Isabel Allende Bussi: Salvador Allende estaría fascinado con Bachelet
Candidata a la presidencia del Partido Socialista
Domingo 16 de abril de 2006
Isabel Allende Bussi, la hija menor del ex presidente Allende, la mesurada diputada a la cual jamás se le ha escapado un improperio, se decidió a sacar sus garras y se lanzó a la conquista de la presidencia del Partido Socialista, elección en la cual el próximo domingo 23 deberá enfrentar al amo y señor por excelencia de tal colectividad: Camilo Escalona.Estoy convertida en toda una celebridad, cuenta. El otro día me llamaron de la revista Cosas para una entrevista de mujeres líderes o algo así y me encontré con la tremenda producción: me maquillaron, me peinaron, parecía modelo. Y yo que era así, tan simplecita, con suerte un poquito de rimel, cuenta, mientras patalea porque al lado de su casa de Guardia Vieja -la eterna residencia de los Allende en Providencia- le están construyendo un feroz edificio.
Prisionera de la figura de su padre, cosa que no reconoce en absoluto, Isabel ha dedicado toda una vida a cualquier asunto, menos a sí misma.
No lo creas. Si yo también tengo mi vida. No soy sólo hija de . Claro que tengo mi perfil propio. Aunque mi padre me ha legado experiencias que difícilmente pude tener con otra vida, me ha permitido hacer cosas que nunca hubiera hecho, he viajado por todos los continentes y conocido a cientos de personas. No lo sé. Será que tengo la sangre que tengo y eso es parte de mi vida, suspira resignada.-¿Qué pensaría él de este Chile modelo 2006?
-Estaría muy orgulloso y fascinado con Michelle Bachelet, como mucha gente que aún no dimensiona este gran impacto. Los ideales de justicia social están presentes. Finalmente, compartiría ese desafío de proteger a los más vulnerables.
Isabel salió de Chile en septiembre de 1973 y no volvió sino hasta 1988, después de tres lustros de exilio en México junto a su madre Hortensia Bussi. Pero su principal herida quizás no sea el destierro ni la muerte de su padre, sino el silencioso suicidio -cuatro años después- de su hermana Beatriz Tati Allende en Cuba (casada con Luis Fernández Oña, agente de inteligencia cubana), quien, según Isabel, nunca resistió la simbolización que hiciera de ella el régimen de Fidel Castro.
Era distinto. Yo, como símbolo, terminaba en México. Salía a la calle y era cualquier persona. En Cuba era más complicado. Beatriz era un símbolo las 24 horas del día. Cada vez que iba un jefe de estado, obviamente estaba Beatriz Allende. Cuando salía la gente de las cárceles, los torturados, ¿a quién iban a ver? A Beatriz Allende. Todos llegaban a hablar con Beatriz Allende. Todo era Beatriz Allende, Beatriz Allende, Beatriz Allende. Fue demasiado. Se fue cargando y cargando hasta que se rompió. Y ése es el dolor más fuerte que uno puede tener, explica emocionada.
-¿Cuántas veces la han confundido a usted con su prima Isabel Allende, la escritora (hija del diplomático Tomás Allende, hermano del ex presidente)?
-Ya perdí la cuenta. Una vez iba por Barcelona con un amigo y una persona se me acercó y me pidió que le firmara un libro. Le expliqué que no podía, que yo no era la escritora. Y mi amigo se enojó y me dijo que por qué no me dejaba de tonteras y firmaba nomás. ¿Qué le voy a hacer yo? Cada una tiene su vida. Aunque a mí me hubiera fascinado escribir.
-¿Cree usted que a ella le favoreció tal confusión?
-Sí. En su origen. Cuando salió el primer libro (La casa de los espíritus) todo el mundo pensó que era la hija del Chicho y eso la ayudó.
-Tampoco se preocupó mucho por aclarar la situación.
-Eso le corresponde a ella, no a mí. No es un tema mío. Tampoco nos juntamos mucho. Nos vemos muy poco. Ella vive en Estados Unidos y tenemos mundos muy distintos. Cuando estaba en México, una vez me escribió una carta: vengo llegando de un largo viaje, donde más de alguna vez se sentían decepcionados al esperar ver tu alta y espigada figura y, bueno, aparecía yo ...ella es bien bajita y más bien gordita. Yo le contesté y firméIsabel Allende, la otra . Eso nos ha acompañado toda una vida. Pero la confusión en algún minuto fue total.-¿Tanto así?
-Sí, pues. Una vez casi me muero en un vuelo de American Airlines: tomo la revista del avión y veo un reportaje de cinco páginas a todo color de Isabel Allende. Y la foto de la portada era mía. Otra vez en Francia, en un programa famosísimo de literatura, publicitaban en las calles con mi foto. Yo me preguntaba cómo gente tan profesional se equivocaba de esa manera. Por eso, ahora opto por hacer como dice mi amigo de Barcelona: cerrar la boca y firmar los libros calladita.
Desafiando al barón
Cómo será de estelar el momento que vive el PS, que Mega transmitirá mañana lunes un debate de media hora entre Isabel Allende y Camilo Escalona, a partir de las 21.30 horas.
Claro que me sorprendió. Es un horario importante y me parece estupendo. Felicito a Mega, pero creo que esto debió haber sido iniciativa de un canal público como Televisión Nacional. Pero, bueno. Mega fue más audaz, dice.
-¿Y qué tienen de atractivas las elecciones del PS?
-A ver. Mega no es precisamente una sociedad de beneficencia. Los medios le han dedicado bastante espacio a todo esto, estamos en el marco de un gobierno que está empezando y hay tres partidos de los cuatro de la Concertación que cambian su directiva. Tiene bastante importancia política. Además, por primera vez, una mujer puede asumir la presidencia del PS.
