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Como todos los años, familiares y amigos conmemoran y exigen justicia.

Como todos los años, familiares y amigos conmemoran y exigen justicia.

A 17 años de un Reality sangriento sin responsables.

OPAL- Nuevamente las Avenidas y calles de la pudiente comuna de Ñuñoa, fueron testigos del cada vez menos concurrido homenaje a Alex Muñoz Hoffman y Fabián López Luque, Jóvenes integrantes del Frente Patriótico Manuel Rodríguez (FPMR), asesinados por agentes del Estado de Chile, luego de protagonizar un asalto, un 22 de Enero de 1992.

Solo familiares y amigos llegaron hasta la calle Alonso de Ercilla N 3082, Comuna de Ñuñoa para rendir homenaje a ambos Rodriguistas asesinados, luego de protagonizar un asalto a un camión de transporte de valores de la empresa PROSEGUR en el Campus Oriente de la Universidad Católica

Los miembros de la Organización, "Manuel Rodríguez Cabalga de nuevo", convocantes a la actividad, resaltaron la trayectoria política y el heroísmo de ambos jóvenes aquel día, exigiendo justicia por el caso y haciendo responsables directos del fatal desenlace, al gobierno concertacionista de turno, encabezado por Patricio Aylwin: "La orden de aniquilamiento sobre los rodriguistas, emanó directamente desde la Moneda en las manos del entonces Ministro del Interior Enrique Krauss y de la sórdida y terrorífica figura de Belisario Velasco".

En la ocasión, acusaron a los medios de comunicación, los cuales transmitieron la macabra noticia durante todo el día: "Hicieron un show aquel día en que se jugaba la vida o la muerte de ellos, e hicieron un rotundo y acordado silencio con los responsables del alevoso crimen" Sentenciaba ante los presentes, el único orador del encuentro. Rodolfo Maturana

El gobierno de la época había decidido dar una señal clara sobre este tipo de hechos. La orden de actuar nació desde el interior de La Moneda, a manos del entonces ministro de Interior, Enrique Krauss y el subsecretario Belisario Velasco. La "tolerancia cero" aplicada en este caso, contrastaba diametralmente con la "política de acuerdos" que el gobierno sostenía con sectores militares y de derecha sobre las violaciones a los derechos humanos cometidas en dictadura. Como lo decía el propio Presidente de la época Patricio Aylwin: "Justicia en la medida de lo posible".

Eugenio Tironi, en aquel entonces vocero de Gobierno, dio tempranamente algunas luces, de lo que iba a ocurrir con los dos muchachos: En sus contínuas declaraciones a la prensa, daba a conocer la decisión del Gobierno: " los secuestradores están en contacto, con los oficiales de la policía que están en el lugar, pero el gobierno no está negociando con delincuentes".

Luego de la lectura de saludos enviados de distintas partes del mundo y de que se encendieran velas en las afueras de la casa, en la que cayeron ambos muchachos, el silencio, del cual se niegan a sentir los pocos convocados, se dejo caer en el lugar.

A la actividad no concurrió ningún dirigente, de la organización en que militaban Alex y Fabián. Solo estaba el recuerdo amargo de los familiares y amigos, que en esa jornada del 22 de enero, vieron por televisión, como unos 500 policías y agentes fuertemente armados, rodearon el lugar y esperaron pacientemente la noche, para llenar de plomo, los cuerpos de los jóvenes rodriguistas.  

