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UN RÉGIMEN DE PRODUCCIÓN SOCIALISTA NO ES INCOMPATIBLE CON UN SISTEMA POLÍTICO PROFUNDAMENTE DEMOCRÁTICO

SOCIALISMO SIGLO XXI:
Discurso del General Raúl Baduel.

Quiero iniciar estas palabras agradeciendo desde mi alma en primer lugar a Dios Todopoderoso y Eterno, por haberme concedido el privilegio de servirle en grande desde esta posición, estando protegido por su mano poderosísima, y a todas las personas que con su apoyo, trabajo, dedicación e intercambio coadyuvaron a llevar a feliz conclusión mi gestión al frente de este Ministerio.
Agradezco al Señor Presidente por la confianza que depositó en mí al asignarme esta responsabilidad, a usted, mi amistad y sentimientos de afecto.
Especial mención merecen mis dilectos compañeros de armas, que conformaron en mi entorno un equipo, sin cuyo aporte invalorable el resultado exitoso de nuestra labor diaria hubiese sido imposible, a ellos mi eterna gratitud y mi amistad por siempre, cualquiera sea la trinchera que ocupe.
Hoy me sucede por designios del Altísimo, a cuya voluntad me acojo mansamente, y decisión de la superioridad, el Señor General en Jefe Gustavo Rangel Briceño, compañero y amigo de quien conozco entre otras virtudes sus arraigados principios religiosos, que le servirán de férreo soporte durante su tránsito por este cargo. A usted mis mejores deseos y que Dios le guíe e ilumine en todas sus decisiones.
Me ha correspondido el honor de ejercer el cargo de Ministro del Poder Popular para la Defensa, posición que obliga a quien la ocupe, por principio y por ley, a mostrar su pensamiento frente al ejercicio direccional de los hombres y la estrategia política del Estado, de cara al futuro para que el ciudadano de nuestra Nación, hoy en tránsito político social inédito, conozca del profesionalismo de su accionar y, en consecuencia, sienta el descanso y reposo que le merezca al comprobar la decisión de apego del jefe militar a la institucionalidad del Estado venezolano, conservando la disciplina, la obediencia y la subordinación, pilares fundamentales de nuestra institución, con el ejemplo y la preservación de los valores de nuestros integrantes.
Cuando digo que nos encontramos en un tránsito inédito, que en los órdenes político y social está atravesando nuestra Nación, entre otras cosas, me refiero al proceso de construcción de un nuevo modelo político, económico y social al cual hemos denominado Socialismo del Siglo XXI.
El término Socialismo lamentablemente no tiene un significado uniforme y homogéneo para todo el que de él habla y de allí quizás la incertidumbre e inquietud que se generan en algunos sectores de la vida nacional cuando siquiera se le menciona. El llamado del Señor Presidente Hugo Chávez a construir el Socialismo del Siglo XXI, implica la necesidad imperiosa y urgente de formalizar un modelo teórico propio y autóctono de Socialismo que esté acorde a nuestro contexto histórico, social, cultural y político. Hay que admitir que este modelo teórico hasta los momentos, ni existe ni ha sido formulado y estimo que mientras esto sea así, persistirá la incertidumbre en algunos de nuestros grupos sociales.
Como he dicho en otro lado, debemos “inventar” el Socialismo del Siglo XXI sí, pero no de manera desordenada y caótica, sino valiéndonos de las herramientas y el marco de referencia que nos da la ciencia. Debemos inventar nuestro modelo propio con lógica, con método, con orden, en fin con ciencia.
En el Aló Presidente del 27 de marzo de 2005, el Señor Presidente Chávez indicó, cito: “el Socialismo de Venezuela se construiría en concordancia con las ideas originales de Carlos Marx y Federico Engels” fin de la cita. Reiterando lo que al respecto he mencionado en una oportunidad anterior, si la base para la construcción del Socialismo del Siglo XXI es una teoría científica de la talla de la de Marx y Engels, lo que construyamos sobre ella no puede serlo menos, so pena de que la estructura construida no pase a ser más que una humilde choza, levantada sobre los cimientos de un rascacielos.
