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Permitido virar a la izquierda

Permitido virar a la izquierda

El gremialismo detrás de la tentación populista

En la estela de su presidenciable, el senador Pablo Longueira, la UDI ha fortalecido sus vínculos con los gremios, en una relación naciente que la derecha defiende y que RN mira con recelo. Es la UDI... al rojo vivo.

www.lanacion.cl / Domingo

“Si se va la UDI de la Alianza, ingresa el PC”, bromeaba hace algunas semanas el presidente de RN, Carlos Larraín, mofándose de la cercanía de su tienda con la izquierda extraparlamentaria en la negociación sobre el binominal. Un fenómeno igual de insólito que esta unión político-estratégica entre el comunismo y Renovación se estaba consolidando paralelamente en el gremialismo: una debutante y aún incierta sociedad con el mundo sindical, algo así como la “izquierdización” de la UDI.

Este viraje al lado rojo del espectro político sumó esta semana un hito clave: la cúpula partidaria, encabezada por el senador Hernán Larraín, le entregó su respaldo a los trabajadores en paro de la Confenats, motivado, explicó el legislador, por la “desconsideración” del Gobierno hacia los funcionarios de la salud, dado el envío al Congreso de un proyecto de reajuste salarial no consultado con la entidad gremial, iniciativa que la oposición se comprometió a rechazar en el Parlamento.

La objeción no tiene efectos concretos, porque la propuesta puede ser promulgada con los votos concertacionistas, pero sirve de puente entre la institución de técnicos sanitarios y la derecha.

La reunión con la Confenats –donde incluso la derecha apoyó la huelga en los hospitales, por considerarla un mecanismo de presión validado por el Ejecutivo tras la revuelta de los escolares– fue un elemento más en una cadena de acciones que se iniciaron hace meses bajo el alero del proyecto gubernamental del senador Pablo Longueira.

Éste, autoproclamado como postulante de la UDI para el 2009, sustenta su campaña en la necesidad de que su bloque deje atrás la vinculación directa en la opinión pública entre el pacto opositor y los grandes grupos financieros. Para ello creó la Fundación Chile Justo, que pretende ser un barómetro de la pobreza en el país.

El emblemático líder de la UDI varias veces se ha quejado de que pese a que el aporte empresarial a las campañas parlamentarias y presidenciales se reparte en forma similar entre el oficialismo y la derecha, la percepción es que su sector se lleva toda la torta y con ello el compromiso de “cumplirle” a los poderosos. Es decir, de proteger los intereses de los empresarios. De ahí su nueva estrategia de reunirse con la CUT y la ANEF, y de embarcar en este cometido a todo el conglomerado. Ni siquiera el rótulo de “populista” lo ha hecho desistir. Defiende su método para llegar al poder con la consigna de que la UDI tiene una sintonía plena con los sectores sociales más postergados, algo que en el plano electoral es cierto: la clientela política de la derecha está en el mundo popular, pero no en el organizado.

El éxito del gremialismo se sustenta en el voto sin conciencia de clase. El universo sindical maneja otros códigos que la Alianza está recién empezando a descifrar.

EL RIESGO DE LA INVERSIÓN

“Cada partido tiene que apelar a su electorado normal, sin hacer contorsiones imaginarias porque no somos transformistas. El mundo sindical en general es pequeño y ha sido muy influido por la izquierda, sobre todo en sus cúpulas”, destacó Carlos Larraín al ser consultado respecto de si RN pretende seguir la nueva alquimia de la UDI. Para el concejal por Las Condes, no tiene sentido esforzarse en atrapar un sufragio que tiene un sello indeleble.

El diagnóstico del dirigente coincide con los reparos que hay también en el gremialismo en torno a los beneficios de la táctica que está siguiendo la directiva UDI. Las dudas no apuntan al buen efecto mediático del método –la fotografía de Arturo Martínez flanqueado por Longueira y Larraín es buena propaganda–, sino a su eficacia para atraer nuevos votos. Los encuentros con la ANEF o los de esta semana con la Confenats son funcionales para las organizaciones laborales en sus requerimientos a La Moneda, pero en la práctica no son más que eso: una relación utilitaria y esporádica que no cuenta con elementos que permitan prever un nexo sólido. Nada asegura que en campaña las entidades le devuelvan la mano a la Alianza.

