Opinión en respuesta a la tesis de Allamand
El Mostrador - 11 de Noviembre de 2008
Chile, ¿un país de derecha?
Lo que caracteriza a las derechas en el mundo y muy particularmente en nuestro país: conservadurismo moral, neoliberalismo económico, relaciones incestuosas con el dinero y una idea del país y su historia oligárquica y autorreferente.
Por *Ricardo Brodsky
En reciente artículo en La Tercera el senador Andrés Allamand se pregunta retóricamente si Chile es un país de izquierda y se responde asimismo que tal afirmación constituye el error final de la Concertación. Con esta pregunta engañosa Allamand busca fijar el terreno de la disputa presidencial: la izquierda versus la centro derecha. El problema es que en Chile desde hace ya muchos años, las cosas no están planteadas en ese terreno, sino entre la derecha y la Concertación.
La pregunta, entonces, que hay que hacerse de cara a las elecciones presidenciales del 2009 es si acaso Chile es un país de derechas, entendiendo por esto lo que caracteriza a las derechas en el mundo y muy particularmente en nuestro país: conservadurismo moral, neoliberalismo económico, relaciones incestuosas con el dinero y una idea del país y su historia oligárquica y autorreferente.
Vamos por parte. En los años recientes tres discusiones han marcado la llamada agenda valórica en Chile. La primera fue la relativa a la necesidad de establecer una ley de divorcio y las otras se han relacionado con la llamada píldora del día después y el aborto. En todos estos debates la derecha política ha representado las visiones más conservadoras, distanciándose de manera nítida del pensamiento mayoritario de los chilenos y chilenas.
En efecto, un estudio de ADIMARK (abril 2008) indicaba que el 73.1% de los chilenos considera válida la opción de ingerir la píldora del día después, contra un 26.9% que coincidía con la opinión contraria sustentada por los partidos de derecha.
En el caso del aborto, en una encuesta del año 2007 de la Universidad Diego Portales, sólo el 34,5% se manifestaba contrario en toda circunstancia al aborto (cifra que cae al 22,2% en el citado estudio de ADIMARK), mientras que el 56,2% de los encuestados era partidario de su práctica bajo determinadas circunstancias, tales como cuando el embarazo es fruto de una violación o cuando se encuentra en peligro la vida de la madre.
En otras palabras, los chilenos son mucho más liberales o tolerantes de lo que la derecha política está dispuesta a aceptar. Difícilmente entregarán el poder político a quienes han buscado imponerles conductas y restringir sus libertades utilizando mañosamente instancias como el Tribunal Constitucional, cuyo fallo contra la píldora rechazó el 74% de la población y el 82% de los jóvenes, de acuerdo al Centro de Encuestas de La Tercera (abril 2008).
En el debate económico, lo relevante hoy en día es ver de qué manera los chilenos estamos reaccionando frente a la crisis. Lamentablemente no se conocen estudios de opinión que den cuenta de ello, pero es altamente probable que los chilenos, como los europeos o los norteamericanos, estén pensando que la crisis se debe al desmedido afán de lucro y las malas prácticas de los ejecutivos del sector financiero, cuyas opciones políticas son perfectamente adivinables. Tan pendientes parecen estar los chilenos de esta coyuntura y tan formada parece estar su opinión respecto de las causas de esta crisis, que por primera vez, en la última encuesta de ADIMARK, la evaluación del equipo económico del gobierno remontó espectacularmente.
No es sólo gente de izquierdas la que hoy demanda una intervención del Estado. Cito al presidente de Francia Nicolás Sarkozy en Toulon hace algunas semanas: "En el fondo, con el final del capitalismo financiero -que había impuesto su lógica a toda la economía y que había fomentado su perversión- muere una determinada idea de la mundialización. La idea de la omnipotencia del mercado que no debía ser alterado por ninguna regla, por ninguna intervención pública; esa idea de la omnipotencia del mercado era descabellada. La idea de que los mercados siempre tienen razón es descabellada."
Esta es más o menos la prédica que ha hecho la Concertación a lo largo de veinte años, mientras la derecha alabada el mercado y la autorregulación. No es por casualidad que nuestro país se encuentra en el pié que se encuentra para enfrentar la crisis. Si hubiésemos seguido las recetas del neoliberalismo estaríamos a la deriva. Francamente, es difícil pensar que los chilenos no verán aquello y no lo relacionen con sus opciones políticas.
Sobre las relaciones entre el dinero y la política no vale la pena extenderse. Basta mirar quienes podrían encarnar una auténtica ética republicana en las próximas elecciones presidenciales.
Dicho en pocas palabras, la pregunta artificiosa del senador Allamand no pasa de ser eso.
*Ricardo Brodsky es Jefe de la División de Coordinación Interministerial-SEGPRES. Ex director ejecutivo de Proyectamérica.
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