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Analista Alfredo Joignant aboga por refundar la Concertación

Analista Alfredo Joignant aboga por refundar la Concertación

Tres hitos marcaron el 2006 en lo político, según el analista político Alfredo Joignant, quien destaca la elección de la primera Presidenta chilena, la muerte de Pinochet y la crisis del PPD. En este último punto, señala que la salida debe estar encaminada a convertir al partido de Sergio Bitar en una colectividad doctrinaria que luego se alíe con el PS y el PRSD para formar una gran fuerza de izquierda concertacionista.

Angélica Meneses
lanacion.cl

El analista político Alfredo Joignant desmenuza los hechos políticos ocurridos en el año 2006, desde donde destaca tres hitos, partiendo por la elección de Michelle Bachelet como la primera Presidenta mujer en Chile y la instauración de la paridad en el gabinete.

El experto sostiene que la llegada de las faldas a La Moneda es “el gran hito del año y tiene un gran significado histórico”, destacando luego “la fuerte crisis del PPD en el marco de una coyuntura crítica más general referida al tema de Publicam y todo lo que tiene que ver con las platas de campañas”, y dejando para el final “la muerte de Pinochet, en la medida que consagra biológicamente lo que ya se había consagrado políticamente hace tiempo”.

- ¿Cómo evalúa este primer año del gobierno de Bachelet?

- Ha sido un gobierno con muchas dificultades, muchas de ellas heredadas, no tanto del gobierno de Lagos como de una historia larga de la Concertación. Pese a ello es un gobierno que en los datos duros termina bien el año. La tasa de popularidad de la Presidenta es muy importante; hay una agenda legislativa para el 2007 bastante bien encaminada, especialmente a través del enorme proyecto de reforma provisional; un presupuesto expansivo de casi dos dígitos, algo prácticamente nunca antes visto; un precio del cobre muy alto; un crecimiento económico razonablemente alto; en fin, son datos duros que le permiten al gobierno y a la Presidenta estar razonablemente serenos, lo cual no significa que lo que se viene encima sea fácil. Este es un gobierno extremadamente experimental, en el sentido que se han hecho experimentos, cuyos efectos finales se van a conocer al final del mandato, partiendo por la fuerte circulación de las elites que tuvo lugar bajo en marzo último, a lo que se suma una derecha que no logra constituirse en alternativa de gobierno.

- ¿Existe lo que se ha dado en llamar ‘estilo de mujer’ en este mandato?

- Es difícil emitir un juicio taxativo y empíricamente fundado sobre el carácter femenino del ejercicio del poder presidencial. Lo que uno puede decir es que pese a todo la Presidenta, por el solo hecho de haber introducido el criterio de paridad en el Ejecutivo, ya configura un estilo de gobierno que antes no se observaba, aún cuando ya fue prefigurado por el ex Presidente Lagos cuando introdujo el criterio de cuotas y un tercio de su gabinete estuvo conformado por mujeres.

Un estilo más cercano del poder presidencial en relación a los ciudadanos no necesariamente es un estilo femenino porque si uno compara por ejemplo con lo que fue el gobierno de Margaret Thatcher, ahí estaríamos hablando de un macho, por lo tanto el famoso estilo femenino está sujeto también a rasgos de personalidad individual. Recordemos que el criterio de paridad lo introdujo y consagró un hombre, que es Rodríguez Zapatero.

Hay un estilo crecientemente horizontal, pero que todavía está a la espera de que se consolide en el plano de una agenda legislativa que canalice todo esto y eso vale también para el famoso gobierno ciudadano, que para que sea una realidad debe ser encausado a través de mecanismos específicos y probablemente eso va a ser parte de la agenda legislativa del próximo año.

Crisis PPD

Un segundo hito que marcó el año político es, según Joignant, la crisis del Partido Por la Democracia y la situación en que pone esto a la Concertación, la que cree debiera tener en su destino la refundación.

- ¿Cómo prevé el futuro del PPD?

- En lo personal yo soy partidario de avanzar hacia fórmulas federativas entre el PS, el PPD y el PRSD, con el fin de que en momento posterior se configure una nueva fuerza de la izquierda concertacionista, un partido cercano al 30%. El PPD es obvio que está en una situación extremadamente difícil, de la cual no es fácil salir. Tengo la impresión de que el PPD va a lograr sortear esta crisis, hay que ver si la expulsión de Jorge Schaulsohn se acompaña o no de la salida de algunos diputados, con el fin que eventualmente puedan formar un frente libera.

Creo que el PPD va a lograr revertir la crisis, lo cual no significa que haya resuelto la definición de lo que significa un partido PPD. La crisis que ha experimentado tiene componente del hecho que es un partido de inmigrantes, sin segmento ideológico claro, un partido que corresponde en las categorías de las ciencias políticas a un catch-all party, vale decir un partido “atrápalo todo” y cuando eso está presente las crisis se enfrentan de manera mucho más traumática que en otros partidos con identidades, tradiciones e historias largas. El PPD va a tener que hacer una transición a lo que es un partido doctrinario, si no las crisis van a seguir. Y mientras no se produzca el acercamiento a una lógica federativa o fusionista con el PS y el PRSD creo que el PPD puede sortear la crisis pero no le veo un destino glorioso.

- ¿Cómo se viene el futuro de la Concertación?

- Yo abogo -constatando el estado de tensión que hizo experimentar una fuerte regresión en los afectos y en las confianzas políticas mutuas y también en el plano programático- por que la Concertación se reconfigure, eventualmente una refundación, lo que pasa por transformaciones de sus propios partidos individuales y en primer lugar del bloque PPD, PS, PRSD, eventualmente en una lógica federativa fusionista. A partir de allí habrá una cierta incidencia en lo que es hoy la DC, pero la DC es un partido aliando y no forma parte de la reconfiguración del bloque progresista. Una vez que eso se resuelva habrá que reconfigurar la Concertación en otros términos, probablemente los mismos socios a nivel de individuos, pero formando parte de casas algo distintas y con programas y doctrinas algo más nítidas.

- ¿En qué plano queda la DC en este escenario?

- La DC tiene su propio lío interno, en el fondo hay prácticamente dos partidos en uno y eso se resuelve políticamente y a través de luchas hegemónicas. Creo que la DC va a experimentar un momento importante en su historia cuando enfrente en los próximos meses su congreso ideológico, y tal vez ahí sea la ocasión de reconstituir un cierto segmento doctrinario que probablemente se ha agrietado o debilitado. Esas transformaciones de la DC, el PPD, el PS y el PRSD participan del proceso general de reconfiguración de la coalición con miras a las elecciones de 2009.

Derecha y Pinochet

Joignant evalúa también el rol de la derecha, subrayando que está en un período de transformaciones que debieran hacer cambiar la configuración de la Alianza. La muerte de Pinochet es el último hito que destaca en este año, pero no como un hecho que guíe los pasos de la derecha ni que provoque una gran división entre los chilenos.

- ¿Cómo ha actuado la oposición? ¿Tiene opciones de alcanzar el gobierno?

- La derecha ha tendido a reordenarse en clave negativa, vale decir que se ha reordenado en oposición a, en reacción a la Concertación y en base a escándalos. Eso efectivamente es un progreso, pero es totalmente insuficiente para transformarse en alternativa de gobierno. La gran novedad de la derecha chilena es que por primera vez la UDI experimenta grietas, no quiero decir divisiones porque no lo son, pero sí grietas, la aparición de sensibilidades distintas y liderazgos excesivamente rivales en su interior, lo que hace una política interior de la derecha aún más compleja. Ya lo era en las relaciones entre un partido completamente fragmentado y heterogéneo como RN versus un partido extremadamente homogéneo y monolítico como era la UDI, pero hoy día con un partido menos monolítico y homogéneo como es la UDI, y RN tan fragmentado como siempre, la derecha tiene que enfrentar su propio lío interno como sector y a partir de ahí concensuar no sólo un programa, sino también nombres de candidatos para las presidenciales.

- ¿Frente a la muerte de Pinochet hubo una regresión de la derecha?

- Visualmente sí, pero en términos políticos no. La muerte de Pinochet en relación a la derecha y el estrellato que tuvieron algunos de sus dirigentes con ocasión de los funerales de Pinochet es un estrellato sin posteridad. Ese fue un acto de lealtad que revela lazos históricos, pero no es un lineamiento programático hacia el futuro.

- ¿Cómo pasa Pinochet a la historia?

