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Reconstruir el Líbano: un caso de asistencia social

Destrucción para muchos, negocio para pocos. 
Destrucción para muchos, negocio para pocos.

La mayoría asume que el Líbano está hundido. La infraestructura quedó devastada por los ataques israelíes y un millón de personas, una cuarta parte de la población, están desplazadas.

 

En menos de cinco semanas se ha paralizado la economía libanesa. Se esperaba la mejor temporada de verano desde 1992. La bolsa de valores de Beirut acababa de empezar su despegue y miles de millones en inversiones habían llegado al país, especialmente procedentes de inversores de los países ricos del Golfo Pérsico.

 

Ahora esos países envían en primer lugar donaciones y asistencia humanitaria. Muchos libaneses, célebres por su inventiva y espíritu emprendedor, han tirado la toalla y quienes pueden se han ido y no volverán. Los ataques israelíes causaron estragos en todos los sectores económicos.

 

Asistencia en lugar de inversión

 

La infraestructura, las calles y carreteras, los puentes y las refinerías han sido devastados. La reconstrucción durará años y costará miles de millones. Pero el Líbano no dispone de recursos suficientes y ya antes de los ataques sufría bajo la carga de una deuda externa de US$ 40.000 millones, equivalentes a 180% de su PIB.

 

 

 

Oficialmente hasta ahora se han prometido ayudas por unos US$ 300 millones, aunque algunos expertos destacan que Arabia Saudita se habría comprometido a aportar US$ 1.000 millones. Por su parte, Suecia se ha ofrecido para organizar una conferencia de donantes que podría realizarse el próximo 31 de agosto en Estocolmo.

 

Alcance incierto

 

Cabe destacar que se desconoce la verdadera dimensión de los daños económicos. Según las Naciones Unidas se trata de unos US$ 6.000 millones. Sin embargo expertos como Alexis Nassan, durante años representante de los intereses económicos alemanes en el país, hablan de US$ 10.000 millones.

 

En cambio existe consenso sobre el daño que los bombardeos israelíes causaron a la infraestructura libanesa. Según las autoridades de ese país, fueron destruidas o dañadas 29 instalaciones "vitales", entre ellas el aeropuerto de Beirut, los puertos marítimos, los almacenamientos de agua y plantas eléctricas. Asimismo, unos 630 km de carreteras y 145 puentes ya no pueden ser transitados.

 

Primero los bombardeos, ahora la marea negra.Bildunterschrift: Großansicht des Bildes mit der Bildunterschrift:  Primero los bombardeos, ahora la marea negra.

 

Al mismo tiempo se ha producido un daño ecológico de gran alcance. La fuerza aérea israelí destruyó una planta energética al sur de Beirut que vertió entre 15.000 y 35.000 toneladas de petróleo al mar mediterráneo. Debido a las corrientes marítimas esta alfombra de petróleo amenaza especialmente las costas de Líbano y de Siria.

 

 

La ayuda de equipos especializados como la del puerto alemán de Cuxhaven, que ya ha ofrecido su ayuda y está listo para viajar a la zona, depende ahora de la seguridad en la zona.

 

Recuperar la confianza

 

Economistas como Diezmar Hornung del banco alemán Dekabank destacan la importancia de "fortalecer la confianza de los agentes económicos, algo que depende de que se cumpla el cese el fuego".

 

Instituciones como el Banco Mundial se muestran confiadas y creen en un "círculo virtuoso", es decir, que la propia reconstrucción contribuirá al resurgimiento económico del país y a la creación de empleos.

 

Recuperar la confianza de los niños para asegurar el futuro.Bildunterschrift: Großansicht des Bildes mit der Bildunterschrift:  Recuperar la confianza de los niños para asegurar el futuro.

 

Peor los sociólogos advierten que generaciones enteras de libaneses, especialmente los jóvenes de hoy que serán los adultos de mañana, necesitan más que nuevos edificios para recuperar la confianza en que la reconstrucción sea perdurable. La confianza también es un activo económico.

 

Constructoras alemanas

 

Por lo pronto, el primer ganador de los esfuerzos económicos será el sector de la construcción. Algunas empresas alemanas del ramo esperan poder sacarle provecho a la nueva coyuntura de paz.

 

"Estamos buscando contactar a las grandes constructoras alemanas", confiesa Rolf Reppert, de una empresa del ramo de la capital alemana. "Nos ofrecemos como facilitadotes de servicios en torno a la construcción y queremos ofrecer nuestro trabajo en el Líbano", añade.

 

Así, todo parece indicar que el mundo de los negocios ya da por concluido el conflicto. Ahora los empresarios e inversores apuntan a rentabilizar la fase de reconstrucción y normalización en la zona.

 

Redacción DW-WORLD

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