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El cobre semana al rojo

El cobre semana al rojo

El conflicto entre Codelco y los contratistas

La intervención de autoridades y dirigentes políticos, y el compromiso de los trabajadores de terminar con los actos violentos, permitieron sacar del congelador el diálogo de la cuprífera estatal y sus trabajadores externos. Sin embargo, todavía hay aspectos que traban una solución definitiva.

Nación Domingo

Por Javier Rebolledo

1.- Las últimas negociaciones

Tres han sido los puntos más conflictivos en la mesa de negociación que Codelco y la Confederación de Trabajadores del Cobre (CTC), que agrupa a los subcontratistas, instalada desde el jueves en las oficinas de la compañía en calle Teatinos: el monto del bono de producción (se habla de unos 500 mil pesos anuales, pese a que la empresa aún no entrega una propuesta formal), el pago de los días no trabajados durante la huelga (que se haría a través de un “descuento blando”, es decir, recuperando las horas no trabajadas) y los despidos, tema que, según Codelco, escapa a sus atribuciones.

En los restantes nueve puntos planteados por la confederación, que incluyen extender a los contratistas los beneficios en salud, seguro de vida, vivienda y educación, fuentes de Codelco informaron este sábado que se había llegado a un acuerdo en todos ellos.

Aparte de esta negociación se formó otra mesa paralela entre la empresa y el Sindicato Interempresa Nacional de Trabajadores de Montaje Industrial, que reúne a unos 8.500 contratistas, junto a otros 11 sindicatos de contratistas, principalmente los que prestan servicios a El Teniente (con casi tres mil socios) que no se sienten representados por la CTC. Sus demandas, en todo caso, son muy parecidas a las que se negocian en Teatinos.


2.- El problema llega a La Moneda

Desde que el 25 de junio Codelco entregó a los medios de comunicación las imágenes donde aparecían seis buses quemados por sus empleados contratistas, el ambiente cada vez se volvió más tenso.

A la semana siguiente estalló el enfrentamiento entre la ministra de Minería, Karen Poniachik, quien se resistía a favorecer un aumento de costos –debido a su cargo es la presidenta del directorio de Codelco–, y el titular del Trabajo, Osvaldo Andrade, más proclive a acoger algunas de las demandas de los contratistas. Finalmente, el Gobierno optó porque ambos se marginaran del tema y que los trabajadores negociaran con la empresa sin intervención. Pero esa salida sólo trajo más tensión. Una frágil mesa de negociación fue congelada por Codelco después de la toma violenta de la división El Salvador, que fue paralizada completamente, y los incidentes ocurridos en El Teniente y la División Andina.

Sin embargo, la presión desde distintos sectores políticos terminó por debilitar la posición de la cuprífera. El martes, diputados de distintas bancadas criticaron la intransigencia de la empresa, y, acto seguido, la Conferencia Episcopal señaló que las movilizaciones se debían a la “inequidad” existente en el país. Igual de significativa fue la reunión, al día siguiente, del líder de la CTC, Cristián Cuevas, con la presidenta de la DC, Soledad Alvear, correligionaria del vicepresidente ejecutivo de la compañía, José Pablo Arellano.

Ese día, Cuevas señaló incluso que había recibido una llamada desde Codelco “para informarnos que la cuprífera tenía el mandato presidencial de reabrir las negociaciones”.

Otro llamado de alerta llegó el jueves, cuando el ministro del Interior, Belisario Velasco, afirmó –poco antes de la primera reunión entre el equipo negociador de la cuprífera y los contratistas– que esperaba que se llegara a una solución, y pidió a Codelco que “demostrara con hechos” su flexibilidad.

Esta visión, sin embargo, es matizada por la corporación, que, aunque afirma que el acercamiento efectivamente vino de parte de los senadores, se trató sólo de una mediación. “Nosotros señalamos que sólo nos sentaríamos a conversar si se deponían las acciones violentas, y ellos aceptaron”, apuntan en la empresa.


