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En Chile, el castigo al fracaso es brutal, casi cadena perpetua

En Chile, el castigo al fracaso es brutal, casi cadena perpetua Óscar Guillermo Garretón, presidente de la Fundación Chile en sus 30 años
“En Chile, el castigo al fracaso es brutal, casi cadena perpetua”

El ex hombre fuerte de grandes empresas como CTC, Iansa y Metro, estima que Chile es un país innovador, al contrario de lo que puedan decir organismos como el World Economic Forum. Sin embargo, opina que falta mucho por hacer como apostar por los emprendedores. En este caso, llama a la banca a dar “una segunda oportunidad”.

Por Chritian Palma

www.lanacion.cl

Foto: Una serie de charlas y seminarios ofrecerá Óscar Guillermo Garretón, en este mes donde la Fundación Chile cumple 30 años.

Más allá de ser considerado un empresario de elite y de su militancia política en las filas del Partido Socialista, Óscar Guillermo Garretón, presidente de la Fundación Chile, no esconde su satisfacción por estar a la cabeza de una entidad que está a la vanguardia de la innovación en el país y cuya misión es desarrollar el capital humano en los clusters considerados clave en la economía. Un tema no muy difundido, tomando en cuenta nuestra cultura reacia a correr riesgos.

Este mes, la institución de derecho privado cumple 30 años. La ocasión es propicia para que Garretón difunda su labor, donde crear empresas “con el fin de introducir y difundir una nueva tecnología es uno de nuestros mayores aportes”, pero también es el escenario adecuado para realizar diversos llamados de alerta, Gobierno incluido. Para el ex presidente de Iansa y CTC, las innovaciones duras, en educación y tecnología, son aspectos que no se deben descuidar.

-¿Cuál es el gran aporte de la fundación Chile?

-Estamos pensando en construir experiencias innovadoras de alto impacto para el país. Transferir, adaptar o crear nuevas tecnologías en dos líneas gruesas: tecnología, biotecnología y nuevos productos, y educación y capital humano.

Las áreas en las que trabajamos son: agroalimentación, recursos marinos, agroagricultura, forestal, medio ambiente, energía, educación y capital humano. De aquí salen empresas que la fundación crea con socios privados y que ya firmes, se venden, ayudando en el financiamiento.

-Tema no menor.

-Así es, la fundación se financia por varias fuentes. Una es el aporte de los socios que son 50% el Estado y 50% empresas privadas, otorgando un patrimonio de unos 20 millones de dólares. Además, hay un convenio de desempeño con el Estado que equivale al 10% de las necesidades de la fundación y el resto son fondos concursables de proyectos que se presentan a la Conicyt, Corfo, algunos ministerios y al sector privado.

-¿La innovación y el emprendimiento son temas aún pendientes en Chile?

-Yo creo que Chile es innovador. No es cierto lo que dice el World Economic Forum, que nos califica mal en este campo, lo que pasa es que no toman en cuenta los grandes motores de la innovación durante los últimos 20 años, que son justamente las cosas donde calificamos bien. O sea, los consensos en una economía abierta manejada rigurosamente y que estimuló a mucha gente a emprender y a invertir. La institucionalidad democrática también, porque no basta con tener una economía de mercado para que unos lo consideren interlocutor en el mundo.

Esas instituciones democráticas son las que permitieron abrir muchas puertas clausuradas para Chile y que motivaron a las empresas a emprender. Pero todo eso no es suficiente, dieron altas tasas de crecimiento en los noventa, pero hoy día deben ser complementadas con innovaciones más duras.

-¿Qué tipo de innovaciones más duras?

Educación y la tecnología. En el primer caso, efectivamente es un tema pendiente, pero afortunadamente está puesto en la agenda. En la educación, todos los datos han mejorado, pero es insuficiente. La percepción de la población es que está peor que antes, hay que ayudarla con un concepto que manejamos en la fundación: la educación es de toda la vida.

Las competencias laborales pueden aportar más rápido porque los programas que llevamos a cabo demuestran que los efectos laborales y emocionales son impresionantes. Un ejemplo, por nuestros programas han pasado 17 mil trabajadores que se definieron como estándares en ciertos trabajos críticos. Se les entrega un diploma que los valida absolutamente, donde tenemos un tipo con mayor empleabilidad y con un certificado que le otorga dignidad.

