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Centros Chilenos en el Exterior

Chile Una confrontación entre colosos: supermercados y grandes proveedores

Por: Hugo Fazio  ARGENPRESS.info

El país es testigo de la dura confrontación entre los supermercados y las grandes empresas proveedoras de estos establecimientos, reunidos en la Asociación Gremial de Industrias Proveedoras (AGIP). Esta pugna, como suele ocurrir, permitió conocer en detalle los altos niveles de concentración que afectan a la población en la comercialización de numerosos rubros. El grupo Ibañez Scott, controlador de una de las dos grandes cadenas supermercadistas del país, D&S, encargó a la consultora de mercado AC Nielsen, un estudio sobre la participación de mercado de las proveedoras, como antecedentes para su alegato contra ellas presentado al Tribunal de la Libre Competencia.

La presencia de D&S y Cencosud, con una participación en las ventas de los supermercados de aproximadamente dos tercios del total revela el poder que han alcanzado en la economía nacional, al igual como acontece con las grandes tiendas comerciales por departamentos. D&S, a su vez, sostiene que del total de ventas en abarrotes efectuado en los supermercados Líder un 51,02% corresponde a las empresas agrupadas en AGIP, las que a su vez representan tan sólo el 1,43% de los proveedores. La AGIP está conformada por 29 grandes empresas, la mayoría transnacionales, cuyos intereses representa. En definitiva es un choque entre grandes imperios económicos, frente a los cuales consumidores y pequeños proveedores quedan en la indefensión.

La intensificación de los procesos de adquisición y acuerdos de los grandes supermercados buscó cerrar espacios al anunciado aumento de la presencia sectorial del grupo Solari, -controlador de Falabella- materializada a través de la cadena San Francisco y de los supermercados Tottus, con los cuales alcanzó participación y presencia en Perú. La competencia, por tanto, no se libra sólo en el plano de los supermercados sino también con grandes multitiendas como Falabella. De otra parte, se expresa igualmente hacia los países vecinos. Cencosud es la segunda cadena supermercadista en Argentina.

Los antecedentes proporcionados por AC Nielsen, que contiene antecedentes a julio 2006, son impactantes, reuniendo información de 127 productos. Como ya se conocía, sí se consideran los cincuenta mayores rubros, dos consorcios transnacionales tienen posiciones absolutamente dominantes: Unilever, angloholandesa, y Nestlé, suiza. Unilever tiene una posición monopólica en casi el 20% de los rubros analizados: nueve en cincuenta, destacando en detergentes para ropa, mayonesa, pastas dentales, desodorantes, salsa de tomate y margarina.

A su turno Nestlé lidera en siete segmentos: saborizantes para leche, café, leche en polvo, crema de leche, helados, cereales para desayuno y comidas preparadas congeladas. Nestlé es el mayor imperio a nivel mundial en la comercialización de alimentos. Por su parte, la transnacional norteamericana Procter & Gamble lidera en champú para el cabello, bálsamos y protección sanitaria femenina. Es decir, casi el 40% de los rubros son controlados por tres consorcios transnacionales. Entre los grupos nacionales destaca el encabezado por Eliodoro Matte en la comercialización de productos de papel: toallas desechables, papel higiénico y servilletas. Los cincuenta mayores mercados reunen el 84% de las ventas totales. En 32 de ellos una única empresa tiene una participación superior a 40%. El grado de concentración es gigantesco.

Para contrapesar en algunas áreas este dominio, las cadenas supermercadistas han desarrollado la producción de marcas propias, alcanzando en algunos pocos mercados una posición mayoritaria, como acontece con los limpia vidrios (34,94% del total) y en vegetales en conserva (32,44%). En fideos tienen un 15,70%, en papel higiénico 16,58% y en bebidas gaseosas 13,34%. Globalmente, el porcentaje mayoritario es el de las empresas reunidas en AGIP. Otro mecanismo que utilizan con éxito para lograr altas rentabilidades consiste en dedicarse crecientemente a actividades financieras. Las sociedades de comercio al detalle -supermercados y multitiendas- manejan un 74% del mercado de tarjetas de crédito, que mueve en el año U$S 3.850 millones. “Cuando hay grandes tiendas -como señaló en su homilía del 11 de septiembre el capellán de La Moneda, Percival Cowley- que cobran intereses usureros, no es posible guardar silencio…”.

