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Los 20 años de Los Venegas: el espejo de la clase media

Los 20 años de Los Venegas: el espejo de la clase media

Domingo 2 de agosto de 2009   

 Por Daniel Gómez Yianatos / La Nación Domingo 

La serie de tvn está para récord guinness

 Los 20 años de "Los Venegas": el espejo de la clase media

Tras el primer capítulo, algunos no le dieron una semana de vida e incluso criticaron que evocaba a la Unidad Popular. Con el tiempo, ya convertida en el reflejo de la familia en los años de la Concertación, la sitcom ha debido lidiar con la escasez de presupuesto y el desprecio de la industria televisiva.

 En mayo de 1989, tras el primer capítulo de "Los Venegas", una crítica de espectáculos de un matutino santiaguino auguró que la serie no duraría más de una semana. Con tono incendiario, la columnista exigió a las autoridades de Televisión Nacional que sacaran de pantalla a este clan que evocaba a la Unidad Popular con mensajes subliminales. Prematuramente en el paredón televisivo, el elenco asumió que la invitación de Patricio Campos, histórico libretista de "Sábados gigantes", no sería más que un experimento.

A 20 años del debut, marca que supera por varios cuerpos a sitcoms tan exitosas como "Seinfeld" o "Friends", la incertidumbre sigue metiendo su nariz en esta familia. La nueva temporada siempre es una quimera. Amarrados a un presupuesto que apenas se ha reajustado con el IPC en estas décadas, la vigencia de "Los Venegas" constituye un milagro televisivo. Nadie sabe a quién prender las velas, pero ahí están, fijos al almuerzo con su imborrable cortina musical: chubidubi-dubi-ue-chubidubi-ba ba-chubidubi.

Tal como dijo Marta Larraechea en 1995, cuando, para variar, surgían voces que solicitaban retirar el programa, el grupo se ha convertido en el reflejo de la familia chilena en los años de la Concertación.

"El programa muestra la evolución de la clase media, porque los actores y libretistas pertenecemos a ella. Es la familia normal del país", cuenta a LND el actor Jorge Gajardo, quien interpreta al patriarca Guillermo Venegas.

El famoso "Pelao" partió como cualquier chileno a finales de los ’80. Sin acceso a crédito en los bancos ni en las multitiendas, se acostumbró a entregar parte importante del sueldo a su señora Silvia, siempre diligente y abnegada. Una cuota importante se guardaba en un sobre, donde ahorraban dinero para el "utilitario", vehículo que sería como una van de hoy.

"Silvia partió muy sometida, víctima de esta familia que la atrapa por completo. En esos años, muchas mujeres no terminaban de estudiar para dedicarse a sus hijos", recuerda Mónica Carrasco, esposa de Gajardo en la vida real y en la serie.

Con los años, Silvia se cansó de postergar su desarrollo personal. Se despojó de complejos y salió a la calle a repartir niños en un furgón escolar. El ahorro había valido la pena. En línea con la sociedad de la época, la mujer adquiría un rol preponderante a nivel de ingresos, tanto que en varias ocasiones salvó a Guillermo de caer por el despeñadero. Por esos años, Sexual Democracia, cuyo vocalista, Miguel Barriga, apareció en un capítulo de "Los Venegas", imponía canciones como "Ella gana más plata que yo" en la radio. En la actual temporada, con el hombre ya jubilado, Silvia sostiene los gastos con su labor de banquetera en los eventos del barrio.

Adriano Castillo, el inseparable compadre Moncho, el personaje nacional más cercano como ícono a don Ramón de "El Chavo del 8", recuerda que ese apoyo de Silvia fue fundamental para salir del hoyo financiero que les dejó la pyme que armaron con Venegas.

"Como el Huaso Retamales (Fernando Farías) nos basureaba tanto en la oficina, nos independizamos y armamos un local de venta de huevos. El Pelao se creía gerente general, mientras que el Moncho se quedaba con la caja chica para salir con mujeres. Así quebramos", precisa Castillo muerto de la risa.

Con todos estos inconvenientes, el matrimonio pudo cumplir su principal deseo: que sus dos hijos fueran a la universidad. Hoy, en Chile el 70% de los estudiantes representa la primera generación, dentro de sus respectivas familias, que cursa estudios superiores. Los regalones Paola y Memo sacaron títulos de Enfermería e Ingeniería Forestal.

Jorge Ramírez, editor de libretistas y por largos años director del programa, le da más mérito a Silvia en este éxito.

"La mujer aquí siempre saca la cara. Lava ropa ajena, vende quesos o cosméticos. El hombre, mientras tanto, se deprime", plantea.

