EL PRESIDENTE ALLENDE MUERE MAÑANA
Por Ignacio Vidaurrázaga Manríquez, periodista
10/09/05
Es 10 de septiembre de 1973, Allende deberá poner en tensión máxima sus
condiciones de político avezado. El reloj de la historia marcha
acelerado. Si hubo quiebres con lo que esperaba, los tendrá que
procesar muy rápidamente. El tiempo terminó y estas horas ya
pertenecen a la historia.
No es ingenuo respecto a su significación como líder de una época y
proyecto. Por ello, supone, y con razón, que exponer su vida y libertad
a los golpistas podría significar vejámenes a su dignidad, además de no
asegurar de manera alguna su integridad, ni la de los suyos como
quedaría demostrado.
Hoy, será un día tenso con múltiples reuniones y consultas. Muchos
llamados telefónicos se cruzarán en distintas direcciones. Unos
planeando el asalto, otros con la impotencia de saber que vendría y que
todos los intentos serían en vano. Allende, sabe que debe decidir
cuestiones trascendentales, diversos informes indican que al interior
de las FFAA y carabineros hay consolidados movimientos golpistas. ¿Qué
hacer? Piensa en Balmaceda, rodeado por una oligarquía que no lo
dejaría proseguir. También, recuerda esa frase suya respecto a como
saldría de La Moneda. ¿Quiénes serán leales y quienes no, en esta, la
hora última?
¿Qué sucederá con todos quienes creyeron en él? ¿Cuánto retrocederá
Chile en derechos y justicia social? ¿Qué tiempo deberá transcurrir
para un proyecto que represente efectivamente a las grandes mayorías?
¿Tendrá posibilidad en el futuro?
Hace 32 años
El 11 original, fue un día gris. A punta de rockets y balas cambió
Chile. Hoy, transcurridos 32 años, aún pena esa fecha como marca a
fuego. La memoria a veces es lenta y contradictoria, pero siempre,
borbotea imperceptiblemente.
Hoy Allende tendría 97 años. Resulta difícil imaginarlo como abuelo
inútil, llevado por otros. Las generaciones que no lo conocieron
personalmente, lo aprenden desde los registros que han quedado, lo
escuchan arrastrando las eses en ese "compañeros". El Salvador
Allende de Patricio Guzmán, lo repondrá por estas semanas con fuerza
como mito gigantesco en la memoria popular. Su apellido coreado por
miles todos estos años. También, disputado en el incansable imaginar,
sobre lo que haría y no "el compañero Allende" en el Chile de hoy.
Los trabajadores de ayer, hoy viven sobre-endeudados, buscan pega,
sueñan con mejores expectativas, tienen débiles organizaciones, se
duermen rendidos en las micros y a veces se comunican por celulares.
Todo es más privado ahora. Chile cambio, el mundo cambio. Mientras,
Allende resuena desde el pasado recordando confiar en las propias
fuerzas y que siempre-siempre la política que sirve a los pueblos es un
sueño despierto y colectivo...cuando es de verdad.
De Tomas Moro a La Moneda
Es 11 de septiembre de 1973. Todo se cruza en su cabeza mientras
atraviesa a gran velocidad Eliodoro Yánez en una comitiva de Ladas 125
azules, vehículos quizás demasiado modestos para un mandatario. Hay
una falsa normalidad en las calles de Santiago que él verá desde los
vidrios polarizados, de su vehículo de respaldos altos. Este trayecto
será el último en su condición de presidente. Una extraña sensación lo
invade, piensa con nostalgia en todo lo que tenía por hacer. Haber
trabajado tanto para dejar su mandato interrumpido. Ha comenzado a
despedirse. Los transeúntes apenas reparan, que están viendo pasar a un
hombre que se desplaza a la historia. Parece dormitar tras sus
gruesos lentes de carey oscuro, su bigote cano y sus ojos de miope.
Todos los recuerdos se agolpan. Esas extensas giras, todas esas
humildes casas donde lo recibieron como si ya fuera presidente el 58 y
el 64, esas fotos integradas a los álbumes familiares, que a veces más
de alguien mostraría años más tarde. A lomo de caballo y caminando, en
tren o en lo que fuera, cuando llego a toda la geografía hablando de
justicia social y de transformaciones a ese Chile pobre y aún agrario,
a ese Chile de injusticias, que volvió a soñar de su mano de caudillo.