Considerando las 127 categorías, la concentración más elevada se produce en la comercialización de fósforos, en donde una sola empresa -la Compañía Chilena de Fósforos- tiene el 95% de las ventas. En otros ocho rubros una sola compañía tiene más del 80% de la comercialización total. Desde luego hay otras áreas en los cuales dos o tres consorcios tienen la posición hegemónica. Así acontece en detergentes para la ropa, sector en el cual Unilever y Procter & Gamble tienen un 92% del total. La neozelandesa Soprole y Nestlé comercializan más del 63% de los yogur. En pañales desechables, las norteamericanas Procter & Gamble y Kimberley Clark tienen también sobre un 80% ubicándose en un tercer lugar el Grupo Matte.

En 55 de las 127 categorías analizadas una sola empresa controla más de la mitad del mercado. La AGIP resta importancia a este alto proceso de monopolización. “La concentración en sí - sostiene su presidente Vasco Costa - no es un problema, pero sí lo es cuando se dan abusos de posición dominante” (10/09/06). Los altos grados de control crean tendencias a imponer precios de monopolio. La rentabilidad que antes obtenían las empresas productoras ahora deben repartirlas con las grandes cadenas supermercadistas. De allí la dureza de la confrontación. “Con su actitud más agresiva -comenta el profesor de economía de la Universidad de Yale, Eduardo Engel, que en la confrontación entregó argumentos usados por D&S-, las cadenas de supermercados han reducido las rentas que recibían las grandes marcas, donde “rentas” se refiere a utilidades más allá del retorno normal para el capital invertido. Los proveedores pequeños, en cambio -agrega Engel-, nunca tuvieron rentas significativas” (10/09/06). Quedan en una posición muy desventajosa frente a las cadenas supermercadistas.

Entre los mecanismos utilizados por las cadenas de supermercados está establecer plazos de pago largos por la mercancía suministrada, hasta de 90 días, lo cual les proporciona un importante financiamiento dado que sus ventas se realizan en lo fundamental al contado; o bien obligan a que financien sus “ofertas” de precios más bajos. Los principales proveedores, a su vez, presionan con la fidelización que existe para adquirir sus productos. Los pequeños productores, en cambio, deben aceptar las condiciones impuestas o no colocar sus mercancías en una estructura central en los procesos de comercialización. El índice de venta general real de los supermercados aumentó entre 2001 y el primer semestre de 2006 en 41,6%.

Existen mercados en los cuales existe una menor hegemonía de las mayores empresas comercializadoras en los porcentajes de participación. Sin embargo, el peso de las sociedades principales es siempre muy grande. Por ejemplo, entre los sectores estudiados el vitivinícola es el más atomizado al contabilizarse 51 empresas. Pero, las tres mayores viñas representan un 64,21% del total, todas ellas controladas por grandes grupos económicos. Otro tanto acontece en los mercados de mermeladas y galletas.

La pugna se desarrolla entre poderosos intereses económicos. No es el único ejemplo. El Banco de Chile, del grupo Luksic, de un lado, y Falabella con París por otro, se han enfrentado en la llamada “guerra del plasma”. La institución financiera presentó una demanda ante el Tribunal de Libre Competencia (TDLC) sosteniendo que las dos multitiendas impidieron en la Feria Especial Tecnológica la venta por su filial Travel Club de televisores a sus clientes, presionando en una acción concertada a los proveedores. Recordando en su presentación que ya años antes se habían coludido -actuando en esa oportunidad de conjunto con Ripley- en el mercado de las tarjetas de créditos. En la “guerra del plasma”, dice el documento, dado su poder de mercado “sus amenazas fueron suficientes para provocar que los principales distribuidores de artículos electrónicos en el país decidieran desistir de participar en la feria” (14/09/06). Una vez más la pugna fue por apoderarse de la rentabilidad a generarse en las ventas. Desde luego, las miltitiendas aseguran no haberse coludido y que se dirigieron a los proveedores -que finalmente acordaron no participar- porque en la publicidad no se explicitaba quién cubriría el descuento de 30% ofrecido en la propaganda. Al mismo tiempo, se produce la competencia entre las cadenas supermercadista y las tiendas de departamento. Cencosud y D&S, por ejemplo, han lanzado líneas exclusivas de productos textiles, que se enfrentan entre sí.

La pregunta a hacerse es quién defiende los intereses de los consumidores y pequeños proveedores. La gran prensa se dedica sólo a divulgar los argumentos de los grandes actores en pugna. El TDLC enfrenta de modo muy precario los altos grados de monopolización de la economía chilena. Tanto las empresas miembros de la AGIP como las cadenas de supermercados y las multitiendas, así como el Banco de Chile, son ejemplo de ello.

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