Niños sin infancia
Más de 300.000 niños participaron en conflictos armados durante el 2006
Por: Alberto Sierra (CCS)
www.argenpress.info
Más de 300.000 niños participaron en conflictos armados durante el año 2006, a pesar de que la Corte Penal Internacional de La Haya establece como crimen de guerra el reclutamiento de menores. Por primera vez en la historia, 60 países han firmado en la capital francesa unos compromisos, los “Principios de París”, para que ningún niño pueda ser utilizado como soldado.
Decía Eglantyne Jebb, la fundadora de Save the Children, que “toda guerra, ya sea justa o injusta, victoriosa o desastrosa, es siempre una guerra contra los niños”. La pérdida de familiares, la destrucción de las aldeas donde nacieron o la imposibilidad de acudir a la escuela, son algunas de las desgracias a las que un niño se enfrenta en tiempos de guerra. La muerte acecha en forma de mina, bala o granada. Los señores de la guerra aprovechan esta situación para reclutar a menores como soldados porque son baratos y obedientes.
El ligero peso de muchas de algunas armas, como el kalashnikov, que pesa menos de 4 kg, hace que los niños puedan convertirse en eficientes guerrilleros. Pero además de los que luchan en primera línea de fuego, muchos niños son utilizados como espías, mensajeros, sirvientes o esclavos sexuales.
Los “Principios de París” comprometen a los países signatarios a proteger del reclutamiento ilegal a los menores y a garantizar la reinserción de aquellos que, antes de cumplir la mayoría de edad, ya han actuado como soldados en conflictos armados. Aunque el texto firmado no tiene carácter vinculante, es un paso muy importante para luchar contra la impunidad de aquellos que reclutan a menores para el combate.
Estos principios están acompañados del compromiso político de quienes los han firmado. Entre los signatarios figuran diez de los doce países en los que, según la ONU, hay casos graves de niños soldados: Uganda, República Democrática del Congo, Chad, Sudán, Burundi, Somalia, Sri Lanka, Nepal y Colombia. Los otros dos, Birmania y Filipinas, no participaron en la conferencia de París.
La firma de estos compromisos coincide con el juicio en el Tribunal Penal Internacional de La Haya a Thomas Lubanga, gran jefe de la guerra congoleña, acusado de haber abastecido a sus guerrillas con menores durante los últimos 15 años. Un hecho sin precedentes tanto en el derecho internacional como en la lucha contra la utilización de niños como soldados.
El trabajo de organizaciones sociales que tratan de configurar una sociedad civil más justa está haciendo posible que se alcancen los primeros éxitos contra esta forma de infanticidio. Es momento de tomar conciencia de la responsabilidad que los gobiernos y la sociedad civil tienen para acabar con una práctica que imposibilita el desarrollo de millones de niños. Según un informe de la organización Rewrite the future, 9 de cada 10 niños de Somalia no pueden acudir a la escuela a causa de la guerra.
Los países ricos gastan 130 veces más en armas que en educación. Mientras se firmaban los “Principios de París”, George Bush pedía al Senado de EEUU 245.000 millones más para la guerra de Irak. Hace una semana el New York Times estimaba que con el gasto de la guerra de Irak, unos 200.000 millones de dólares anuales desde que dio comienzo, se habría garantizado la asistencia sanitaria universal a todos los estadounidenses por 100.000 millones; educación preescolar universal para los niños de EEUU por 35.000 millones; desarrollar las recomendaciones de la Comisión del 11-S en materia de seguridad nacional que no se llevan a cabo por el excesivo gasto que produce el conflicto de Irak por 6.000 millones; destinar 6.000 millones anuales a la investigación contra el cáncer; y vacunar a todos los niños del mundo contra enfermedades como el sarampión, el tétano, la polio o la tuberculosis. Y aún así, sobrarían cerca de 49.000 millones más.
Es cierto que cada gobierno tiene derecho a establecer en qué es prioritario invertir el gasto público. Pero también es cierto que una sociedad civil organizada debe exigir que se detenga la locura militar y armamentística en la que algunos dirigentes políticos nos han embarcado. El gasto en guerra sólo produce destrucción y, además, obliga a centenares de miles de niños a participar como soldados en ellas. Como dijo el gran Mahatma Gandhi: “No existe un camino para la paz. La paz es el camino”.
1 comentario
j0rge -
Los niñ0s que caraj0 tienen que ver en las guerras
N0tienen niñes y en vez d gastar mill0nes d d0larez en guerras o armas
Dberian gastarlo en la educaci0n d l0s niñ0s
P0r que azi qe mund les djarem0s