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Centros Chilenos en el Exterior

Por ,y para ,donde vamos... ?

En la vida política las elecciones es el momento cumbre de un proceso electoral. Un camino que se prepara con tiempo a base de programas y de proposiciones. La hora de la verdad, de los números o porcentajes, es más político, y el de las interpretaciones. Éso es de todos y va para todos lados. Siempre hay vencedores y jamás vencidos, un axioma no escrito en la política de hoy día. Las cifras y los tantos por ciento van para cada categoría y cada uno las interpreta al modo que más les convenga , hasta Pitágoras se pondría celoso con esas interpretaciones. Al final uno es el vencedor y los otros, no pierden, todos ganan. En la política actual, la que impera en el mundo llamado occidental, la palabra perder se ha hecho y es desconocida.

Ejemplos sobran, Berlusconi, il cavalieri, jamás perdió su última elección aúnque las cifras le han demostrado lo contrario. J.M. Aznar,o el PP, hace dos años en España tampoco, abogando un complot a causa de los atentados del 11 de Marzo. Bush,hace cinco años las ganó, habiendo obtenido menos votos que su contricante adverso. Y en Chile, los perdedores también ganan porque por ley, su propia Constitución ,no son éso ...perdedores, gracias al sistema binominal y el de tener aún el sartén por el mango, pese a que desde sus tiempos de dictadura, nunca hayan ganado una elección. Al final son los votos los que cuentan...y no siempre.

Los votos, es decir, el de los electores que votan..y no todos, sirven para ordenar un poco esa especie de aleaje en que se ha transformado la política y para nominar los eljidos...no siempre, gracias a ese voto. A éso se le denomina democracia, aúnque se de la ilógica de los que sufragan  no tienen ninguna participación, ni representación mayor, fuera de la del derecho a votar, que tampoco es un derecho de y para todos. Los verdadedros vencedores de los procesos y caminos electorales son unos pocos elejidos, gracias al voto de sus conciudadanos.

Los políticos de hoy se diferencian una enormidad a los de ayer...y la política también. Ayer esa política era más humana, más cerca de las personas y más relacionada con la soberanía popular. La de hoy es más pragmática, funcional y calculada, como programada computacionalmente. La soberanía popular, la voz de la gente, está lejos y se ha alejado de la realidad, y cuando ella se ha producido, se le ha desconocido, se le ha hecho silenciar y se le ha ignorado.

Y la izquierda chilena, desgraciadamente ha ido y fue cayendo en este nuevo tiempo. No son tiempos nuevos como se proclamaba en la historia reciente.

Antes se representaban verdaderas alternativas políticas y sociales. Hoy las decisiones se toman en conjunto, o los llamados concensos, ante la manifiesta incapacidad política para generar un cambio social. La ( las ) izquierda ( s ), invitaban históricamente a pensarlo y a provocarlo, la derecha, por el contario a conservar su poder e impedir los cambios, robusteciendo su poderío, hasta con el uso de la fuerza.

Muchos han llamado a este proceso estabilidad política, otros,un tácito pacto de no agresión y de neutralidad ideológica, o más sencillamente, el inmovilismo, donde no deben haber ni vencedores ni vencidos, principal sustento para evitar conflictos. Como se sabe ,y la memoria no olvida, existe socialmente una gran mayoría de gente que no gana, ni ha ganado nada en este juego democrático que ha marginalizado sindicatos y organizaciones sociales y políticas del conglomerado político de los que gobiernan. Los derechos sindicales son prácticamente inexistentes y los beneficios sociales esfumados por las políticas neoliberales.

