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Centros Chilenos en el Exterior

Presiones de camarín

Hace 20 años, el fútbol concentró pasiones en plena época eleccionaria

Por Daniel Giacaman Zaror / La Nación

Aunque en el mundo del deporte no se hablaba mucho de la contingencia política, hubo algunos personajes ligados al balompié nacional, como Leonardo Véliz y Carlos Soto, que convivieron con dirigentes que trataron de callarlos por ser opositores al Gobierno Militar, mientras que dos emblemas populares de la talla de Elías Figueroa y Carlos Caszely se erigieron como figuras trascendentales y excluyentes en cada bando.

"Me pidieron que participara en la franja del No, incluso iba a aparecer con Carlos Caszely, pero yo no quise, porque las presiones eran muy grandes. Lo hablé con mi señora, lo conversamos y me dijo que no me metiera más allá de las profundidades en las que ya estaba nadando".

Leonardo Véliz, en aquel entonces director técnico de las divisiones inferiores de Colo Colo y ex futbolista del Cacique, fue uno de los pocos deportistas que en pleno Gobierno Militar se declaró abiertamente en contra de Augusto Pinochet. "Eso traía riesgos enormes, no sé si para mi vida, pero sí respecto a coartar mi carrera profesional de entrenador. Yo siempre he dicho que en el fútbol están los dominadores, que son los dirigentes, y los dominados, que son los jugadores y entrenadores. Fue una actitud mía muy consecuente con lo que yo pensaba como hombre de izquierda, la cual me sigue penando hasta hoy", afirma el "Pollo".

A pesar de los importantes acontecimientos que se vivían en el país y la relevancia que tenía el plebiscito de 1988, ése no era un tema que generara discusiones en los camarines. Ni siquiera existían conversaciones de fondo sobre la realidad chilena.

"El deporte es transversal, va más allá de eso. Había algunos que estaban de un lado, otros del otro, pero era más en talla, la mayoría no estaba ni ahí. Nos interesaba jugar bien y tratar de ganar por la gente. De hecho, todos somos amigos hasta hoy", comenta Elías Figueroa, quien tuvo una clara identificación con el Gobierno Militar.

"El mundo del deporte era absolutamente ignorante en términos políticos. Ellos no diferenciaban lo que es socialismo, comunismo, marxismo, trotskismo o el leninismo para qué te digo... No les daba para pensar de dónde proviene eso. No había un debate, no se prestó nunca para romper la colectividad de un equipo", asegura Véliz.

Carlos Soto, actual presidente del Sindicato de Futbolistas Profesionales (Sifup) y que a fines de los años ochenta hacía sus primeras armas en Universidad Católica, coincide en que "no se hablaba mucho, se comentaba pero sin mayor profundidad, porque el fútbol se mantenía al margen. Normalmente ha sido así y no se ha mezclado mucho con la política contingente". Sin embargo, revela que "en la UC se hacía campaña, como en todas las épocas, y recuerdo que un día Elías Figueroa fue a buscar a Marco Cornez y a (Osvaldo) ‘Arica' Hurtado para ser parte de un grupo a favor del Sí".

En el cuadro cruzado eran los de más edad quienes llevaban la batuta en términos políticos. "Uno simplemente no intervenía cuando había una discusión entre los más grandes, que eran ‘Arica' Hurtado, Cornez, Juvenal Olmos, Patricio Mardones, Pablo Yoma y Rubén Espinoza, aunque ese grupo era mucho más accesible, porque por lo menos te respetaban. Los anteriores eran otra cosa, cuando estaba Miguel Ángel Neira, Óscar Lihn y Juvenal Vargas. Te hacían sentir lo que era estar ahí y te decían ‘oye, estai en Católica, no en Magallanes'. Yo los entiendo, porque hay que estar en el contexto de cómo se vivía en ese club", relata Soto, quien siempre fue el blanco de las bromas por su cercanía con temas sociales y por cantar canciones de Sol y Lluvia.

