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La ondulante historia de la primera bandera chilena

La ondulante historia de la primera bandera chilena

Por H. Guzmán / P. Lazcano / J. Olivares/ La Nación

En 1818, O’Higgins juró a sus pies. En 1980, el MIR la sacó del Museo Histórico Nacional desafiando a la dictadura, y en 2003, dos madres de detenidos desaparecidos la devolvieron. Hoy, después de 191 años y tras una acuciosa restauración, el emblema vuelve a flamear y con él, buena parte de la historia de Chile, incluidos los capítulos que nadie quisiera revivir.

Jueves 17 de septiembre de 2009

Foto: La Presidenta Michelle Bachelet, durante la ceremonia en que la bandera comenzó nuevamente a exhibirse al público en el Museo Histórico Nacional. La Presidenta calificó el hecho como uno de los hitos más relevantes del bicentenario.
Foto: Mario Ruiz 

El 30 de marzo de 1980, al menos tres rebeldes antidictatoriales ingresaron al Museo Histórico Nacional -en ese tiempo ubicado en la calle Miraflores con Alameda- y en una acción tan rápida como certera sustrajeron la bandera en la que O’Higgins había jurado la Independencia de Chile, el 12 de febrero de 1818.

Ese día, el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) no sólo efectuaba una "acción de propaganda armada", sino que también bautizaba sus recién creadas Milicias de Resistencia Popular (MRP) y estrenaba su Agencia Informativa de la Resistencia (AIR) que difundió la información con detalles de la operación "de recuperación" de la bandera chilena.

El ataque no fue improvisado. Días antes de la sustracción, una anciana visitó el museo y localizó el emblema en una urna de cristal. Descubrió que no había alarmas y que los vigilantes eran pocos, todos en una actitud pasiva.

Un par de días después de estudiar el lugar, decidieron materializar la acción. La idea era propinar un golpe político y comunicacional a la dictadura.

La acción la efectuó el Comando Javiera Carrera de las MRP. Sacaron la bandera aprovechando un hueco en el vidrio donde estaba, colocaron el emblema nacional en un bolso, y tras una rápida acción, los resistentes lograron salir sin problemas a la calle.

La reliquia fue entregada "a la dirección" del MIR, organización que propagó la noticia, aunque la información fue minimizada por la prensa uniformada de la época.

Algunos dirigentes miristas denunciaron que la bandera "estaba en mal estado, no la cuidaban debidamente" por lo que tiempo después se decidió trasladarla a Cuba, donde se guardó en un lugar con la temperatura y condiciones adecuadas de preservación.

Así, la bandera permaneció en la clandestinidad por 23 años, hasta que en democracia, el MIR resolvió devolverla.

EL DÍA QUE VOLVIÓ AL MUSEO

“Lo hicimos por nuestros hijos”, rememora Edita Salvadores. Ella, junto a su nieta, Valentina Rodríguez y Luz Encina fueron encomendadas por el MIR para devolver el emblema patrio, en diciembre de 2003.

"No sé por qué me eligieron a mí", se pregunta todavía Edita, que junto a Luz comparten el calvario de ser madres de detenidos desaparecidos. Sus hijos militaron en el MIR.

La devolución del histórico emblema era un gesto que buscaba saber el destino de 400 de sus militantes ejecutados por la DINA, y que ni el Informe Rettig ni ninguna mesa de diálogo habían logrado esclarecer.

"Fue muy emocionante. Nos llevaron a un parque en Ñuñoa, donde nos entregaron la bandera. No recuerdo ni lo que me dijeron al pasármela ni lo que dije, sólo que el paquete era muy pesado", dice Edita. Fue sólo el inicio de una jornada de emociones, de la que casi no tiene recuerdos verbales, sino sólo emocionales.

"Volvimos al museo con la bandera, donde había mucha gente esperándonos. Al bajarme del auto sentí que las piernas me temblaban. Dije unas palabras, pero tampoco me acuerdo, sólo que después nos llevaron al segundo piso del recinto donde estaba la bandera extendida".

Y entonces apunta a la memoria de su hija, Cecilia Castro, detenida en 1974 junto a su marido Juan Carlos Rodríguez.

"Lo hicimos para reivindicar su memoria... sólo eran estudiantes tras sus ideales. Llevamos más de 30 años con el calvario de no saber qué pasó con ellos, por eso, esto lo hicimos por ellos".

NUEVAMENTE EN EXHIBICIÓN

Ayer, y tras un proceso de restauración que duró un año (ver recuadro), la Presidenta Michelle Bachelet, encabezó la ceremonia en la que el emblema fue nuevamente fue puesto en exhibición al público.