Mucho se ha escuchado en tiempos recientes, a algunos teóricos que quieren dar su aporte a la construcción de un modelo socialista propiamente venezolano, sobre lo inconveniente que sería repetir los errores cometidos en los países del llamado “socialismo realmente existente”, entre ellos, la extinta Unión Soviética. Sin embargo, estimo que los errores que estos teóricos señalan, se quedan única y exclusivamente en lo concerniente a las fallas de orden político del modelo soviético, por ejemplo, en cuanto a la relación entre el partido revolucionario y el Estado y entre el partido y el pueblo, o en el peligro de cometer los errores del Partido Comunista de la Unión Soviética, el cual se convirtió en una organización que sustituyó y desplazó a la sociedad y que al final terminó siendo manejada por el Comité Central del partido.
En el orden político, nuestro modelo de socialismo debe ser profundamente democrático. Debe dilucidar de una vez por todas que un régimen de producción socialista no es incompatible con un sistema político profundamente democrático, con contrapesos y división de poderes. En este aspecto considero que sí deberíamos apartarnos de la ortodoxia marxista que considera que la democracia con división de poderes es solamente un instrumento de dominación burguesa. Como bien lo señaló nuestro Presidente Hugo Chávez en una entrevista concedida a Manuel Cabieses, Director de la revista Punto Final: Cito: “En la línea política uno de los factores determinantes del Socialismo del Siglo XXI debe ser la democracia participativa y protagónica. El poder popular. Hay que centrar todo en el pueblo, el partido debe estar subordinado al pueblo. No al revé s” fin de la cita.
Sin embargo no son solo los de orden político los únicos errores que deberían considerarse. No debemos olvidar algo fundamental: El socialismo es, en sentido estricto, un sistema de producción económica, tal como el capitalismo al que debe sustituir es también un sistema de producción económica. También se cometieron errores de índole económica en los países del socialismo real. Contra estos también hay que estar en guardia, para no repetirlos. Los errores económicos de estos países del socialismo real como la URSS, incluyen la insuficiente generación de riqueza, ya que a pesar de haber logrado una industrialización acelerada, de tener una economía centralmente planificada y de los planes quinquenales, la economía soviética no pudo ser rentable, no pudo generar la riqueza necesaria para mantener confortablemente a su pueblo. U na de las grandes paradojas y contradicciones de la economía soviética se refleja en el hecho de que esta nación llegó a depender de las importaciones de trigo, precisamente provenientes de su archienemigo durante la Guerra Fría, los Estados Unidos de Norte América, para poder alimentar a su población; como ejemplo de ello tenemos que en 1979 el gobierno norteamericano envió a la Unión Soviética 25 millones de toneladas de maíz y trigo. La URSS no pudo dar el salto definitivo hacia adelante para alcanzar los niveles de eficacia en la generación de riqueza de sus competidores capitalistas, a pesar de que logró notables avances en materia social, educación, deporte, salud, arte, etc. Ciertamente no queremos repetir estos errores tampoco.
No podemos permitir que nuestro sistema se transforme en un Capitalismo de Estado, donde sea el Estado el único dueño de los grandes medios de producción. Un país puede cometer el error de nominalmente llamarse socialista y en realidad practicar un capitalismo de Estado. Durante un tiempo y después de la etapa conocida como comunismo de guerra, la Unión Soviética aún llamándose una República Socialista, practicó el Capitalismo de Estado a instancias del propio Lenin. En ese tiempo, entre los años 1921 y 1927 etapa que se conoce como “Nueva Política Económica”, se justificó tal acción alegando los errores económicos del llamado comunismo de guerra y que llevaron a la rebelión de Kromstadt y a otros acontecimientos que casi liquidan a la Revolución Bolchevique. Este período de “comunismo de guerra” que se extiende de 1917 a 1921, se caracterizó sobre todo por el fracaso: fracaso en la agricultura y fracaso en la actividad industrial. La política de nacionalización total de todas las empresas agrícolas, industriales y comerciales crea entre el gobierno y la población graves malentendidos y un descontento que desembocan en la anarquía, el hambre y la rebelión anticomunista. Los precios suben verticalmente, mientras que la producción se hunde y la moneda se desvaloriza y deja de ser un medio normal de cambio. La producción agrícola es una tercera parte de su volumen en 1913; la producción industrial corresponde al 13% de su nivel en 1913 y el tráfico ferroviario al 12%. Se estima que en 1921 mueren de hambre 5 millones de personas en la Unión Soviética.