- Pasa de manera irreversible como un dictador cruel. Dígase lo que se diga o se solicite un tribunal de los historiadores, dígase lo que se diga sobre conspiraciones internacionales, a nivel mundial eso es completamente irreversible y a nivel de Chile eso es irreparable.

- ¿Hay un país dividido frente a Pinochet, como mostraron las manifestaciones?

- No, en absoluto. Se ha extremado el juicio sobre las manifestaciones de tristeza y de alegría. Sesenta mil personas que fueron a ver el cadáver de Pinochet, versus 15 mil que se manifestaron en la plaza de la Constitución, en una ciudad de 5 millones de habitantes, es absolutamente nada. Sostener lo contrario es ridículo.

 

“Pinochet debería haber muerto en la cárcel”

“Pinochet debería haber muerto en la cárcel”

En un balance de fin de año, el analista Manuel Antonio Garretón plantea que gran parte de los problemas políticos que marcaron la contingencia nacional en 2006 se debe a la institucionalidad defectuosa heredada de la dictadura. “Si Pinochet pudo refundar todos los sistemas políticos, por qué un gobierno democrático después de 16 años no puede hacerlo”, postula.


lanacion.cl

Ana María Otárola

La elección presidencial de Michelle Bachelet, la “revolución de los pingüinos” y la muerte del ex dictador Augusto Pinochet son para el sociólogo Manuel Antonio Garretón los grandes hitos que marcaron la contingencia noticiosa de este año.

El analista plantea que la llegada de una mujer a la Presidencia marca “un punto de inflexión de lo que ha sido la política chilena en los últimos quince años, que significa una renovación, un cambio, en la medida que se trata del primer gobierno paritario de hombres y mujeres, dirigido por una mujer. Esto es un fenómeno, a mi juicio, de alcance histórico y civilizatorio, que vale por sí mismo”.

-¿Cómo evalúa el primer año del gobierno de Bachelet?

-Entre los grandes logros está su nuevo estilo, el nuevo modo de hacer política, como el primer gobierno paritario y la profundización latinoamericana. Me parece que las señales que ha dado Michelle Bachelet en el proceso globalizador, a través de las relaciones con Bolivia, al no excluir de la agenda el tema del mar, es un avance. Un problema que lleva cien años podría ser resuelto por una mujer y un indígena, quienes han dado pasos como nunca en esa línea.

El gran problema de Bachelet, a mi juicio, es la ausencia de un proyecto político relativamente claro y de un equipo de conducción, a nivel ministerial o de asesores. Hasta el momento ha habido un conjunto de medidas, pero que no tienen un hilo conductor. La esfera de gobierno es donde debe haber una conducción que sea capaz de responder a las demandas ciudadanas, pero a la vez tiene que tener una línea política, para eso deben ser elegidos los gobernantes.

-¿Qué es lo que debería hacer el Gobierno para el 2007?

-Yo creo que no está cerrado el tema de los secundarios, se podría ver aún más el tema del consejo asesor y refundar el sistema educacional. Otra de las cosas que se podría cambiar es el modelo económico, fundamentalmente a través de una reforma tributaria.

“Si Pinochet pudo refundar todos los sistemas políticos, por qué un gobierno democrático después de 16 años no puede hacerlo, si la institucionalidad actual está hecha para una sociedad que la chilena ha rechazado”.

La herencia de Pinochet

La muerte de Pinochet quizás sea el hito más relevante para el futuro en términos políticos. Para Garretón, el ex dictador “debería haber muerto en la cárcel”, aludiendo a que falleció sin ser condenado en los múltiples procesos judiciales que enfrentaba.

Sin embargo, postula que su partida “abre la esperanza para dos cosas: uno, que se constituya por primera vez desde los años setenta en Chile, una derecha democrática. Y la otra es que si se renueva la derecha, es posible que la institucionalidad cambie”.

¿Cómo pasa Pinochet a la historia?

- Su legado político es ser el máximo criminal político y militar de la historia de Chile. Pinochet intentó destruir al país y creó una institucionalidad que se ha podido cambiar sólo de forma parcial. Por esto tenemos una democracia incompleta, estamos en un régimen post pinochetista. Aunque existan libertades públicas y los gobiernos sean democráticos, estamos entrampados en una institucionalidad pinochetista, o de las correcciones de la dictadura hechas a presión, por lo tanto, mal hechas. Lo único que hay que hacer con el legado de Pinochet es hacerlo desaparecer para siempre.

-En este escenario, ¿qué tipo de oposición es actualmente la Alianza por Chile?

-La actual es una derecha cuyos líderes y valores fueron creados bajo la dictadura. No es la oligárquica democrática que existió en el siglo XX, sino una derecha autoritaria neoliberal que fue el soporte civil fundamental para la dictadura, una oposición que no ha cortado el cordón umbilical. Existe un polo democrático, pero son los sectores más plutocráticos, y el problema con ellos es que no hacen distinción entre los negocios privados y la política.

-¿La Alianza es una opción para las presidenciales 2009?

-Dejando de lado lo que está ocurriendo en la Concertación, que podría llevar a una crisis importante, es imposible.

“La derecha en Chile es vista como la heredera de Pinochet y al frente tiene a los opositores de la dictadura, los sectores democráticos. Mientras se mantenga el fraccionamiento de la sociedad chilena, la intencionalidad del voto se mantendrá tal y como está. La única posibilidad de la derecha es que se desarme el otro polo que es la Concertación”.



El futuro de la Concertación

El académico es cauteloso al referirse a la crisis que vive el conglomerado oficialista y prefiere evitar hacer pronósticos. Sin embargo, distingue el conflicto entre “los problemas de fondo, de los generados por los medios de comunicación, por la oposición y por algunas personas de la Concertación motivadas por intereses políticos”. Por ello, critica de manera enérgica a la derecha y a la prensa por dar una importancia desmedida a la expulsión de Jorge Schaulsohn del Partido por la Democracia (PPD).

Según Garretón, lo más escandaloso son “las personas que han transformado un problema verdadero en una lucha de intereses”, refiriéndose a ciertos sectores al interior de la coalición “que han sido derrotados políticamente en las elecciones y buscan cobrarse revancha o desestructurar el partido al cual pertenecen. Yo creo que lo de Schaulsohn busca básicamente formar un referente con (Andrés) Allamand, pero para eso necesita que la Concertación se disuelva y que su partido también.”

A su juicio, el tema real o de fondo “es que la democracia chilena hace imposible gobernar sin cometer irregularidades, porque estaba hecha para preservar un gobierno de tipo autoritario”. En tal sentido, plantea que la única forma de solucionarlo sería refundar la institucionalidad chilena, porque el sistema actual favorece la proliferación de delitos.

La "revolución pingüina"

Garretón también destaca al conflicto y movimiento secundario como otra noticia que marcó la pauta nacional. A su juicio, en el campo educacional, esto “abrió la posibilidad de pasar de una época post pinochetista a la del bicentenario, que además apunta a reformar las instituciones”.

ARMADA ENTREGA LIBRO REQUISADO ILEGALMENTE EN DEMOCRACIA

Enviado por: "Política Cono Sur" politicaconosur@gruposyahoo.com   gfwestphal

En cumplimiento de fallo de la CIDH Armada debió imprimir libro que requisaron a Humberto Palamara en 1993

Por Macarena López M., www.elmostrador. cl

El ex oficial civil de la Marina recibió, en la Cancillería, los mil ejemplares de su texto confiscados por la entidad naval y este jueves le pagarán una indemnización de 50 mil dólares. Aún falta, no obstante, que se le borren los antecedentes al autor del controvertido libro -''Ètica y Servicios de Inteligencia' ', incautado hace trece años-, y que se modifique la competencia de la justicia militar.

Más de trece años debieron pasar para que Humberto Palamara recuperara los mil ejemplares de su libro "Ética y Servicios de Inteligencia" , incautados en 1993, en plena democracia, ya que la Armada y los tribunales navales de la época estimaron que el texto estaba basado en antecedentes a los que tuvo acceso en su calidad de empleado civil de la institución, por lo que decretaron su confiscación manu militari, como una medida para proteger la confidencialidad de esa información.

En el libro, que consta de cinco capítulos, se criticaban las violaciones a los derechos humanos cometidas durante el régimen militar, y se fijaban pautas para que los servicios de inteligencia los respetaran. A Palamara, un ingeniero naval mecánico que formó parte de los servicios de inteligencia de la Marina, lo detuvieron y le impidieron hablar con la prensa sobre el caso, por lo que recurrió a la Corte Interamericana de Derechos Humanos, que en noviembre del año pasado, falló en su favor. Y además dictaminó que el Estado de Chile debe modificar, "en un plazo razonable", las actuales normas con las que se rije la justicia militar.