La historia, ese libro grandote que acoge a bandidos y a héroes, ya le
reserva significativas páginas. Primera experiencia, Chile único, el
liderazgo entre los no alineados, el cobre y las 40 medidas, el
socialismo con sabor a tinto y empanadas, el movimiento cultural en
torno al "proceso", como dirá arrastrando las eses, desde esa tremenda
oratoria cultivada en tantas campañas con la X de allende-vencerá
rayada a lo largo de Chile.
Una larga madrugada
Ha dormido poco, no importa, ya llegara el tiempo para descansar.
Colaboradores cercanos se reunirán en la casa de Tomás Moro. Salvador
Allende evaluara la situación en un circulo de probadas confianzas. Las
noticias comenzaran a intranquilizarlo. Hoy, cuando sean las 21:00
p.m., el intendente de Linares informara de movimientos de tropas
desde Linares, mientras la Escuadra habrá zarpado desde Valparaíso en
el marco de la Operación Unitas. ¿Todos serán espejismos? ¿Mentiras
bien urdidas, maniobras de inteligencia, parte de un plan fríamente
calculado? Llama a los generales y almirantes responsables y todo esta
normal ¿O así, será la normalidad de este día?
Los miembros del GAP estarán acuartelados, habrá guardias esta noche.
La Tencha ha retornado de México y ha tenido un breve encuentro
familiar con todas sus hijas ¿Será el último?
Pinochet no está ubicable esta madrugada, pero temprano esta mañana,
como a la misma hora que usted leerá estas líneas, le aseguró al
presidente que todo estaba absolutamente normal, lo mismo dirán los
otros.
Crecimos con Allende
Cuando intrigados en 1964 mirábamos esas exis gigantescas y mágicas,
de la cual salía un apellido: Allende y además un: Venceremos y el
Vote. Eran los tiempos del FRAP en la prehistoria de la UP. Cuando los
murales eran resultado del compromiso y no se pagaban por metro de
muralla pintada.
Cuando las campañas -esas al menos- eran con muy escasos recursos, y
había puerta a puerta, sin temor a las grandes concentraciones. Y
nadie contrataba jóvenes desganados en las esquinas, ni llenaba
plazas de carteles-bisagras. Y las 40 medidas eran el resumen del
programa para todos y cada medida se pintaba en la Escuela Experimental
Artística de La Reina.
Como no recordar, cuando Allende escandalizo al Senado que presidía,
acompañando desde el norte chileno a los compañeros sobrevivientes del
Che, recién caído en Bolivia, para luego viajar con ellos a Cuba.
O verlo llegar en el mercedes benz gris del Senado, a la sede del PS de
calle San Martín. Con su chaqueta castellana, la espalda recta y el
pecho enhiesto, mientras saludaba con el sombrero a los compañeros de
la juventud, que ya lo miraban con respeto... y una distancia
crítica...recordarlo en la sala Arauco de viejas butacas rojas
saludando al compañero Chicharrita, con el seseo característico.
El 11 era el día
Temprano arribará a La Moneda. Con uno de sus escoltas confirmará que
su fusil AKA 47 se encuentra en el deposito del palacio presidencial.
Al llegar, las tanquetas de carabineros rodearán palacio y estará izada
la bandera chilena con el escudo, emblema presidencial que horas más
tarde arderá, como arderá Chile a partir de ese día.
Las noticias estarán confirmadas. Este 11 de septiembre será el día
definitivo. Sonarán marchas militares en una cadena de radios. El golpe
militar ha comenzado por el reemplazo de los jefes militares leales.
Hay que prepararse para la historia. Los mensajes en radio Magallanes,
serán improvisados, serenos, visionarios frente al holocausto que se
acerca. Mensajes que repetidos 32 años después, todavía recuerdan la
tarea de un Chile más justo.