"Acabamos de ser testigos de un momento histórico", dijo la Presidenta.

Acompañada de la ministra de Cultura, Paulina Urrutia; del titular de Interior, Edmundo Pérez Yoma, y de los presidentes del Senado, Jovino Novoa, y la Cámara de Diputados, Rodrigo Álvarez, la Mandataria asistió a la entrega del emblema patrio en el Museo Histórico Nacional.

"Me parece uno de los hitos más relevantes tal vez en estas celebraciones del bicentenario que comienzan, porque hemos recibido aquí la bandera ante la cual se juró nuestra Independencia”, aseguró Bachelet.

“Quisiera agradecer muy especialmente al equipo que estuvo a cargo de este trabajo, porque permitió recuperar un emblema tan entrañable, testigo de un momento fundacional de nuestra patria", añadió.

La bandera comenzará su exhibición al público este domingo, lo que según la Mandataria permite que la bandera "vuelva a ser propiedad de todos los chilenos".

Lea aquí la historia off the record de cómo el emblema de la Independencia retornó al Museo Histórico Nacional tras 23 años en manos del MIR

 

EL REGRESO

El 12 de febrero de 1818, Bernardo O’Higgins juraba la Independencia del país ante un emblema recién diseñado.

La bandera chilena, tal como la conocemos hoy, permaneció por varios años en la Municipalidad de Santiago, hasta que en 1925, pasó a engrosar la colección del Museo Histórico Nacional.

En 1980, la bandera fue sustraída por el MIR, como protesta a la dictadura de Augusto Pinochet.

El emblema permaneció varios años en la clandestinidad -incluida Cuba- donde fue resguardada para evitar su deterioro.

En 2003, un grupo de madres de detenidos desaparecidos del MIR de la dictadura fueron encomendadas para devolver el símbolo patrio al Museo Histórico Nacional.

En 2008, comienzan los trabajos de restauración del emblema y ayer, la Presidenta Michelle Bachelet asistió al acto en que la bandera nuevamente fue puesta en exhibición en el museo.

 

OTROS EMBLEMAS PERDIDOS

 

El sable de O’Higgins

Estaba bajo custodia de los curadores de La Moneda cuando se produjo el golpe de Estado de 1973, desde entonces se pensaba que el MHN la tenía y de hecho lo exhibía a mediados de los años noventa cuando uno de los visitantes, cuya familia había recibido la espada, aseguró que era falsa.

Tras los análisis de expertos se confirmó que la espada que el MHN había conservado era una réplica, la verdadera estaba nada menos que en manos de Augusto Pinochet, como se anunció en 2006.

Un año antes ya se sospechaba que el ex dictador se había apoderado de piezas de especial valor, como algunos cuadros del palacio de gobierno y la piocha de O’Higgins, una estrella de cinco puntas con engarces de oro que se entrega al presidente al asumir el mando. Según sostienen en el MHN aún no logran recuperarla.

Acta Primera Junta de Gobierno

Aunque hay una copia de ella en el Archivo Nacional, nadie sabe con certeza por qué en el museo de Santa Cruz, propiedad del empresario Carlos Cardoen, se exhibe un Acta de Instalación y Elección de la Primera Junta de Gobierno de Chile, con fecha 18 de septiembre de 1810.

El documento, que debería ser propiedad de la Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos (Dibam), fue encontrado dentro de un añoso libro empastado en cuero de vaca, comprado por el historiador Claudio López Silva, a nombre del empresario en un remate.

Al hojear el libro, López se dio cuenta de que en su interior se encontraba el acta que consignaba la creación de la Primera Junta de Gobierno, el 18 de septiembre de 1810. El documento es legítimo y de la época, pero nunca se ha cuestionado devolverlo.

El diario de batalla de Carrera

Redactado en las Provincias Unidas del Río de la Plata en 1815, el texto contiene el relato de José Miguel Carrera sobre personajes, batallas, decisiones políticas y militares, además de críticas y opiniones del autor.

Donado en 1974 al MHN tras la muerte de la tataranieta de Carrera, Luz Fierro de Toro, fue entregado al Ministerio de Tierras y Colonización, actual Vivienda y Bienes Nacionales, de donde salió -antes de 1984- para ser entregado a la Presidencia.

Desde entonces permaneció en manos del ex dictador, quien aseguraba que lo tenía en su velador, como uno de sus “libros de referencia”.

Tras una serie de peticiones de historiadores y de la directora del museo, el diario fue devuelto en 2005 al comandante Juan Emilio Cheyre, quien lo traspasó al MHN para su restauración.

 

 

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