Esto último es uno de los temas pendientes del gobierno y en cuanto a Palamara, sólo resta que se le borren los antecedentes penales y que este jueves se le cancele el cheque por algo más de 50 mil dólares (unos 27 millones de pesos) que el Estado de Chile debe pagar por concepto de daños y perjuicios en contra del ex empleado de la Armada.

El miércoles, en una ceremonia realizada en el departamento de Derechos Humanos del Ministerio de Relaciones Exteriores, ubicado en el piso 13 del edificio Carrera, Juan Barría, en representación del subsecretario Alberto Van Klaveren, entregó a Palamara los mil ejemplares del texto que habían sido requisados en su oportunidad. En rigor, lo cierto es que como los textos originales no estaban disponibles en ninguna instalación de la Armada, la fuerza naval debió reimprimirlos, asumiendo un costo extra.

En la ceremonia de este miércoles también estuvieron presentes los abogados Victoria Barahona y Patricio Aguirre, de la Cancillería y Liliana Inés Tojo, abogada argentina de Cejil, una ONG que se dedica a ver los casis de ciolaciones a los derechos humanos a nivel americano.

"Me lo devolvieron personas distintas a las que me quitaron el libro", comentó, riendo, a El Mostrador.cl el autor de la obra, Humberto Palamara.

Los cambios del texto

Uno de los cambios que notó en el texto fue que ahora el libro fue impreso por la Armada "para el Ministerio de Relaciones Exteriores a fin de dar cumplimiento de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, caso 11.571", como se señala expresamente dentro del mismo, y la otra modificación es la tipografía. Además ahora debe sentarse a leer el libro nuevamente para saber si exactamente está lo que él escribió y no se le quitó algún párrafo o se le agregó algo que no estaba en el original. Pero eso, asegura, le llevará un par de horas.

Palamara señaló a este medio que "está contento" de haber recuperado los libros, pese al tiempo transcurrido, y agrega que "internamente tiene una satisfacción enorme porque en un principio se dijo que el libro vulneraba la seguridad de la defensa nacional y hoy yo lo tengo en mi poder y puedo publicarlo".

-¿Va a publicar el libro?

-Voy a lanzar este mismo texto que me entregaron, tengo que revisarlo aún para ver si está igual a como yo lo escribí porque han pasado casi 14 años y pueden haber puesto un párrafo menos o cambiado una idea, pero yo creo que no. Quiero agregarle al texto las razones de la censura que se ejerció en su momento y lo pienso colocar como un anexo en el libro.

-¿Cuándo lo va a relanzar?

-No lo sé aún, porque la entrega me pilló un poco de sorpresa.

"Daños no son cuantificables en dinero"

-¿Se siente satisfecho con la recompensa económica?

-Es una cifra simbólica porque tiende a compensar en alguna medida los daños causados, pero éstos no son cuantificables en dinero. Pero el hecho mismo de que se me tenga que pagar una cantidad equis, independiente de la cifra, eso ya es un reconocimiento y una reparación de parte del Estado que admite que sus agentes se equivocaron y actuaron mal. Desgraciadamente esto queda hasta aquí porque, en rigor, el Estado debería perseguir a las personas que cometieron el error porque no tienen porqué pagar todos los chilenos esa equivocación. Las personas debieran responder y no el Estado.

¿Cómo le devolvieron el texto? Tengo entendido que estaba extraviado el diskette.

-Me lo devolvieron en un DVD más moderno, porque yo lo hice en un diskette de cinco un cuarto. Hubo que imprimirlo nuevamente porque faltaban ejemplares y ello estuvo a cargo de la Armada.

¿Cuándo cree se harán los cambios recomendados a la justicia militar

- Se establece en el fallo un plazo razonable, que uno puede entender que son dos años. Pero lo ideal es que se haga a la brevedad porque no puede ser que la jurusdicción militar pueda ser tan amplia y que en el fondo cualquier hecho puede pasar a la justicia castrense.

Pero lo cierto es que Palamara no se quedará tranquilo con el libro en sus manos ya que en los próximos meses tiene previsto asimismo recurrir a los tribunales ordinarios para alegar en contra de la Armada por "despido injustificado".

 

 

Luis Maira, dirigente socialista y embajador de chile en argentina

Luis Maira, dirigente socialista y embajador de chile en argentina

 "Pinochet fue un hachazo en la historia de Chile"

-Era coordinador del bloque de diputados de la Unidad Popular durante el gobierno de Salvador Allende y debió exiliarse en México tras el golpe. Señala que aunque el juicio contra el dictador no pudo concluir con una sentencia, "ya hubo un juicio de la historia" y destaca el gesto de Michelle Bachelet de no conceder a Pinochet honras como jefe de Estado y respetar la ley al otorgarle honras como ex jefe militar.

Por Mario Wainfeld

-¿Dónde estaba usted, qué hacía, el 11 de septiembre de 1973?

-Coordinaba, por decisión del presidente Allende, el bloque de diputados de la Unidad Popular. No era el jefe de bloque, sí su coordinador político. Nuestro partido tenía resuelto, ante cualquier crisis, constituirnos en fábricas del cordón industrial. Así lo hicimos, en Maipú. Ahí nos fuimos enterando del ataque a La Moneda y fuimos advirtiendo la imposibilidad material de una resistencia frente a un golpe de todas las fuerzas armadas. Tanto los dirigentes sociales, como los sindicales y los dirigentes políticos... cada uno se replegó a los espacios que tenía. Pocos días después, con motivo de las fiestas nacionales de Chile, el comandante Gustavo Leigh hizo una cadena nacional de televisión y presentó una lista de las 13 personas más buscadas, con una serie de recompensas... Yo estaba entre ellos. A partir de ese momento era casi imposible pensar en permanecer en Chile a resguardo. Con una gestión del cardenal Silva Henríquez y del embajador de México pude asilarme en la embajada. Permanecí allí ocho meses y pude partir hacia México, donde pude radicarme, ejercer actividad académica...

-Es una forma de decir que puede sonar mal pero tal vez le fue mejor que a muchos de sus compañeros...

-Tuvimos mucho seguimiento y resguardo. De la gente que estaba en esa lista muchos fueron asesinados y muchos apresados, pasando hasta nueve años de cárcel muy dura. En mi caso y en otros mucho se debió a la gestión del cardenal Silva Henríquez, que prefiguró su comportamiento en materia de derechos humanos. En México se nos dio una acogida ejemplar, se nos dio posibilidades de trabajar en áreas de nuestra actividad.

-¿Cuánto tiempo duró su exilio?

-Once años.

-¿Dónde estaba cuando se enteró de la muerte de Augusto Pinochet?

-En el aeropuerto de Santa Cruz de la Sierra , volviendo de la Cumbre de Cochabamba. Hicimos una escala porque el avión andaba mal, estábamos cansados, un poco malhumorados, habíamos pedido algo de comer. De pronto oímos otros pasajeros que hablaban en inglés comentando la noticia y ahí empecé a recibir llamadas. Me conmovió. A los dos minutos llamó mi mujer (la escritora Marcela Serrano) desde Santiago.

-¿Qué le pasó por la cabeza en ese momento?

-Fue un impacto grande, que recibí con enorme recogimiento. Perdí toda gana de comer. No era sorpresa, teníamos información previa, sabíamos que podía suceder tras el primer infarto. Pasó por mi cabeza un balance, no de su vida, sino de la mis compañeros, de mi generación, de mi país. Pinochet fue un hachazo en la historia de Chile que truncó una democracia liberal, relativamente bien establecida, que funcionaba. Se suprimió eso y se eliminó físicamente a una parte importante de lo mejor de mi generación, debe haber caído un treinta por ciento de la gente que tenía mejores proyecciones, que más podía haber hecho por Chile. La represión fue feroz y muy selectiva, apuntó a lo mejor de la izquierda chilena, en especial a los más jóvenes.

-¿Le puedo preguntar en qué persona, específicamente, pensó, a quiénes recordó cuando se enteró de la muerte de Pinochet?

-Sí, claro. En mi generación hubo varios de mis compañeros de curso o de personas de la universidad -yo fui dirigente y presidente de la federación de estudiantes de Chile-. En el movimiento universitario hubo muchas personas que murieron en distintos momentos de la represión. Un par de ellos que murieron en la "Caravana de la muerte" estaban para mí muy presentes cuando tuve la noticia.

