Bases en Colombia y suspicacias justificadas
Lunes 10 de agosto de 2009
Por Marcel Garcés
PERSPECTIVA INTERNACIONAL
La apresura gira relámpago por América Latina del Presidente de Colombia, Álvaro Uribe, para explicar la instalación de siete bases militares para EEUU sólo constata las alertas encendidas en la región. Que tropas militares y agentes de la inteligencia militar de EEUU se instalen para fines bélicos en relación a los espacios estratégicos de América Latina recuerda el pasado intervencionista de Washington y la iniciativa de Uribe no es sino el reconocimiento de que su propósito de acordar las bases sólo podía despertar la desconfianza y el rechazo. El sigilo del acuerdo no podía sino provocar más suspicacia.
Primero: Colombia busca hacer creer que las bases corresponden a una iniciativa bilateral, en la legalidad de los acuerdos vigentes entre ambos países, por lo mismo es una expresión de soberanía nacional. Segundo, se trataría de bases de las FFAA de Colombia, donde "se les facilitan" habitaciones y espacios a los militares estadounidenses para que materialicen su "apoyo" a los objetivos de seguridad colombianos. Tercero: la presencia militar sólo tiene como objetivo prestar su colaboración en la lucha contra el narcotráfico.
Los objetivos reales son el espionaje tecnológico a comunicaciones, objetivos económicos o fuerzas militares mucho más allá del territorio colombiano, como Venezuela, Ecuador, Panamá, entre otros. Sería ingenuo pensar que los oficiales del Pentágono dejarían pasar esta oportunidad. Cierto que en las bases habrá personal militar colombiano, pero en labores subalternas. Habrá sitios cuyo acceso será no sólo restringido, sino prohibido. Allí estarán los aparatos que son el centro nervioso de la inteligencia apuntando a los países "hostiles" de América, que en los supuestos bélicos pasan a ser "teatros de operaciones".
Pero hay más. Los efectivos de EEUU no podrán ser tocados por actos delictivos -como ya ha habido en Colombia-, al garantizarles la inmunidad y la impunidad prohibiéndose expresamente que se les pueda aplicar el derecho internacional y la acción del Tribunal Penal Internacional. Además hay otras razones en esta urgencia de EEUU y Colombia de instalar puntos de espionaje electrónico y bases. Ecuador, en uso de sus facultades, decidió finalizar la presencia estadounidense en Manta, 230 kilómetros al sudoeste de Quito, en una ciudad portuaria sobre el Pacífico. En Manta, EEUU tenía tres aviones Awacs y se ha afirmado que ahí se generó la inteligencia que permitió el bombardeo preciso del campamento de Raúl Reyes de las FARC.
El convenio sobre Manta finalizará el 12 de noviembre de 2009, pero la presencia de militares estadounidenses en esa base y puerto ecuatorianos puede prolongarse hasta 2010, a menos que "cambie" la situación política en Colombia y se facilite su presencia. En Honduras, el gobierno de Manuel Zelaya -derrocado en junio- había anunciado su intención de terminar con la presencia de las fuerzas estadounidenses en Palmerota, cerca de Comayagua, antigua capital colonial, donde estaba la Fuerza de Tareas Conjunta Bravo del Comando Sur.
Aquí surge entonces otra sospecha: ¿tendría que ver algo con el golpe de Estado de la derecha y las fuerzas militares de Honduras el término de la presencia militar de EEUU en Palmerota? Palmerota tiene una de las mejores pistas de aterrizaje de América Central y es un punto estratégico para el despliegue aéreo y el transporte de tropas de EEUU para la región, además de base de operaciones adelantada. Por la longitud de su pista puede recibir naves de gran tamaño. Razones hay de más para las suspicacias. Si antes tuvimos la estrategia de las cañoneras, ahora podríamos tener la estrategia de las bases.
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