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Centros Chilenos en el Exterior

La llama de Latinoamérica

Por Rubén Dri

* Filósofo, profesor consulto de la UBA.

"Las secciones aisladas de la América serán siempre entidades políticas insignificantes, incapaces de inspirar respeto (...) en cambio unidas se bastarán a sí mismas para la defensa de su autonomía e independencia" (De la proclama de Felipe Varela, noviembre de 1866).

Era la década de la denominada "guerra de la Triple Alianza", en realidad de la destrucción del Paraguay de Estanislao López que Inglaterra necesitaba para evitar que el Paraguay se convirtiese en el foco de la creación de la Patria Grande Latinoamericana. Felipe Varela se levanta en contra de la guerra genocida que el mitrismo ha entablado en alianza con el imperio brasileño. En Pozo de Vargas, el 10 de abril de 1867, las huestes de Felipe Varela y Santos Guayama son derrotadas, concluyéndose así el rosario de derrotas del proyecto nacional y popular que comenzara con la traición de Urquiza en Pavón (1862) en territorio nacional. El epílogo final de estas derrotas que sumirán a nuestra América en la dependencia del imperio británico primero y norteamericano después, tendrá lugar en Cerro Corá el 1º de marzo de 1870.

Desde entonces, por mucho tiempo se apagó la llama de la Patria Grande Latinoamericana encendida por los padres fundadores, Artigas, San Martín, Bolívar, Martí, Sandino. Esporádicamente, como en la época de Yrigoyen y sobre todo del primer peronismo, esa llama volvía a encenderse, para apagarse después. Parecía que estábamos condenados a ser primero la granja británica, denominada "granero del mundo" y luego satélite del coloso del Norte. Pero el 16 de diciembre del año pasado, Cuba, la heroica defensora de la independencia y la dignidad frente al imperio, entra a formar parte del "Grupo Río", el órgano de consulta de los países latinoamericanos sin la injerencia de los Estados Unidos. Es éste un hecho histórico en el proceso de reconstrucción de la Patria Grande que soñaron los padres fundadores.

Este hecho había sido precedido por una serie de acontecimientos y acciones que mostraban a las claras que América latina y el Caribe marchaban en dirección hacia la segunda independencia. En este sentido, el acontecimiento más significativo fue la creación de Unasur y su acción mancomunada cuando la derecha fascista boliviana puso en marcha el golpe de Estado contra Evo Morales.

En nuestra América se habían sucedido los golpes de Estado propiciados siempre por la potencia del Norte, sin que hubiera una acción mancomunada de los gobiernos latinoamericanos en defensa de la democracia en peligro. Es así como Pinochet da el golpe de Estado en 1973 y Videla en 1976, por citar los golpes de Estado que más nos han dolido a los argentinos.

La situación ahora es políticamente muy diferente. Entre los procesos políticos de los distintos países latinoamericanos y del Caribe hay diferencias notorias y contradicciones, muchas de ellas de difícil solución. Un mapa cercano a la realidad política nos dice que hay tres países cuyo proceso político se encuentra en lo que podríamos denominar la vanguardia del proceso de liberación e independencia, Venezuela, Bolivia y Ecuador. Es en esos países donde el avance de los movimientos populares permite no sólo que se hable, sino que en la práctica se realicen acciones conducentes a un nuevo socialismo, denominado por el chavismo como "socialismo del siglo XXI". Entre ellos hay naturalmente diferencias, pero sus avances los ponen claramente en la vanguardia de la Patria Grande liberada.

Este es el peligro sobre el que, alarmada, llama la atención la derecha neoliberal. Es Vargas Llosa quien afirma que allí, en Venezuela, se juega el futuro de Latinoamérica y son diputados del PRO, de la Coalición Cívica y del peronismo disidente quienes pretenden impedir que Venezuela ingrese al Mercosur.

En este proceso de integración latinoamericana, la Argentina que comenzó a recuperarse del colapso que significó la aplicación del neoliberalismo en su versión fundamentalista, que explotó en la pueblada del 19 y 20 de diciembre de 2001, jugó un papel nada despreciable. Como símbolos mayores de esta contribución deben citarse la sepultura del ALCA en las aguas del Atlántico que besan las costas de Mar del Plata y el protagonismo en la decisión de Unasur de dar el apoyo de todos los presidentes sudamericanos a Evo Morales, en contra del golpe de la derecha. Es la primera vez en la historia de nuestro continente que se manifestaba tal unidad en contra de un golpe de Estado.

El avance del proceso liberador e integrador de los países latinoamericanos acaba de producir el hecho histórico de la derogación de la resolución que había excluido a Cuba de la OEA. Por primera vez, las conducciones políticas de los países latinoamericanos no se inclinan servilmente ante los mandatos del imperio. Por primera vez, el imperio debió retroceder. No es poco.

A contramano de esta marcha hacia la liberación latinoamericana, la propuesta de volver al FMI, la de impedir la entrada de Venezuela al Mercosur y las votaciones en contra de la nacionalización de Aerolíneas y en general de las nacionalizaciones, hablan a las claras de cuál es el proyecto que anida en las mentes de los integrantes de la dirección del PRO, el PJ disidente y la Coalición Cívica. Eso no es otra cosa que una vuelta al neoliberalismo de los '90, cuyas consecuencias seguimos sufriendo.

Un triunfo en las próximas elecciones de lo que se llama la "oposición" sería el inicio de un enorme retroceso. Argentina podría comenzar a constituirse en el obstáculo principal para el proceso de construcción de la Patria Grande.

 

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