-Si fuera posible cifrar todos sus sentimientos inmediatos en alguna palabra... ¿sintió alivio, dolor, alegría?

-Sentí dolor, sobre todo dolor. No por Pinochet, claro. Pinochet ya era una figura gastada, apoyada por una minoría cada vez más pequeña. Ya en 1999, cuando él vuelve de su detención en Londres, hasta la derecha que le fue más cercana ( la UDI de Joaquín Lavín) comienza a distanciarse de él. Se vio muy bien en la campaña de 2005, ninguna figura de la derecha colocó su afiche, como era habitual antes. Hoy día, no era un factor activo. Su propia personalización del poder había jugado contra la posibilidad de tener descendientes políticos o militares. En 2003, al cumplirse 30 años del golpe, hubo muchos trabajos de investigación periodística. Se pasaron por televisión, con alto rating. Entonces tuvieron que mostrar a Allende, a quien muchos chilenos jóvenes jamás habían oído y eso fue una enorme elevación en la respetabilidad de la figura de Allende. Todo se acentuó por la denuncia de sus cuentas en el Banco Riggs, pasaportes falsos, todo eso repercutió en su propio público. Su deterioro final ya se había concretado porque la gente que, en una rara inversión de los valores, había considerado un costo razonable las violaciones de derechos humanos, los 3000 muertos, los 120.000 líderes políticos y sociales que se exiliaron por estar amenazados, los 140.000 torturados, el medio millón de personas que tuvieron que exiliarse por estar en listas negras y no poder trabajar, ya no consideró justificadas las irregularidades económicas, las cuentas en tantos bancos.

-Cuesta aceptar que Pinochet, en términos políticos, no era nadie cuando murió.

-Era muy poco, muy poco. Le quedaban partidarios incondicionales que podían meter bullicio. Pero cuando se mida y se lo compare con su nivel más alto, el del plebiscito de 1988, que pierde pero con el 43 por ciento, se entenderá cuánto había perdido.

-Hay una pregunta usual, entre argentinos al menos. También la formuló el escritor Ariel Dorfman en una contratapa de este diario: ¿cómo puede ser que dirigentes que tanto padecieron la dictadura sean tan transigentes, hayan convivido con el dictador, acepten que se le rinden honores después de muerto? Dorfman se lo pregunta sobre la propia presidente Michelle Bachelet, yo le traslado el interrogante respecto de usted mismo, de la Concertación.

-Hay que establecer un cuadro comparativo de la fortaleza de las dictaduras. La de Chile fue la más poderosa de las particulares dictaduras surgidas en Sudamérica durante la segunda mitad del siglo veinte en pleno desarrollo de la Guerra Fría. Primero porque tuvo un poderío militar no comparable. Después, porque tuvo una tecnocracia más competente que la de otros países, más apta para operar sobre la realidad. No tengo la menor afinidad con los Chicago Boys, pero debo reconocer que tenían una formación que no tuvieron Martínez de Hoz ni Delfim Neto en Brasil. Las condiciones de presidente y la de comandante en Jefe que Pinochet mantuvo durante 8 años durante el período democrático le dieron un poder férreo. A diez años del golpe, en 1983, hay intentos de resistencia civil, saca 18.000 hombres a la calle, una enorme demostración de fuerza, hay una represión que causa un número grande de muertos, se habla de noventa. También frustra la posibilidad de un camino militar, que nunca fue muy fuerte, del Frente Manuel Rodríguez. Sus asesores políticos, también hábiles, le permiten mantener relativamente dividida a la oposición. Hacia 1987, cuando se venía el año del plebiscito, ni la oposición más radical (incluyendo su componente militar) ni la oposición civil que trabajábamos la reconstrucción del tejido social teníamos fuerza ni capacidad para remover la dictadura. Entonces el sector más moderado proponía usar el instrumento del plebiscito, cambiando su naturaleza, haciendo del momento electoral el comienzo del cambio de la situación chilena.

-¿Y esa vía fue aceptada sin polémicas internas?

-Hubo discusiones, algunos aceptaron con reticencia, pero finalmente pudimos. Fuimos construyendo una alternativa, sabiendo que el único camino para demostrar una mayoría real era el camino ciudadano y nos dispusimos a hacer un frente con otros opositores y levantar la alternativa del "No". Hasta el propio Partido Comunista, que se había opuesto al inicio, terminó por plegarse. Confluimos con otros sectores de la oposición, yo tuve el honor de ser uno de los cinco ciudadanos que integraron el comando del "No". La ventaja del "No", que no percibió Pinochet, era que no requería fundamento. Teníamos que movilizar, teníamos que hacer la inscripción en los registros electorales, que habían sido quemados en 1973. Había una "cifra mágica", pasar los seis millones de inscriptos. El régimen, sabíamos, contaba por su acción social y su influencia militar y civil con un caudal de tres millones de votos, cuanto menos gente participara más pesaba. Inscribimos más de siete millones y medio. Fue un verdadero movimiento social, una epopeya cívica. Tuvimos cuatro millones de votos, un triunfo claro con un gran apoyo internacional en la fiscalización y el control. Había miles de observadores internacionales, que nos garantizaban que si había fraude se podía incendiar el país. Fue una enorme batalla política. Tuvimos que cumplir muchas tareas, tener una red de apoderados en todo el país, para cubrir las 23.000 mesas electorales. Teníamos que armar una red, un sistema de cómputos, de modo de ir transmitiendo los resultados a una central. Conseguimos apoyos europeos para hacer una red de fax (en ese tiempo casi no se conocía el fax). Uno de los recuerdos más tiernos que tengo de esa campaña fue cuando llegamos a un poblado campesino. Le explicamos qué era el fax a un poblador muy humilde, muy comprometido, de gran coraje, que estaba ahí, expuesto en una zona campesina con mucha represión. Cuando le contamos qué era el fax, que podía poner un papel y que eso se leería en Santiago y en cuatro ciudades más nos miraba como si nos hubiéramos vuelto locos. Tuvimos que hacerle una demostración, llevando el fax a la casa de una vecina, poniendo el papel y luego recibiendo la transmisión. Una demostración empírica (ríe). Cuando recibió la hoja de la vecina y la leyó me abrazó y dijo: "Venga un abrazo". Supo que ganaríamos.

-¿Ustedes confiaban en que iban a ganar el plebiscito?

-Sabíamos que éramos mayoría pero no sabíamos si teníamos la capacidad de armar la elección. No teníamos acceso a los medios, sólo los últimos días, en horarios no centrales. Nos apoyaron los intelectuales, los artistas, una franja cultural amplísima. Hubo un enorme coraje político del pueblo chileno, se movilizó, se inscribió. Los actos finales (el del Santiago fue el principal pero hubo en todas las grandes ciudades del país) fueron los más masivos de la historia de Chile, más que el cierre de campaña de Allende. Vencimos a Pinochet por un camino atípico que nos impuso un costo, eso hay que entenderlo, que fue respetar una constitución que no era democrática, y que hubo que ir cambiando de a poco. Empezamos levantando la prohibición ideológica en 1989. Hicimos una transición de marcha lenta, en cámara lenta, pero segura. Y consiguió resultados. Puede parecer poco, si uno tiene una perspectiva maximalista, pero lo que hicieron los chilenos fue una enorme, bellísima batalla social.

-¿No le parece que la falta de condena al dictador es una carencia que pesará en el futuro?

-Mi percepción pasa más por lo histórico que por lo jurídico. Desde 1973 supimos que teníamos por delante una batalla, por la interpretación histórica del golpe de Estado. Iban a competir dos poderosos conductores políticos. Salvador Allende, con su vía al socialismo. Y Pinochet, que no administró como otros dictadores sino que hizo una refundación conservadora de gran envergadura. La represión fue feroz. Se ejercitó adentro y, por primera vez, una de estas dictaduras ejerció el terrorismo de Estado en otros países. En el corazón mismo de Washington (el primer hecho terrorista en Estados Unidos durante más de un siglo), en Buenos Aires, en Roma. La dictadura tejió un largo proceso de desinformación, durante tantos años... Hubo que revelar los crímenes del terrorismo de Estado, su vinculación con Estados Unidos en la Guerra Fría. Esa batalla la ganamos definitivamente en 2003, cuando los jóvenes que no habían conocido a Allende pudieron verlo con sus ojos y saber quién era y quién era Pinochet.

