Edmundo Pérez Yoma encabeza equipo del segundo tiempo
Lanacion.cl / Miércoles 9 de enero de 2008
Era la carta preferida de la directiva DC, encabezada por Soledad Alvear
En una larga jornada, que se inició ayer temprano con la suspensión de las actividades que tenía programadas en Valparaíso, ayer la Presidenta Michelle Bachelet terminó de ajustar su gabinete de "segundo tiempo" cuando, cerca de las 21 horas, el vocero Francisco Vidal dio a conocer los nombres. Minutos más tarde, la Mandataria tomó juramento a los nuevos secretarios en el Salón Azul del Palacio de La Moneda.
Foto: Seis nuevos ministros asumieron partiendo por el reemplazante de Belisario Velasco, renunciado el pasado 3 de enero, y seguido de cinco nuevos titulares para igual número de carteras en las que se pidió la renuncia durante la tarde. Foto: Presidencia.
La incertidumbre terminó minutos antes de las 21 horas, cuando el ministro portavoz, Francisco Vidal, informó el ajuste de gabinete que la Presidenta Michelle Bachelet preparó durante todo el día de ayer y que sólo interrumpió para recibir las cartas credenciales del embajador de Estados Unidos en Chile, Paul Simons.
En el Salón Azul de La Moneda, el portavoz gubernamental anunció que la Jefa de Estado había aceptado la renuncia de los ministros de Obras Públicas, Eduardo Bitrán; Economía, Alejandro Ferreiro; de Minería, Karen Poniachik; de Agricultura, Álvaro Rojas y de Mideplan, Clarisa Hardy.
A renglón seguido, Vidal informaba que en el "segundo tiempo" del Gobierno se integrarían Edmundo Pérez Yoma (DC) como jefe de gabinete; el ex presidente del PPD, Sergio Bitar, a Obras Públicas; el ex director de ProChile, Hugo Lavados (DC) a Economía; el radical Santiago González a Minería, la ex embajadora de Chile en Alemania, Marigen Hornkohl (DC) y la ex subsecretaria de Cultura, Paula Quintana (PS), a Mideplan.
Minutos más tarde, la Presidenta Bachelet -vestida de negro y con un evidente cansancio reflejado en su rostro- tomó juramento a los nuevos integrantes de su gabinete. En la ocasión, la Jefa de Estado recordó que al asumir la Presidencia "les dije que podían tener la seguridad de que les hablaría siempre con la verdad por difíciles que fueran las circunstancias".
"Esta disposición -continuó- será siempre así. Así procedí acerca de las serias dificultades de la primera etapa del Transantiago, adoptando las medidas de emergencia que se requerían, y así estoy haciéndolo hoy al designar un nuevo gabinete para esta nueva etapa".
Estas frases son parte del diseño comunicacional de palacio que busca reforzar la idea de que la Presidenta da la cara aún en los momentos más complejos, lo que -como dicen en Palacio- la muestra cercana y como una fiel representante de la mujer chilena.
En este sentido, la Mandataria explicó que su concepto de gobernar se relaciona con "un empeño por hacer avanzar al país en todos sus ámbitos, sin desmayar ante los obstáculos, y definiendo cada día la forma concreta de proteger el interés colectivo. Gobernar es una tarea compleja, pero hermosa, y me siento privilegiada de servir a la patria".
Acto seguido, defendió los avances alcanzados en 2007 en materia de previsión, educación seguridad ciudadana y transparencia y destacó la acogida que tuvo en la sociedad su propuesta de pacto social, lo que permitió que se impusiera "el diálogo y el acuerdo por sobre la beligerancia o la confrontación".
"Esta Presidenta sabrá cumplir con sus promesas, entregaré toda mi energía en este propósito y no descansaré hasta el último día de mi gobierno, porque estoy en La Moneda para servir al país y defender el bien común. Estoy consciente de que el desafío que enfrento es muy grande, como grande es también mi voluntad de cumplir el programa de Gobierno por el bien de Chile y su gobierno", aseveró.
