El poeta Elicura Chihuailaf realizó un paralelo entre la causa mapuche y el movimiento de los estudiantes secundarios, y afirmó que “queda claro cuál es el papel que cada uno de nosotros tiene frente a la política del Estado, y si hay una lección que nos dejan los estudiantes es precisamente asumir que vivimos en un territorio donde hay muchas desigualdades y diferencias, hay muchas culturas, hay muchas etnias, y tenemos que asumir un rol no solamente en relación con lo mapuche, o lo chileno en el caso de la visión oficial, sino un rol de subversión en estas luchas por ternura”.
El escritor (médico obstetra de profesión) comentó que “el movimiento estudiantil ha demostrado que la sensibilidad no es algo que se regala, es algo que tiene que ver con el dolor, que tiene que ver con los sueños, con la esperanza, pero que también tiene que ver con el saber remecer al otro, porque hoy cuando aparentemente las utopías han desaparecido y cuando la palabra sueños es en realidad una subversión para el Estado, estos espacios de conversación son espacios donde se ejerce la posibilidad de la democracia, que no es ni más ni menos que participación, que el sistema no nos va a regalar”.
En conferencia ofrecida en la Biblioteca Nacional, Chihuailaf dijo que “cuando veo las noticias del movimiento estudiantil, el Gobierno reclama que tiene que ser incontaminado porque no debe haber presencia de otros movimientos. Yo pienso en lo que ha ocurrido con el movimiento mapuche en particular. Se nos ha acusado de estar contaminados. Ahí se ve cómo opera la ideología de Estado, que nos condena por pretender inmiscuir a más personas en algo que aparentemente tiene que ver con un solo sector”.
“El movimiento estudiantil ha demostrado que la sensibilidad no es algo que se regala, es algo que tiene que ver con el dolor, que tiene que ver con los sueños, con la esperanza, pero que también tiene que ver con el saber remecer al otro, porque hoy cuando aparentemente las utopías han desaparecido y cuando la palabra sueños es en realidad una subversión para el Estado, estos espacios de conversación son eso, espacios donde se ejerce la posibilidad de la democracia, que no es ni más ni menos que participación, que el sistema no nos va a regalar. Estos movimientos nos permitan un análisis más global de aquellas situaciones que están generando un dolor”, expresó el autor de Sueños Azules y Contrasueños (1995), quien actualmente realiza clases de psicología y arquitectura en la Universidad Mayor de Temuco. |
0 comentarios