Por otro lado, se debe mejorar la cultura de innovar que incluye cuestiones más tecnológicas. En el fondo, es el proceso por el cual pasas de una sociedad conservadora a una sociedad innovadora, que valora lo que puede lograr, manteniendo respeto por lo que tiene. Sin embargo, hay leyes antiinnovación en Chile, como la de quiebras que van en contra del emprendimiento.

-¿Cómo es eso?

-Los innovadores siempre corren más riesgos de fracasar, pero en Chile, el castigo al fracaso es brutal, casi cadena perpetua. No te prestan plata los bancos, los amigos te miran feo, al final es casi un estigma y la verdad es que yo no conozco ningún empresario exitoso, que no haya tenido al menos un fracaso dentro de su trayectoria.

Está bien que los bancos cuiden su patrimonio, pero es importante que den una segunda oportunidad particularmente a los innovadores que se mueven en el ‘valle de la muerte’.

-¿El Gobierno está en línea con el tema de la innovación?

-En el discurso del 21 de mayo de la Presidenta, aparece como uno de sus cuatro pilares, algo inédito. Además, la creación de la comisión de innovación para administrar los recursos en ese ítem y los anuncios de que éstos aumentan considerablemente es importante. En ese sentido, el Gobierno puso el tema como una de sus tareas y por otro lado, los estudiantes pusieron el tema de la innovación de otra manera, los empresarios lo ven como una necesidad y las pymes igual. Cada uno desde su propia óptica opina de manera parecida.

-Usted planteó que la innovación no es bien tratada en Chile. Ahora, con el tema en la agenda ¿sigue pensando así?

-La innovación no ha sido bien tratada por varias razones. Se ha dicho que no existe, además los esfuerzos no han sido económicamente bien tratados. Si se compara el financiamiento estable de la Fundación Chile con lo que es la realidad de cualquier centro que se le parezca en el mundo desarrollado, es una fracción ridícula. Los gurúes de la innovación mundial que pasan por acá se asombran de la falta de un piso estatal. El Estado sabe que no va a recuperar la inversión, pero por un proyecto que resulte, en impuestos y en empleo es enorme. No sé cuánto ha costado a la fundación los estudios sobre el salmón, pero significan 1.700 millones de dólares en exportaciones, miles de empleos y una zona completa que se superó.



Exportando el modelo

-¿Es replicable el modelo de la fundación?

-Sí, no obstante, tenemos una tarea pendiente que es ayudar más a la creación de una red de trabajo de innovación en el país, aprovechando nuestra experiencia y estamos abiertos a hacerlo. En el exterior nos quieren copiar, más aún, tenemos contrato para replicar la Fundación Chile en otros lados como en México y Panamá. El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) nos ha pedido que estudiemos la oportunidad de hacer lo propio en Centroamérica y en el caso de Perú, el Gobierno de Alan García ha planteado el interés y estamos conversando. Es una experiencia muy buena que el país debe aprovechar.

- Pero ¿se avanza a la velocidad requerida?

-El problema es otro. Si preguntamos, el 100% está a favor de la innovación, pero de ahí a innovar hay un salto importante. La experiencia de la fundación en estos 30 años tiene éxitos y fracasos. Hoy día es un camino que toma todo su potencial para ayudar y contribuir a este proceso que se está dando en Chile.

 

Buscando la oportunidad

De acuerdo a Garretón, el principal modelo de negocio desarrollado por Fundación Chile en los últimos años se inicia identificando una oportunidad de innovación de alto potencial, basada en una transferencia o desarrollo tecnológico, que luego se adapta a las condiciones locales. “La viabilidad financiera en etapas tempranas ha sido gracias a los fondos competitivos de Corfo, Conacyt y el sector privado” explica.

“Luego -señala- se invita a socios estratégicos en la creación de una empresa que utilice la nueva tecnología, se consigue el financiamiento y se define la forma de escalamiento”.

Durante los últimos 30 años la institución ha creado más de 60 empresas en los más diversos sectores y tecnologías. “Este ciclo se repite permanentemente, originando una importante contribución a la creación de negocios basados en nuevas tecnologías” concluyó.

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