Comienzan los bandos militares. Rendición incondicional. Parece que no
conocen con quien tratan estos milicos de mierda. Allí permanecerá con
sus leales amigos como cantará muy pronto, Silvio Rodríguez. Médicos,
Gaps y periodistas. Además, de algunos detectives y unas pocas mujeres.
Los aviones H.H. comprados para la defensa de Chile, bombardean el
palacio presidencial, mientras por tierra se movilizan fuerzas de
blindados e infantería, Valparaíso estará tomado. Los rockets
derrumbarán e incendiarán por dentro el edificio que Toesca proyectara.
Será la imagen que recorrerá el mundo, comenzará la desigual batalla.
Miguel Enríquez intentará comunicarse: hay que sacar al presidente.
Todo es tarde. En barrios, campos y ciudades hombres y mujeres,
contienen su rabia, lloran de impotencia, en tanto otros preparan lo
imposible: resistir. Este proceso que sorprendió al mundo termina
aquí. Comenzará un tiempo que no estaba escrito. La ficción no
alcanzará para describir el terror que viene. Los cambios fundacionales
de la sociedad chilena serán impuestos a sangre y fuego. Los derechos
de los trabajadores, el sueño de un pueblo, ahogado en balas, miedo y
torturas.
Allende esta tranquilo, se dispara desde La Moneda y otros puntos.
Comienzan los incendios. Rendición no habrá, así lo tendrá que
consignar la historia. Su muerte será el legado de este proyecto, que
seguramente no midió las fuerzas ni sus correlaciones, pero, que en esa
larga marcha constituirá un significativo avance para los más.
Queda poco tiempo. Salvador Allende se escurrirá y quedará finalmente
sólo ante la historia en un salón del ala sur. Mañana con 65 años, de
casco y utilizando un fusil se quitará la vida. La historia espera
su gesto, no tiene otra posibilidad. No saldrá con las manos en alto
para ser pisoteado de bruces en la calle Morandé. Ni amenazado por un
tanque. No pedirá garantías, porque no cree en sus palabras y dijo una
vez que el presidente de Chile... no se rinde mierda.
Culminan meses de espera, de acuartelamientos, de ingenuos
preparativos. El tanquetazo del 29 era sólo un tímido ensayo. Ese
último desfile del 4 de septiembre frente a ese escenario al costado
de La Moneda, será la despedida con este padre, que miraba con ternura
y preocupación a ese pueblo de miles, demandando poder popular cuando
el fin ya estaba presente. En esos rostros estarán los que seguro serán
perseguidos, ejecutados y torturados. Las mujeres que luego
desaparecerán por siempre. Ese día la plaza de la Constitución, esas
calles serán el escenario de esa última vez. Porque costará volver a
reunirse como pueblo, seguro... costará.
Luego, todo será silencio. Sólo silencio.
Comenzará otra época mañana. Miles de personas perderán la vida, otros
vivirán escondidos, mientras muchos partirán al exilio. Unos cuantos
miles más serán encarcelados, torturados y vejados, varios millones
vivirán el miedo. Otros celebrarán alborozados y con el tiempo se
sonrojarán al comprobar lo que no quisieron ver o escuchar. Porque
transcurrido los años será muy difícil justificar tanto terror.
Soldados y bomberos sacarán por la puerta de Morandé 80, en una
camilla militar los restos del presidente de Chile. Irá cubierto con un
aguayo andino, para ser enterrado sin nombre en Viña del Mar. Luego
poco a poco su figura emergerá. Desde sus aciertos y visiones, desde
sus errores de hombre digno, desde sus cotidianeidades de hombre común,
desde sus ingenuidades de un Chile donde esos militares podían respetar
un proyecto popular, que creía tener las fuerzas para vencer todos los
mecanismos ideados para frenarlo.
En muchos hogares mañana se prenderán velas, con el cuidado que no se
vean desde la calle. Un hombre morirá mañana. Será el primero de muchos
hombres y mujeres.
Hace 32 años se dió a la memoria. Hace 32 años se espera verdad y
justicia. Hace 32 años que ese proyecto, busca volver a ser presente en
las nuevas condiciones.
Es 11 de septiembre de 1973. Es 11 de septiembre de 2005.
