Según historiador, Magallanes cuenta con identidad propia
Para el Premio Nacional de Historia año 2000, Mateo Martinic, la región tiene una identidad definida, que establece claras diferencias con el resto del país.
A diferencia de lo planteado por algunos creadores locales, en el sentido de que los magallánicos no cuentan con una identidad propia, el historiador y académico de la Universidad de Magallanes considera que esta definición se ha ido formando gracias a una serie de consideraciones históricas.
En un artículo publicado en el libro Revisitando Chile. Identidades, mitos e historias, Martinic señala que hacia 1868, Punta Arenas dejó de ser un establecimiento penal militar y pasó a convertirse en una colonia. Esto, gracias a una serie de medidas administrativas y legales realizadas durante el gobierno de José Joaquín Pérez.
En la publicación editada por el subcomité Identidad e Historia de la Comisión Bicentenario, el conocido autor regional precisa que la afluencia de inmigrantes nacionales (principalmente desde Chiloé) y europeos, es la consecuencia de las primeras actividades económicas por ellos desarrolladas, el creciente tráfico mercante de ultramar por la vía del estrecho de Magallanes con recalada en Punta Arenas, y la acertada introducción de la crianza ovina extensiva, entre otros, habían conformado los elementos o factores generatrices de un desenvolvimiento acelerado y vigoroso a partir de 1880.
Con el devenir de los años, advierte sobre el sentimiento de regionalidad en el que fue determinante la composición pluriétnica de la sociedad magallánica, con el aporte de emigrantes chilotes y europeos.
Destaca los esfuerzos de estos pobladores, que fueron reconocidos por las generaciones posteriores y que se han considerado como propias del modo de ser pionero: la igualdad democrática y la permeabilidad social, la tolerancia, la solidaridad, la sencillez y sobriedad en el vivir, la laboriosidad, la honestidad de trato, el sentido de la previsión respecto del porvenir, el fuerte sentido de respetabilidad y de unidad familiar, la aceptación de la instrucción y educación formal de los hijos en procura de mejores posibilidades para los mismos en el porvenir, cualidades todas comunes en viejas culturas de allende los mares, que se encarnaron en una mezcla pluriétnica como no la ha habido en Chile.
El común origen inmigratorio es, según Martinic, otra característica propia de esta sociedad magallánica que se estaba gestando. A eso se suma la mayor igualdad social y económica, en relación a otras regiones.
Con las nuevas generaciones, se fue afianzando el sentido de nacionalismo. Aún así, hubo épocas en que las acciones gubernamentales tuvieron un carácter negativo o desfavorable para el bienestar colectivo. Así surgió la conciencia plena de la capacidad de autogestión del desarrollo territorial y de la responsabilidad en los logros adquiridos, agrega.
Junto con destacar el acervo historiográfico de Magallanes, fruto de la preocupación algunos intelectuales a contar de 1930, Martinic menciona que en las últimas décadas la región ha ido superando la noción de abandono o desidia oficial. Pero opina que a lo menos en dos aspectos se anhela la necesaria autosuficiencia: en lo educacional y en lo sanitario, en especial en este último aspecto, por cuanto la lejanía de los centros de atención con mejor equipamiento tecnológico y disponibilidad de especialistas, exige perentoriamente la apropiada dotación para un funcionamiento autónomo, con la máxima cobertura asistencial posible, exceptuada únicamente aquella de mayor complejidad tecnológica.
Para el historiador, el adelanto de los medios de comunicación y transporte ha permitido superar el aislamiento social que ha marcado la historia regional. Pero dice que persiste como problema y como anhelo colectivo la posibilidad de que se abarate el costo del transporte desde y hacia la región, asunto ciertamente importante que dice relación con la equidad y las justas aspiraciones de bienestar colectivo.
Fuente: www.laprensaaustral.cl
A diferencia de lo planteado por algunos creadores locales, en el sentido de que los magallánicos no cuentan con una identidad propia, el historiador y académico de la Universidad de Magallanes considera que esta definición se ha ido formando gracias a una serie de consideraciones históricas.
En un artículo publicado en el libro Revisitando Chile. Identidades, mitos e historias, Martinic señala que hacia 1868, Punta Arenas dejó de ser un establecimiento penal militar y pasó a convertirse en una colonia. Esto, gracias a una serie de medidas administrativas y legales realizadas durante el gobierno de José Joaquín Pérez.
En la publicación editada por el subcomité Identidad e Historia de la Comisión Bicentenario, el conocido autor regional precisa que la afluencia de inmigrantes nacionales (principalmente desde Chiloé) y europeos, es la consecuencia de las primeras actividades económicas por ellos desarrolladas, el creciente tráfico mercante de ultramar por la vía del estrecho de Magallanes con recalada en Punta Arenas, y la acertada introducción de la crianza ovina extensiva, entre otros, habían conformado los elementos o factores generatrices de un desenvolvimiento acelerado y vigoroso a partir de 1880.
Con el devenir de los años, advierte sobre el sentimiento de regionalidad en el que fue determinante la composición pluriétnica de la sociedad magallánica, con el aporte de emigrantes chilotes y europeos.
Destaca los esfuerzos de estos pobladores, que fueron reconocidos por las generaciones posteriores y que se han considerado como propias del modo de ser pionero: la igualdad democrática y la permeabilidad social, la tolerancia, la solidaridad, la sencillez y sobriedad en el vivir, la laboriosidad, la honestidad de trato, el sentido de la previsión respecto del porvenir, el fuerte sentido de respetabilidad y de unidad familiar, la aceptación de la instrucción y educación formal de los hijos en procura de mejores posibilidades para los mismos en el porvenir, cualidades todas comunes en viejas culturas de allende los mares, que se encarnaron en una mezcla pluriétnica como no la ha habido en Chile.
INMIGRANTES
El común origen inmigratorio es, según Martinic, otra característica propia de esta sociedad magallánica que se estaba gestando. A eso se suma la mayor igualdad social y económica, en relación a otras regiones.
Con las nuevas generaciones, se fue afianzando el sentido de nacionalismo. Aún así, hubo épocas en que las acciones gubernamentales tuvieron un carácter negativo o desfavorable para el bienestar colectivo. Así surgió la conciencia plena de la capacidad de autogestión del desarrollo territorial y de la responsabilidad en los logros adquiridos, agrega.
Junto con destacar el acervo historiográfico de Magallanes, fruto de la preocupación algunos intelectuales a contar de 1930, Martinic menciona que en las últimas décadas la región ha ido superando la noción de abandono o desidia oficial. Pero opina que a lo menos en dos aspectos se anhela la necesaria autosuficiencia: en lo educacional y en lo sanitario, en especial en este último aspecto, por cuanto la lejanía de los centros de atención con mejor equipamiento tecnológico y disponibilidad de especialistas, exige perentoriamente la apropiada dotación para un funcionamiento autónomo, con la máxima cobertura asistencial posible, exceptuada únicamente aquella de mayor complejidad tecnológica.
Para el historiador, el adelanto de los medios de comunicación y transporte ha permitido superar el aislamiento social que ha marcado la historia regional. Pero dice que persiste como problema y como anhelo colectivo la posibilidad de que se abarate el costo del transporte desde y hacia la región, asunto ciertamente importante que dice relación con la equidad y las justas aspiraciones de bienestar colectivo.
Fuente: www.laprensaaustral.cl
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