-¿Qué representa hoy, según usted, Salvador Allende?

-Allende ha sido recuperado como una figura y su concepto también. El Partido Socialista que no colocaba, por razones de conveniencia electoral, la figura en sus campañas, lo hace cada vez más. Fui un colaborador cercano de Salvador Allende, creí en su proyecto de la vía chilena al socialismo. Pero, mirando las cosas hoy día, con una distancia de 33 años, uno ve que ese proyecto tiene una enorme validez y legitimidad al inicio del siglo XXI. La idea de llegar a una sociedad más justa, en los términos en que Allende decía, en democracia, pluralismo y libertad, era una idea muy poderosa. Y la idea de que las personas que creemos en la necesidad del cambio social, aun asumiendo los datos de la realidad, que no son favorables a este proceso, especialmente desde el término de la Guerra Fría , tenemos como un deber ético de no claudicar en la búsqueda de los objetivos más específicos que acompañan un cambio de sociedad y de sistema al que aspiramos largamente en los años '60 y '70. O sea, sociedades con un grado mayor de equidad, con grados mayores de igualdad, con un trabajo digno y con derecho a la organización para los productores sociales, es un tipo de aspiración a la que no hemos renunciado.

-¿No es una interpretación muy moderada del legado de Allende?

-Allende inspira distintas reflexiones y distintas posturas. Me doy cuenta de que hay gente que, desde una posición más radical, puede invocar válidamente el pensamiento de Allende pero también nos nutre y nos ayuda a los que somos parte de la actual coalición de gobierno, a los que somos parte del Partido Socialista, que fue su partido, y a los que seguimos creyendo en la necesidad, aun con las restricciones que tienen las políticas públicas, de incorporar el aire, el espíritu de lo que Allende representó en la sociedad chilena.

-Volvamos, por favor, a las implicancias posibles de la falta de condena judicial a Pinochet.

-Creo que ése es un tema que debe doler sobre todo para las víctimas directas, a los familiares de los desaparecidos, a las personas que fueron torturadas. Pero, desde el punto de vista de quienes miramos las cosas en función de la historia del país y las grandes tendencias, el juicio se hizo. Es fundamental la sentencia de desafuero de la Corte Suprema. Lo votaron 14 de sus 21 ministros. Lo privan de su cargo de senador y lo colocan a disposición de la Justicia. Es un texto extenso, fundado, de un enorme valor jurídico, que establece de un modo muy lapidario, definitivo, las irregularidades y consolida desde el punto de vista judicial la existencia del terrorismo de Estado, que estaba en discusión hasta ese momento. Además las resoluciones que se dictaron en los numerosos casos --más de 140 procesos- determinan que la criminalidad del terrorismo de Estado está probada, aunque no haya habido una sentencia definitiva que era a lo que aspiraban, con razón, las organizaciones de derechos humanos. Hubo un pronunciamiento suficientemente concordante y categórico de diversos jueces en base al cual el propio juez Alejandro Solís, que lleva los asuntos principales que están pendientes hoy día, diría que había de parte del Poder Judicial una clara resolución indicativa de la culpabilidad. Aunque no llegó a formalizarse en una sentencia definitiva.

-La presidenta Michelle Bachelet padeció en carne propia, como pocos mandatarios de la región, la represión. ¿Cómo vincula ese pasado imborrable con sus decisiones de estos últimos días, incluidas las honras fúnebres al tirano?

-No he hablado con ella, pero no lo necesito para saber qué piensa. La presidenta es una persona que tiene una notoria combinación, a mi juicio, de memoria personal de agravios, que incluyen la muerte de su padre en la cárcel, de un ataque al corazón en el que no consiguió ninguna asistencia médica durante nueve horas, hasta que se murió, y las propias situaciones que ella vivió en uno de los recintos peores de detención de la DINA y de tortura. Fue en el campo de concentración de Villa Grimaldi, donde ella ha ido a establecer hace poco una especie de santuario, un lugar de memoria de los desaparecidos y presos políticos. Ella tenía sobradas razones que fundaban bien su juicio de que no estaba moralmente en condiciones de presentar honores ni de hacerle un funeral de Estado al general Pinochet. Y eso lo dijo desde la campaña, no es ninguna sorpresa. Segundo, no era su obligación legal. Los honores como comandante en Jefe sí correspondían legalmente y fue correcta la actitud de la ministra de Defensa, que tuvo conducta, prestancia y dignidad más allá de las críticas que hubo, desde los dos lados. La presidenta actuó sin rencor, sin espíritu de revancha. Uno puede, siempre lo hago, respetar la radicalidad y la rebeldía de las víctimas del terrorismo de Estado, pero es una cosa de mucha grandeza poder colocarse por encima de eso. Lo que a ella la convirtió en una figura nacional, de gran liderazgo, fue el trato que tuvo con las Fuerzas Armadas como ministra de Defensa. La presidenta siempre dijo "justicia y verdad, pero yo personalmente no me voy a poner en un lugar de rencor y de pasión". Chile se lo agradeció mucho.

Una historia, una generación

Cuando Allende fue asesinado, Luis Maira tenía 33 años y cumplía su tercer mandato como diputado nacional. Debió asilarse, exiliarse, y se consagró a la actividad académica. Participó activamente en las denuncias por violaciones de derechos humanos contra el régimen de Augusto Pinochet. Vuelto a Chile, regresó a la función pública en 1994. Ahora es embajador en la Argentina. Si se escudriña más a fondo su currículum se ve que alcanza marcas muy infrecuentes para políticos argentinos de fuerzas mayoritarias. Es un científico social de fuste, tiene una biblioteca bien leída que incluye un anaquel de libros de su propia autoría. Ha tenido una consistente conducta en materia de derechos humanos. El promedio es una sólida conformación de cuadro político, distinta, más vasta que la corriente entre dirigentes argentinos. Las clases medias chilena y argentina tienen distinta expansión, lo que debe tener su correlato en el perfil promedio de los respectivos dirigentes.

Maira integra (hasta tienta decir "sin embargo, Maira integra") un gobierno más centrista que de centroizquierda que ha convivido con la rancia derecha de su país, incluido el dictador. Para los argentinos suele ser entre chocante e incomprensible la relación entre ese pasado (militante, de izquierda comprometida y en ciertos casos radical) y estos años de coexistencia con la derecha. Esa lectura adolece de falta de conocimiento acerca de cómo se produjo la transición chilena, tan distinta de la Argentina , donde el poder militar implotó y jamás hubo un liderazgo de esa derecha encarnado en un hombre.

Maira es un hombrón cuyo trato cálido excede para bien la cortesía profesional de la diplomacia que también lo viste. Conocedor profundo de la historia de la región, coautor de un libro notable sobre el conflicto entre Bolivia y su país, Maira hilvana un relato, una cifra del pasado reciente de Chile. Algunas palabras, algunas anécdotas (la del campesino y el fax) evocan al militante que no sería fácil intuir en los salones y despachos de la elegante, diríamos asentada, Embajada de Chile.

Maira habla de modo muy sosegado, en el volumen de voz, en el tono, en su exégesis de la historia. La palabra "batalla" suena rara en sus labios, pero la repite una y otra vez. La transición chilena fue, interpreta, una batalla en cámara lenta contra un régimen sólido, pleno de recursos, dominador de la escena. El plebiscito de 1988, que rememora con fervor, fue un hito, una trabajosa conquista democrática del movimiento social. Los últimos 33 años fueron una batalla entre Salvador Allende y Pinochet. Una batalla que, concluye el embajador, ha ganado Allende. Su propia vida, sus opciones políticas, la historia de su generación discurren en ese tiempo. Es la suya una versión de la historia, protagónica, situada, sesgada como todas, cuyo desenlace edificante puede ser compartido o rebatido. Pero vaya si vale la pena escucharla

Bibliotecaria

Departamento de Cultura

Embajada de Chile

4808-8677

 

La prima puertovarina de la Presidenta Bachelet

La prima puertovarina de la Presidenta Bachelet

 www.diariollanquihue.cl

 Patricia Croquevielle Bachelet comentó que recién tras el retorno de la democracia, en 1990, pudo decir que era una Bachelet. Además, dijo sentirse muy agradecida de Puerto Varas, "cuya gente nos acogió muy bien desde que llegamos en 1987".   

El matrimonio Riquelme-Croquevielle tiene cuatro hijos, un varón y tres mujeres.  