10 de septiembre 1973-2005
Nota enviada por Pedro Alejandro Matta
10/09/05
Es 10 de septiembre de 1973, Allende deberá poner en tensión máxima sus
condiciones de político avezado. El reloj de la historia marcha
acelerado. Si hubo quiebres con lo que esperaba, los tendrá que
procesar muy rápidamente. El tiempo terminó y estas horas ya
pertenecen a la historia.
No es ingenuo respecto a su significación como líder de una época y
proyecto. Por ello, supone, y con razón, que exponer su vida y libertad
a los golpistas podría significar vejámenes a su dignidad, además de no
asegurar de manera alguna su integridad, ni la de los suyos como
quedaría demostrado.
Hoy, será un día tenso con múltiples reuniones y consultas. Muchos
llamados telefónicos se cruzarán en distintas direcciones. Unos
planeando el asalto, otros con la impotencia de saber que vendría y que
todos los intentos serían en vano. Allende, sabe que debe decidir
cuestiones trascendentales, diversos informes indican que al interior
de las FFAA y carabineros hay consolidados movimientos golpistas. ¿Qué
hacer? Piensa en Balmaceda, rodeado por una oligarquía que no lo
dejaría proseguir. También, recuerda esa frase suya respecto a como
saldría de La Moneda. ¿Quiénes serán leales y quienes no, en esta, la
hora última?
¿Qué sucederá con todos quienes creyeron en él? ¿Cuánto retrocederá
Chile en derechos y justicia social? ¿Qué tiempo deberá transcurrir
para un proyecto que represente efectivamente a las grandes mayorías?
¿Tendrá posibilidad en el futuro?
Hace 32 años
El 11 original, fue un día gris. A punta de rockets y balas cambió
Chile. Hoy, transcurridos 32 años, aún pena esa fecha como marca a
fuego. La memoria a veces es lenta y contradictoria, pero siempre,
borbotea imperceptiblemente.
Hoy Allende tendría 97 años. Resulta difícil imaginarlo como abuelo
inútil, llevado por otros. Las generaciones que no lo conocieron
personalmente, lo aprenden desde los registros que han quedado, lo
escuchan arrastrando las eses en ese "compañeros". El Salvador
Allende de Patricio Guzmán, lo repondrá por estas semanas con fuerza
como mito gigantesco en la memoria popular. Su apellido coreado por
miles todos estos años. También, disputado en el incansable imaginar,
sobre lo que haría y no "el compañero Allende" en el Chile de hoy.
Los trabajadores de ayer, hoy viven sobre-endeudados, buscan pega,
sueñan con mejores expectativas, tienen débiles organizaciones, se
duermen rendidos en las micros y a veces se comunican por celulares.
Todo es más privado ahora. Chile cambio, el mundo cambio. Mientras,
Allende resuena desde el pasado recordando confiar en las propias
fuerzas y que siempre-siempre la política que sirve a los pueblos es un
sueño despierto y colectivo...cuando es de verdad.
De Tomas Moro a La Moneda
Es 11 de septiembre de 1973. Todo se cruza en su cabeza mientras
atraviesa a gran velocidad Eliodoro Yánez en una comitiva de Ladas 125
azules, vehículos quizás demasiado modestos para un mandatario. Hay
una falsa normalidad en las calles de Santiago que él verá desde los
vidrios polarizados, de su vehículo de respaldos altos. Este trayecto
será el último en su condición de presidente. Una extraña sensación lo
invade, piensa con nostalgia en todo lo que tenía por hacer. Haber
trabajado tanto para dejar su mandato interrumpido. Ha comenzado a
despedirse. Los transeúntes apenas reparan, que están viendo pasar a un
hombre que se desplaza a la historia. Parece dormitar tras sus
gruesos lentes de carey oscuro, su bigote cano y sus ojos de miope.
Todos los recuerdos se agolpan. Esas extensas giras, todas esas
humildes casas donde lo recibieron como si ya fuera presidente el 58 y
el 64, esas fotos integradas a los álbumes familiares, que a veces más
de alguien mostraría años más tarde. A lomo de caballo y caminando, en
tren o en lo que fuera, cuando llego a toda la geografía hablando de
justicia social y de transformaciones a ese Chile pobre y aún agrario,
a ese Chile de injusticias, que volvió a soñar de su mano de caudillo.
