Chile 1973
C H I L E 1 9 7 3
UN 11 DE SEPTIEMBRE
Omar Contreras Flores
A Coruña – España.
En una ciudad, en que las fuerzas de la naturaleza la han hecho desaparecer dos veces de la faz de la tierra.
Un joven profesor, después de haber pasado casi toda la noche preparando sus clases y escuchando los últimos comentarios políticos, se duerme preocupado. Las noticias son alarmantes, en cualquier momento se podría dar ese golpe tan temido por él y aquellos, que con ilusión y sacrificios habían asumido la gran responsabilidad de ayudar ha hacer de aquel país largo, desgarbado y de loca geografía, un lugar solidario.
Como de costumbre, a primera hora de la mañana se dirige a su trabajo de la Universidad, no había transporte público por la huelga y al vivir a las afueras de la ciudad, no le queda otra alternativa que hacer auto stop. Fue recogido por el conductor de una camioneta, cuya radio lanzaba al aire los primeros bandos militares, por los cuales, los ciudadanos dejábamos de ser ciudadanos, para pasar a ser prisioneros de los cuatro generales traidores, de los que compran las conciencias y los estómagos de aquellos que se venden.
En su recorrido apenas se ven coches por la calle, solo algunas patrullas militares...
Al llegar a la Universidad se encuentra con su hermano, ambos sabían en principio lo que tenían que hacer llegando este momento. Queman todo aquello que llevan encima que pueda ser comprometedor, luego se despiden con un fuerte abrazo en las afueras de la Universidad, para dirigirse cada uno a sus destinos señalados con anterioridad.
Nuestro joven profesor se dirigió a la sede de su partido que se encontraba a pocos metros, compañeros suyos sacaban documentación y archivos para ser llevados a un lugar más seguro. Al llegar a ese lugar, el edificio estaba tomado por las fuerzas militares, personas contra la pared, otras tiradas por el suelo, algunas eran golpeadas e introducidos en vehículos policiales. Finalmente, llevan la documentación al Instituto donde nuestro profesor también imparte clases y con la complicidad de un auxiliar la queman de inmediato.
Posteriormente se dirige al lugar de encuentro con los dirigentes de su colectividad, se reúnen unos treinta en un chalet adosado situado muy cerca del Regimiento de la ciudad.
Los acuerdos son de abandonar la ciudad y dirigirse a la Cordillera de la Costa donde se pasaría a reforzar los contingentes campesinos que estarían dispuestos a defender a su Gobierno.
Al salir de dicha reunión se encuentra que el toque de queda es a las catorce horas, imposible llegar al lugar de destino ese día. Se dirige a su casa a recoger sus cosas y sale apenas oscurece a otra a pasar la noche.
Durante las horas de la tarde, se tiene que conformar con escuchar a las cuatro alimañas que se han adueñado del país.
Graves son las noticias que le llegan, el presidente ha sido asesinado, su hermano ha sido detenido por la policía antes del toque de queda.
A las luces del alba, nuestro joven profesor sale desesperadamente a sumarse a los que creen que todavía, había lugar para la resistencia.
Al día siguiente se entera que su hermano había sido asesinado la noche del once.
Fue un once negro, de vergüenza y asco.
Para que la Memoria no se duerma.
Para que la Memoria no se muera.
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