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Lo que dejó la ola

Lo que dejó la ola

LAS CONSECUENCIAS DEL TSUNAMI ESTUDIANTIL

En el repliegue de las aguas, la marea estudiantil no sólo dejó al descubierto los vicios y falencias del modelo de libre mercado implementado en educación.

De paso, también emergió el debate en torno a los estilos políticos para gobernar y hacer oposición.

Ana Veronica Peña

www.lanacion.cl

“Yo no voy a permitir que esto salga. ¿Me entendiste? No lo voy a permitir, voy a llamar al diario, ¿entendiste?”, espetaba la senadora Evelyn Matthei al periodista de “LUN” que le consultaba por el improperio que había usado minutos antes en la sala para referirse al senador Alejandro Navarro. Ante la atónita mirada del reportero, la parlamentaria agitaba las manos y le apuntaba con el dedo como quien lanza un conjuro.

La escena tuvo lugar el miércoles de esta semana, al término de la sesión especial sobre educación que debió ser interrumpida, justamente, por la reacción que provocó en las tribunas el “güevón” con que la senadora de la UDI se refirió a su colega socialista. No fue la única interrupción fuera de libreto de la senadora, pero sin duda fue el gesto menos protocolar; a la altura de la sonora “tapa” que le hizo a Nelson Ávila cuando se debatía sobre los intereses parlamentarios hace ya un par de años. No se sabe si llamó o no a la redacción del diario freak de los Edwards. Lo que sí está claro es que el relato no figuró en sus páginas, pero “El Mercurio” sí lo publicó.

El incidente grafica los niveles de tensión que alcanzó el debate en el Senado el miércoles, sesión a la que asistieron el ministro de Educación, Martín Zilic, y el comité político en pleno; es decir, el ministro del Interior, Andrés Zaldívar (DC); de la

Segpres, Paulina Veloso (PS); de Gobierno, Ricardo Lagos Weber (PPD), y de Justicia, Isidro Solís (PRSD). Pero también deja en evidencia la delicada situación en que queda la derecha en el actual contexto político. Especialmente el partido de la senadora en donde se concentra la más alta densidad de ex funcionarios del régimen militar que originó la actual Ley Orgánica Constitucional de Enseñanza (LOCE). Por ende, la tienda en donde casi todos defienden el modelo y no están dispuestos a su reforma, sino a su “mejora”.

Una posición difícil cuando todo indica que la corriente va hacia otro lado y el dirigente estudiantil de ese mismo partido, Germán Westhoff, está entre los que no quieren detener la marcha e insisten en mantener la unidad del movimiento estudiantil.

Encuesta de Lavín

Que hay ganas de cambios profundos en educación quedó demostrado también en el sondeo de opinión con que debutó el Consejo Asesor del Centro de Políticas Públicas de la Universidad del Desarrollo, que marcó el retorno a la arena política del ex abanderado gremialista Joaquín Lavín.

La encuesta se realizó telefónicamente en la Región Metropolitana el lunes de esta semana, y entre el millar de consultados el 81% respaldó que se revise la Jornada Escolar Completa; el 79% apoyó una reforma de la LOCE; el 74% se mostró partidario de una PSU gratuita; el 68% a favor de que el pase escolar no tenga costo; y el 53% por que los escolares no paguen ni micro ni Metro. Bastante lejos de la posición asumida por los parlamentarios de la UDI durante el debate en el Senado el miércoles y en la Cámara de Diputados un día antes.

Curioso: Evelyn Matthei es una de las integrantes del consejo creado por Lavín, en el que participan además la ex jefa de su campaña electoral, Cristina Bitar; el alcalde de Peñalolén, Claudio Orrego (DC), y los diputados Francisco Chahuán (RN) y Marco Enríquez-Ominami (PS).

No sólo Lavín usó a su favor el movimiento estudiantil. La coyuntura también dio pábulo para que el contrincante que lo dejó fuera en la segunda vuelta presidencial, Sebastián Piñera, marcara territorio adelantándose a comprometer el apoyo de RN a la reforma educacional. Piñera ofreció un “acuerdo nacional” entre la oposición y el Gobierno, para que éste enmiende el rumbo y no continúen los “tremendos desencuentros y conflictos que se han creado dentro del propio gabinete”, que a su juicio habrían contribuido a alimentar el conflicto estudiantil. De paso, RN estableció independencia con sus socios de la UDI. De hecho, la ausencia en sala de parlamentarios de Renovación Nacional hizo fracasar la anunciada interpelación al ministro Zilic.