Sin embargo, la apuesta en la UDI no es convencer de su interés por los derechos laborales al reducido grupo de personas que dirigen o forman parte activa de los gremios, sino posicionar la idea en el común de los trabajadores de que la derecha se la está “jugando” por ellos. Romper el molde “derecha-empresarios, Concertación-clase media, izquierda-trabajadores” que está grabado en la memoria colectiva y que es, a juicio de los dirigentes de la UDI, uno de los impedimentos para llegar al Gobierno.

En esta línea, el senador Hernán Larraín manifestó que una de las metas de su administración es terminar con el prototipo de que la oposición representa “sólo a un sector de la sociedad” y asumir un rol de vocería vertical. “Representamos al mundo popular mejor que la izquierda y vamos a demostrar que podemos ser buenos representantes de los trabajadores desde el momento en que ellos nos vean en acción y tengan confianza de que tenemos interés genuino por su situación”, destacó el dirigente.

La conquista de este territorio, que tradicionalmente ha estado en manos de la izquierda y la Concertación, se ha potenciado, explicó Larraín, por el supuesto mal manejo de las crisis sociales que ha tenido el Gobierno, que habría optado por “dar portazos y cerrarse a dialogar”. Un flanco que la derecha estaría usando a su favor. “Nuestro objetivo es ir desarrollando un programa que asuma nuevas realidades, nuevos temas. Que se identifique con la mayor cantidad de actores con los que nos sentimos comprometidos, y un nuevo posicionamiento político con un compromiso muy claro con la clase popular y los trabajadores”, comentó el máximo dirigente de la UDI.

 PRODUCTO NACIONAL

A diferencia de otras maniobras de la UDI –como el eslogan del Partido Popular, traído desde España, o, en el caso de RN, el recorrido por todo Chile de Piñera imitando a lo que hizo el Presidente Álvaro Uribe en Colombia–, la nueva fase del gremialismo vinculado a los sindicatos tiene impronta nacional.

El senador Juan Antonio Coloma asevera que “la centroderecha tiene una fuerte vinculación con los sectores sociales más desposeídos y la UDI ha hecho del mundo popular un elemento clave”. Para el legislador, “muchas veces la izquierda busca copar los gremios y dar la sensación de que los trabajadores son patrimonio exclusivo de su sector”. Algo que, a su juicio, no es cierto, porque “el trabajador común y corriente, el popular, tiene una alta adhesión hacia la UDI, y eso se está fortaleciendo”.

Acota que en los lineamientos partidarios ha cambiado únicamente el modo de entablar la relación con los gremios: “No hemos importado ningún modelo, sino que estamos con una nueva forma de enfrentar el interés de la UDI por los trabajadores. Quizás hemos fallado históricamente en no explicitar este interés”, adujo.

Para Coloma, no hay novedad en que la derecha escuche a los representantes de los trabajadores. “A muchos consejos directivos ampliados han concurrido representantes de los trabajadores. Ahora es más seguido, pero esta cercanía no es en ningún caso inédita”.

El enigma es cómo va a manejar el asunto la Alianza cuando las demandas laborales no se dirijan al Gobierno, sino a la empresa privada. Durante la discusión del proyecto de subcontratación, por ejemplo, la disputa por el concepto de empresa complicó la naciente simpatía con la CUT, que defendió el proyecto original del Ejecutivo y se opuso al requerimiento ante el TC que impulsó la dupla de los senadores Andrés Allamand y Pablo Longueira. La Alianza se impuso y Martínez, en la lógica tradicional de la CUT, criticó a la derecha, ubicándose en su trinchera habitual y ordenando nuevamente un mapa que la UDI pretende modificar. LND


“LOS GREMIOS ESTÁN CABREADOS DE LAS PRÁCTICAS ANTISINDICALES DEL GOBIERNO”

Senadora Evelyn Matthei, vicepresidenta de la UDI

–¿Cómo se explica está inédita cercanía de la UDI con los gremios?

–No es algo inédito ni extraño. Cuando fui diputada, en San Antonio tuve un contacto permanente con los gremios de pescadores artesanales y logramos muchas reformas, como por ejemplo la modificación de las cuotas de pescas para separarlas entre pescadores artesanales pequeños y grandes. Trabajé permanentemente con ellos en el tema de la licitación de los puertos, para fiscalizar cómo iban a ser las indemnizaciones previsionales y laborales.

