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Cinco lutos por el sueldo mínimo

La Nación  /  Miércoles 9 de enero de 2008   

 Por Antonio Valencia, La Ligua

Muertos en el pozo de predio de La Ligua laboraban sin equipos de seguridad

Cinco jóvenes viudas, diez hijos, un recién nacido y un embarazo de seis meses lloran a los trabajadores que con su muerte desnudan las malas condiciones laborales. Otra tragedia parecida ocurrió en San Felipe y en la zona, en sequía, temen que no sea el último funeral.

Foto: El momento en que los cuerpos son rescatados. Foto: UPI Foto: UPI  

Escondida entre áridos cerros, el sector La Canela de Longotoma, pueblo vecino a La Ligua, tiene una sola larga calle que desde el lunes está tomada por el luto. Cinco obreros agrícolas, cada cual tratando de ayudar a sus respectivos colegas, encontraron la muerte al caer desmayados por el gas emanado de un balón de cinco kilos que había caído en el viejo pozo de agua San Antonio .

"No hubo gritos, llanto ni voces pidiendo auxilio. Fueron cayendo uno a uno en silencio, apenas bajaban al pozo tratando de ayudar al que antes había caído desmayado por el gas inhalado. Murieron por asfixia, ahogados en el agua", resume Eduardo Fernández, fiscal que encabeza la investigación y busca las responsabilidades que le quepan al dueño del predio, Giorgio Gandolino, en el fallecimiento de los obreros que sin medidas de seguridad y otras insuficiencias laborales encontraron una muerte que si se configura como cuasidelito de homicidio implica penas de 61 días a 3 años de privación de libertad.

Sin seguridad

"Puede haber responsabilidad laboral, civil y penal del representante legal", dice Fernández a la espera del informe de la Inspección del Trabajo que, hasta ayer, si bien constataba la existencia de contratos por el sueldo mínimo y pago regular de cotizaciones, también arrojaba la inexistencia del libro de asistencia y del reglamento de seguridad que debe estar a disposición de sus operarios. Tampoco había arneses, cascos ni -si se trabaja con gas u otros tóxicos- máscaras que sí utilizaron los bomberos para rescatar los cuerpos que flotaban sobre metro y medio de agua.

Desconsuelo

En las 29 hectáreas del predio Las Pataguas había ocho trabajadores. Cinco murieron. "Y pudieron ser seis si es que un paramédico no frena a otro", dice el fiscal. "Ese era el Pichincho", relatan los obreros que van quedando. "También frenaron a otro que quería meterse a sacarlos", dice uno de los familiares que no pueden creer lo que pasó.

Tampoco hallan explicación los trabajadores sobrevivientes. "A mí me fueron a buscar para ayudar y no estaba en la casa, era tarde, pasadas las siete y media a ocho", cuenta Pedro Villalobos, quien señala que Luis Pérez -de 30 años cumplidos un día antes de su muerte, un hijo de cuatro años y una bebita de mes y medio- y Juan Urra, de 43 años y cuatro hijos, eran operarios de riego y que no era la primera vez que instalaban bombas para sacar agua de los pozos. "Era parte de su trabajo. La otra vez instalamos uno juntos", dice.

Pero Olivia Aros, madre de Luis Pérez, no perdona. "Los del predio son responsables. No tenían medidas de seguridad, el pozo no tenía tapa y mi hijo no debía estar trabajando a esa hora de la tarde", reclama y agrega, con desconsuelo, que el sueldo mínimo que les pagaban a los obreros no taparán las deudas ni el dolor.

Claudio Osses, uno de los tres rondines que murieron tratando de rescatar a Pérez y Urra, tenía 29 años, tres hijos pequeños y un cuarto en camino: su compañera tiene seis meses de embarazo. Jorge Silva también tenía 29 años, dos hijos, y murió junto a su cuñado, Ramón Martínez, de 32 años. Es decir, la joven viuda de Silva perdió además a su hermano. Doble luto.

La administración del predio se acercó a los familiares de los trabajadores -ligados a la faena desde 1995, uno, y a partir de 2001 los demás), pagó los servicios funerarios y está haciendo los arreglos para costear un mausoleo para los cuatro de Longotoma y el quinto de la vecina Villa Hermosa. "Vamos a ayudar a las viudas y sus hijos", aseguran en la hacienda. El resto, claro, lo diría la fiscalía.

CONDOLENCIAS

La Presidenta hizo llegar sus condolencias a la familia de las víctimas a través de una declaración pública, donde solicita al ministro del Trabajo que represente al Gobierno en los funerales.

 

 

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