reeditar Clarín significaría aceptar que se perfore un hoyo en la pared del establishment, a través del cual la ciudadanía podrá enterarse de la verdad que se esconde tras un sinnúmero de eventos, situaciones, acuerdos y negociados, privilegiándose una nueva y sólida corriente izquierdista que obligaría al gobierno de la Concertación a revisar su agenda y su programa, con lo que el bloque oficialista debería tender -necesariamente- a alejarse de los mandatos provenientes de Casa Piedra y, además, dar término a la sociedad de hecho que ha establecido con la Derecha y con los vástagos del pinochetismo desde el año 1988 a la fecha. O en caso contrario, reconocer la Concertación (y en especial el Partido Socialista) que sí forma parte de un duopolio binominal favorable a los intereses transnacionales, y que el conglomerado gobernante decide mantenerse en esa especie de dictadura perfecta que tanto y tan bien ha servido a los capitales foráneos y a los consorcios criollos asociados a los mandantes extranjeros.

Hace pocas semanas, en el mes de mayo del presente año 2008, el CIADI falló a favor de la Fundación Presidente Allende y de Víctor Pey. Se ordena al Estado de Chile proceder a cancelar una indemnización de diez millones de dólares (US$10.000.000), más costas e intereses.

El gobierno de Michelle Bachelet, contrariado y temeroso, decidió apelar, a la espera de poder contar con un fallo final que exima al Estado chileno de obligarse a pagar a Víctor Pey y a la Fundación Presidente Allende una indemnización que, en rigor, permita la reedición del diario ‘Clarín' en manos, precisamente, de ex asesores y amigos fieles del Presidente socialista, figura emblemática de la izquierda chilena y latinoamericana que, sin embargo, parece ser hoy un ‘detenido-desparecido' en los pasillos y oficinas de tiendas como el PRSD, el PPD y el mismo Partido Socialista.

Esto último resulta difícil de desmentir, pues ya en el año 1999 el gobierno concertacionista -a través de su ministro de Bienes Nacionales (Claudio Orrego)- estuvo dispuesto a indemnizar a los supuestos co- propietarios de ‘Clarín' con una cifra idéntica a la que ha determinado hoy el CIADI. Se trata, entonces, simple y llanamente, por parte del gobierno y de la ‘oposición', de evitar a cualquier precio y costo que un medio informativo independiente, de izquierda en serio, con espíritu latinoamericanista, y en manos de dos leales amigos del fallecido presidente Salvador Allende, agite las aún calmas aguas neoliberales que tan beneficiosas han sido para los intereses particulares de los dirigentes de esos dos conglomerados político-empresariales.