La millonaria fortuna sin dueño
La Nación Domingo
Por Darío Zambra B.
Un desconocido ciudadano decidió denunciar el abandono de 40 millones de dólares en la Bolsa de Santiago. Si le va bien en tribunales se quedará con la mitad. Pero no es la única plata perdida en el sistema. Son US$225 millones sin cobrar en las AFP, US$23 millones en los bancos y otros tantos en el fondo de seguro de cesantía. ¡Ojo! Tal vez usted podría llevarse una tajada de esta sabrosa torta.
En la Bolsa de Comercio hay una suculenta fortuna olvidada. Y alguien la tiene que rescatar. Ese fue el raciocinio que un anónimo personaje hizo hace algún tiempo. Y este año decidió poner en práctica su plan: quedarse con la mitad de los casi $20 mil millones (poco menos de 40 millones de dólares) en acciones y dividendos que están en la bolsa y que no tienen dueño. Pese a la controversia que se ha desatado y el dolor de cabeza que ha provocado a los mandamases de la principal plaza bursátil chilena, se desconoce el nombre del denunciante. Todavía no ha decidido a revelar su identidad y los pasos legales para hacerse con ese millonario botín los está haciendo a través del estudio Elton y Cía.
Fue ese bufete de abogados el que hace un par de semanas presentó una demanda civil en contra de la Bolsa de Comercio de Santiago, con el fin de establecer que esas acciones sin dueño sean consideradas por la justicia como especies perdidas.
Esa pelea por la fortuna olvidada en las bóvedas de la bolsa es sólo el más controvertido de los casos. En los bancos, en las AFP y en el Fondo de Seguro de Cesantía, también existen millonarios montos en tierra de nadie y que nadie ha cobrado. Son por lo menos US$330 millones de dólares, una cantidad casi similar a la que el año pasado movió en Chile la industria de los call centers. Todas tienen diversos orígenes y en muchos casos se está buscando a sus dueños, pero otras llevan años produciendo generosas ganancias que esperan ser reclamadas.
Acciones históricas
La fortuna abandonada en la Bolsa tiene un origen centenario. El abogado Gonzalo Alvarado, de Elton y Cía, cuenta que en las primeras décadas del siglo XX el mercado bursátil funcionaba de esta forma: un cliente le encargaba a la corredora la compra de una determinada acción y ésta lo hacía a nombre de la Bolsa. Así, el cliente recibía un traspaso de acciones firmado por la entidad bursátil como vendedor y con los datos del comprador en blanco. “Esto se habría producido porque antes había un impuesto al traspaso de acciones. El traspaso en blanco era una forma de evitar ese pago. Así una parte muy importante de las acciones estaba a nombre de la Bolsa”, explica.
Según el libro “Historia de la Bolsa de Comercio de Santiago”, hacia 1948 el número de acciones inscritas a nombre de esta institución alcanzaba el 4,43% del total emitido por las sociedades que entonces se cotizaban.
Cuenta Alvarado que con la Ley de Mercado de Valores de 1981 se dejó de operar de esa forma. Con esa modificación, la Bolsa dejó de tener inscritas a su nombre gran parte de los papeles transados. “Por entonces, y por distintas circunstancias, muchas de las acciones habían perdido valor y, por muerte del titular o porque quedaron olvidadas en la noche de los tiempos, simplemente se perdieron. Pero con las privatizaciones de los ’80, muchas de ellas se revalorizaron”, asegura el abogado.
Ese fue el origen del botín que reclama el anónimo denunciante y que hoy acumula 12 millones de acciones, valorizadas en cerca de 15 mil millones de pesos. Los montos más cuantiosos corresponden a papeles de empresas que hoy son algunas de las regalonas de los inversionistas chilenos: Copec, CMPC, Vapores, Quñenco, CGE, el Banco Santander y Andina.
Alvarado explica que el artículo 629 del Código Civil establece que las especies perdidas deben ponerse a disposición de la municipalidad respectiva. Y eso es lo que intentó hacer el municipio de Santiago, que a comienzos de este año emitió un decreto en el que calificó esas acciones como especies perdidas. La Bolsa recurrió a la Corte de Apelaciones, la que resolvió que esa calificación la debía hacer un tribunal.
