Despedida y hasta siempre
Queridos/as amigos/as,
Este es el último correo masivo que les escribo porque no deseo importunarlos más en sus actividades cotidianas y confío con que el compromiso social de cada quien sabrá encontrar los medios de información y contacto para bregar por un mundo más justo y humano.
Agradezco la atención y paciencia con que han recibido los diversos mensajes que he enviado en estos dos años de actividad por internet.
Me despido de ustedes haciendo un homenaje a la memoria de mi tío Máximo Guerrero Ceballos que acaba de fallecer en Suecia, luego de luchar durante meses contra el cáncer. Máximo murió rodeado de sus hijos, Mikis, Natacha y José Manuel, y de Gabi, la maravillosa mujer porteña que lo acompañó durante toda su vida. Es la familia que me recibió luego que mi padre fuera asesinado en 1985, y con quienes viví hermosos años formativos en la RDA, la República Democrática Alemana. Ahí pude conocer de cerca la grandeza humilde de Máximo; su crecimiento como profesor normalista en Chillán; su participación temprana en la formación de las Juventudes Comunistas de Chile; sus trabajos voluntarios en el equipo de Ernesto Che Guevara en los primeros años de la Revolución Cubana; su solidaridad en terreno con los guerrilleros patriotas en Vietnam a fines de los sesenta, donde comió comidas extrañísimas y absorvió toda la sabiduría de ese hermoso pueblo; su labor de dirigente internacionalista en la Federación Mundial de la Juventud; sus tareas de embajador de Chile por el gobierno del Presidente Salvador Allende en Hungría a principios de los setenta; su incansable labor de solidaridad con Chile desde Moscú y Berlin, como profesor de Historia y Lengua Materna para niños latinos exiliados.
Ahora queda solo Francisco vivo de los hermanos Guerrero Ceballos hombres, pero hay una nueva generación de los Guerrero que fuimos formados por mi padre el pelaíto Manuel, por Máximo, por Pablo Julius, por los recuerdos de Libertad y el Checho Weibel que partieron antes que el tío.
Ahora, junto a nuestras tías Juana, Esperanza y Victoria, y la prima Libertad que formaron a la familia proletaria de origen Guerrero Ceballos, persistiremos en estos nuevos tiempos en el camino sencillo, honesto y comprometido que abrió con sus enseñanzas el bisabuelo artesano zapatero Manuel Jesús, nuestro abuelo escritor autodidacta Manuel Guerrero Rodríguez y la abuelita costurera Herminda Ceballos. Se trata todas de vidas dedicadas a la emancipación social de los trabajadores y de los más pobres de la tierra. Entre nosotros tenemos varios detenidos desaparecidos, ejecutados políticos y exiliados. El compromiso con la vida justa ha tenido sus costos, pero ninguno ha intentado evitarlo. No podríamos por la formación ética que recibimos desde el tronco histórico de la familia Guerrero. Todos nuestros familiares han sido revolucionarios con el favor de mi Dios, como cantaba Violeta Parra.
Con el recuerdo y homenaje a Máximo que ha partido, y que debe encontrarse abrazando a sus hermanos Libertad, Manuel y Pablo, y a su cuñado José Weibel, me despido de ustedes con un hasta la victoria siempre.
Abrazos miles,
Manuel Guerrero Antequera.
http://manuelguerrero.blogspot.com
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