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Fusil de Allende desaparecido es clave para aclarar su muerte

Fusil de Allende desaparecido es clave para aclarar su muerte

Por Claudio Leiva Cortés  

Familia del ex Mandatario insiste en pedir colaboración de Ejército para recuperarlo. El arma, una AK-47, quedó en poder del general Javier Palacios tras el asalto a La Moneda, el 11 de septiembre de 1973.

La Nación.cl Lunes 30 de mayo de 2011

El general Javier Palacios Ruhmann, que encabezó el asalto a La Moneda el 11 de septiembre de 1973, se quedó con el fusil AK-47 que habría usado el Presidente Salvador Allende para suicidarse. Palacios también recibió dos casquillos y un proyectil, al parecer uno de los que le provocó la muerte.

La información al respecto está consignada en el informe que elaboró la Policía de Investigaciones en el sitio del suceso. Peritos de la Brigada de Homicidios inspeccionaron el Salón Independencia del bombardeado Palacio de Gobierno y entregaron estas evidencias al general, fallecido en 2006.

Después de la segunda exhumación de los restos del ex Mandatario y la confirmación de su identidad mediante un peritaje odontológico, ahora la familia está empeñada en recuperar el arma. Esta pieza es fundamental para llegar a la verdad jurídica en torno a la muerte de Allende.

COLABORACIÓN DEL EJÉRCITO

La abogada Pamela Pereira, representante de la familia, espera que el Ejército concrete el anuncio hecho por su comandante en jefe, general Juan Miguel Fuente-Alba, para encontrar el fusil de Allende que, supuestamente, fue guardado en los arsenales de la institución.

“No es fácil obtener la cooperación del Ejército en estas materias y espero que las instrucciones que dio el comandante en jefe se cumplan. El general Fuente-Alba comprometió su colaboración para ubicar el arma en cuestión”, recordó la abogada de derechos humanos.

Un peritaje al fusil aclararía si fueron uno o más los balazos que le causaron la muerte al ex Presidente. Especialistas en armas han dicho que ese modelo de AK-47 no tiene la posibilidad de disparar tiro a tiro, sino que sólo lo hace en ráfaga.

En el primer examen al cadáver que hicieron los detectives de la Brigada de Homicidios descubrieron tres heridas de bala: una en el mentón (entrada de proyectil), otra en el arco superior ciliar derecho y una tercera en el parietal izquierdo. Estas dos últimas, de salida de proyectil.

 

En su descripción, los detectives señalaron que el arma es “un fusil ametralladora Nº 1651, sin marca visible (…) En la culata de madera, en la tapa izquierda una placa de metal amarillo, de forma rectangular que se lee ‘a Salvador de su compañero de armas. Fidel Castro".

“El arma encontrada en el sitio de suceso con su cargador puesto, quedó en poder del general de Ejército don Javier Palacios, para ser remitida a la Fiscalía Militar. Se deja constancia que esta arma no fue descargada por insinuación del perito balístico Sr. Carlos Dávison; de modo que se ignora el número de cartuchos que había en su cargador y si había algún cartucho en su recámara”, añadieron los detectives en su informe.

RESTOS ÓSEOS ESTÁN ÍNTEGROS

Junto con el peritaje odontológico que confirmó su identidad, también se comprobó que los restos óseos se encuentran íntegros, es decir, no hay pérdida de piezas pese a las inhumaciones y exhumaciones realizadas en 1973 y 1990. Esto permitirá al equipo de expertos trabajar sin dificultades en las indagaciones de la causa de muerte.

La primera autopsia de Allende se realizó a las 20 horas del 11 de septiembre en el Hospital Militar, a cargo de los doctores José Vásquez y Tomás Tobar. Ambos concluyeron que el disparo mortal pudo haber sido autoinferido.

Al día siguiente, Allende fue sepultado apresuradamente y con custodia militar en el cementerio Santa Inés de Viña del Mar, con la única presencia de su viuda Hortensia Bussi, su hermana Laura Allende y tres sobrinos.

 

El 17 de agosto de 1990 los restos del ex Presidente fueron exhumados para hacerle un funeral de Estado, el 4 de septiembre de ese año en el Cementerio General. En esa ocasión no se efectuó una autopsia.

El 23 de mayo pasado, el ministro Mario Carroza, quien investiga la muerte de Allende y de otras 726 personas en los días que siguieron al golpe, ordenó exhumar los restos de Allende para hacerle una autopsia y determinar las exactas causas de su fallecimiento.

 

 

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