Desde que llegó a Puerto Varas en 1987, Patricia Croquevielle Bachelet nunca hizo mención de su parentesco con la Presidenta, Michelle Bachelet. La razón: "Nunca hemos pretendido obtener ni siquiera una mínima ventaja por ser su familiar", afirmó la prima hermana de la Mandataria. 

Croquevielle es también la madre del actor de Televisión Nacional, Cristián Riquelme, mientras que su madre es hermana del fallecido padre de la Presidenta, el general Alberto Bachelet. 

Esta puertovarina por adopción está casada con Hugo Riquelme, con quien tuvo cuatro hijos, un varón y tres mujeres. En su casa, que se encuentra inmersa en su jardín de plantas, ubicado camino Alerce, recibió a "El Llanquihue" para rememorar en exclusiva los tiempos en que la familia Bachelet veraneaba en casa de su padre, Osvaldo Croquevielle - jefe de la Aeronáutica Civil hasta el 11 de septiembre de 1973-, ocasiones en las que compartió con su prima, cinco años mayor que ella.    

-Como la menor, debió conocerle los primeros amores a la Mandataria... 

-Mmm, sí, estuve en unos asaditos con ellos... Le conocí algunos pololos a la Michelle.  

El exilio 

Tras el golpe militar, la familia se disgregó. Michelle Bachelet perdió a su padre y debió partir junto a su madre, Ángela Jeria, a Alemania.    

-¿Cómo fue ese trance para ustedes como familia? 

-El único que podía conseguir alguna información sobre mi tío y su familia era mi padre, que fue piloto y a quien apodaban "La Muñeca de Oro". Como familia estuvimos muy unidos tras el golpe, ya que después de la detención de mi tío Beto, fue arrestada mi tía y la Michelle. Mi padre era muy amigo del general Gustavo Leigh, por lo que después de la muerte de mi tío, le pidió que las dejara volver al país. Hizo todo lo que estuvo a su alcance para que pudieran retornar. Fue quien más participación tuvo en su vuelta a Chile.  

-¿Y el reencuentro? 

-Después que el general Leigh dejó la Junta Militar de Gobierno, asumió en su lugar Fernando Matthei, quien era muy amigo de mi tío Alberto, por lo que mi padre volvió a usar sus contactos para conseguir su retorno, lo que finalmente ocurrió en 1979. Mientras la familia de mi prima estuvo exiliada en Alemania, la única forma de comunicarnos era a través del teléfono.    

-¿Y ustedes, por ser familia directa, sufrieron algún tipo de persecución? 

-Recién cuando llegó la democracia, en 1990, pude decir que era Bachelet.  

Debo darle las gracias a la familia puertovarina que nos acogió muy bien desde un comienzo. Nunca hemos tenido problemas en esta ciudad.   

-¿Y cómo fue el reencuentro entre usted y su prima? 

-La Michelle fue la pediatra de mi hija menor, Andrea Riquelme Croquevielle. Tenemos una muy buena relación; de hecho, antes de llegar a la Primera Magistratura estuvo un par de veces aquí en mi casa. Después de que asumió como ministra de Defensa, como que la perdimos un poco como familia.   

-De una u otra forma, ustedes también sufrieron a partir de 1973, al ver partir a una parte importante de su familia al exilio y con la muerte de su tío Alberto. ¿Cómo ha visto el proceso de reconciliación? 

-Michelle Bachelet es un ejemplo de reconciliación para este país. Ella sufrió la muerte de su padre y estuvo en el destierro entre 1974 y 1979, pero perdonó y hoy es la Presidenta de todos los chilenos. Una mujer tremendamente sencilla y alegre.  

Mientras disfruta de un café y revisa el álbum familiar en el que también aparece su hijo actor, Cristián Riquelme, reflexiona sobre el rol que cumplió su padre, hoy de 94 años, en el retorno de la Presidenta. "Fue fundamental, ya que movió todos sus contactos para permitir el retorno", dijo. 

Con una cuota de nostalgia, pero al mismo tiempo de orgullo, cuenta que la Fuerza Aérea era una gran familia, donde todos se conocían y se querían. Por lo mismo, dijo sentir satisfacción cuando la institución a su tío Beto -como ella lo llama- le brindó un reconocimiento.   

Su padre   

En medio del diálogo encuentra una foto en la que aparece su padre, Osvaldo Croquevielle, junto al ex Presidente Salvador Allende. "Esta foto la tomaron en la inauguración de Pudahuel. Lo que pasa es que el como jefe de la Aeronáutica Civil manejaba todo lo concerniente a los aeropuertos del país", recuerda la prima de la Mandataria, actualmente afincada en Puerto Varas.   

SENCILLA   

La reflexión de Croquevielle apunta también a los siete meses de gestión de la Presidenta y a las movilizaciones que se han realizado en el último tiempo.   

-¿Qué le parecen las movilizaciones gremiales de protesta al Gobierno de su prima? 

-Creo que Michelle lo hizo muy bien, ya que se ha mostrado en todo momento como una persona que es capaz de aceptar y de escuchar con la misma sencillez y humildad. Dejó que todos expresaran su sentir y reitero que quedó de manifiesto la clase de persona que es, ya que en ningún momento cambió de carácter o se hizo ver como una mujer fuerte que no acepta la crítica o la divergencia de opiniones. Por ejemplo, al Presidente Ricardo Lagos uno lo veía como una persona fuerte, que le gustaba hablar golpeado, lo mismo que al Presidente Eduardo Frei, con un carácter tosco, de pocas palabras. 

En cambio, la Michelle siempre igual, mostrándose tal como es, una persona cercana a la gente, que sabe salir muy bien parada en este tipo de cosas.   

-Pero con ese carácter puede ser fácil que sus asesores la puedan pasar a llevar 

-No, porque al mismo tiempo tiene una personalidad muy fuerte, que no le tiembla la mano a la hora de tomar decisiones cruciales. Y si siente que alguien lo está haciendo mal no tiene ningún problema en llamarlo a terreno. 

Patricia Croquevielle se siente orgullosa de su prima, pero asegura que por ningún motivo su familia llegaría a ocupar el apellido para conseguir algún beneficio, "ni tampoco a la Presidenta como influencia" para conseguir algún tipo de "ayuda". 

Entrevista a Orlando Bosch, empedernido anticastrista

Entrevista a Orlando Bosch, empedernido anticastrista

“Me hubiera gustado matar a Castro”

Esta semana, Orlando Bosch, igual que Fidel Castro, cumple 80 años. Lo habría dado todo por impedir que el líder cubano llegara a la vejez. La mayor parte de su vida la ha dedicado a urdir complots para matar a Castro librando una guerra terrorista en EEUU y América Latina contra quienes consideraba cómplices del dirigente.

www.lanacion.cl

Por Andy Robinson

Bosch dirigió varios atentados y estuvo encarcelado durante cinco años en EEUU por disparar una bazuca contra un buque polaco en el puerto de Miami en 1968. Luego pasó siete años en una prisión venezolana acusado de haber organizado el atentado contra el vuelo Cubana 455 –el aparato estalló en el aire en la costa de Barbados– en octubre de 1976 que causó la muerte de 73 pasajeros. En 1987 fue liberado y perdonado en 1990 por el Presidente Bush padre. Luis Posada, su compañero en lo que Bosch califica como “el camino mundial de la guerra”, está encarcelado en Texas tras una solicitud de extradición de Venezuela por su participación en el atentado contra Cubana 455. Bosch vive con su esposa chilena en un pequeño bungalow en las afueras de Miami.

–¿Siente alivio o frustración por la grave enfermedad de Fidel Castro?

–Frustración. Ese tipo yo hubiera querido matarlo. Para dar un ejemplo a las futuras generaciones. Me causa una gran pena que vaya a morir en la cama.

–¿Cómo es que no consiguieron matarlo?

–Por falta de recursos. Por ejemplo, los hermanos Novo fueron a España [se refiere a la visita de Castro en 1992] y estaban preparados. Hicimos lo que pudimos. Conseguimos pasaportes falsos. Sin embargo, a mediados de preparar la cosa, no apareció el dinero... Hubo muchos intentos. Pero hemos trabajado en la miseria.

–¿No ayudó la CIA?

–Sólo muy al principio. Luego nos traicionaron, después del pacto Kruschev-Kennedy. Si la CIA hubiera querido, hoy Castro no estaría vivo.

–¿Y los líderes anticomunistas en América Latina?

