El lado humano de un fusilero
“12 días” mostró lado humano de fusilero en caso “sicópatas de Viña”
En medio de la distancia que su papel le exige, Guillermo Fuentes tiene un acercamiento con el condenado Carlos Topp Collins, mientras debe lidiar con su única hija embarazada, a la que le pide abortar.
Jueves 4 de agosto de 2011
El lado humano de un estricto y a ratos duro gendarme en su relación familiar y los denominados “sicópatas de Viña”, mostró el nuevo capítulo de la serie “12 días que estremecieron a Chile” de Chilevisión.
Guillermo Fuentes, encarnado por Alejandro Goic, es un hombre viudo que vive con su hija Camila de 19 años y espera que sea ella la primera de su familia en entrar a la universidad. Lo que no sabe es que está embarazada de su pololo, quien la abandona dudando de su paternidad.
Paralelamente, este gendarme ejerce su rol de celador de los carabineros Jorge Sagredo y Carlos Alberto Topp Collins, imputados de los 10 crímenes que se sucedieron entre los años 1980 y 1982 en la ciudad jardín y por los que fueron condenados a muerte.
En medio de la distancia que su papel le exige, Fuentes tiene un acercamiento con Topp Collins, quien le pide encarecidamente que le lleve una carta a su mujer, lo que es en un minuto rehusado por el carcelero pero que finalmente accede cumpliendo con la misión e informándole que ha visto a su mujer y a sus hijas.
Luego, la mujer del condenado lo visita en la cárcel y acuerdan casarse antes de la ejecución.
Ese hecho lo hace cuestionarse la relación con su hija, quien le confesó lo del embarazo entre lágrimas y a quien le ordenó interrumpirlo para que no perjudicara su vida y sus estudios.
La joven recurre a una mujer para que practique un aborto, la que le pide 5 mil pesos para hacerlo.
Ella habla con su padre, le pide el dinero y él se lo da diciéndole que es lo mejor, aunque Camila le reprocha que es fácil decirlo cuando no es él el que tiene que dar muerte a alguien, ignorando que ese mismo día el gendarme fue designado para integrar el pelotón de fusilamiento que la madrugada del 29 de enero de 1985 iba a dar muerte a los sentenciados.
“La muerte en el paredón”, como se denomina el capítulo de esta serie que mezcla ficción con realidad, cierra con el fusilamiento en el mismo momento en que la joven concurre a hacerse el aborto.
Fuentes vuelve a su casa, donde suelta la emoción contenida por el traumático episodio vivido en la cárcel de Quillota.
Luego, se dirige al dormitorio de Camila y la encuentra llorando. Él se arrodilla, le pide perdón, le besa la frente y la abraza.
Tras esa escena se salta a un año después cuando padre e hija están el patio de su casa preparando un asado y se siente el llanto del niño que no fue asesinado y conversando trivialidades se ve que ella está en la universidad y él ha cambiado de trabajo.
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