El comunismo de guerra dejó la enseñanza de que no se pueden implantar cambios bruscos en el sistema económico, es decir abolición a rajatabla de la propiedad privada y la socialización brutal de los medios de producción sin que esto repercuta negativamente en la producción de bienes y servicios y sin que concomitantemente se genere un descontento generalizado en la población. Lenin acuñó el término “Capitalismo de Estado” para referirse a lo que él consideraba era la fase de transición ideal entre el capitalismo y el socialismo. Esto significó una coexistencia por un período de 7 años del capitalismo con el socialismo. Se permitió la propiedad privada de medios de producción pequeños y medianos; sin embargo, el Estado se reservó para sí los grandes medios de producción. Se mantuvo nacionalizada la ba nca, pero se dejó el comercio en manos privadas y se permitió la venta de los productos a los precios que fijara el mercado.
Uno de los atractivos que siempre ha ejercido el socialismo clásico, es la idea subyacente de que un sistema socialista debe poder realizar un reparto más equitativo y justo de la riqueza que uno capitalista, en donde las inmensas desigualdades son la orden del día. Pero no debemos olvidar algo que quizás por evidente muchas veces obviamos. Antes de repartir la riqueza hay que generarla. No se puede repartir algo que no existe. Esa fórmula no se ha inventado. El modelo de socialismo que desarrollemos debe ser tal, que nos muestre el camino socialista hacia la producción y generación de riqueza primero y luego permita un reparto equitativo de la misma entre quienes la generaron, o como diría Marx, cito: “a cada quien según su capacidad y a cada quien según su necesidad” fin de la cita. Para que el modelo socialista que nos planteemos tenga éxito, este debe encontrar las manera s de hacernos a los venezolanos más productivos.
En el pasado, durante la IV República, los gobiernos emplearon la riqueza excesiva generada por el “boom” petrolero para financiar todo tipo de ayudas económicas y subsidios. Numerosos venezolanos llegaron a depender enteramente de la ayuda oficial. En vez de enseñarle a los venezolanos cómo generar riqueza a través del trabajo y el esfuerzo, se les enseñó a pedirle ayuda al gobierno de turno. Cuando el boom petrolero terminó, el Estado se encontró súbitamente sin los fondos para continuar subsidiando la economía nacional. Fue entonces cuando el país se sumergió en la crisis, la peor en toda la historia venezolana. Nuestro modelo de socialismo debe y tiene que evitar la repetición de estos errores. Necesitamos aprender de los errores cometidos durante las últimas cuatro décadas y evitar repetirlos
Como el llamado de nuestro Presidente a construir e inventar el Socialismo del Siglo XXI ha estado acompañado también de algunas líneas y directrices, tales como aquella de que nuestro modelo debe y tiene que ser profundamente cristiano, basado en las ideas de justicia social de Cristo El Redentor, considero pertinente citar un pasaje del Evangelio que ilustra bien lo que Nuestro Señor Jesús pensaba respecto de la generación y reparto de la riqueza. Es la conocida parábola de los talentos que se encuentra en el evangelio según San Mateo capítulo 25 versículos 14 al 30. Dice allí Jesús:
Cito “El Reino de los Cielos es también como un hombre que, al salir de viaje, llamó a sus servidores y les confió sus bienes. A uno le dio cinco talentos, a otro dos, y uno solo a un tercero, a cada uno según su capacidad; y después partió. En seguida, el que había recibido cinco talentos, fue a negociar con ellos y ganó otros cinco. De la misma manera, el que recibió dos, ganó otros dos pero el que recibió uno solo, hizo un pozo y enterró el dinero de su señor. Después de un largo tiempo, llegó el señor y arregló las cuentas con sus servidores. Fin de la cita
En esto, Jesucristo, va abiertamente en contra del concepto absolutista de la propiedad que privaba por aquel entonces y que al parecer algunos todavía sostienen: El que uno puede hacer con la propiedad lo que se le antoje; esto es contradicho abiertamente según nuestro señor Jesús por la obligación de rendir cuentas, según el uso de los bienes morales, intelectuales y materiales. Y la rendición de cuentas implica un castigo muy duro. El evangelio continúa diciendo:
El que había recibido los cinco talentos se adelantó y le presentó otros cinco. "Señor, le dijo, me has confiado cinco talentos: aquí están los otros cinco que he ganado". Está bien, servidor bueno y fiel, le dijo su señor, ya que respondiste fielmente en lo poco, te encargaré de mucho más: entra a participar del gozo de tu señor". Llegó luego el que había recibido dos talentos y le dijo: "Señor, me has confiado dos talentos: aquí están los otros dos que he ganado". "Está bien, servidor bueno y fiel, ya que respondiste fielmente en lo poco, te encargaré de mucho más: entra a participar del gozo de tu señor".
A cada quien se le exigió según sus capacidades. A cada quien según sus talentos. A cada quien según los bienes que había recibido. No podía exigírsele igual a quien recibió 5 que a quien recibió 2. Las obligaciones de los seres humanos no son equiparables, nuestra responsabilidad, aunque de la misma naturaleza, no es igual para unos que para otros. A quien mucho se le ha dado, mucho se le exigirá. Por último, Jesucristo condena en este Evangelio, en forma clara y llana, el atesoramiento. Cuando dice San Mateo:
Llegó luego el que había recibido un solo talento. "Señor, le dijo, sé que eres un hombre exigente: cosechas donde no has sembrado y recoges donde no has esparcido. Por eso tuve miedo y fui a enterrar tu talento: ¡aquí tienes lo tuyo!". Pero el señor le respondió: "Servidor malo y perezoso, si sabías que cosecho donde no he sembrado y recojo donde no he esparcido, tendrías que haber colocado el dinero en el banco, y así, a mi regreso, lo hubiera recuperado con intereses. Quítenle el talento para dárselo al que tiene diez, porque a quien tiene, se le dará y tendrá de más, pero al que no tiene, se le quitará aun lo que tiene. Echen afuera, a las tinieblas, a este servidor inútil; allí habrá llanto y rechinar de dientes
A quien poco se le dio, poco se le exigió. Pero si aún si ese poco no lo cumple, son para él "las tinieblas". El infierno es en el Evangelio, el castigo inexorable para quien teniendo la posibilidad no produce; para quien teniendo la aptitud, no la usa; para quien, siendo pobre porque poco se le ha dado, no utiliza lo poco que tiene en bien de los demás.
Para poder conseguir la meta de generar riqueza de manera diferente al modelo capitalista, nuestro socialismo debe “hacer pueblo”, ya que como lo dijo el maestro Simón Rodríguez: “No puede haber República sin pueblo”. Para hacer pueblo, Simón Rodríguez sugería la implementación de lo que él llamaba de manera visionaria la “Educación Social”. Afirmaba el Maestro Simón Rodríguez en 1828:
Cito: “Las costumbres que forma una Educación Social producen una autoridad pública, no una autoridad personal; una autoridad sostenida por la voluntad de todos, no la voluntad de uno solo, convertida en Autoridad o de otro modo, la autoridad se forma en la educación, porque educar es crear voluntades. Se desarrolla en las costumbres que son efectos necesarios de la educación y vuelve a la educación por la tendencia de los efectos a reproducir la autoridad. Es una circulación del espíritu de Unión entre socios, como lo es la de la sangre en el cuerpo de cada individuo asociado pero la circulación empieza por la vida”. Fin de la cita.
Nuestro modelo Socialista debe romper con la mala costumbre del pasado de enseñarle derechos al pueblo, pero no deberes. Nuestro modelo Socialista debe enseñarle al pueblo lo que tiene que hacer para poder obtener lo que no tiene. Nuestro modelo socialista debe enseñarle al pueblo que las cosas no aparecen por arte de magia, sino que hay que obtenerlas a base de esfuerzo y trabajo. Esa debe ser la tarea de la verdadera educación social, que permita formar al republicano que necesitamos para conseguir todo el potencial del cual es capaz esta tierra venezolana de gracia, tan amada, tan bendecida y protegida por Dios.