–Hablé con Somoza en Nicaragua, con Figueres en Costa Rica y con el jefe de inteligencia de Pinochet. No les pedí dinero, sólo permiso para usar la valija diplomática. Porque era muy difícil penetrar Cuba con rifles especiales. Somoza dijo que no me ayudaría al magnicidio porque su padre fue víctima de uno. Pinochet comentó que tenía demasiados problemas. Así que fuimos a Buenos Aires y a través del periodista Manuel Fuentes me puse en contacto con la Triple A, la más poderosa organización anticomunista de la época, y atentamos contra el embajador cubano. Luego hicimos mil cosas

–¿Cuál fue el atentado contra Castro en el que estuvo más cerca de lograr su objetivo?

–Fue en Santiago de Chile, en 1971, bajo la presidencia de Salvador Allende. Fidel estuvo un mes en Chile. Dos hombres de nuestro grupo fueron a este país con carnets de periodista del canal de televisión venezolano Venevisión. Llevaban una pistola del calibre 45 dentro de una cámara fotográfica. El plan fue respaldado por el jefe de inteligencia chilena, Manuel Contreras. Sus agentes dijeron a nuestros hombres que se tirasen al suelo después de disparar y que simularían que les detenían. Estaban a dos metros de Castro.

–¿Qué pasó?

–El que tenía que hacerlo no disparó. ¡Por miedo!

–No hace tanto, unos diez años, hubo atentados en hoteles de La Habana...

–Eso lo hizo Luis Posada. Pagó a un salvadoreño, un centroamericano. Con el hambre que tienen, les das cien dólares y hacen cualquier cosa. Éste entró a Cuba. Llevaba el material en un televisor. Puso tres bombas: una en un hotel que mató a un italiano; otra en la Bodeguita del Medio y ¡sigue allí en vez de irse!

–¿Tuvo impacto?

–Sí lo tuvo. Al principio había dudas si era la gente de Castro la que había puesto la bomba. Aquí no se imagina usted la mierda que se hervía en ese momento. Creó un tremendo impacto aquí.

–¿El objeto era desestabilizar?

–Claro. Antes de triunfar contra Batista, en su día, pusimos 40 bombas. Yo puse bombas. Todo el mundo puso bombas. Y triunfamos. ¡Funcionó! Y aquí funcionaba igual. La gente dijo que era el Ejército que puso la bomba y ¡ulululú! Esto puede funcionar. Porque una bomba es una prueba de rebeldía. Es una prueba de valiente. Sirve para veinte cosas. Para hacer propaganda. Una bomba o un atentado, cualquier cosa.

–¿Qué le parece que le llamen terrorista?

–Que no. Eran acciones obligadas. Supongamos que ahora cogemos una lancha aquí en Miami con ametralladora. Todo el mundo quiere la muerte de Castro, pero si haces eso te acusan de terrorista y te meten en la cárcel. Desde el 11-S la palabra terrorista se ha vuelto mala. Pero los estadounidenses están matando a miles de mujeres y niños en Irak. Echando flores a Fidel no se hace nada. Soy médico. Me preparé para hacer el bien. Podría ser millonario. Pero soy pobre porque me dediqué a la guerra. La única forma es tumbar a Fidel y no lo hemos tumbado.

–Y el avión de Cubana con 73 pasajeros a bordo, ¿fue para usted un blanco legítimo?

–Para mí, es un blanco de guerra. Hay muchas cosas que no puedo decir. Pero eran acciones de guerra. Y aquel avión era un avión de guerra. Iban coreanos del norte, guyaneses. Comunistas todos. Los deportistas llevaban cinco medallas de oro de esgrima. “Cuba se ha distinguido en boxeo. Pero no en esgrima”, decían. Era una gloria de Fidel. Habíamos acordado en Santo Domingo [cuando se formó el grupo Comando de Organizaciones Revolucionarios Organizadas en 1976] que todo lo que salga de Cuba para darle gloria a Fidel tenía que correr el mismo riesgo que los que combatimos la tiranía.

© La Vanguardia

(The New York Times Syndicate)

SÍ A LA INTEGRACIÓN, FUERA YANQUIS DE NUESTRA AMERICA”

SÍ A LA INTEGRACIÓN, FUERA YANQUIS DE NUESTRA AMERICA”

Entrevista con Fernando Ramón Bossi, por Gustavo Baeza

Fernando Ramón Bossi es Secretario de Organización del Congreso Bolivariano de los Pueblos y Presidente de la Fundación Emancipación para la Integración y la Unidad de América Latina y el Caribe. Con él conversamos sobre temas relacionados con la actuación de ambas organizaciones.

Gustavo Baeza: En el actual proceso de integración latinoamericana caribeña que se está llevando a cabo bajo el liderazgo del comandante Hugo Chávez y la Revolución Bolivariana, ¿Qué rol desempeña el Congreso Bolivariano de los Pueblos?

Fernando Ramón Bossi: El de apoyar, facilitar y proponer. Creemos que estas tres cuestiones son importantes. Apoyamos militantemente todas las iniciativas que se han lanzado hasta el momento (Petrosur, Telesur, Banco del Sur, latinoamericanización de las misiones sociales, etcétera). Pero también participamos activamente para impulsar otras, como por ejemplo, la creación de un Frente de Trabajadores de la Energía Latinoamericano Caribeño, la Universidad del Sur, las escuelas Técnicas y de Oficios “Simón Rodríguez”, los Círculos Patrióticos de Lectura y Formación, la Red de Comunicadores Populares para la Agencia de Noticias Nuestra América, la confección de un Manual de Historia de América Latina y del Caribe, un multicanal por Internet, en fin… una cantidad de emprendimientos y propuestas que están condensadas en el folleto “Construyendo el ALBA desde los Pueblos”, y que se encaminan hacia la formación de un gran movimiento latinoamericano caribeño de pueblos .

Y señalo también la tarea de facilitar, ya que en todo lo que está a nuestro alcance, colaboramos para efectivizar diferentes emprendimientos que, más allá que hayan nacido por afuera de nuestra organización, son aportes maravillosos que se proyectan en la misma dirección estratégica. Por ejemplo EMPRESUR, con las empresas recuperadas y las cooperativas; la Misión Robinson, la Misión Identidad y la Misión Milagro, en su etapa de latinoamericanización; los acuerdos con las alcaldías del FMLN y del FSLN para el suministro de combustible; la convocatoria a alumnos para la Escuela Latinoamericana de Medicina, etcétera.

¿Cree usted que el CBP ha avanzado en América Latina?

Creo que es una herramienta que se está fraguando. Cuando los pueblos y sus organizaciones populares van tomando conciencia de la necesidad de integrarnos “desde abajo” y combatir unidos al imperialismo yanqui, la organización crece y avanza. Nada peor podemos hacer que subestimar la fuerza del enemigo y estar desunidos, descoordinados, ¿qué mejor que golpear juntos y simultáneamente al Imperio? La “unión hace la fuerza”, dice un viejo refrán, que debe ser la respuesta nuestra a otro viejo refrán que utiliza siempre el imperialismo “divide y reinarás”.

Por otro lado, muchas fuerzas que pertenecen al CBP han alcanzado importantes espacios de poder: Evo Morales por ejemplo hoy es Presidente de Bolivia de la mano del Movimiento al Socialismo (MAS), el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) de Nicaragua está a punto de ganar las elecciones presidenciales de este año; el Movimiento Barrios de Pie en Argentina está en un proceso de unidad con otras fuerzas populares y este mes se lanza el Movimiento Libres del Sur, donde muchos de sus miembros ocupan cargos significativos en el gobierno de Néstor Kirchner; el PRD de México también avanza en la elecciones presidenciales de 2006 con inmensas posibilidades; en Uruguay, con el Frente Amplio en el poder, muchos son los compañeros que ocupan cargos estratégicos; en El Salvador el Farabundo Martí sigue avanzando y fortaleciéndose… en Ecu ador el movimiento indígena –Pachakutik, CONAIE, ECUARUNARI- aumenta su poder de resistencia a la firma del TLC… el movimiento independentista de Puerto Rico cada vez incrementa más sus fuerzas…

Ahora, vale aclarar lo siguiente: no es que éstas fuerzas populares hayan avanzado aceleradamente por ser miembros del CBP; han avanzado significativamente por sus propios méritos; pero también es cierto que todas estas organizaciones son integrantes del CBP, por lo tanto es un hecho que habla muy bien del potencial de lucha y composición del CBP.