La historia, ese libro grandote que acoge a bandidos y a héroes, ya le
reserva significativas páginas. Primera experiencia, Chile único, el
liderazgo entre los no alineados, el cobre y las 40 medidas, el
socialismo con sabor a tinto y empanadas, el movimiento cultural en
torno al "proceso", como dirá arrastrando las eses, desde esa tremenda
oratoria cultivada en tantas campañas con la X de allende-vencerá
rayada a lo largo de Chile.
Una larga madrugada
Ha dormido poco, no importa, ya llegara el tiempo para descansar.
Colaboradores cercanos se reunirán en la casa de Tomás Moro. Salvador
Allende evaluara la situación en un circulo de probadas confianzas. Las
noticias comenzaran a intranquilizarlo. Hoy, cuando sean las 21:00
p.m., el intendente de Linares informara de movimientos de tropas
desde Linares, mientras la Escuadra habrá zarpado desde Valparaíso en
el marco de la Operación Unitas. ¿Todos serán espejismos? ¿Mentiras
bien urdidas, maniobras de inteligencia, parte de un plan fríamente
calculado? Llama a los generales y almirantes responsables y todo esta
normal ¿O así, será la normalidad de este día?
Los miembros del GAP estarán acuartelados, habrá guardias esta noche.
La Tencha ha retornado de México y ha tenido un breve encuentro
familiar con todas sus hijas ¿Será el último?
Pinochet no está ubicable esta madrugada, pero temprano esta mañana,
como a la misma hora que usted leerá estas líneas, le aseguró al
presidente que todo estaba absolutamente normal, lo mismo dirán los
otros.
Crecimos con Allende
Cuando intrigados en 1964 mirábamos esas exis gigantescas y mágicas,
de la cual salía un apellido: Allende y además un: Venceremos y el
Vote. Eran los tiempos del FRAP en la prehistoria de la UP. Cuando los
murales eran resultado del compromiso y no se pagaban por metro de
muralla pintada.
Cuando las campañas -esas al menos- eran con muy escasos recursos, y
había puerta a puerta, sin temor a las grandes concentraciones. Y
nadie contrataba jóvenes desganados en las esquinas, ni llenaba
plazas de carteles-bisagras. Y las 40 medidas eran el resumen del
programa para todos y cada medida se pintaba en la Escuela Experimental
Artística de La Reina.
Como no recordar, cuando Allende escandalizo al Senado que presidía,
acompañando desde el norte chileno a los compañeros sobrevivientes del
Che, recién caído en Bolivia, para luego viajar con ellos a Cuba.
O verlo llegar en el mercedes benz gris del Senado, a la sede del PS de
calle San Martín. Con su chaqueta castellana, la espalda recta y el
pecho enhiesto, mientras saludaba con el sombrero a los compañeros de
la juventud, que ya lo miraban con respeto... y una distancia
crítica...recordarlo en la sala Arauco de viejas butacas rojas
saludando al compañero Chicharrita, con el seseo característico.
El 11 era el día
Temprano arribará a La Moneda. Con uno de sus escoltas confirmará que
su fusil AKA 47 se encuentra en el deposito del palacio presidencial.
Al llegar, las tanquetas de carabineros rodearán palacio y estará izada
la bandera chilena con el escudo, emblema presidencial que horas más
tarde arderá, como arderá Chile a partir de ese día.
Las noticias estarán confirmadas. Este 11 de septiembre será el día
definitivo. Sonarán marchas militares en una cadena de radios. El golpe
militar ha comenzado por el reemplazo de los jefes militares leales.
Hay que prepararse para la historia. Los mensajes en radio Magallanes,
serán improvisados, serenos, visionarios frente al holocausto que se
acerca. Mensajes que repetidos 32 años después, todavía recuerdan la
tarea de un Chile más justo.
Comienzan los bandos militares. Rendición incondicional. Parece que no
conocen con quien tratan estos milicos de mierda. Allí permanecerá con
sus leales amigos como cantará muy pronto, Silvio Rodríguez. Médicos,
Gaps y periodistas. Además, de algunos detectives y unas pocas mujeres.
