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El porqué de la Revolución

El porqué de la Revolución

DE MI PADRE LO APRENDÍ. LA FAMILIA PÉREZ: LUTGARDO, ROBERTO Y NINOSKA

Enviado por Luisa Toro luisacofre@hotmail.com

Entre los más connotados heraldos del crimen y de la muerte, un lugar y papel destacado corresponde a la familia de los Pérez, es decir: Lutgardo, Roberto y Ninoska. Para dar a conocer quiénes son, qué hicieron y el porqué destilan tanto odio contra la Revolución cubana, es oportuno que el pueblo norteamericano conozca esta camarilla de corruptos y criminales, que salieron huyendo de Cuba a la caída de la tiranía batistiana el 1ro de enero de 1959 y se refugiaron en territorio de los Estados Unidos, siendo generosamente acogidos por los gobernantes de ese país.

¿Quiénes son y de dónde procede la familia de los Pérez? ¿Cuál fue el sucio papel que desempeñaron durante la sangrienta tiranía del dictador Fulgencio Batista?

Unidos por vínculos matrimoniales, Ninoska Pérez y Roberto Martín Pérez, hoy día están emparentados también, en su afán de utilizar el terrorismo como método de acción contra Cuba. Son miembros activos de organizaciones terroristas como la Fundación Nacional Cubano Americana (FNCA), que se desenvuelve libremente en la ciudad de Miami, la cual ha sido denunciada por las autoridades del gobierno cubano en múltiples foros internacionales, con sus debidas pruebas, por los daños humanos y materiales ocasionados al pueblo.

Estos personajes, son extremadamente consecuentes con la tradición familiar, y como dicen los viejo refranes criollos De mi padre lo aprendí o De tal palo, tal astilla. Llevan en sí, el peso de su conciencia, y engendran la maldad y la violencia que, al parecer desde la cuna, le inculcaron sus padres. El coronel Francisco Pérez, quien asoló con sus desmanes a la zona central del país, y Lutgardo Martín Pérez connotados asesinos al servicio del tirano Fulgencio Batista.

La carrera terrorista contra Cuba de Roberto Martín Pérez Rodríguez, comenzó hace ya varias décadas; cuando al ser derrotado el dictador Batista, huyó a refugiarse en los brazos del conocido dictador dominicano Rafael Leónidas Trujillo.

En la República Dominicana, Roberto se involucró en la Legión del Caribe y, con el apoyo de la organización contrarrevolucionaria La Rosa Blanca, que se formó en territorio norteamericano, más la complicidad del derrotado Batista y el propio gobierno de los Estados Unidos, elaboraron el plan agresivo contra Cuba, conocido como conspiración Trujillista.

Durante 19 años Roberto no pudo ocasionar otros daños a la nación cubana porque fue capturado en su intento de desembarco por Trinidad, en febrero de 1959. Más tarde, en virtud de los acuerdos del diálogo entre los gobiernos de Cuba y los Estados Unidos, regresó a ese país a finales de la década del 70.

Una vez allí, se incorporó a la FNCA caracterizándose por su creciente hostilidad contra Cuba. Allí alcanzó la jefatura de sus tropas de choque.

Lo que bien se aprende no se olvida, -seguramente dice siempre Roberto-; pero, ¿cuáles fueron las enseñanzas y quién fue su padre?

Tanto el padre como el hijo, tuvieron un destino común en la madrugada del 1ro de enero de 1959. Lutgardo Martín Pérez Molina huyó cobardemente en esa fecha porque tenía conciencia de las páginas de horror que había dejado en la memoria de las familias cubanas, ante las cuales debía responder por sus fechorías y salvajismo.

A todas luces, San Antonio de Las Vueltas, su pueblo natal, nunca imaginó sentir tanta vergüenza por la criminal e inescrupulosa actuación del coronel de la Policía Nacional Lutgardo Martín Pérez; quien había comenzado en 1936 su carrera militar como vigilante de la policía en este pueblo de campo de la entonces provincia de Las Villas.

El mantenimiento del "orden" en el desarrollo de las elecciones y en las actividades por el Día Internacional de los Trabajadores, fueron los méritos tenidos en cuenta para, en 1946, reconocérsele como estímulo tres años más de servicio y, en 1947, ser trasladado al Departamento de Inspección de la Policía en La Habana, primeramente, y más tarde, a la sección de radio motorizada.

Resulta curioso, y no requiere ningún comentario extra, el dato aparecido en su expediente militar referido al día 15 de marzo de 1952, cuando Lutgardo Martín Pérez ostentó el grado de comandante de segunda categoría de la Policía Nacional, si se contrasta con el señalado el 4 de marzo de ese mismo año, cuando apenas era segundo teniente de primera categoría de la dirección central de ese cuerpo.