"Lo bueno que tenía el plantel de Católica es que se respetaba. A mí me echaban muchas tallas en ese momento y me ocupaban como chivo expiatorio: Decían que yo los invitaba a inaugurar casas del No para poder escaparse de sus casas y de sus matrimonios", recuerda.

Soto agrega que "yo llegaba tirando mis panfletos en el camarín y se reían. ‘Arica' Hurtado, cuya esposa era militar y trabajaba en el Ministerio de Defensa, me decía abiertamente ‘oye comunista, ¿qué pasa este fin de semana?' y yo le decía ‘sabi que nos vamos a juntar en una peña en tal lado'".

El dirigente gremial destaca que el plantel cruzado tenía una "tendencia de derecha, pero siempre tuvo conciencia colectiva y social con el Sindicato. Eso siempre me llamó la atención. Lihn no tenía problemas, pero iba y participaba de las reuniones; Jorge Aravena también".

Sin embargo, el ambiente no era tan distendido en aquella época. Previo al plebiscito, una revista publicó los equipos del Sí y del No, integrado por futbolistas que apoyaban cada una de esas posturas. Obviamente, Soto estaba entre los que rechazaban la continuidad de Pinochet. "Aparecí con Fabián Estay, con el ‘Mumo' (Raimundo) Tupper y con Lukas Tudor y me echaron la culpa de que yo influenciaba en ellos. En el del Sí estaban Hurtado y Marco Cornez", recuerda.

El ex defensa agrega que "un par de dirigentes me dijeron ‘oye, tú no puedes influenciar en el resto, cómo puede ser que vayas a votar por el No, me extraña, tú eres una persona inteligente'. Yo ni los pescaba...".

"Los dirigentes nuestros eran todos relacionados con Pinochet: Raúl Torrealba (RN y actual alcalde de Vitacura), Cristián Lyon, Alfonso Swett, que apoyó económicamente al Gobierno, o sea, eran tipos muy cercanos. Había presión y yo me salvaba deportivamente, porque tenía que correr no más, no me quedaba otra. Yo no aguanté ninguna cosa", afirma Soto. Luego del triunfo del No, "me trataron de seducir en conversaciones para que votara por (Hernán) Büchi. Yo me reía no más".

Esa realidad no sólo se vivió en la UC. "Las presiones venían de todos lados, pero en Colo Colo había un dirigente que era coronel de Carabineros (de apellido Zúñiga) y me decía que no me metiera en política, que no hiciera declaraciones, que viviera el deporte como ellos querían que lo viviera, en forma neutral", asegura el "Pollo" Véliz.

Los hostigamientos hacia el entrenador venían desde hace tiempo. "En el bautizo de mi hijo llegó la Policía y me allanaron la casa... Me embarraron todo el bautizo, a pesar de que yo tenía un permiso de Carabineros para hacer la fiesta", lamenta el actual concejal de Santiago.

Todo eso provocó que Véliz no participara de la campaña del No. El ex seleccionado chileno, eso sí, recuerda que tuvo un rol activo en la campaña contra el plebiscito de 1980, que aprobó una nueva Constitución. "Se hizo a espaldas del pueblo, fue muy chanta. Incluso yo estaba en Temuco. Tuve la osadía de manifestarme en público y el cardenal (Raúl) Silva Henríquez se reunió con nosotros, con Hernán ‘Chamullo' Ampuero y Carlos Caszely, y nos felicitó por ser consecuentes con el pueblo. En el diario La Tercera nos trataron muy mal, que no teníamos por qué manifestarnos políticamente si éramos deportistas, pero hubo otros que se manifestaron a favor de Pinochet y ahí no hubo crítica", comenta.

Elías v/s Caszely

El fútbol mueve masas. Por ende, los gobernantes siempre han visto en esta actividad un instrumento de mucha utilidad. Y durante esos años no fue la excepción.

Dos de los mayores exponentes en la historia del balompié criollo fueron los caballitos de batalla del oficialismo y la oposición: Elías Figueroa y Carlos Caszely.