De nada sirvieron los intentos por una salida

Eran las 7 de la mañana de lo que seria un caluroso día miércoles 22 de enero de 1992. Tres miembros del Frente Patriótico Manuel Rodríguez, Fabián López Luque, Alex y Pablo Muñoz Hoffman, asaltaron un camión de transporte de valores de la empresa PROSEGUR que recolectaba la remesa de dinero de la sucursal del Banco Concepción, ubicada en el Campus Oriente de la Universidad Católica. Los tres huyeron del lugar, con la suma de 7 millones 600 mil pesos, dejando heridos a dos guardias que intentaron repeler la acción. A pocas cuadras fueron interceptados por una patrulla de Carabineros, produciéndose un segundo enfrentamiento donde cae gravemente herido Pablo Muñoz Hoffman y un cabo de Carabineros. Fabián y Alex huyen del lugar, luego que Pablo se rehusara a ser socorrido. La persecución llegó a término, cuando los dos jóvenes se refugiaron en un inmueble de calle Alonso de Ercilla, comuna de Ñuñoa. En la vivienda se encontraba la familia del abogado Erick Riveros. Después de una larga negociación que se extendió por más de catorce horas, y luego de haber dejado salir a los cinco integrantes de la familia Riveros Erick -una mujer y sus tres niños-, francotiradores del Grupo de Operaciones Especiales de Carabineros (GOPE) dispararon sobre Fabián y Alexis, de 22 y 23 años respectivamente, al momento que salían con las manos en alto desde la casa, cuando ya se cerraba el día.

Alex y Fabián, una vez cercados por efectivos policiales, señalaron desde un principio a través de comunicaciones telefónicas la motivación de la acción y su permanencia en el domicilio. Relatos posteriores de lo dueños de casa acentúan el buen trato que recibieron por parte de los jóvenes. De nada sirvieron los intentos por una salida negociada, que incluso incluyó la demanda de entregar comida en las poblaciones pobres del gran Santiago. Pero la decisión estaba tomada, Fabían López comunicaba por teléfono a los medios: "No nos vamos a entregar. La decisión no es de este momento, sino de mucho antes... nos la vamos a jugar entera... Nuestra consigna es Hasta Vencer o Morir".

El operativo policial en el que participaron más de 500 efectivos de seguridad fue transmitido por televisión en directo. Todos los ojos de la sociedad chilena se volcaron a ver lo que sucedía en el pudiente barrio de la zona Oriente de la capital. Lo sucedido entre las 20.50 y 21:25 horas es todavía una incógnita. Solo estaban en el escenario del circo montado por la televisión, los dos muchachos y los efectivos que rodeaban la casa. Ni los llamados que a esa hora se estaban realizando para negociar su salida, ni la salida de los habitantes de la casa donde se habían parapetado, ni los ojos de toda una sociedad que a esa hora miraba con atención las imágenes del primer "reality" sangriento, lograrían que no fueran abatidos.

La jueza titular de 13avo Juzgado del Crimen de Santiago, María León Neira, a cargo de la investigación del caso, manifestó desde un primer momento sus dudas respecto al desenlace de la operación policial: "No tengo ninguna certeza que salieran disparando, existen dudas por que no se sabe si realmente se enfrentaron o fue otra cosa. Cuando llegué al sitio del suceso la policía uniformada ya había avanzado los peritajes y entonces yo di la orden que se coordinaran con Investigaciones, pero no he establecido que es lo que sucedió". (La Tercera 29/01/1992)

La autopsia determinaría que Alex Muñoz recibió diez impactos de bala en la región toráxica. Su muerte no fue instantánea. Agonizó por al menos quince minutos. Fabián López presentaba siete impactos. Uno en la cabeza, otro en el maxilar y los restantes en el tórax, abdomen y piernas.

La muerte en directo

Fue un hecho brutal el que cobró la vida de los rodriguistas. Aunque para los medios de comunicación no pasó de lo anecdótico. La periodista Paula Sánchez, que en esa ocasión fue productora en terreno para TVN, recuerda que debió pagar más de 20 mil pesos para que un vecino le permitiera instalar una cámara que siguió muy de cerca los acontecimientos. Mientras, el periodista Cristián Arizmendi pasó a convertirse en el "narrador" de la secuencia. El terror se convirtió en un show televisivo en tiempo real. Sánchez afirma que por primera vez el noticiario se hizo "por intuición, eliminando notas y comerciales". También recuerda que pese a que las cámaras estaban encima nadie pudo ver lo que ocurrió: "Ante los primeros disparos, todos se tiraron al suelo y yo me puse a llorar, mientras gritaba".

 

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