La defensa de la Bolsa
Hace un par de semanas, Elton y Cía. y la municipalidad presentaron sus respectivas demandas y ambas fueron asignadas al 27º Juzgado Civil de Santiago. Si la justicia falla en contra de la Bolsa, el mecanismo que establece la ley es que el municipio busque a los dueños de las acciones, principalmente a través de publicaciones en el Diario Oficial. Si después de un plazo no aparecen todas las personas que tienen derechos sobre esos bienes, el saldo debe ser rematado y eso se reparte entre la municipalidad y el aún desconocido denunciante.
A juicio del abogado de Elton y Cía., “lo Bolsa no ha hecho eso en 80 años. Uno tendería a exigirle una actitud más proactiva que la de un particular corriente. Nosotros no hemos sido capaces de encontrar ni un solo registro del que se pueda desprender que la Bolsa haya realizado alguna acción para tratar de ubicar a sus dueños”.
¿Cuál es el argumento de la Bolsa? Sus directivos les han asegurado a los abogados de Elton que no habría ninguna alternativa de llegar a algún acuerdo. “Lo que dice es que como las acciones están inscritas a su nombre, son propias”, afirma Alvarado.
Sin embargo, en una carta dirigida a la Superintendencia de Valores y Seguros (SVS), el gerente general de la Bolsa, José Martínez, reconoció que “dichos valores son casi exclusivamente acciones inscritas a nombre de la Bolsa de Comercio de Santiago en los registros del respectivo emisor y pertenecen a terceras personas que las dejaron en custodia con anterioridad a 1981”. En la misma misiva asegura que la bolsa “no tiene conocimiento de la identidad de los dueños de los referidos, excepto del señor Cristián Solís de Ovando Lavín, que mantiene la custodia de esta entidad una letra de crédito hipotecario por un monto de $4.490.115”.
“En esa carta reconoce el dominio ajeno de estas acciones”, acota Alvarado. Consultados por LND, en la Bolsa de Comercio sólo se limitaron a decir que “no comentamos los temas legales”.
Varios dolores de cabeza les ha causado la controversia a los directivos de la principal plaza bursátil del país. Más aún después de que Elton y Cía. consultara a la SVS, hace dos semanas, acerca del tratamiento de los dividendos que han generado esas acciones. “No sabemos si su valor es nominal o está reajustado, no sabemos si está guardado en un cajón o en un depósito a plazo. Y si tiene algún tipo de reajustabilidad, ¿dónde se encuentra registrada?”, pregunta el abogado.
En Elton y Cía. aseguran que en la Bolsa hay contabilizados entre $4 y $5 mil millones en dividendos. Si se suman al valor total de las acciones, arroja un monto que bordea los $20 mil millones: una fortuna abandonada nada despreciable.
AFP: US$225 millones
Las platas sin dueño en las AFP son mil veces menos controvertidas que las de la bolsa, pero su monto es mucho más cuantioso: US$225 millones acumulados a diciembre de 2009. Por cierto, sus dueños no son tan desconocidos, pero no las han cobrado. Se trata de los rezagos, que se generan cuando un empleador se equivoca al pagar las cotizaciones, haciéndolo en una AFP distinta de la que el afiliado se encuentra incorporado o cuando los datos de una cotización están incompletos o con información errónea.
El gerente de Estudios de la Asociación de AFP, Roberto Fuentes, explica que estas platas “no se pierden y se encuentran en el patrimonio del fondo de pensiones de la administradora que los recaudó equivocadamente, y están obteniendo la rentabilidad del fondo C de dicha administradora. Esas rentabilidades quedan cien por ciento para el afiliado”.
La superintendente de Pensiones, Solange Bernstein, agrega que los recursos que están en el fondo de rezagos “pertenecen a un trabajador y las AFP deben, mediante procesos internos y de consulta, identificar al dueño de la cotización. A su vez, la superintendencia tiene normado a las AFP para que mensualmente realicen cruces de información con el propósito de obtener los datos faltantes de la cotización y así acreditarla en la respectiva cuenta personal o traspasarla hacia la AFP que registra al trabajador”.