Esa neutralidad o estabilidad política, beneficia y ha beneficiado exclusivamente a una minoría dominante , ante la voluntariosa imposibilidad política de la " nueva izquierda " de poder transformar esa correlación de fuerza mayoritaria, en un verdadero organismo de poder y de gobierno. La nueva izquierda, y no solo la chilena,  se ha limitado en no desentonar en el proceso político existente, sin representar ninguna fuerza mayor de cambio, pareciéndoles y acercandóseles a esa minoría dominante,y llegar a ser igual a ella, como ha sido el caso entre otros de  T.Blair en la Inglaterra actual, y en un pasado no muy lejano, Felipe González en España y F. Mitterrand en Francia.La derecha, en la historia, nunca ha ido hacia la izquierda, salvo escisiones reformistas que siempre terminaron en fracaso y diluyéndose en sus contradicciones, al interior de ella misma. 

El ejemplo actual de la juventud y los sindicatos franceses lo han demostrado, señalando la incapacidad y el inmovilismo de esa izquierda  frente a la realidad neoliberal, sin poder agilizar nuevas alternativas políticas y sociales.

La izquierda chilena ha pagado un duro tributo desde el 11 de septiembre de 1973...y quizás ya de antes. Desde entonces sufrió la represión, el exilio, la caída de la Unión Soviética, el neoliberalismo, el liberalismo neoconservador y la " derechización "  de los socialistas  europeos. No en vano muchos de sus dirigentes vivieron este proceso en Europa, al mismo tiempo que iban retornando a Chile desde el exilio, a partir de los primeros años de la década de los 80. Una costosa carga para tan poco tiempo y para adaptarse al " aperturismo " de los últmos años de la dictadura, a su nueva y protejida democracia, sin olvidar su flamante economía neoliberal.

La adaptación de la nueva izquierda al proceso de retorno a la democracia es la expresión de una inseguridad social que no ha resuelto en estos últimos veinte años, ni con el cambio de personas, ni mucho menos con el pueblo, utilizando una palabra alternativa en las políticas de izquierda de antes. Su adaptación a la política actual, ha ido en forma simultánea  a su alejamiento a proposiciones de realización de transformaciones sociales que Chile necesita. Este proceso adaptativo le ha llevado al acercamiento en parecerse a esa derecha que otrora combatía, sin hacer mayores diferencias políticas y de conservantismo social, político y económico, el inmovilismo.

Que les diferencia ? En la realidad muy poco. Un enfoque más humano  y social de lo cotidiano les hace diferentes, y esa historia, la chilena que algunos no olvidan y hacen ver esas diferencias, más que nada políticas y conyunturales. Por lo demás podría decirse que los unos tienen el gobierno y parte de las riendas políticas, los otros, el poder económico y ser los amos de las políticas dominantes en el país.

Allí, en ese río revuelto ganan los pescadores, los dueños de la economía, esa derecha que siempre ha controlado el Estado a su antojo.y que la izquierda chilena...no todos les ha dado su reconocimierto democrático, dando estabilidad a un sistema de cierta estabilidad política y económica,ambas a la vez, para mostrar Chile como un país moderno, un paraíso de democracia, el del neoliberalismo donde lo social está cubierto con las alfombras de la arrogancia, de la mezquindad y antisoliraridad.

En política, se ha dicho nada es imposible, y los políticos son los vencedores. En el resto de las cosas, las diferencias y los abismos son enormes, sobretodo cuando está en juego la ilusión y los sueños de tanta gente, esperanzados en un país más solidario y más justo. Malo sería seguir en la misma pauta. Hay deseos de cambio. Hay ganas de cambiar. Sin fijar verdaderas alternativas los deseos y las ganas no serán suficientes en la ilusión y en la espera del pueblo chileno.

Hay que empezar a inventarse una nueva identidad, popular,esa palabra olvidada, ignorada, proscrita e ignorada en estos últimos tiempos. El pueblo ,las clases populares, no se han dormido, no se han rendido, siempre estará haciendo planes para despertar y sacudirse de las sombras ,que se y le han puesto encima. Por hoy puede ser su única forma para mostrar y marcar su diferencia. Veremos después...y no será solo en elecciones, en las que levantará su palabra y mostrará ,que hay un otro Chile, que también existe.

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