General que desairó a Aylwin en 1990 imputado por violación y abuso sexual
Carlos Parera Silva atentó contra su asesora del hogar y su pequeña hija de dos años
El comando y paracaidista fue el jefe de operaciones en el exterior de la DINA y en la actualidad está procesado por el homicidio y secuestro de siete comandos del Regimiento Peldehue, caso conocido como Boinas Negras.
Por Carla Gallegos
Foto: El general (R) Carlos Parera Silva aseguró ser inocente de los hechos que se le imputan, pero le mintió al fiscal Adrián Vega a cargo de la investigación.
El general (R) del Ejército Carlos Parera Silva fue formalizado ayer por los delitos de violación y abuso sexual, los que fueron presuntamente cometidos en contra de la ciudadana peruana Alejandrina Janampa Quispe (24) y su pequeña hija de dos años, mientras se desempeñaba como asesora del hogar en su residencia de La Serena, IV Región.
El comando y paracaidista Parera Silva asumió en 1976 la jefatura del Departamento Exterior de la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA), encargada de perseguir a los opositores de la dictadura en el extranjero, y en la actualidad está procesado por el homicidio y secuestro de siete comandos del Regimiento Peldehue, caso conocido como Boinas Negras, asesinados por sus camaradas de armas, acusados de tener vínculos con la izquierda.
En 1980, en su calidad de juez militar de Santiago, aplicó la Ley de Amnistía en 70 casos de detenidos desaparecidos, sin detenerse en la prolijidad de una investigación de tal envergadura.
Además, el general (R) es tristemente recordado por el desaire hecho al ex Presidente Patricio Aylwin, cuando declinó a pedirle la venia para iniciar la primera parada militar en democracia, el 19 de septiembre de 1990).
Violación y Abuso Sexual
Luego de una extensa audiencia de formalización de cargos, y pese al currículum delictual del imputado -que hace inviable la alegación de una irreprochable conducta anterior- y a la gravedad de la pena asignada a los delitos, el juez de Garantía de La Serena, Carlos Jorquera, rehusó dejar en prisión preventiva al ex general y en su reemplazo tampoco ordenó medidas cautelares.
Según expuso el fiscal experto en delitos sexuales, Adrián Vega, Parera intentó en tres oportunidades abusar de su empleada, desde que ésta llegó a trabajar a su domicilio el 1 de julio de 2004. Sin embargo, su intención no se concretó hasta el 31 de ese mes, cuando encañonándola en la cabeza con su pistola, la violó en la habitación de servicio que compartía con su hija, con quien también abusó.
Temerosa y consciente de sus necesidades de trabajo, la joven no se atrevió a denunciar al ex uniformado, hasta que una casualidad desbordó en ella un profundo estado de shock.
“En septiembre de 2004, la víctima fue a un supermercado con su hija, quien distraída se extravió. Con el fin de auxiliarla, concurrió personal de Carabineros, y al ver las armas que portaban los policías, la mujer desató un inusual ataque de nervios”, dijo el fiscal.
Si bien la menor apareció y se encontraba en perfectas condiciones, Alejandra Quispe no logró calmarse, situación que alertó a Carabineros, por lo que fue atendida por un sicólogo.
Así, los especialistas determinaron que las armas de los efectivos le recordaron la agresión sufrida, diagnóstico que permitió que el 13 de septiembre Quispe denunciara el hecho y determinó su permanencia por 15 días en el siquiátrico de Putaendo, debido al severo daño causado.
La coartada
Decidido a desentrañar el caso, el fiscal Vega reunió un cúmulo de antecedentes en contra de Parera. Sin embargo, el ex uniformado presentó una coartada en la que aseguraba con falsos testigos que al momento del hecho denunciado, él no se encontraba en La Serena, hecho que fue desmentido por el Ministerio Público luego de indagar su flujo de llamadas telefónicas.
Así, el ex juez militar de Santiago anotó un nuevo ítem en su hoja de vida, esta vez por delitos sexuales, investigación que se extenderá durante dos meses. LN
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7 comentarios
Luis -
Jorge luis -
juan rojas -
Leonel Herrera alcayaga -
Mar -
Así van a pagar todos estos asésinos, van cayendo uno a uno, hasta que no quede ningún mílico sublevado.
ricardo -
Carlos Parera -