Tanto apoyo ciudadano a los estudiantes también abrió los apetitos fuera del Parlamento. El Frente Patriótico Manuel Rodríguez trató de beneficiarse llamando a marchar por la Alameda, cuando los voceros del movimiento pedían a los estudiantes permanecer en sus establecimientos educacionales durante el paro del lunes. Y, conforme pasaban los días, más y más fuerzas políticas y sociales intentaban subirse no al carro, sino a la sala de máquinas de la movilización.

Fue otro integrante del consejo de Lavín quien se encargó de evidenciar que las diferencias se habían instalado incluso al interior de los partidos oficialistas. “Es obvio que el Gobierno ha tenido que improvisar sobre una agenda de la Presidenta Bachelet, sobre la cual el presidente de mi partido, Camilo Escalona, estableció que no correspondía agregar elementos nuevos. Quiero preguntarle al presidente de mi partido qué hacemos ahora”, dijo el diputado Marco Enríquez-Ominami en la inauguración del organismo.

Decálogo

La sorpresiva marea estudiantil también provocó desajustes, descoordinaciones y ruidos en el Ejecutivo. Tantos que la misma Presidenta decidió poner los puntos sobre las íes antes de tomar el avión a la tierra de Bush y públicamente les leyó la cartilla a sus colaboradores más cercanos: ministros, subsecretarios, jefes de gabinete, jefes de servicio y jefes de comunicaciones.

Dentro de lo que perfiló como su “estilo de Gobierno”, la Mandataria enfatizó que “no toda demanda ha de ser vista como un problema, menos aún hay que tenerle miedo a las movilizaciones, a las protestas, a las diferencias”. Asimismo llamó a su equipo a “asumir a tiempo, con celeridad y eficiencia los problemas”, advirtiendo que “cuando una autoridad no asume en el momento oportuno una dificultad, ésta se le puede escapar de las manos”. También pidió que el Gobierno trabaje en equipo. “No quiero agendas propias, no quiero individualismos”, especificó.

La Mandataria dio a conocer su instructivo poco antes de dar a conocer el Consejo Asesor para la Reforma Educacional, encargado de canalizar las propuestas de la ciudadanía en el marco del conflicto estudiantil.

Pero el llamado de atención no fue compartido por todos en el oficialismo. En una reunión posterior de los presidentes de partidos con el ministro del Interior, Andrés Zaldívar, el recientemente electo timonel del PPD fue uno de los más críticos a la publicidad con que se había hecho. En tanto, su colega del PS, senador Camilo Escalona, se abanderaba con la “transparencia” del gesto presidencial.

“Lo que se ha venido a denominar el ‘decálogo’ de la Presidenta Bachelet va mucho más allá del gabinete, de los funcionarios y de las personas que tienen algún cargo en el Gobierno. Se trata de una convocatoria a toda la coalición, en el sentido de llevar a cabo una tarea política con sentido colectivo”. Insistió en que si la acción política se lleva a cabo única y exclusivamente con un sentido individual, ésta concluye afectando a la Concertación. “El individualismo puede matar a la Concertación”, puntualizó Escalona.

Zaldívar, oficiando ya de vicepresidente, tomaba nota y escuchaba atentamente. A nombre de su partido, en tanto, la senadora Soledad Alvear respaldaba a la primera autoridad del país. “Bachelet dio líneas muy claras respecto de cómo se debe trabajar en su Gobierno para encarar los desafíos, tareas y problemas. Todos los ministros tienen problemas, no sólo se pasa muy bien como ministra y se realiza –lo digo con fundamento– con las propuestas positivas que se encaran, sino que también haciéndose cargo de las dificultades que siempre existen”, dijo Alvear.

En la DC la movilización estudiantil ha dejado un sabor amargo: primero, porque en este partido milita el ministro de Educación, que ha estado al centro de la polémica. Pero también porque se dieron cuenta que la falange no tiene dirigentes secundarios con proyección nacional. Y, por último, no hay que olvidar el “desprecio” que sufrió el presidente de la Comisión de Educación del Senado, Mariano Ruiz-Esquide, en su intento por mediar en el conflicto.

El decálogo presidencial y la reunión posterior de los timoneles oficialistas tenían un mismo objetivo: reordenar las filas concertacionistas en torno a la agenda Bachelet, cuando ya empezó la cuenta regresiva para que realice el balance de las 36 medidas que comprometió para sus primeros 100 días en La Moneda.

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