Blogia
Centros Chilenos en el Exterior

La FAO dió a conocer a través de su Informe del Estado Mundial de la Pesca y la Acuicultura 2006. Chile en Alerta naranja

Por Cristián Gutiérrez *

Hace pocos días, la FAO dio a conocer a través de su 'Informe del Estado Mundial de la Pesca y la Acuicultura 2006', que cerca del 43% del pescado que consumen los humanos es cultivado; es decir, proviene de la actividad acuícola. Esta cifra es asombrosa considerando que en 1980 sólo el 3% del pescado consumido por los humanos provenía de la acuicultura.

Hace pocos días, la FAO dio a conocer a través de su 'Informe del Estado Mundial de la Pesca y la Acuicultura 2006', que cerca del 43% del pescado que consumen los humanos es cultivado; es decir, proviene de la actividad acuícola. Esta cifra es asombrosa considerando que en 1980 sólo el 3% del pescado consumido por los humanos provenía de la acuicultura.

Lo preocupante de la información entregada por la FAO es que por otro lado el 25% de las 600 especies pesqueras de captura y de mayor valor comercial se encuentran sobreexplotadas, agotadas o en fase de recuperación, reconociéndose la estabilización definitiva de las capturas marinas.

Frente a esto el propio organismo de las Naciones Unidas sugiere que la única manera de hacer frente al crecimiento de la población mundial y por consiguiente de la demanda creciente de pescado per cápita, en un contexto de oferta limitada, es el desarrollo de la acuicultura y la producción de pescados en piscifactorías.

Sin embargo, según la propia FAO, este desafío se ve amenazado por el crecimiento del cultivo de especies carnívoras y de alto nivel trófico como el salmón. Hoy en día el 35% de la producción de harina de pescado a nivel mundial (obtenida del pescado capturado en grandes cantidades y que no se destina al consumo humano) tiene como destino ser alimento de salmones; en Chile, la cifra alcanza el 50%. Si bien se sugiere que este problema se debería solucionar con la mayor eficacia en las fórmulas del alimento para salmón, de manera que se sustituya la harina de pescado que contiene por variantes de base vegetal, el problema es que hoy, al incorporarse el aceite de pescado al alimento del salmón, por su poder calórico o energético, el factor limitante no es la harina sino el aceite de pescado.

Según el investigador Albert Tacon, en Chile el uso de aceite de pescado en la dieta de los salmones pasó de ocupar el 8% en la composición del alimento en 1985 a un 35% en el 2005. Según esto, y en base a los datos oficiales de producción de salmones, de alimento para salmones y en base a los factores de conversión pescado-aceite y pescado-harina de la FAO, Oceana ha determinado que la conversión total de salmones en Chile puede superar los 10 kg de peces por cada kilo de salmón producido. Este valor puede variar entre 5 y 11 kg de pez por kg de salmón, siendo muy superior al valor de 2 calculado en base a las harinas de pescado, dato utilizado por los salmoneros.

Al considerar las proyecciones de crecimiento de la industria salmonera, podemos suponer que esta actividad concentrará la demanda de aceites y harinas de pescado de Chile y Perú en los próximos años. Es más, estudios realizados en Japón, Europa y América del Norte, sugieren que la salmonicultura buscará un nuevo recurso: el krill antártico.

En consecuencia, la acuicultura de organismos carnívoros como los salmones no se ha transformado en un complemento a la pesca tradicional sino que, al avanzar en su desarrollo, está aumentando la presión sobre los mismos recursos pesqueros. Y tampoco parece ser la respuesta a la creciente demanda alimenticia de la humanidad, ya que sólo se destina a la porción más rica del planeta. www.ecoportal.net

(*) Cristián Gutiérrez es economista de Oceana.

Publicado en
http://www.lainsignia.org

0 comentarios