A los ministros salientes, en tanto, les dedicó dos palabras por el trabajo realizado en el Gobierno "compromiso y lealtad, con su país, con Chile". A renglón seguido, les agradeció "de todo corazón su esfuerzo, su desvelo, su compromiso, su trabajo hasta más allá de lo imaginable, y sobre todo la tremenda lealtad y la entrega que Chile nos encomendó en la tarea que ustedes desarrollaron con todo ese esfuerzo y dedicación".
Si bien la posibilidad de un ajuste ministerial se venía analizando desde mediados de noviembre, la renuncia del ministro portavoz, Ricardo Lagos Weber, el 5 de diciembre, marcó el principio del fin.
De hecho, el gabinete adquirió el carácter de "provisional" y la necesidad de realizar una cirugía mayor fue advertida por la Concertación. Sin embargo, Bachelet decidió tomarse un tiempo para analizar quiénes la acompañarían en lo que ha sido definido como el "segundo tiempo" de su gestión.
La Jefa de Estado esperó que se resolvieran asuntos de importancia para su administración antes de realizar una reestructuración, entre ellas la aprobación en la Cámara de Diputados del informe que elaboró la Comisión del Transantiago y que se definiera el mecanismo con que se financiaría el sistema de transporte capitalino.
Este tiempo sirvió, además, para que Francisco Vidal -designado reemplazante de Lagos en el Ministerio Secretaria General de Gobierno- se "empoderara", como se señala en La Moneda, y se transformara en el hombre fuerte del gabinete.
De hecho, Vidal comenzó a tener un fluido contacto con la Presidenta Bachelet, lo que le valió no sólo ser el único integrante del comité político invitado al almuerzo que la Jefa de Estado ofreció a los periodistas que cubren habitualmente sus actividades, sino también participar en el encuentro en que Bachelet junto al ministro de Transporte, René Cortázar, definieron que el Transantiago se financiaría a través de un préstamo del BancoEstado.
Estos hechos minaron el ánimo del entonces ministro del Interior, Belisario Velasco, quien si bien tenía conocimiento de que dejaría el equipo ministerial en un cambio de gabinete, decidió adelantar su salida.
El jueves 3 de enero, Velasco presentó su renuncia indeclinable al cargo, hecho que oficializó tras tener una extensa reunión con la Mandataria. En la ocasión, le expuso su malestar por el trato recibido en sus últimas semanas como jefe de gabinete, en las cuales no sólo fue excluido de importantes encuentros, sino que incluso Bachelet no le concedía audiencias.
La salida de Velasco resultó sorpresiva para Bachelet. De hecho, la Jefa de Estado no designó de inmediato al reemplazante del jefe de gabinete, sino que nombró al subsecretario del Interior, Felipe Harboe, como ministro suplente.
La utilización de una figura legal que estaba en desuso desde el Gobierno de Salvador Allende, generó preocupación en la Concertación -que pidió un ajuste mayor a la brevedad, pero también entre los integrantes del equipo de ministros, que sentían que no tenían la autonomía suficiente para desarrollar sus labores.
Sensación que se vio acrecentada cuando, en la mañana del viernes 4 de enero, la Presidenta Bachelet anunció sorpresivamente que había pedido la renuncia a todos los intendentes.
La situación causó mayor extrañeza por la ausencia de un jefe de gabinete en plenitud de funciones, que -en la práctica- es el superior directo de los intendentes. Horas después, Harboe -en su calidad de ministro suplente- anunciaba que la Jefa de Estado había aceptado la renuncia de cinco autoridades regionales. E
l cambio más emblemático entonces fue el de la Región Metropolitana, donde el ex director de Fonasa y ex subsecretario de Salud, Álvaro Erazo (PS), asumió en reemplazo de Adriana Delpiano (PPD).
El suspenso culminó anoche, cuando -tras una intensa jornada- Vidal anunció en el Salón Azul el esperado ajuste ministerial. Por eso, cuando la Jefa de Estado decidió suspender su actividad en Valparaíso, nadie dudó de que la incertidumbre terminaría en cuestión de horas.
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