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Centros Chilenos en el Exterior

El verdadero perfil de los chilenos que viven en el extranjero

El verdadero perfil de los chilenos que viven en el extranjero

"El verdadero perfil de los chilenos que viven en el extranjero" (en opinión de El Mercurio)

Por Roberto Tello (Argentina)

MARTES, 31 DE MARZO DE 2009

Dedicado a la periodista de El Mercurio, Mariela Herrera Muzio.

 "Son mas los que no quieren volver que los que extrañan su tierra: La mayor parte se fue por razones económicas y no políticas: escasamente participan en actividades relacionadas con Chile". Las afirmaciones corresponden a la periodista del Mercurio, Mariela Herrera Muzio. Realizadas en una nota aparecida el domingo 22 de Marzo con el titulo "El verdadero perfil de los chilenos que viven en el extranjero"

Son quizás, las mentiras más sustanciosa que la periodista dice en toda la nota, para desacreditar la lucha por el derecho a voto exigido por  los chilenos radicados en el exterior.  El resto, son datos estadísticos tomados del INE y del Ministerio de relaciones Exteriores de Chile, correspondientes a los dibujos estadísticos que el gobierno de la concertación se ve obligado a realizar cada tanto para justificar la existencia de oficinas como la DICOEX, convertida en una agencia de turismo para burócratas de primer nivel, que tienen la "pesada tarea" de recorrer el mundo, chequeando los campeonatos de cuecas que esta oficina organiza para la colectividad en el exterior.

Existen tres fuentes que aportan datos sobre la diáspora chilena, dos de ellos corresponden al estado, -Ministerio de RR.EE y la DICOEX que esta dentro de este- y el restante, a los chilenos en el exterior. Cada colectividad  en cada país conoce no solo las frías estadísticas de los números, sino que además, conoce el espíritu en el que una vez se anidó el dolor de dejar la patria, el mismo que lo potenció para construir su nueva casa, mandar sus hijos a la escuela o la universidad, masticar la bronca cuando se lo discriminó, hinchar el pecho cuando se lo condecoró como ciudadano ejemplar, fuera de su patria, llorar de alegría por los triunfos de sus hijos/as, en la educación o el trabajo. Estos datos que no son tomados por ninguna estadística son la enjundia con la que el chileno en el exterior expresa su nacionalidad. Demás esta decir que entre las tres fuentes, ninguna es coincidente. Llamando la atención la contradicción de los datos entregados por el Ministerio de RR.EE y la DICOEX.

El trabajo mas concienzudo realizado por el estado para extraer datos de los chilenos en el exterior corresponde al censo realizado por la DICOEX en el 2004. Los antecedentes de este trabajo en la republica Argentina, - me remito a lo realizado en la Capital federal y el cono urbano bonaerense- que es el país donde reside la mayoría de los chilenos de la diáspora -600.000 aproximadamente -  fue organizado por una funcionaria de la embajada de Chile que cumple las tareas de encargada de eventos en esa repartición, junto a un grupito de chilenos  se instalaron con unas mesitas en puestos fijos de la Capital Federal, cono urbano bonaerense y alguna que otra localidad del interior, tratando de captar a los residentes chilenos. El muestreo fue mucho menos que artesanal, sin apoyo profesional ni logístico, solo con el esfuerzo de no más de 20 compatriotas que le pusieron el hombro a la tarea y pudieron aportar datos a la encuesta de DICOEX. Para poner un ejemplo, -el de mi zona- al oeste del cono urbano bonaerense, de cien familias de chilenos, solo quince fueron censados, el resto todavía hoy no sabe que se realizo un censo, mucho menos conoce sus fines y lo más lamentable, no sabe que existe DICOEX. Esto a pesar de que viajan a Chile dos o tres veces al año, en el peor de los casos, y de mantener una comunicación permanente con sus familiares en Chile, vía telefónica o por Internet, sin contar con las visitas que los familiares de Chile, realizan permanentemente a sus  parientes allende los Andes.