El defensa, elegido tres veces consecutivas como el mejor jugador de América tenía un perfil que coincidía perfectamente con los valores militares: amor a la patria, orden, disciplina y éxito.

Su primer acercamiento al Gobierno se produjo en 1974, cuando fue homenajeado en el Estadio Nacional ante 50 mil espectadores y la Dirección de Deportes le entregó la medalla al "Mérito Deportivo".

Pero quizás el momento en que Figueroa hizo más explícito su apoyo a Pinochet fue el 26 de agosto de 1980, tres semanas antes del plebiscito de ese año, cuando una delegación de 16 deportistas, encabezados por el técnico de la selección chilena de fútbol, Luis Santibáñez, y el propio Don Elías, se entrevistó con el Mandatario para manifestarle su respaldo de cara a la consulta ciudadana.

"Estamos seguros que la aprobación de la Nueva Constitución Política de Chile permitirá a las Fuerzas Armadas y de Orden cumplir uno de sus más grandes compromisos que se propusieron al asumir el mando supremo de la nación, sentar las bases materiales, sociales, económicas y jurídicas necesarias para el desarrollo armónico y justo de nuestro querido país", manifestó ese día el zaguero.

El 8 de marzo de 1984 fue la despedida del fútbol de Figueroa. En aquella ocasión, hubo incidentes entre algunos opositores al régimen militar que se estaban manifestando afuera del estadio y Carabineros. Mientras muchos espectadores agradecieron al zaguero todas las alegrías deportivas gritándole "¡Elías, Elías, Elías!", hubo quienes se dedicaron a protestar contra el Gobierno al son de "¡Y va a caer!" o "¡Asesinos, asesinos!".

El 31 de septiembre de 1988 fue otro día clave. A menos de una semana del plebiscito de que definía si Pinochet continuaba o no al mando de Chile, Figueroa apareció en la franja de apoyo al Presidente con el siguiente discurso: "Como deportista, como ganador que he sido toda mi vida, mi voto, seguro, es Sí, porque quiero un país ganador". Minutos antes habían aparecido los ex tenistas Hans Gildemeister y Patricio Cornejo.

Hoy, Don Elías dice no haber estado en la campaña en pro del Gobierno Militar. "No participé en la franja política. Fue cuando íbamos al Mundial de España '82 y aparecieron todos. No nos dijeron para qué era, nos dijeron levanten el dedo y fue lo único que hicimos, pero era como para que nos fuera bien... fue más un engaño, pero nadie apareció en la franja, además que políticamente uno no se mete mucho en las cosas", afirma.

Figueroa reitera lo mismo que dice siempre que le tocan ese tema: "Mi preocupación era la gente, no me importaba quién estuviera arriba. De hecho, venía a jugar por la selección y cuando hubo un terremoto el '71, traje a la selección uruguaya a jugar a beneficio de los damnificados y le entregamos la plata a Salvador Allende. También Eduardo Frei papá me vino a despedir cuando me iba a Peñarol".

El ex jugador de Inter de Porto Alegre agrega que "no estaba a favor de Pinochet. Yo trabajé en el canal nacional y en Radio Nacional en aquella época, que eran de Gobierno, pero nada más". Sin embargo, deja entrever una especie de arrepentimiento. "Era difícil enterarse de todas las cosas, tú sabías lo que se leía no más. Después se empezaron a saber cosas, pero en la época no. Si tú lo miras con la óptica de hoy y la óptica de entonces, son dos cosas diferentes", explica.

Leonardo Véliz asevera que "mucha gente del deporte estaba con la dictadura, la historia lo dice. Hubo propaganda política de Elías Figueroa... ‘Hoy día vamos bien, mañana mejor', decían, y salían parando el dedo. Lo mismo que Mario Soto, Luis Santibáñez. Las justificaciones vinieron después, pero eso fue muy público y no es que yo los esté acusando".

