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Puro chile es tu cielo azulado: o la pequeña crónica de un re-encuentro

Puro chile es tu cielo azulado: o la pequeña crónica de un re-encuentro

 Una calurosa y muy húmeda tarde del verano recién pasado, me encontraba visitando The National Archives en Washington D.C., un recinto que alberga, entre sus más preciadas reliquias, la versión original de la Constitución de los Estados Unidos, texto de 7 artículos redactado en 1787 y de singular importancia en la historia de este país.

* Por Abraham Quezada Vergara

No obstante estar atestada de visitantes, en la sepulcral sala me llamó la atención el interés, respeto y admiración que se le prodigaba a ese viejo y venerable documento, enmarcado en una bóveda de seguridad de cristal y redactado con una letra menuda y ensortijada, a ratos ininteligible. Mal que mal, pensé, son más de doscientos los años que ese escrito ha sobrevivido a rigores y vicisitudes, guiando el impresionante desarrollo político-democrático estadounidense.

Posteriormente, ya en Nueva York, continué mi labor diplomática en Naciones Unidas, sin dejar de estar  atento a la existencia de documentos relacionados con la "vida y circunstancias" de Pablo Neruda que me permitiesen completar mis investigaciones y publicaciones. En una de esas pesquisas, accedí a los "papeles no catalogados" de Ricardo Benavides Lillo (1929-2000), bisnieto de Eusebio Lillo (1826-1910), el preclaro hombre público autor de la letra de nuestro himno nacional. Benavides Lillo había sido profesor de literatura de una universidad del sur de EE.UU. y había guardado ese valioso archivo. Entre cartas, borradores de poemas románticos y otros documentos garrapateados, se encontraban 4 hojas manuscritas, con una caligrafía antigua y bella a la vez y una ortografía decimonónica, pero clara y firme.

Era la versión escrita del himno patrio rubricada por Eusebio Lillo. Sin darme cuenta me invadió un arrobamiento inesperado, estaba en el corazón de Manhattan, a miles de kilómetros de la patria, musitando las hermosas estrofas de la memorable canción. Versos que entonados en los momentos de "extranjería", al decir de Gabriela Mistral, adquieren una connotación indescriptible; un sabor entre nostálgico y evocativo. En aquella jornada no encontré versos de amor del vate de Temuco, empero, accedí a la creación de otro poeta, autor de la mayor y más popular poesía-canción republicana escrita en Chile en sus dos siglos de vida independiente, la cual, desde su estreno en septiembre de 1847, es cantada con emocionado orgullo.

El 17 de septiembre del 2009 se cumplirán 162 años desde la adopción del himno de Eusebio Lillo, con música de Ramón Carnicer, tiempo más que suficiente para reflexionar acerca de la conveniencia que el texto itinerante que ahora presento, sea custodiado, debidamente preservado y exhibido en Chile. Pensando en la recuperación y revaloración de nuestro patrimonio histórico y literario, a la feliz coincidencia de haberse obtenido recientemente la devolución de la bandera de la Independencia de Chile, se podría unir la versión manuscrita original del himno, con lo cual se estaría efectuando una contribución positiva y trascendente de cara al 2010, ocasión en que la patria celebrará el Bicentenario de su vida independiente.

(*Abraham Quesada es Primer Secretario del Servicio Exterior, investigador e historiador)

 Ministerio de Relaciones Exteriores

Dirección para la Comunidad de Chilenos en el Exterior- DICOEX.

Fono: (56-2) 827 4495

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