El estado chileno hasta hoy, nunca se preocupó por esta colectividad en sus problemas sustanciales, por que siempre la vió como una amenaza, un lugar plagado de   "upelientos" gente mala que más vale olvidar. El diseño que le dieron a la oficina que creo Lagos, la DICOEX, que tiene como director a un aristocrático funcionario de la UDI, de Apellido Concha, corresponde a un manual de actividades creadas para la domesticación y el alineamiento.  La colectividad chilena en el exterior no conoce el presupuesto asignado a esa oficina  ni de como se gastará este para socorrer a los chilenos, que según el Mercurio, en la Argentina tiene una tasa de 14.6 % de desempleo, -un dato que ni Mandrake podría verificar- , y esto, porque en la DICOEX , que es un órgano creado para los chilenos radicados en el exterior, estos no ocupan ningún lugar en las decisiones que la oficina elabora y que lo afectan, creando así un situación a la inversa de la planteada por la derecha chilena -incluida la Fundación Jaime Guzmán- que nos exige "vínculos especiales" para otorgarnos el derecho a voto. Derecho que es reclamado por el 75% de los chilenos radicados en el exterior, según datos de la misma encuesta que consulto el mercurio para este trabajo y que deliberadamente la periodista omite, con el fin de ajustar la realidad objetiva, a la verdad del Mercurio.

Nuestro relato

El más de un millón de chilenos viviendo fuera de Chile, no es solo un dato anecdótico, es más bien un registro estadístico, que dejo como huella, la trágica caída de la democracia chilena allá por 1973. Somos un pedazo grande, de ese país al que borraron de un plumazo, los criminales militares de esa época. Trabajadores y campesinos, conforman el número mas alto de desaparecidos, torturados o asesinados en manos de los genocidas de aquella junta militar encabezada por Pinochet, genocidas que curiosamente transitan libremente por las calles de este renovado Chile del siglo XXI, como si el trágico pasado en el cual participaron desatando los horrores mas grandes que registre la historia política y social chilena, no existiera.

Mas del 50% de estos chilenos fuera de Chile, son hijos paridos por el golpe de estado, la gran mayoría con un pasado militante, comprometidos con el Chile de la gloriosa Unidad Popular, un encuentro que no solamente reunía los estandartes de la izquierda chilena, sino que, era el resultado de todo el esfuerzo de organización hecho por los trabajadores, campesinos, estudiantes, profesionales e intelectuales, que saltaban a las puertas del poder político, de la mano del líder mas coherente  que haya parido la izquierda chilena, Salvador Allende. Claro que en este Chile posmoderno, globalizado y mercantil, nombrar al viejo conglomerado de la izquierda chilena o recordarlo como un hecho histórico irrefutable, resulta una verdadera aberración, un anacronismo sustancialmente peyorativo, descalificable, molesto, innecesario. Tras él,  los estigmas creados por las derechas -la genuina y la concertacionista - conforman un valuarte inexpugnable, garante del no recuerdo; del olvido conveniente, del silencio cómplice. El Chile actual, tiene otros pasados mucho más condescendiente con el presente de este nuevo milenio, donde abrevan los espíritus en el que se han construido estos nuevos sujetos sociales que hoy gobiernan la "patria nueva".

Cientos de estos esforzados exiliados han ido a parar con sus huesos al cementerio de nombre ajeno, de tierra extraña, llevándose con ellos sus recuerdos mas sentidos, aquel pretérito que guarda intacto, las palabras del presidente Allende; la voz de la Violeta, el potente canto de Víctor  Jara, los suaves y épicos poemas de Neruda., es decir, toda la impronta de una estética popular y revolucionaria que giraba en torno a esta  unidad de partidos mas auténtica que conozca la historia de la izquierda chilena, la llamada, Unidad Popular. Los hijos y nietos nacidos en el exterior aprendieron  casi de memoria el viejo y gastado grito de libertad  ¡Venceremos! Tarareado una y mil veces por aquel viejo que dejo todo en su país; padres, hermanos, hijos, su casa, el barrio, su trabajo, los compañeros. En muchos casos salio solo; sin plata, con miedo, con dolor, aturdido, ansioso y con todos sus recuerdos, esos recuerdos que trato de ordenar uno por uno con el afán de encontrar respuestas a la tragedia que se desato en Chile, aquel Chile, al que nunca más pudo volver a vivir.