Los aviones H.H. comprados para la defensa de Chile, bombardean el
palacio presidencial, mientras por tierra se movilizan fuerzas de
blindados e infantería, Valparaíso estará tomado. Los rockets
derrumbarán e incendiarán por dentro el edificio que Toesca proyectara.
Será la imagen que recorrerá el mundo, comenzará la desigual batalla.
Miguel Enríquez intentará comunicarse: hay que sacar al presidente.
Todo es tarde. En barrios, campos y ciudades hombres y mujeres,
contienen su rabia, lloran de impotencia, en tanto otros preparan lo
imposible: resistir. Este proceso que sorprendió al mundo termina
aquí. Comenzará un tiempo que no estaba escrito. La ficción no
alcanzará para describir el terror que viene. Los cambios fundacionales
de la sociedad chilena serán impuestos a sangre y fuego. Los derechos
de los trabajadores, el sueño de un pueblo, ahogado en balas, miedo y
torturas.
Allende esta tranquilo, se dispara desde La Moneda y otros puntos.
Comienzan los incendios. Rendición no habrá, así lo tendrá que
consignar la historia. Su muerte será el legado de este proyecto, que
seguramente no midió las fuerzas ni sus correlaciones, pero, que en esa
larga marcha constituirá un significativo avance para los más.
Queda poco tiempo. Salvador Allende se escurrirá y quedará finalmente
sólo ante la historia en un salón del ala sur. Mañana con 65 años, de
casco y utilizando un fusil se quitará la vida. La historia espera
su gesto, no tiene otra posibilidad. No saldrá con las manos en alto
para ser pisoteado de bruces en la calle Morandé. Ni amenazado por un
tanque. No pedirá garantías, porque no cree en sus palabras y dijo una
vez que el presidente de Chile... no se rinde mierda.
Culminan meses de espera, de acuartelamientos, de ingenuos
preparativos. El tanquetazo del 29 era sólo un tímido ensayo. Ese
último desfile del 4 de septiembre frente a ese escenario al costado
de La Moneda, será la despedida con este padre, que miraba con ternura
y preocupación a ese pueblo de miles, demandando poder popular cuando
el fin ya estaba presente. En esos rostros estarán los que seguro serán
perseguidos, ejecutados y torturados. Las mujeres que luego
desaparecerán por siempre. Ese día la plaza de la Constitución, esas
calles serán el escenario de esa última vez. Porque costará volver a
reunirse como pueblo, seguro... costará.
Luego, todo será silencio. Sólo silencio.
Comenzará otra época mañana. Miles de personas perderán la vida, otros
vivirán escondidos, mientras muchos partirán al exilio. Unos cuantos
miles más serán encarcelados, torturados y vejados, varios millones
vivirán el miedo. Otros celebrarán alborozados y con el tiempo se
sonrojarán al comprobar lo que no quisieron ver o escuchar. Porque
transcurrido los años será muy difícil justificar tanto terror.
Soldados y bomberos sacarán por la puerta de Morandé 80, en una
camilla militar los restos del presidente de Chile. Irá cubierto con un
aguayo andino, para ser enterrado sin nombre en Viña del Mar. Luego
poco a poco su figura emergerá. Desde sus aciertos y visiones, desde
sus errores de hombre digno, desde sus cotidianeidades de hombre común,
desde sus ingenuidades de un Chile donde esos militares podían respetar
un proyecto popular, que creía tener las fuerzas para vencer todos los
mecanismos ideados para frenarlo.
En muchos hogares mañana se prenderán velas, con el cuidado que no se
vean desde la calle. Un hombre morirá mañana. Será el primero de muchos
hombres y mujeres.
Hace 32 años se dió a la memoria. Hace 32 años se espera verdad y
justicia. Hace 32 años que ese proyecto, busca volver a ser presente en
las nuevas condiciones.
Es 11 de septiembre de 1973. Es 11 de septiembre de 2005.
10 de septiembre 1973-2005
Nota enviada por Pedro Alejandro Matta
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