En ese sentido, la Fuerza Armada puede aportar mucho a la construcción del modelo, ya que en la institución armada la ecuación siempre ha sido inversa, puesto que hemos aprendido y practicado que nuestros deberes están en primera línea de importancia. Es el cumplimiento de los deberes uno de los componentes de mayor ponderación en la vida del soldado. Incluso, podemos afirmar que en los últimos años y sobre todo con la aprobación popular de la Constitución de 1999, nuestros deberes y responsabilidades se han incrementado, ya que además de los tradicionales, inherentes a la seguridad y defensa de la nación y a la cooperación en el mantenimiento del orden interno, se ha añadido el de la participación activa de la Fuerza Armada en el desarrollo nacional. Esta última misión la hemos venido cumpliendo fielmente y a cabalidad y es una honra para la i nstitución el ser tomada en cuenta para llevarla a cabo; sin embargo, apreciamos que es necesario que se afinen los instrumentos legales que la regulan, y que le permitan a la FAN atender con mayor eficiencia administrativa, operativa y financiera esta labor.
El pueblo venezolano les dio a los militares venezolanos un mandato claro en el artículo 328 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. Ahí el pueblo venezolano nos dio, hablando en términos militares, “una finalidad”, “un para qué”; que se traduce en garantizar la independencia y la soberanía de la nación, y asegurar la integridad del espacio geográfico. El pueblo venezolano también nos dio “un cómo” a los integrantes de la Fuerza Armada Nacional, a través del ejercicio de tres misiones fundamentales: la defensa militar, la cooperación en el mantenimiento del orden interno y la participación activa en el desarrollo nacional.
Son tres misiones que deben estar en un perfecto equilibrio dinámico, y de ellas se desprende que el pueblo venezolano nos asignó el patrimonio de custodiar las armas de la República para defender sus intereses y ser administradores de la violencia legal y legítima del Estado. Pero más que administradores de la violencia, debemos ser propulsores y mantenedores de la paz, y generadores de sosiego y sendero cierto hacia el desarrollo de nuestro pueblo.
Invoco las palabras pronunciadas por el Papa Juan Pablo II El Grande, El Peregrino de la Paz, de feliz e imborrable memoria. Cito: “En un dilatado clima de concordia y respeto de la justicia puede madurar una auténtica cultura de paz, capaz de extenderse también a la comunidad internacional” (Discurso pronunciado al Cuerpo Diplomático, Enero 1997)
Y navegando en las páginas del Concilio Vaticano II, encontrándonos en la Gaudium et spest (alegría y esperanza), cito: “La paz no es la mera ausencia de la guerra ni se reduce al solo equilibrio de la fuerza adversaria, sino que es el fruto del orden plantado en la sociedad humana por su divino fundador y que los hombres sedientos de una perfecta justicia deberán llevar a cabo”.
La Fuerza Armada Nacional debe ser un instrumento de poder para la democracia política, la paz y el desarrollo, cuya actuación se enmarca en el reto que demandan la voluntad nacional y el liderazgo, con miras a la reivindicación de instituciones y procedimientos en beneficio del colectivo nacional.
Desde ahora se impone un tiempo de reflexión, a este humilde soldado de infantería paracaidista.
Estos son los siete principios que rigen el Código de Bushido, la guía moral de la mayoría de Samurais. Sed fieles a él y vuestro honor crecerá. Rompedlo y vuestro nombre será denostado por las generaciones venideras.
1.Gi- Honradez y justicia. Sé honrado en tus tratos con todo el mundo. Cree en la justicia.
2.Yu- Valor heroico. Alzate sobre las masas de gente que temen actuar. Ocultarse como una tortuga en su caparazón no es vivir. El coraje heroico no es ciego. Es inteligente y fuerte. Reemplaza el miedo por el respeto y la precaución.
3.Jin- Compasión. Desarrolla un poder que debe ser usado en bien de todos. Ayuda a tus semejantes en cualquier oportunidad. Si la oportunidad no surge, sal de su camino para encontrarla.
4. Rei- Cortesía. Un Samurai es cortés incluso con sus adversarios. Recibe respeto no solo por la fiereza en la acción, sino también por su manera de tratar a los demás. La auténtica fuerza interior del Samurai se vuelve evidente en tiempos de apuros.
5. Meyo- Honor. Las decisiones que tomas y cómo las llevas a cabo son un reflejo de quien eres en realidad. No puedes ocultarte de ti mismo.
6. Makoto- Sinceridad Absoluta. Cuando un Samurai dice que hará algo, es como si ya estuviera hecho. El simple hecho de hablar ha puesto en movimiento el acto de hacer. Hablar y hacer son la misma acción.
Y 7. Chugo- Deber y lealtad. Las palabras de un hombre son como sus huellas; puede seguirlas donde quiera que él vaya.
Que Yahvé, Elohim de los Ejércitos, Supremo hacedor de todas las cosas, bendiga y guarde por siempre a la República Bolivariana de Venezuela.



