Blogia
Centros Chilenos en el Exterior

Garzón y Castresana emocionados en Villa Grimaldi

Garzón y Castresana emocionados en Villa Grimaldi

Visitaron el principal centro de tortura y exterminio de la dictadura

El juez Baltasar Garzón y el fiscal Carlos Castresana, la dupla española que hizo temblar a los criminales chilenos y argentinos durante las dictaduras, escucharon relatos de los sobrevivientes y recibieron detalles de los tormentos.

www.lanacion.cl

Jorge Escalante

Foto: Baltasar Garzón y Carlos Castresana ante el memorial que recuerda a los desaparecidos y asesinados en Villa Grimaldi por los agentes represivos durante la dictadura de Pinochet. 

Baltasar Garzón y Carlos Castresana se emocionaron. Por primera vez llegaban a Villa Grimaldi, el principal centro de tortura y exterminio durante la dictadura de Pinochet.

La dupla, Castresana como fiscal acusador y Garzón como juez investigador, abrió en 1996 en España la senda para que en Chile a Pinochet la prensa le comenzara a llamar dictador, y la justicia le echara abajo la inmunidad para juzgarlo, aunque todavía está pendiente si lo condenará.

Los esperaban ex prisioneros para contarles lo vivido, y acompañarlos en su visita por lo que hoy es el Parque de la Memoria, lugar que Pinochet y su régimen intentaron también hacer desaparecer, sin lograrlo.

Atentos a los relatos, con las manos cruzadas en muestra de respeto y recogimiento, escucharon cada historia, cada detalle, y palparon cada lugar del campo de la avenida José Arrieta.

Los casi doscientos asistentes a la ceremonia les demostraron repetidamente su cariño con aplausos y abrazos, pero sobre todo su agradecimiento por lo que un día, casi sin pensarlo como ambos lo reconocen, habían logrado, además de echarle el guante al dictador: revivir el concepto de la jurisdicción penal internacional, que actúa por encima de las fronteras de cada país para perseguir los crímenes en contra de la humanidad.

El concepto, dicen ambos magistrados, “era tan antiguo desde los tiempos del juicio de Nürenberg contra los nazis”, pero los intereses políticos de las potencias de la guerra fría, Estados Unidos y la Unión Soviética, se encargaron de sepultarlo porque vieron que un día también les caería encima. Por algo, Estados Unidos todavía no firma el tratado de Roma que creó el Tribunal Penal Internacional (TPI).

“La sensación de estar en este lugar donde se produjeron tantas y tan atroces torturas y donde tantas personas fueron vejadas y humilladas, es difícil de describir. Hace sentir un dolor especial”, dijo Garzón, después de bajar desde la torre de castigo de la villa, que debió ser reconstruida porque allí casi todo fue destruido por los militares para tratar de borrar las huellas del pasado.

“He escuchado los relatos de las personas que pudieron salvar con vida para contarlo, y hace que todo se convierta en algo horroroso. Es difícil entender cómo la mente humana se puede degradar hasta tal límite para permitir y diseñar centros de este tipo en una época como la que se produjeron. Lo bueno de esa historia es que hoy se puede contar, desgraciadamente, pero sirve de ejemplo para todos los que forman parte del pueblo chileno y los que venimos desde afuera”, afirmó el juez Garzón, bajo los árboles que hoy dan al lugar un ambiente de paz.

El magistrado no desaprovechó la oportunidad para demostrar su autonomía de opinión: “Sobre todo esto es un ejemplo para las autoridades, de cualquier tipo, que deberían tomar buena nota de esto y venir aquí en forma obligada para sentir directamente lo que aquí se sufrió y se padeció. Es necesario que estos lugares de tortura, como ocurrió en otros países, se conozcan y se vean, se sientan y se sufran”.

“En el caso de los jueces, siempre tenemos que cumplir una diligencia fundamental que es la inspección ocular. Y cuando esto se ve y se comprueba, es algo diferente a cuando simplemente se escribe. La percepción cambia. Y venir a ver Villa Grimaldi, aunque la percepción estuviera muy perfilada sobre el papel, cambia, es un dolor en directo”, dijo.

A su turno, a quienes lo recibieron con abrazos, Castresana dijo que “es una sensación muy especial llegar a este lugar, donde tanto se sufrió”, mientras recibía las palabras de bienvenida de la secretaria ejecutiva de la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos, Viviana Díaz, y el anfitrión del lugar, Rodrigo del Villar. LN

0 comentarios