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Centros Chilenos en el Exterior

Hillary Rodham Clinton

Estimado Amigo:

Parafraseando a Carlos Marx, el socialismo es el opio de los intelectuales. Su concepto de medicina popular es más de lo mismo. Así como actualmente sucede en Canadá y Gran Bretaña, esto conduciría inevitablemente a que los gobiernos financien abortos.

Steven Mosher
Presidente



Karl Mark y Freidrich Engels:
Intelectuales revolucionarios, creadores del socialismo, y padres espirituales de HillaryCare.

En 1993 Hillary Rodham Clinton, Primera Dama de los Estados Unidos por ese entonces, tuvo un plan para revolucionar la asistencia médica en su país. Para lograrlo, su esposo Bill la nombró presidenta de “Grupo de Trabajo de la Reforma Nacional de Asistencia Médica”, un nivel de poder oficial sin precedente hasta el momento otorgado a ninguna otra Primera Dama.

El plan de la Sra. Clinton era drástico: el gobierno de los Estados Unidos otorgaría seguro de salud para todos. Aquellos quienes no pudiesen pagar podrían tener sus primas de seguro subvencionadas por el gobierno. En otras palabras, quienes pagaríamos eso sería el resto de los contribuyentes.

La meta de esta gran maniobra era eliminar la inseguridad social de millones de norteamericanos. Para ser justos, probablemente esto podría haber cumplido esa meta, aunque a un precio exorbitante para los contribuyentes y sus derechos. Esto también podría haber eliminado la gratuidad de las clínicas, los servicios médicos provistos sin costo para los indigentes en los miles de hospitales del condado alrededor de los Estados Unidos, e incontables actividades de caridad para ayudas individuales en privado.

Los conservadores inclusive duplicaron la medida “HillaryCare” y declararon que también se podría subvencionar las medicinas. Los liberales no la calificaron como un atentado a la libertad de escoger algunos proveedores, pero un buen número de ellos cree que podría ser seriamente acortada esa libertad. Los pro-vida vieron que se trataba de un caballo de Troya dirigido a la introducción de financiamiento de abortos mediante dinero de los contribuyentes, y el medio por el cual todos los médicos podrían realizar abortos o referirlos a otro médico.

Estos grupos reunieron fuerzas en el pasado para atacar el primer plan de Hillary (HillaryCare 1.0). Tan fuerte fue la resistencia colectiva que pusieron que acabó no sólo con HillaryCare 1.0, dándole una muerte política ignominiosa, sino que a través de esta lucha los Republicanos obtuvieron el impulso que necesitaban para regresar al Congreso y eventualmente a la Casa Blanca.

Ha pasado más de una década y ahora Hillary está en carrera en una agresiva campaña por convertirse en la primera Presidente mujer de los Estados Unidos. Una vez más, la asistencia social del gobierno está como primer punto de su agenda. ¿En qué difiere el programa HillaryCare 2.0, tal como viene siendo llamado, de la versión anterior?

La señora Clinton dice que usa las “cicatrices” de su desastroso plan de asistencia médica de 1993 como una distinción de honor. Dice haber aprendido mucho de sus errores. Ha adoptado una retórica de “escoger”, y habla de poner “al consumidor al mando”. Sin embargo, la realidad es que HillaryCare 2.0 es el mismo viejo plan.

Si se adopta, el plan mantendría al seguro de salud como obligatorio para todos los ciudadanos estadounidenses. Destruiría la legítima competencia que mantiene los precios del seguro relativamente bajos. Y, si Hillary triunfa en las elecciones, abriría la puerta del financiamiento de todo tipo de aborto por parte del gobierno.

Lo más importante es que costará mucho más de lo que cuesta actualmente. Hillary dice que $110 mil millones, pero seguramente esta cifra es un estimado bruto. ¿De dónde vendrá el dinero para esta nueva iniciativa Clintoniana? La respuesta salta por sí sola: de los bolsillos de los norteamericanos de clase media, por supuesto.

No hay más que ver a Gran Bretaña, la cual ha tenido centralizada los servicios de salud desde 1947, entendiendo que es donde Hillary 2.0 nos llevaría. El Servicio Nacional de Salud es costoso e ineficiente, caracterizados por largos períodos de espera y tratamientos anticuados.

Mucho más importante, desde el punto de vista del PRI, es el peligro que este nuevo plan podría representar para la vida. Hillary es abiertamente pro-aborto. Un eventual sistema de asistencia médica gubernamental en sus manos ciertamente podría significar un desastre para los bebés y pondría un gran peso en la conciencia de los médicos y farmacéuticos para que colaboren con los abortos.


El Servicio Nacional de Salud es costoso e ineficiente, caracterizados por largos períodos de espera y tratamientos anticuados.

Greg Clovis, quien encabeza Family Life International-UK., organización hermana del PRI en Londres, opina sobre este asunto: “El plan de seguro del gobierno Británico financia alrededor del 80% de los abortos que se realizan en el país, además paga por los servicios de operaciones de cambio de sexo. El Servicio Médico abortista de Gran Bretaña realiza la mayoría de abortos que del país”.

Si “HillaryCare” llega a ser ley, no habrá razones para creer que en Estados Unidos no suceda lo mismo. Ciertamente no es secreto el firme apoyo de Hillary a los “derechos reproductivos” y su intención de incluir ciertos “derechos” en cualquier legislación que presente, incluso en asistencia médica. Lo que la misma Hillary le dijo al jefe de la Planned Parenthood aquí en Washington D.C. es que los estadounidenses necesitan “incluir … asuntos relacionados a la salud reproductiva en cualquier debate acerca de la reforma de asistencia médica… cambiar las leyes y cambiar las posturas aquí en Washington, así que efectivamente puedes hacer el trabajo que tratas de hacer y hacerlo bien”.

Esta es un programa de asistencia médica basada en una agenda, no un programa basado en la libertad de escoger. Aquellos que se preocupan por los asuntos relacionados a la vida humana deberían oponerse a este programa.

Colin Mason es el Director para la Producción de Comunicaciones del PRI

Steve Mosher es el Presidente del Instituto de Investigación en Población (Population Research Institute), una organización sin fines de lucro dedicada a desmontar la falacia de la sobrepoblación en el mundo.
(c) 2007 Population Research Institute.
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