SOCIALISMO SIGLO XXI:
VENEZUELA: CIUDADES SOCIALISTAS: TERRITORIOS LIBERADOS PARA LA FAMILIA.
Por Nancy Mastronardi.

Bajo un concepto ecológico y valorando el aspecto social por encima del capitalismo, las ciudades socialistas que nacerán en Venezuela “serán territorios liberados para la familia”, dijo el presidente de la República, Hugo Chávez Frías, durante su programa Aló, Presidente, número 287.

Este domingo nació la primera ciudad socialista en el Camino de Los Indios, zona ubicada entre el estado Vargas y el Distrito Capital, para ofrecer a la familia venezolana, en su primera fase de construcción, 800 apartamentos dignos de un total de 4 mil 280 viviendas que poseerá la ciudad.

Además de la importancia de ofrecer vivienda, este tipo de urbanismos permitirá a la comunidad rescatar el trabajo digno y bolivariano.

Estas familias tendrán acceso, dentro de la misma ciudad, a las misiones sociales del Gobierno, como Barrio Adentro o la Misión Sucre, igualmente sus hijos contarán con escuelas y servicios de primera necesidad.

Ciudades para el pueblo

“Las nuevas ciudades socialistas son para la gente y no para el servicio del capitalismo”, resaltó el Mandatario desde el Camino de Los Indios.

“Las ciudades socialistas son ciudades ecológicas para la familia, para la gente, no para las máquinas ni para el consumismo. Aquí estamos trabajando con el concepto de ciudades socialistas, la Nueva Geometría del Poder (Quinto Motor de la Revolución). Estas no son ciudades capitalistas», dijo el Jefe de Estado.

Las familias que habitarán estas ciudades conformarán pequeñas comunas, las cuales impulsarán el respeto hacia el medio ambiente.

De hecho, los edificios utilizar la luz del sol para la iluminación de los mismos, con el fin de ahorrar energía eléctrica.

La creación de estas ciudades socialistas, tal como lo señaló Chávez, forma parte de la Misión Villanueva, la cual estará dedicada a atacar la crisis habitacional en Venezuela.

La idea de la misión, y a su vez de los urbanismos socialistas, consiste en la selección de un barrio o un sector para mudarlo completo a un lugar escogido previamente y donde se construirán edificios de cuatro o cinco pisos.

Belén: otra ciudad socialista

La Ciudad Socialista Belén, que se construirá en Guarenas, estado Miranda, ofrecerá 5 mil familias a igual número de viviendas, informó el gobernador de esa entidad, Diosdado Cabello, durante su intervención en el programa Aló, Presidente.

El gobernador de la entidad mirandina destacó que la primera parte de este nuevo urbanismo abarca mil 800 hectáreas.

A principios de 2008, dijo Cabello, entregarán los primeros 2 mil apartamentos de 75 metros cuadrados, tres habitaciones, dos baños, sala y comedor.

La inversión hasta el momento se ubica en 5 mil 850 millones de bolívares, de acuerdo con la autoridad de Miranda, quien destacó que el referido urbanismo contará con un centro de medicina, un parque temático, una casa de la cultura y con un núcleo universitario de la Misión Sucre, entre otras estructuras sociales.

Igualmente, la Ciudad Socialista Belén tendrá un centro social que atenderá a niños y adultos en situación de calle.

El objetivo de estas ciudades socialistas es ofrecer viviendas ecológicas, donde se destaque el valor humano y social.



NUESTRA AMERICA:
EL BOLÍVAR PANAMEÑO DE JORGE TURNER
Por José Steinsleger.

En la introducción a su libro Bolívar, pensamiento precursor del antimperialismo , el historiador cubano Francisco Pividal observa que de 1960 a 1970 aparecen registrados 50 mil títulos en el Handbook of Latin American Studies, 35 por ciento de los cuales están dedicados al periodo referido.

Escribe Pividal: "Cuando se reconoce la existencia de un volumen tal de publicaciones, sin que el hallazgo de nueva documentación la justifique, el hecho deja de ser curioso para convertirse en significativo. Un consenso tan grande demuestra (n.e., se subraya) que existe una realidad histórica que no ha sido recogida y pugna por que lo sea para conocimiento y beneficio de los pueblos de América Latina y el Caribe".

