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Las fuerzas progresistas somos mayoría

Las fuerzas progresistas somos mayoría

Tengo muy claro que la ciudadanía, con su voto, ha expresado un rechazo a ciertas prácticas políticas. Comparto esa crítica y me hago cargo de ese malestar y exigencia de renovación.

Por Eduardo Frei Ruiz-Tagle - 

 Los resultados de la primera vuelta de las elecciones presidenciales demostraron, una vez más, que las fuerzas democráticas progresistas del país siguen siendo mayoría en Chile. Las mismas que han decidido que el candidato de la Concertación encarne esos valores en la segunda vuelta, que tendrá lugar el 17 de enero próximo.

Asumo, sin ambigüedades, con orgullo, pero a la vez como una gran responsabilidad, representar esas ideas. Por eso, hago un llamado a quienes no votaron por mí a que se sumen a nuestra opción. A ellos les digo que hemos escuchado su mensaje y me comprometo a integrar a nuestra campaña sus energías, sus esperanzas y sus propuestas. En los planteamientos formulados por las candidaturas de Jorge Arrate y Marco Enríquez-Ominami encontramos más puntos de coincidencia que de discrepancia, como profundizar nuestra democracia, derrotar la exclusión y la discriminació n, fortalecer la educación y la salud pública y ampliar la protección social a la clase media, entre otros. Este debe ser el momento del reencuentro y de la unidad, para dar cauce a la mayoría progresista que se ha expresado en las urnas.

Son estas ideas y valores que representamos los que pueden garantizarle a la ciudadanía que podemos seguir conduciendo el país por la senda de un progreso más humano, en el que las personas sientan que tienen un gobierno cercano y que los protege. Chile no puede optar a cualquier tipo de desarrollo y a la oferta de un cambio que no está pensado para beneficiar a los que tienen menos, a los excluidos o para profundizar nuestra democracia.

Tampoco sería bueno para el país que un sector minoritario concentre el poder económico, el poder de los medios de comunicación y el poder político. Sería un retroceso histórico, después de todo lo que hemos logrado avanzar en los últimos 19 años, entregar el destino de Chile a los más fieles exponentes de la crueldad del mercado.

Sin perjuicio de lo anterior, tengo muy claro que la ciudadanía, con su voto, también ha expresado un rechazo a ciertas prácticas políticas y estilos de ejercer el servicio público que no dan para más y a los que debemos prestar máxima atención para enmendarlos. Así como el país se ha desarrollado y así como hemos conseguido importantes conquistas sociales y económicas, también es cierto que la política no se ha renovado a ese mismo ritmo.

Comparto esa crítica y me hago cargo de ese malestar y de esa exigencia de renovación. Por eso ayer incorporé nuevos rostros a nuestra campaña y me he comprometido con medidas concretas a modernizar la política y a que los jóvenes y las mujeres asumirán un rol protagónico en nuestro futuro gobierno.

En momentos en que iniciamos un nuevo desafío, reitero mi compromiso de continuidad y cambio. Me siento orgulloso de representar a las fuerzas progresistas de nuestro país. Juntos hemos afrontado con éxito las grandes tareas que hoy hacen de Chile un país admirado y respetado. Juntos derrotamos a la dictadura, conducimos con responsabilidad y sin revanchismos una transición compleja. Nos hicimos cargo del drama de las violaciones a los derechos humanos y hemos luchado por profundizar nuestra democracia, por disminuir la pobreza y por hacer de Chile un país más inclusivo, justo y generoso.

Nos hemos ganado el derecho de seguir compitiendo y, con humildad, les pedimos a los chilenos que nos sigan brindando su confianza, porque, en definitiva, representamos el progreso y el bienestar de las familias de nuestra patria.

 

 

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