En tanto, Carlos Caszely, que siempre se reconoció como un hombre de izquierda, amigo de Allende y contrario a Pinochet, fue un bastión de lucha contra la dictadura. En el recuerdo de todos quedó cuando el delantero no le dio la mano al dictador en la despedida que el Mandatario le hizo a la selección que viajaba al Mundial de Alemania '74. De hecho, por razones políticas, el goleador fue marginado de la Roja en dos ocasiones: durante las eliminatorias para Argentina '78 y para la Copa América de 1983.

El "Chino" siempre se quejó que desde que la Junta Militar llegó al poder, los medios no reconocían sus méritos y trataban de ensuciar su imagen. En contraste, resaltaban la figura de Elías Figueroa.

El 20 de septiembre de 1988, Caszely participó en la franja del No junto a su madre, que había sido secuestrada y torturada.

"Carlos también es transversal. Cada uno puede tener su pensamiento, pero hemos jugado en todas partes partidos a beneficio y nunca hemos preguntado de qué lado son las personas a las que vamos a ayudar... es una cosa social. Carlos está por la gente", afirma Figueroa.

A celebrar

El 5 de octubre de 1988 se realizó el plebiscito. La opción No ganó con un 54,70%. "Fue la segunda vez que yo me curé de alegría. Yo vivía en La Reina, cerca de Plaza Egaña, y con un vecino que tenía una carnicería, otro que era profesor de la Universidad Técnica de Santiago y otro que era transportista, hicimos en un pasaje un asado de prácticamente una vaca para todos. Bailamos y chupamos al extremo de que yo me curé", revela el "Pollo" Véliz. Agrega que "la alegría era enorme, la gente celebró esa misma noche, abrazaba a los Carabineros y regalaba flores".

Carlos Soto recuerda que "yo tenía un escarabajo rojo, le había pintado el No en las ventanas y llegué al entrenamiento tocando la bocina. Estaba Pablo Yoma y me saludaba. Los que perdieron estaban callados no más, como en el fútbol".

Pero no todos celebraron. Al día siguiente, Elías Figueroa fue despedido de Radio Nacional y poco después le sucedió lo mismo en TVN, aunque sólo lo supo a través de una carta que le entregaron a su contador.

¿El estadio de Pinochet?

Durante mucho tiempo, Colo Colo buscó apoyo estatal para terminar de construir el estadio Monumental, pero a pesar de los múltiples acercamientos, nunca hubo apoyo concreto. Eso hasta que previo al plebiscito de 1988, Augusto Pinochet, con claros fines políticos, se reunió con el entonces presidente albo, Peter Dragicevic, y su mano derecha, Eduardo Menichetti, para ofrecerles 300 millones de pesos. El timonel del Cacique, que ya había ideado la fórmula para conseguir los dineros necesarios para levantar el recinto a través de una Colotón, acuerdos con empresas y la venta de Hugo Rubio al Bologna de Italia, le propuso al Mandatario que ese dinero fuese destinado a un proyecto anexo que consistía en un lugar de concentración, una piscina olímpica y un gimnasio, entre otras cosas. Pinochet aceptó, pese a los reparos del director de Digeder, Carlos Ojeda, quien rechazaba la opción porque el presupuesto ya estaba definido y los recursos estaban destinados al desarrollo del deporte en regiones.

De todas formas, tras el triunfo del No todo quedó en nada y la plata nunca llegó. Sin embargo, hasta hoy los rivales del cuadro popular le dicen al Monumental "el estadio de Pinochet".

Ciclista desaparecido

En 1987, el ciclista local Peter Tormen ganó la Vuelta a Chile, tras lo cual le dedicó el triunfo a su hermano Sergio, bicampeón nacional en 50 km. y persecución, y que era uno de los tantos detenidos desaparecidos que había en el país. TVN interrumpió de inmediato la transmisión del evento.

Sergio (24 años), su amigo mirista y también pedalero Luis Guajardo Zamorano (22), Peter (14) y Juan Moraga Gutiérrez (entrenador de la selección chilena de Ciclismo) fueron detenidos en 1974. Sólo los dos últimos fueron liberados.

 

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