Para Ramírez, la incorrección de Moncho Cabrera ha sido decisiva en la serie. Como el núcleo familiar no puede permitirse vicios, el compadre de Venegas, tan fanático de las mujeres y las carreras de caballos como Henry Chinaski, el alter ego del escritor Charles Bukowski, ha mostrado con humor el lado perverso de la clase media.

"Moncho es un fresco, un chanta, con potencial de cabrón. Los chilenos también somos así. Si en un negocio el casero te da cinco lucas de sobra, fregó no más. Nadie piensa mucho en esos actos de deshonestidad. En nuestro país, para muchos, es hasta una virtud", señala.

Castillo también rescata la figura de su personaje como el típico chileno que ha reventado sus tarjetas de crédito y hace la "bicicleta" a fin de mes con préstamos furtivos.

"Vive encalillado. Ya no pide créditos en los bancos o las tiendas porque no puede. Es el niño símbolo de Dicom. Por eso lo tiene que salvar el Pelao", afirma sobre la condición del bolsero más longevo de la pantalla chica.

Según Francisco Zañartu, otro libretista histórico del programa, "los Venegas tienen la gracia de ser una familia que puede ubicarse en La Florida o en el barrio Gran Bretaña, de Playa Ancha, en Valparaíso. La conexión ha sido muy fuerte en regiones. Hace unos 15 años, Sergio Valdés, el actor que encarnaba a Memo, fue tan acosado por las liceanas en La Serena, que tuvieron que pedir protección policial".

Fábrica de salchichas

Antes de que se promulgara la Ley de Jornada Laboral, el elenco grababa los lunes todos los episodios de la semana. Ni siquiera el aluvión de agua, barro y árboles del 3 de mayo de 1993, que surgió desde la Quebrada de Macul y arrasó con calles enteras, detuvo el trabajo que se extendía casi sin interrupciones desde las 9 de la mañana hasta la 1 de la madrugada.

En 1989, cuando Patricio Campos y Cristián García- Huidobro presentaron la idea de recrear una familia como los Valverde o los Eguiguren al fallecido dueño de Chilefilms, José Daire, quedó sellado el ingreso del programa al incómodo limbo que separa a TVN de cualquier productora.

"Siempre ha sido una lucha contra la falta de recursos. Los libretistas teníamos una planilla en la que, de acuerdo al presupuesto que tenía Chilefilms para los sueldos de los actores, se definía en cuántos capítulos podíamos utilizar a cada personaje. Guillermo Venegas era el único que estaba en todos", precisa Hernán Meschi, otro de los cerebros de la serie.

Ramírez, Zañartu y Meschi son vecinos. Viven a pocas cuadras en La Reina. Su amistad viene de los ’80, años en que intercambiaban sus libros de poesía y participaban en colectivos culturales audaces y vanguardistas, sin apoyo de ninguna institución. Solitos irrumpieron con agrupaciones como El Teniente Bello o Luger de Luxe.

Su llegada a "Los Venegas" fue producto del azar. Acostumbrados al sagrado concepto de la autoría, les hervía la sangre cuando Campos tachaba con rojo los libretos o movía comas. La costumbre apagó esas aprensiones.

"‘Los Venegas’ siempre ha sido una fábrica de salchichas. Todo se hacía con lo mínimo y a la rápida", admite Ramírez.

La situación se hizo más compleja en el momento en que Juan Carlos Altamirano, el antecesor de Vicente Sabatini (hoy en Chilevisión) en la gerencia de programación de TVN, estableció que no era necesario comprar 220 capítulos al año. Bastaba con 120 episodios y luego se repetirían.

Como el rating se mantuvo cercano a los 10 puntos con esta experiencia, el canal quedó feliz con el negocio. Hasta hoy, pese a que existe una ley al respecto, nadie recibe un peso por los repasos de temporada.

"TVN y Chilefilms se han traspasado la responsabilidad todo este tiempo y ninguno ha querido hacerse cargo del pago", acusa Mónica Carrasco.

Con 3 mil capítulos en el cuerpo, cifra con la que incluso podrían postular seriamente al Récord Guinness, el equipo tiene claro que nadie se hizo millonario con la serie.

Según sus cálculos, la plata que ganaban los actores de "Friends" por un solo capítulo equivale a los beneficios obtenidos por todas las personas que alguna vez pasaron por "Los Venegas" en estos 20 años. No les importa. Tampoco la despectiva distancia que ha tomado la industria televisiva respecto de su trabajo o la constante incertidumbre sobre el futuro del programa. Por algo son el emblema de la clase media chilena. //LND

 

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