–¿A qué atribuye, entonces, la sorpresa que ha generado la relación de la UDI con los sindicatos?

–Lo que pasa es que la prensa ha creído la caricatura que ella misma ha hecho sobre nosotros, respecto a que representamos a los ricos. Nunca los medios han puesto atención cuando la UDI habla a favor de los trabajadores. Pero es un problema de la prensa, no de la UDI. La UDI siempre ha estado preocupada de los derechos laborales y ahora públicamente se está asumiendo que esa inquietud es de verdad.

–Pero este año han existido reuniones emblemáticas, como la que la directiva gremialista sostuvo con la CUT.

–Nosotros siempre hemos tenido reuniones que no son ni secretas ni privadas con gremios. Siempre hemos estado porque haya justicia en todos los ámbitos. En mi región he tenido muchas reuniones con la directora del Trabajo y con otras autoridades. Los senadores de RN y la UDI hemos tenido un contacto súper fluido con los sindicatos ¡Esto no es nuevo! Fuimos nosotros quienes, por ejemplo, elaboramos un proyecto sobre las ferias libres.

–Aun así, llama la atención que hoy se establezcan lazos tan públicos y fluidos con la CUT y la ANEF. La Confenats también los ha recibido. ¿Qué cambió respecto a años anteriores?

–El Gobierno ha empezado a usar prácticas antisindicales en contra de todos los gremios del sector público. Incentivan la formación de grupos pequeños, se hacen amigos de los dirigentes y los hacen firmar a favor de proyectos. Luego, cuando envían la ley, dicen que no se puede mover ni una coma, porque de otro modo dejan en el aire a los líderes que ya firmaron. Lo han hecho en el conflicto de la salud, y los gremios se han dado cuenta de quiénes realmente están interesados en ellos y se están acercando a nosotros, porque los gremios ya están cabreados de las prácticas antisindicales del Gobierno. Nosotros hemos defendido que no existan trabajadores a honorarios en el Gobierno. Yo, personalmente, he abordado esta materia desde hace al menos cinco años, porque es indecente que haya trabajadores en el sector público que no tienen derecho a vacaciones ni a cotizaciones ni a pre o postnatal ¡Ni siquiera a licencia médica!, si estos funcionarios se enferman, o siguen trabajando enfermos o pierden ese día de trabajo.

–Entonces, según usted, ¿hay un cambio en la actitud de los gremios hacia la UDI?

–Los gremios se dieron cuenta de que la Concertación, o algunos grupos de la Concertación, está jugando activamente en contra de ellos y hacen exactamente lo que el Gobierno repudia que suceda en el sector privado. El Gobierno es muy duro para criticar las prácticas antisindicales en el sector privado, y está bien que así sea, pero ellos hacen lo que quieren en el mundo público, y esto los gremios ya lo captaron, le midieron la mano al Gobierno. Saben que el Gobierno está jugando con ellos, y por lo tanto han recurrido a nosotros.

–¿Cómo repercute esto en la imagen de su partido? Usted mencionó la asociación que hay en la opinión pública entre Alianza y grupos financieros.

–Nos hemos preocupado siempre por hacer lo correcto y estamos seguros que la seriedad es percibida por la gente y el trabajo bien hecho se impone. No estamos haciendo cálculos de ningún tipo. Lo único que hacemos es buscar lo que es justo.

–¿Qué responsabilidad tiene la Concertación en esta nueva cercanía entre los sindicatos y la UDI?

–La forma en que el Gobierno ha abordado las negociaciones con los gremios es vergonzosa. A los de un mismo sector los han instado a pelear entre ellos y han promovido, por ejemplo, la lucha brutal entre la Confenats y la Fenats unitaria. Aquí no hay un problema de plata, sino político. El conflicto se resuelve con dos millones de dólares al año y La Moneda prefiere gastar un millón de dólares diario manteniendo el paro. Y lo mantiene para no dar su brazo a torcer respecto a lo que le ha prometido a la Fenats unitaria.

–Más allá de la UDI, el senador Pablo Longueira, en su precampaña presidencial, ha promovido el establecer vínculos con el mundo laboral. ¿Qué le parece esto?

–Pablo lo ha hecho siempre. Toda su trayectoria ha estado enfocada a la solución de problemas sociales y creo que va en la línea correcta.

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