-¿No estaremos exagerando con tanta mujer?
-Es razonable que algunos lo sientan así. Somos el 51% de la humanidad y no corresponde discriminación alguna: ganamos el 30% menos, se sigue practicando la doble jornada...
-Existe la posibilidad de que Soledad Alvear asuma en la DC, Lily Pérez en RN y usted en el PS. ¿No será mucho?
-Podría darse. Pero, ¿por qué va a ser mucho? Es un dato de la causa y, aunque a usted le moleste, hoy soplan nuevos vientos. Nada es fácil para las mujeres. La política sigue teniendo códigos de hombre. La concentración de los partidos siempre ha estado en las manos de varones. Esa es la realidad. No hemos logrado entrar en esa realidad, acumulando poder o liderando tendencias. La ciudadanía está diciendo algo: quieren otro estilo.
-¿Qué relación tiene usted con Michelle Bachelet?
-Yo no soy su amiga íntima ni mucho menos, pero hemos coincidido en el partido y en la campaña. Tengo una tremenda admiración por ella y lo que simboliza. Me gusta ella, su historia y estas compuertas que ha abierto. Me gusta muchísimo. Es un cambio cultural mucho más profundo de lo que la gente sospecha. Sólo esa imagen de las mujeres con las bandas es muy reveladora. Una de nosotras está ahí.
-¿Por qué da la impresión de que estas elecciones le importan tanto al Gobierno?
-Somos un partido dentro de la Concertación, pero una cosa es el partido y otra el Gobierno. Ellos deben cumplir con sus compromisos y contarán con todo nuestro apoyo. Tenemos un ministro del Trabajo (Osvaldo Andrade) y tres ministras (Paulina Veloso, en la Secretaría General de la Presidencia; Clarisa Hardy, en Mideplán, Soledad Barría, en Salud) y vamos a colaborar. Pero ahora estamos en un proceso eleccionario y esto es algo distinto. La mejor forma de colaborar es con un partido mucho más fuerte, de cara a la sociedad, haciéndose cargo de los temas. Para eso estoy convencida de que debemos hacer reformas.
-¿Usted cree que la Presidenta se mantendrá al margen?
-Puede cumplir con su rol de votar como militante, pero en esto será absolutamente prescindente. Ella lo ha dicho, lo ha reafirmado públicamente. Lo dijo el otro día, en Cerro Castillo, en frente de todos los diputados. Cuando habló de las elecciones: dijo la más absoluta y total prescindencia. No tengo ninguna duda de que será así.
-Pero tampoco dudará de que ella votará por la mesa de Escalona.
-Esa es su opción. Es la libertad de cualquier militante.
-Se ha visto mucha virulencia en el ambiente. ¿Tiene usted algún problema personal con Camilo Escalona?
-Para nada. Aunque no soy su amiga personal, tenemos orígenes distintos y roles diferentes, no tenemos diferencias reales. Es la artificialidad de mantener estas corrientes. Yo con Camilo no tengo nada personal e incluso lo respeto como líder. En esta vuelta, reconozco, tuve una reacción que pudo haber sido dura, precisamente cuando él metió a Michelle Bachelet, diciendo que lo atacaban a él porque no se atrevían a atacarla a ella.
-Lo trató de delirante. No es poco.
-A sus declaraciones, no a él. Pudo haber sonado duro y no tengo problemas en retirar la palabra. Pero es de una enorme imprudencia decir algo así porque es una acusación al voleo. No sé a quién alude. Camilo fue el primero en enrarecer el ambiente.
-Pero fue usted la que...
-Terminemos lo que estábamos hablando. Meter a nuestra Presidenta en algo así, no corresponde. Lamento también que hayan tratado de generar una discusión totalmente artificial. No entienden que si seguimos así, nos va a ir mal. Camilo Escalona y Ricardo Núñez se han turnado el partido durante 16 años. Ahora, Camilo apareció como una víctima de ataque, porque también habían existido unas declaraciones del diputado Aguiló que yo no comparto.
-Donde Sergio Aguiló lo trató de estalinista, lo cual tampoco es poco.
-Claro. Esa es una descalificación. No hay nadie en este partido que ocupe esos métodos. Eso sirvió para que Camilo apareciera como víctima. Yo, lo único que dije, es que sus declaraciones eran delirantes.
-El asunto es que el estalinismo o el delirio de Escalona no se comparan con las acusaciones que usted hizo y que me parecen aun más graves: habló de llamados a militantes y ofrecimientos de cargos en el Gobierno.
-Hablo de un tema de transparencia. Lamentablemente, en el ambiente en que estamos, se presta para eso. Jaime Gazmuri lo decía el otro día: hubo militantes que querían apoyarnos y reconocían que justo ahora están a punto de anunciarse nombramientos y que hay temor a expresarse. Eso no ayuda a la total limpieza del partido. No estoy haciendo acusaciones directas. Pero lo hemos escuchado y percibido.
-Usted lleva toda una vida en el PS. ¿Qué fue lo que le pasó ahora? ¿Se choreó de Escalona y sus amigos?
-He tenido la experiencia de vivir en una mesa que excluye y no quiero repetirlo.
-Finalmente, un partido de amigotes, ¿no?
-No sé si de amigotes, pero está bastante tendenciado. Es un partido de barones, así, con B larga.
Mañana a las 21.30 horas, Mega transmitirá el debate
entre Isabel
Allende y Camilo Escalona por el control del PS
No sé si el PS es un partido de amigotes, pero está bastante tendenciado.
Es un partido de barones, con B larga
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Carlos Ludwig -