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La vedette de los cuarteles

La vedette de los cuarteles

Domingo 11 de noviembre de 2007   

Por Felipe Saleh / La Nación Domingo 

Marisol Vargas, la oficial que acusa al ejército de violar su intimidad

 De niña soñó con ser militar y antes de lograrlo se hizo adicta a la patria. Un par de fotos íntimas la convirtieron en la reina hot de los regimientos. Destruyeron sus sueños y de paso ensuciaron su honra. ¿Cómo cambia la vida una mujer después de la humillación porno de sus compañeros? Así vive los 15 minutos de fama que nunca quiso tener. 

Hace varias semanas que nadie tocaba el timbre del departamento 705, ni siquiera el pololo de la arrendataria. Esta tarde, en cambio, se ha llenado de periodistas. La encontramos sentada tecleando en su notebook Toshiba en la sala multiuso de su edificio. Cuando le avisan que tiene visita, lo desenchufa y se lo lleva bajo el brazo caminando por el pasillo hacia el ascensor. El computador es liviano, pero ella lo carga de una manera tan aparatosa con el transformador y los cables colgando , que de lejos la máquina parece pesar tanto como su dignidad vulnerada.

Su nombre lleva 24 horas en boca de todos. "Sé que soy comentario de todo Chile", murmura y baja sus ojos verde-amarillos. El miércoles, todo Chile conoció su historia: el Ejército decidió tramitar su baja luego que se descubrieran fotos de ella y su pareja teniendo sexo. Estaban en su computador personal, pero fueron sacadas por otro oficial. Ella no lo dice, pero es fácil intuir que por eso su computador pesa tanto. Ya le perdió el cariño que le tenía hace dos años, cuando lo compró con su primer sueldo. Y es comprensible. En el disco duro están relata las fotos que terminaron con su carrera como oficial de Ejército, un antiguo sueño.

Marisol se ha cambiado dos veces de ropa hoy para posar ante la prensa. Son sus súbitos 15 minutos de fama. Tristes, vergonzosos y angustiantes. Pero sus 15 minutos de fama al fin. Una sobreexposición necesaria dice ella para que se haga justicia y el daño sea reparado. Para recomponer su vida. Para alivianar el peso de la deshonra que arrastra incluso cuando carga su Toshiba.

Las vacas del regimiento

Marisol conoció a Igor Díaz su novio en abril del año pasado en el pabellón de solteros del Regimiento Limache, en Renca. Entonces ya era subteniente. Y no cualquiera. Una subteniente con un patriotismo gigante que no recuerda bien de dónde salió. Para intentar quedar en la Escuela Militar corrió todas las mañanas durante un año. Su objetivo: tener un físico a prueba de balas.

Sin embargo, a poco tiempo de ingresar, no sólo se convirtió en adicta a la patria. También arrastró una bulimia de la que aún no se recupera. "Tuvimos una especie de maltrato sicológico de parte de los más antiguos. Nos decían que éramos vacas que no nos podíamos el trasero. Nos pesaban todos los viernes antes de salir cuenta . Aguanté primero y segundo, pero ya en tercero empecé a vomitar toda la comida o tomaba laxante".

Pasó poco tiempo antes que todos se enteraran. En marzo de este año, Marisol, en el comienzo de sus 23 años, se deprimió. "El ambiente del regimiento era bueno, pero había algo que ya no me motivaba. No sabía por qué estaba viviendo. Me sentía fea y gorda", relata. Marisol dejó de comer. Bajó 20 kilos en un mes y medio.

Una junta médica la mandó a la clínica El Arrayán. Mientras estuvo internada aprendió a comer de nuevo y se recuperó. La dieron de alta el 17 de mayo. Entre las personas que se preocuparon de llamarla estuvo su amigo, el capitán encargado de la sección informática del regimiento. Fue casi el único oficial que no cambió su actitud hacia ella después que salió de la clínica. El resto le dio la espalda.

NACE UNA ESTRELLA

El 9 de julio su mundo se vino abajo. Ese día se tomó la tarde libre y según revela el historial de su computador, en las horas que no estuvo, alguien se metió en el disco duro y se llevó una serie de fotos donde Marisol aparecía desnuda, más flaca, morena ahora está rubia y teniendo sexo con Igor. "Nadie tiene mi contraseña, por eso creo que fue mi amigo informático". Aunque ella está segura, no quiere mencionar su nombre para no entorpecer la investigación.

De la noche a la mañana, Marisol se convirtió en una celebridad en los cuarteles de Chile. En una estrella accidental del porno casero a escala gremial. La embargó la rabia. Primero, cuando el coronel del regimiento la obligó a mostrarle todas las fotos. Y después, cuando su novio fue destinado a Porvenir.

Al mes siguiente, el 30 de agosto, la junta médica se reunió otra vez para comunicar a la subteniente Marisol Vargas Mayorga que no estaba en condiciones de continuar en servicio debido a sus "trastornos alimentarios". Aunque ella asegura que fue por las fotos.

Marisol repite el discurso con el que ha enfrentado a la prensa en los últimos días. Quiere que el Ejército dé explicaciones públicas sobre un incidente que hubiese preferido no ventilar. Según su versión, son siete los efectivos involucrados en el incidente. Carabineros ya los notificó de la citación a declarar.

Marisol interrumpe la entrevista. Tiene que dar a su vez otras entrevistas.

Decidimos dejarle el tiempo al equipo de Chilevisión que espera en el departamento. Antes de partir, Marisol lanza una noticia: va a casarse el 17 de febrero, y en marzo según cuenta empezará a estudiar Sicología. Quiere especializarse en "trastornos alimentarios". Queda un par de preguntas pendientes que hacemos por teléfono al día siguiente.

¿Vas a pedirle a Izurieta que te reintegre al Ejército?

No, sólo espero que se haga justicia, que los culpables de violar mi intimidad den la cara y reciban una sanción mayor. Perdona llámame más rato que estoy en otra entrevista.

¿Cuántas entrevistas has dado desde que explotó tu caso?

Uf, como veinte. Hoy solamente han sido ocho. LND

 

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