La derecha política nos sigue viendo como una amenaza que embiste la subjetividad social creada por el modelo económico y la democracia en la que este se desplaza. El chileno común, hoy, esta desbordado por la estética del slogan, disparada a cada segundo por la maquinaria mediática al servicio del modelo, que inunda su ajetreo, invitándolo a consumir, lo que no puede. La propaganda consumista hace tabla raza de las posibilidades que tienen los chilenos para consumir, barre con la contradicción de los ingresos que percibe cada sector, creando en unos pocos ciudadanos de los barrios cerrados, toda la alegría prometida  al arribo de la concertación. En el otro extremo, en las poblaciones, la programación mediática incluye un mensaje cruel y absorbente dirigido a resaltar los perniciosos efectos de la pobreza. Es aquí en el epicentro de la catástasis, donde se incuba para los diseñadores del modelo económico; la violencia que padece Chile, la delincuencia que atormenta a los ciudadanos, el detestable lenguaje de lo marginal, la incultura que sonroja a las señoras de los barrios altos: Piñera, el candidato de la derecha, y uno de los grandes culpables de esta marginación, propuso no hace mucho, la militarización de las ciudades chilenas para contener esta cada vez mas incontrolable situación de violencia que genera la pobreza. Allí donde la alegría no llega, el garrote es un buen reemplazante.

Piñera y su cohorte, forman el gran obstáculo para que el estado chileno no traslade las urnas a los consulados en el exterior, para que los chilenos exiliados podamos votar, aunque el nuevo diseño del registro electoral, ha incorporado a los jóvenes al padrón de forma automática, producto de una ley, que da merito a los estrategas de la concertación, que necesitan ampliar los alcances de este derecho a los jóvenes,  cada vez mas indiferentes e impermeables a los slogan de la campaña política oficial, que los prefiere alienados a un show electoral que sigue siendo excluyente. La estrategia, deja por cierto pendiente para más adelante, el debate sobre la ampliación de esta misma ley que relaciona el voto para los chilenos en el exterior. Por ahora, siguen ocupados en transferir el poder político  a la derecha, como lo han hecho en las dos cámaras, donde la concertación de partidos por la democracia tenía la mayoría y que hoy a perdido curiosamente a manos de la derecha. Este y otros hechos  deberían quebrar la inocente mirada que tienen algunos compatriotas del exterior  en cuanto a la fidelidad de ciertos aliados del progresismo concertacionista, ya que la realidad supera largamente  a las expectativas que pretenden crear posando de defensores inclaudicables de los derechos de todo orden, incluyendo el derecho a voto para los chilenos en el exterior.

Mientras seguimos acompañando al cementerio de Paris, Buenos Aires, Sydney, o Estocolmo, los restos  de estos viejos protagonistas de un pasado que nunca dejo de ser glorioso, por  representar este los justos anhelos de una empresa emancipatoria independiente para los trabajadores de Chile y sus aliados de clase. Pasado que hoy nos sirve, para contrastar la iconografía y la estética que los procesos sociales despliegan en su desplazamiento y desarrollo y sirven para diseñar el estereotipo del sujeto que servirá como ejemplo para imitar en los colegios; las universidades, las fábricas, el campo, el socavón o la oficina. La Unidad popular dejó esta impronta de justicia para quienes la necesitaron, cultivó la solidaridad por encima de la indolencia individualista actual, puso los beneficios que genera el cobre -que es de todos los chilenos- al servicio de la investigación, la educación y la salud, cerro las puertas a la corrupción político empresarial, aumento los salarios de los trabajadores permitiendo un aumento en las partidas asignadas a las jubilaciones, dinero que nunca fue puesto en la timba financiera. Recreó las posibilidades para construir un Chile digno, forjado por aquellos que sienten genuinamente que, ¡Chile, es de  todos los chilenos!  Y no, la tramposa obviedad, de que Chile somos todos; los con derechos y los sin derechos, los que reclaman justicia y los injustos, los ricos hasta la indecencia y los pobres mas elementales. No hace falta decir entonces que muchos de los chilenos exiliados, nos sentimos compenetrados con estos valores levantados por la Unidad Popular y el compañero Salvador Allende, y nos declaramos aliados inclaudicables para con aquellos que desde el Chile mas profundo levantan nuevamente estas banderas de unidad, justicia y solidaridad.

¡Chile, es de todos los chilenos! y los chilenos en el exterior salimos al rescate de toda la historia, la de los triunfos y los fracasos,  especialmente de aquella que habla de nuestra diáspora, de su origen. No estamos dispuestos a olvidar el pasado, porque olvidando el pasado nos alejamos de la justicia y la falta de justicia promueve el resentimiento. ¡Somos chilenos! y esto no hay que explicarlo ni argumentarlo, nos sentimos comprometidos con Chile porque tenemos un vinculo permanente con nuestro país, no "especial", como lo pide Piñera y la derecha chilena,  ¡sino que permanente!.

 

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