Es mucho más significativo si tenemos en cuenta -que Batista asumió el poder el 10 de marzo de 1952, tras un golpe de Estado- que el día 7 del mes siguiente, Lutgardo fuese destinado al buró de investigaciones de la Policía Nacional. Precisamente, el buen olfato del dictador Batista, le hizo rodearse de aquellos que más afinidad tenían con él en cuanto a su forma de ejercer la violencia y establecer el "orden".

Tampoco para nadie en Cuba era un secreto, que dicho buró de investigaciones era un laboratorio donde se utilizaban con los detenidos los más crueles y desconocidos métodos de tortura, tanto física como psicológica: sogas, palos, tenazas, aparatos para sacar uñas y ojos, más los férreos blackjacks, fueron encontrados en este lugar en enero de 1959.

Teniendo estos antecedentes, no nos sorprende que, apenas transcurridos dos meses del golpe de Estado, Lutgardo obtuviera, el grado de Comandante de primera categoría. Tampoco que, "para hacerle honor al mismo" se le iniciara el 17 de mayo la causa No.215-32-952 por homicidio imperfecto, según consta en su hoja de servicio. Además le otorgaron numerosas condecoraciones que fueron desde la Orden de Honor y Mérito con grado de Comendador -concedidos por la Sociedad Cubana de la Cruz Roja-, hasta las órdenes al Mérito militar, naval y policial con bandas de diferentes colores, como premio a la represión perpetrada sobre el pueblo.

El 27 de septiembre de 1957 fue emitido el Decreto Presidencial No.2654, mediante el cual Martín Pérez era encargado Jefe de Servicio de la Radio Motorizada en la capital.

Increíblemente, dos meses después, el 18 de noviembre de ese mismo año, por acuerdo del Tribunal de la Jurisdicción de Guerra, constituido en pleno, en su resolución de fecha 30/10/57, se ordena la formación de la causa No.34-957 seguida por supuestos delitos de maltrato al detenido y lesiones al civil Antonio Enrique Fresneda.

Este tribunal, a pesar de ser formado por miembros de su propia institución y de declararlo inocente, no pudo pasar por alto el hecho y actuar, aunque de manera formal, ante tanto vejamen y evidencias.

En 1958, año final de la guerra del pueblo cubano contra el dictador Batista, los tribunales militares le radicaron dos grandes causas: una el 14 de enero, la No. 63-957 del TSTG, por los delitos de asesinatos y homicidios, disparos con arma de fuego y lesiones graves. La otra, No.52-958 del TSTG, por maltrato a detenidos. Si esto no fuera suficiente para conocer la verdadera esencia de este asesino, baste detenernos en la siguiente narración.

Juan Oscar Alvarado Miranda y José Adolfo Macan Cossio, como tantos jóvenes cubanos de su generación, decidieron entregar sus ímpetus juveniles a la lucha contra la más sangrienta tiranía conocida por su pueblo. José Adolfo era estudiante de medicina y al cierre de la universidad se vinculó estrechamente al Hospital "Calixto García" para acumular experiencia en esta profesión.

En una ocasión, le tocó asistir a un muchacho que presentaba graves heridas a consecuencia de un accidente aéreo. Este, a pesar de la esmerada asistencia médica ofrecida por José Adolfo, falleció. El joven que cuidó era el hijo de Lutgardo Martín Pérez quien, en la madrugada del 10 de abril de 1958, disparó contra el propio José Adolfo y su amigo Juan Oscar, causándoles la muerte a ambos.

Las víctimas de este heraldo del crimen y de la muerte fueron muchas más. Tantas, que para el pueblo de Cuba el nombre de Lutgardo estará siempre en el banquillo de los acusados, en el eje del mal, donde se sitúan hoy algunos de sus descendientes y familiares más allegados que aplican el terrorismo contra nuestra población y pretenden que volvamos a un pasado de miserias y desigualdades que los cubanos no hemos olvidado.

Ninoska y Roberto rebuznarán y vociferarán cuando conozcan de estas breves líneas del largo y abultado dossier que se conserva en los archivos de la galería de los criminales, asesinos y torturadores del pueblo cubano. Nada de lo aquí expuesto es nuevo ni desconocido para ellos, aunque sí para el pueblo norteamericano y muchos honestos cubanos residentes en los Estados Unidos.

GALERIA DE ASESINOS, TORTURADORES Y TERRORISTAS

 Cubasocialista.cu

 

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