Añade que la historia de nuestra América "... se ha convertido, por obra y gracia del imperialismo yanqui (leáse desestabilización, piratería, sabotajes, infiltraciones, amenazas, etcétera) en la antihistoria de Estados Unidos. Sólo esta consideración justifica que se eleve a la enésima potencia el número de títulos que señala el Handbook..."

A esa masa de libros, que seguramente se ha triplicado (y que nunca serán "demasiados", aunque haya de todo), sumamos ahora Panamá en la América Latina que concibió Bolívar , compilación de ensayos escritos por Jorge Turner de 1983 a 2005 (UACM, Plaza y Valdés editores, México 2007).

Los 10 ensayos de Turner ameritan 10 comentarios más exhaustivos que el presente. O sea, otro libro. Pero como esto es una reseña, me detengo en el corajudo y suscitador análisis que el autor desarrolla con motivo de aquel "desencuentro" de Marx con Bolívar: La vez que Marx no fue marxista. Un debate de urgente y extrema vigencia, aunque lamentablemente soterrado por las izquierdas enfermas de eurocentrismo, o ignorancia sin más.

La reflexión de Turner gira en torno al conocido y desafortunado artículo que en 1858 Marx escribió sobre Bolívar para The New American Cyclopaedia de Nueva York. Un texto que, tranquilamente, podrían utilizar la derecha venezolana y la Casa Negra en sus empeños contra Hugo Chávez y la revolución bolivariana. "Cobarde" y "miserable canalla" serían apenas dos de los cuantiosos adjetivos despectivos que el teórico de la revolución proletaria mundial dispensa al Libertador.

Turner explica que, en este caso, "... Marx no se comportó como marxista porque en su trabajo no tocó el problema social de la Venezuela de entonces" (p. 93). Opinión de intrínseca complejidad, pero que adquiere sencillez cuando con la mira puesta en el socialismo, surge de un latinoamericano que desde la cuna se forjó en las luchas nacionales y antimperialistas de un pueblo, su pueblo, Panamá.

De nuestro lado, recordemos que Federico Engels también fue nada marxista al calificar la anexión de la mitad del territorio mexicano como un "avance del capitalismo", y el pillaje de las minas de oro de California (pertenecientes a México), por "los enérgicos yanquis" (sic) más aptos para explotarlos que los "perezosos mexicanos" (sic).

¿Por qué Marx y Engels tuvieron claro la llamada "cuestión nacional" en el caso de Irlanda, y le dieron luz verde al imperialismo naciente en el caso de México y las luchas de la Gran Colombia bolivariana?

No hay misterio. En virtud de una percepción eurocéntrica, no pudieron ver con claridad los diversos y dispares nacionalismos de los países oprimidos, y sujetos diferentes niveles de desenvolvimiento histórico y social.

El marxismo complaciente sostiene que Lenin vio más lejos. Sin embargo, en los 40 volúmenes de sus Obras completas (Cartago, Buenos Aires, 1960), Lenin alude tres veces a la América del Sur, seis veces a la Argentina, cuatro al Brasil, cuatro a México, y en una sola oportunidad se refiere a Chile. Y Trostki, de su lado, se dio el lujo de escribir que "las revoluciones crónicas de las repúblicas sudamericanas nada tienen en común con la revolución permanente; en cierto sentido, constituyen su antítesis".

No hay, en los fundadores del marxismo, conocimientos serios sobre América Latina. ¿Quién, al menos en teoría, tuvo claro la "cuestión nacional"? Lo siento: Stalin. (Y ahora dígame que soy "estalinista".)

¿Qué culpa tienen? La culpa proviene de una izquierda latinoamericana que en el siglo XX navegó en los presupuestos del positivismo y el funcionalismo bonachón, soreliano o indigenista, y que se nutrió con el prisma teórico del vasto cementerio teórico en el que se ha convertido Europa. Izquierda que, con la tijera de Harpo Marx, divide a civiles y militares con criterios de sastrería, o sueña con ser "moderna" confeccionando "ciudadanos" a la medida.

El espacio disponible no permite abordar la trayectoria política y académica de Turner, quien junto a la de su padre Domingo (1893-1972), abarca un siglo de reflexión coherente y compromiso activo en las luchas bolivarianas de Panamá y América Latina. Persistencia que confiere, a más de autoridad, respeto. Porque el poder analítico de Turner nace del marxismo, método que se rectifica y enriquece porque es capaz de rebelarse contra sus propias conquistas intelectuales.

 

 

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