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Centros Chilenos en el Exterior

Andrés Bianque un militante de verdad

"Me enseñaste a ver la unidad y la diferencia de los hombres. Me mostraste cómo el dolor de un ser se ha muerto en la victoria de  todos. Me enseñaste a dormir en las camas duras de mis hermanos."  Pablo Neruda  Hola Andrés:  Seguramente te acordarás de mi. Seguramente para tí, también he de ser uno de aquellos deleznables militontos con morral, barba subversiva y por su puesto, la guitarra, infaltable junto a mi fea voz que los jotosos se ven obligados a decir que es linda, pues de otra manera, no sería un militonto.   Bueno Andrés. Yo también me acuerdo de ti. Se acuerdan de ti mis papás; ¿Tu te acuerdas de ellos?. Se acuerdan, entre otras cosas, de cuando eras un militonto (jajaja). Cuando eras un joven pincoyano con morral, barba subversiva, sandalias del sacristán. Y por su puesto. Nos acordamos todos de tu poesía. Infaltable. (La tuya es linda eso si pos)  Por que todos tenemos un pasado oscuro. ¡Vaya, de hecho yo, un militonto, lo tengo!...¿Piensas que me averguenzo de él? Debes estar seguro que no, Andrés. Ningún pasado con el pueblo es oscuro. Kachorro. Así te decían en la jota, allá en la Pincoya, en los ochenta, cuando eras uno de aquellos militontos.  II  Del que vio la luz. Oh Jesucristo, iluminado. Andrés. ¿Por qué hemos caído tan bajo en la izquierda?, por culpa de estos militontos que pueden ser alcohólicos desenfrenados o serios dirigentes sindicales, estudiantiles etcétera. ¿Por culpa de ellos?, es decir, perdón, de nosotros. Por que nosotros somos todos militontos para alguien que se llama poder, y marchamos ridículamente todos los onces de septiembre "llorando a nuestros muertos", y resfregamos nuestro estúpido rostro ultraizquierdista, afiebrado, (ideologías del pasado que ya no tienen cabida en el mundo globalizado pos weón, tu entiendes), en tanta parafernalia de los primeros de mayos.  Y la clase obrera y la weá, y la alta traición, y chucha, el PC wn. Los militontos, los pacos de rojo con morral que andamos delatando a los anarcos y sacándole fotos para entregarlos a los pacos (tengo un álbum lleno en mi casa, jaja). Curiosamente los anarcos caen presos, y un militonto estilo serio, con corbata, es decir, un militonto abogado, llega a sacarlos. Es militante del PC. Y saca a gente que, como usted, don Andrés Bianque (o mejor dicho, el que vio la luz) después los tilda de traidores, de amargados, de gentes que viven enclaustradas en reuniones repitiendo frases y jurando más lealtad al partido que a la clase trabajadora.  Como si nosotros, los comunistas, estuvieramos muy fuera de la clase trabajadora, o fuésemos algo ajeno a ella. ¿Usted sabe, don Iluminado, de las luchas sindicales en El Teniente, en Los Andes, de los mineros de CODELCO?, ¿Usted sabe, don Andrés, que varios de esos mineros son "militontos" con morral y sandalias del sacristán? Ninguno de ellos viene desde fuera con su gesto de iluminado a decir lo que se debe y lo que no se debe hacer.  III  Andrés Bianque. El Kachorro. Se le recuerda con cariño en su población. "Ah, el cabro de la Jota", dicen todos cuando nos recordamos de él. Todos lo queremos. Pero los militontos, los que andamos con morral y barba subversiva, bien desordenada para que parezca más pintoresca, no sabemos (ni saben) que el Kachorro ahora nos trata de militontos despreciables. Cree que no sabemos más que oír, se arroga la verdad y el sentido crítico. ¿Y si les muestro este correo a quienes te conocieron, a quienes estuvieron contigo acá en Chile, atrás de una barricada, o qué se yo? ¿Qué pasaría, Kachorro?   El Kachorro ya no vive cerca de esas Barricadas. Ahora vive su vida. O no, quizás no vive su vida, vive otra. Ajena. Una vida impropia; que no le pertenece. Quizás se desclasó, qué se yo. Lo importante es que ya no vive cerca de las poblaciones. Hace poesía en el frío de la Europa, y tira sus dardos contra el Partido del diablo y de sus ángeles militontos.  Lamentablemente la izquierda sigue relamiéndose en sus errores no por culpa de los militontos, ni de los militantes. Sigue relamiéndose en sus errores por que está sufriendo la carencia de todo aquello que alguna vez abrazamos con fervor, y que es la sensibilidad. Los comunistas no somos todos grandes poetas, ni grandes cantores, ni grandes críticos literarios. No muchas veces somos grandes intelectuales. La mayoría de las veces, los comunistas son grandes personas, Kachorro. Grandes seres humanos. Todos erramos. Yo en mi arrogancia, tú en la tuya. Pero que eso no nos quite la capacidad de sentir, como el che, las injusticias. No el odio contra un Partido que alguna vez te acogió, y que, quiéralo o no usted, le recuerda.  Claudio... El del Pasaje el pueblo. 
 
 

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