Otro dato que vale tener presente, es que la derecha neoliberal y el Departamento de Estado norteamericano, ya incluyen al CBP en sus informes, como una organización influyente en la política regional y contraria a sus intereses. Como decía el Quijote: “ladran, señal que cabalgamos”.

Hemos visto, a través de los Boletines electrónicos del CBP, que se ha lanzado una campaña internacional de apoyo a la Salida al Mar para Bolivia ¿en qué consiste la campaña?

Es una campaña de recolección de firmas para que participen todos aquellos que apoyan una Salida al Mar para Bolivia; reivindicación que creemos justa y oportuna. No nos metemos en los asuntos jurídicos de antaño. Eso sería desempolvar un montón de documentos de hace muchísimos años que establecen límites y jurisdicciones, donde auditores, audiencias, viajeros, cronistas, etcétera, del siglo XVI, XVII y XVIII argumentan a favor de uno u otro país. Eso no nos concierne. Pero sí somos concientes de que Bolivia, tal cual fue concebida por el Libertador Simón Bolívar tenía salida al Pacífico. Hoy creemos que los pueblos, más allá de los gobiernos de turno, debemos apoyar esa justa reivindicación que tanto bien le hará al castigado pueblo boliviano. Esta campaña, c omo decía Martín Fierro: "no es para mal de ninguno, sino para bien de todos".

Ya hemos recibido miles de adhesiones, todas muy importantes, de individuos y de organizaciones. Ahora, todos quienes quieran adherir a la campaña sólo deberán enviar su nombre y apellido, profesión u organización que pertenezcan y país. La dirección electrónica es solidaridad@congresobolivariano.org

Las adhesiones recibidas son luego remitidas al Presidente Evo Morales a fin de que les de el uso que crea más conveniente.

El trabajo que realizan con Internet parece bastante eficiente.

Sí, desde hace muchos años utilizamos la Red Internet para facilitar las comunicaciones. Pienso que es una herramienta útil que debemos de explotarla aún más. Dentro de nuestras posibilidades, desde la Secretaría de Organización del CBP, mantenemos actualizada diariamente la página web del Congreso Bolivariano de los Pueblos www.congresobolivariano.org y también la del Portal ALBA www.alternativabolivariana.org

Un equipo de trabajo preparado especialmente para esa tarea se encarga de que esas páginas sean informativas y a su vez formativas. Permanentemente estamos trabajando en ellas, y consideramos que de ahora a fin de año estaremos alcanzando el nivel que nos hemos propuesto. Allí, los usuarios podrán encontrar información relevante de cada país de Nuestra América con cifras, estadísticas, datos y demás aspectos que hacen al conocimiento los países. Asimismo estamos alimentando cotidianamente las secciones “Próceres y Revolucionarios de Nuestra América”, “Nuestros Escritores”, “Hechos y Acontecimientos Históricos”, “Nuestros Artistas”, “Folclore y arte popular”, etcétera. Una cantidad de secciones, algunas ya instaladas y otras en proceso de elaboración, que harán de estas páginas un verdadero refe rente para quienes quieran indagar en la realidad de América Latina y el Caribe. Otro emprendimiento es la posibilidad de incorporar una página web con los “Escritos del Libertador”, las obras completas de Simón Bolívar y un multicanal de Televisión por Internet, ALBATV. Esperamos que estas propuestas sean una realidad en el próximo informe.

¿Y los boletines?

Los Boletines del CBP salen con una periodicidad semanal. Ahí lo importante es que llegamos a más de 100.000 suscriptores. Y esa no es una cifra menor. Es lo que llamamos nosotros “nuestra artillería”.

¿Cuándo se realizará el III Congreso Bolivariano de los Pueblos?

Esa es una decisión que tendrá que tomar el Secretariado Político. Ahora estamos abocados a la tarea de celebrar el 180 aniversario del Congreso Anfictiónico de Panamá (aquel convocado por Simón Bolívar y sin duda el intento más serio hasta ahora de formar una gran nación de repúblicas latinoamericanas caribeñas). Celebraremos con una serie importante de movilizaciones en toda Nuestra América. Desde la Argentina hasta México se están impulsando actos y marchas con una consigna unificada: “Sí a la integración, fuera yanquis de Nuestra América”. Entre el 11 y el 22 de junio estaremos movilizados a fin de dar una clara señal de que los pueblos de nuestra región queremos unirnos y declarar la segunda independencia, sin imperialismos y sin oligarquías depredaroras, con los traba jadores, los campesinos, los indígenas, los estudiantes, con los pueblos que luchan y tienen la certeza de que “Otra América está en marcha”.

Es por esto que aprovecho esta entrevista para convocar, a todas las organizaciones populares de América a realizar, en la fecha antes mencionada, diferentes acciones: conversatorios, seminarios, marchas, movilizaciones, radios abiertas, conferencias, pintadas y todo lo que la creatividad dicte. Sumar iniciativas a esta jornada será estratégico, convertir estas demostraciones de fuerza, de ideas, de creatividad, en una verdadera jornada histórica, es el objetivo. Esperemos que esta actividad sea el comienzo de la marcha victoriosa que nos conduzca a la Unidad Continental. Todas las organizaciones interesadas en sumarse a estas Jornada ¡bienvenidas sean! Sólo le solicitamos comunicarse con el correo electrónico de la Secretaría de Organización del CBP a fin de coordinar, sumar y hacer la correspondiente difusión: organizacion@congresobolivarian o.org

Para lograr mayor eficiencia en esta tarea estamos contactándonos con Telesur y otros medios de comunicación alternativos, a fin de que las acciones que realicemos sean difundidas en todo el continente.

Y con respecto al Foro Social Mundial y la Alianza Social Continental ¿qué opina?

Son espacios importantísimos en la lucha contra la globalización neoliberal. Entiendo que el CBP no se contrapone a ninguno de estos espacios, al contrario, estoy convencido que se complementa. En el CBP confluyen tanto organizaciones políticas como sociales, este tal vez sería un punto de diferencia con el FSM.

Por otro lado, cabe mencionar que el CBP está abocado exclusivamente a la lucha por la Unidad Latinoamericana Caribeña, tratando de ubicar a los pueblos como su principal protagonista. El FSM cumple un rol más abarcativo y con un campo de acción que involucra a todo el planeta.

Como CBP tratamos de incorporarnos a todas las actividades que propone el FSM y, dentro de lo que está a nuestro alcance, participar, apoyar activamente y difundir los lineamientos. También hay que observar que muchas organizaciones que son parte del FSM, también pertenecen al CBP: por ejemplo el Movimiento Barrios de Pie de Argentina o ECUARUNARI de Ecuador.

¿Es el CBP una organización de organizaciones?

Es difícil afirmar esto. Para ser didácticos podríamos decir que sí. Pero yo me inclino más a calificarlo como un espacio de fuerzas autoconvocadas que se organiza en cada país, de acuerdo a sus necesidades e idiosincrasia, para dar la lucha mancomunadamente contra el imperialismo, como asimismo facilitar las vías de integración entre los pueblos.

La figura de Capítulos Nacionales ha sido la forma más usual de denominar al CBP en cada país, pero se respetan todas las formas que surjan genuinamente del grado de desarrollo del campo popular, patriótico, democrático y revolucionario. Lo importante es que siempre se conserve el principio de "unidad en la diversidad", principio que siempre suena muy bien, que es correcto, pero que no se alcanza del día a la noche.

Una última pregunta ¿Cree usted que Estados Unidos puede invadir a Venezuela?

¡Quiera Dios que no suceda! Pero la razón del nazifascismo es la sinrazón. Por lo tanto el imperialismo yanqui, en su etapa más agresiva, o sea en su descarada expresión nazifascista, es capaz de cualquier cosa con tal de conservar su hegemonía mundial. No podemos descartar de ninguna manera esa posibilidad. La historia nos enseña a ser prevenidos al respecto.

Y esto también involucra al Congreso Bolivariano de los Pueblos. Cuando desde aquí hemos planteado que “si tocan a una, tocan a todas” (las naciones latinoamericanas caribeñas), estamos diciendo que si invaden a Venezuela, o a Cuba, o a Bolivia o a cualquier país hermano, los pueblos organizados del continente, de una u otra forma, estaremos combatiendo mancomunadamente desde el primer momento en que se produzca la agresión imperialista. De ahí la importancia de estar coordinados, preparados y cultivando todos los días los lazos de solidaridad y hermandad militante.

Gracias.

Gracias a vos por dejarme comunicar algunas ideas.