Las AFP realizan todos los meses procesos de regularización de estos rezagos y, además, se reúnen entre ellas con el fin de intercambiar las platas, explica Roberto Fuentes. De esa forma, de los US$114 millones en rezagos que se registraron en 2009, según la asociación de AFP, la gran mayoría fueron regularizadas. Sin embargo, Fuentes aclara que existen otras que históricamente ha costado más identificarlas. Son esas las que se han ido acumulando durante casi 30 años y que hoy alcanzan los US$225 millones.
El presidente de la CUT, Arturo Martínez, es uno de quienes ha insistido en que esa millonada olvidada en las AFP pueda ser utilizada en beneficio de los trabajadores, que son quienes cotizan en el sistema de pensiones. Así lo ha hecho ver en instancias como la Comisión Asesora para la Reforma Previsional.
“La AFP tiene la misión de encontrar a los dueños, pero hay fondos que pese a los esfuerzos no se han podido ubicar. Entonces es una cantidad importante. Y si en cierto número de años no se ubica al dueño, podrían pasar para capacitación laboral o algún programa social que favorezca a los trabajadores y no que sigan usados y administrados por las AFP. Qué sabe uno qué tan acabada es la búsqueda y qué están haciendo con los fondos”, plantea el presidente de la CUT.
Según Roberto Fuentes, en los últimos años “los rezagos se han minimizado bastante, ya que con la recaudación electrónica a través de Previred y otras entidades se eliminan los errores. Ahí la información de la cotización tiene procesos de validación de datos previos al pago. Hoy el 85% de las cotizaciones mensuales es realizada en forma electrónica y los rezagos que se generan son producto, en su gran mayoría, del pago de cotizaciones manual con el uso de planillas en papel”. Pese a los avances, ahí están esos US$ 225 millones, sin dueño conocido y esperando ser reclamados.
Depósitos olvidados
“En los bancos hay 12 mil millones de pesos olvidados”. La mención de esa sola frase en la prensa el pasado 19 de abril bastó para que el sitio web de la Superintendencia de Bancos e Instituciones Financieras (SBIF) colapsara. ¿La razón? Los miles de chilenos averiguando si eran dueños de una parte de la plata de las acreencias bancarias afectas a caducidad.
Su origen está en aquellas acreencias que no registren movimiento durante dos años, como los depósitos a plazo fijo o a la vista. Ahí están excluidas las cuentas de ahorro, los depósitos renovables, las boletas de garantías y las sumas recibidas por cheques viajeros. “Transcurrido ese período, cada banco tiene que formar una lista con esos depósitos. Todos los 31 de enero los bancos realizan este proceso”, explica Carolina Álvarez, abogada de la SBIF.
Esa publicación -que incluye sólo las acreencias superiores a 5 UF- se hace en el Diario Oficial y se realiza individualizando a la persona dueña, la fecha de origen de la acreencia, la última dirección conocida por el banco, origen del crédito y el monto exacto. Las que no superan el monto señalado se encuentran en un listado que debe estar en la casa central de cada banco. Si en tres años transcurridos la publicación de esos depósitos nadie los reclama, pasan a ser parte del Fisco y son transferidos a éste a través de las tesorerías regionales y provinciales.
Para aumentar la publicidad de este proceso, y como forma de que más personas puedan ver si son dueñas de una parte de esta “fortuna sin reclamar”, desde 2005 la SBIF creó un buscador en su web -www.sbif.cl- para que las personas puedan encontrarse en estas listas con sólo poner el nombre y, si amerita, poder requerir el pago de su tajada al banco.
Tanto fue el entusiasmo este año que, cuando la prensa informó acerca de los $12 mil millones olvidados, los chilenos se volcaron a la web de la superintendencia para saber si les correspondía parte de esta fortuna. El día antes que se diera a conocer el monto total, el 18 de abril de este año, la web recibió apenas 2.539 visitas. Sin embargo, el 19 subió a 42.601, el siguiente a 162.453 y el subsiguiente la locura se incrementó a 206.147 visitantes diarios, provocando que se “cayera” el sitio de la entidad fiscalizadora. Esa locura demuestra el interés y la proactividad del chileno cada vez que se entera de que en alguna parte hay una suculenta fortuna olvidada y que, más encima, está a la espera de que alguien la reclame. //LND
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