3.- Subcontratación a la pizarra

Durante las últimas dos semanas, la Dirección del Trabajo (DT) temió que Codelco buscase objetar la fiscalización que esta repartición lleva a cabo en todas las divisiones de la cuprífera, y que busca determinar cuántos trabajadores se encuentran bajo el régimen de suministro, como se conoce a aquellos que tienen relación de dependencia y subordinación directa con la empresa a la que prestan servicios.

La principal inquietud era que Codelco actuara interponiendo recursos de protección que cuestionaran las facultades de la DT para pronunciarse sobre los contratos. Se trata de la acción más “agresiva” que puede tomar una compañía en contra de los órganos encargados de hacer valer la Ley de Subcontratación, y es el camino que han seguido empresas como Lucchetti, ABC y Tricot, con fallos para un lado y otro por parte de la Corte de Apelaciones. Sin embargo, de los nueve recursos que han llegado a la Corte Suprema, esta instancia ha dado la razón a las empresas en siete ocasiones.

La directora del Trabajo, Patricia Silva, se reunió el 11 de julio con el presidente de la Suprema, Enrique Tapia, para plantearle su preocupación. “Contrariamente a lo que apareció en la prensa, el magistrado no se mostró contrario a lo que le planteé. Le conté que tenemos cerca de 148 mil comparendos de conciliación al año, donde la DT actúa prejudicialmente. Y si no fuera así, esto pasaría directamente a tribunales”.

Respecto de este escenario y los cuestionamientos a la función de la DT, Silva considera que, tal como señaló la Presidenta Bachelet, las empresas estatales deben ser las primeras en aceptar la normativa. “Lo que pasa es que la Ley de Subcontratación es clarita y nuestro proceso de fiscalización apunta a su médula, que es terminar con el suministro permanente. Entonces, a través de los recursos de protección se dice que la Dirección [del Trabajo] no tiene facultades, haciendo que la ley pierda toda eficacia”.

La amenaza de que Codelco tomara dicho camino, sin embargo, se diluyó en la última propuesta de la cuprífera a los contratistas, expresada el sábado 14 de julio. Ésta señala expresamente que “Codelco manifiesta su disposición de respetar el proceso llevado a cabo por la Dirección del Trabajo y manifiesta su irrestricto respeto al cumplimiento de la ley”.


4.- Trabajadores en conflicto

Pese al apoyo inicial que los empleados de Codelco, agrupados en la Federación de Trabajadores del Cobre (FTC), dieron a las demandas de los subcontratistas, actualmente ambas organizaciones están divididas. La FTC, presidida por Raimundo Espinoza, fue la que solicitó a la DT la fiscalización para determinar el nivel de suministro al interior de Codelco, pero las acciones violentas por parte de los contratistas terminaron por separarlos.

Algunos involucrados, sin embargo, apuntan a otra causa de las diferencias. La actual confederación conducida por Cristián Cuevas (PC) tomó forma 20 días antes del inicio de los paros, luego de un cónclave de contratistas en Machalí. Antes estaban organizados sólo como una coordinadora y carecían de amparo legal para negociar. Ahora, la CTC afirma reunir cerca de 12 mil socios, casi la misma cantidad que los 14.700 de la FTC. Codelco, no obstante, señala que la adhesión real a Cuevas no supera los tres mil trabajadores.

“Hay mucha contrainformación. Desde siempre los trabajadores de Codelco se han considerado superiores al resto. De hecho, en El Teniente, ellos son llamados ‘los tenientes’ y hasta comen en lugares distintos. Existe temor a que la integración de los contratistas congele sus posibilidades de mejorar”, acusa el asesor de la CTC, Joaquín Silva.

Por otro lado, el presidente del Sindicato de Integración Laboral de la División Andina (afiliado a FTC), Sergio Flores, destaca que el discurso de Cuevas no busca integrar a los trabajadores, como indica la Ley de Subcontratación: “La razón es muy simple. Si esto sucede, en gran medida le resta poder a la confederación que acaba de formar. Son menos socios para su sindicato”. LND

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